Mercado negro en ferias y altos precios en farmacias: los protectores solares en el inicio del verano

De la venta clandestina a las cadenas: aquí, un relevamiento de El País sobre las pantallas solares, los costos de fabricación y los proyectos de ley que fracasaron para intentar eliminar impuestos a este producto necesario.

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Protector solar
Mujer se aplica protector solar.
Foto: Estefanía Leal.

Hoy a las 6.20 empieza formalmente el verano pero el sol ya golpea con fuerza hace semanas: protegerse de sus efectos no parece ser una opción, sino más bien una necesidad. Uruguay ostenta un preocupante récord en América Latina: es el país con la mayor incidencia de cáncer de piel, y se encuentra entre los primeros a nivel mundial. Cada año, más de 3.100 personas son diagnosticadas con esta enfermedad, y 140 pierden la vida, según datos del Instituto Nacional del Cáncer (INCA).

A pesar de las cifras, acceder a un aliado clave en la prevención, el protector solar, sigue siendo todo un desafío. Los precios elevados, la burocracia en el sistema de salud para obtenerlo y el fracaso de iniciativas legislativas que buscaban eliminar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) sobre este producto reflejan un panorama complejo.

Aunque el protector solar es un insumo médico, en la práctica su uso está limitado a quienes tienen la información -y los recursos- necesarios.

En una recorrida por la feria de Piedras Blancas, un jueves de diciembre, El País constató que un frasco de protector solar Dermaglós Factor 40 de 250 ml se vende a 450 pesos. El detalle: proviene del mercado clandestino, aparentemente sin garantías sanitarias, aunque los envases están sellados. En las principales farmacias de Montevideo, el mismo producto alcanza los 957 pesos y, en algunos casos, los 890 pesos.

Feria de Piedras Blancas.
Venta clandestina en la feria de Piedras Blancas.

La Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) entrega el mismo protector, el Dermaglós Factor 40 de 250 ml, de forma gratuita pero con restricciones: solo se otorgan por indicación de un especialista, como un dermatólogo, y están limitados a un envase por mes, por usuario, durante todo el año. La gran interrogante, claro, es cuántos usuarios lo piden.

Las mutualistas lo ofrecen al precio del ticket de medicamento. En algunos casos dan dos productos por usuario al año y solo algunas especialidades como dermatología, oncología y pediatría lo pueden recetar; aunque la reglamentación del Ministerio de Salud Pública (MSP) habilita a que cualquier médico lo pueda recetar. El mismo producto, Dermaglós Factor 40 pero en presentación de 180 ml, se vende a 356 pesos en una mutualista y a 394 en otra, por poner dos ejemplos relevados por El País.

Mabel, de 52 años, debe recurrir a la feria. Vive en La Unión y trabaja al aire libre, expuesta al sol durante gran parte del día. “El protector que venden en la farmacia de mi barrio es impagable, y te hablo de 8 de octubre. Tengo que buscar opciones en las ferias, como con otros medicamentos”, cuenta mientras revisa la fecha de las etiquetas de un puesto ambulante. Ella es usuaria de ASSE pero dice que encontrar protector es una lotería, y en su familia hay varios casos de cáncer de piel. “Yo me cuido, porque tengo muchos lunares y cada vez más manchas”, explica.

Además de Dermaglós, otra marca que se ve en la feria es Hawaiian Tropic. Está en muchas variantes: con protección de 30, 40, 50, y hasta bloqueadores de factor 80. Estos vienen de Brasil, de hecho algunos frascos están en portugués y se ven en los puestos donde hay café y productos de higiene personal como pasta de diente, jabones y desodorantes.

Hawaiian Tropic es una marca que está legitimada por los compradores. “Y la gente compra ahora que se viene el calor; no hay calor, no vendo”, dice un feriante. “Fijate que hace una semana liquidé lo que me quedaban del verano pasado, todavía no empezó fuerte el calor”, relata Carlos. Él ofrece muchas variantes de Hawaiian Tropic, hasta para bebés, todos al mismo precio de 500 pesos, mientras en una farmacia oscilan entre 1115 y 967 pesos.

Los protectores de la marca Dermaglós se ven más en los puestos que venden medicamentos. Mezclados entre ansiolíticos, antibióticos y anticonceptivos, destacan las botellas azules de protector solar. Según los propios vendedores, vienen de Argentina y en esta época “vuelan; la gente los compra para los niños”, opina una vendedora de Piedras Blancas, quien asegura que las personas mayores no los usan.

Feria de Piedras Blancas.
Venta de medicamentos en feria.

Mabel resume el problema del acceso al protector solar con una pregunta que interpela a las autoridades: “Si el sol nos pega a todos, ¿por qué no todos podemos tener protector solar? Yo no puedo ir a la farmacia a pagar mil y pico de pesos, porque el que compré en la feria o me dieron en el hospital se me terminó”, dice la señora que se gana la vida trabajando en un puesto de panchos.

El control de la venta de estos productos y las inspecciones en las ferias le corresponde al MSP y a la Intendencia de Montevideo (IMM), pero ambos organismos no respondieron las insistentes consultas de El País.

¿Cómo se explica que un producto esencial para la salud no sea más accesible? La respuesta es algo enredada. Detrás de los precios elevados también está la complejidad de su fabricación. Los protectores solares requieren tecnología avanzada para garantizar su efectividad y seguridad.

Feriante:

“Está más barato que en la farmacia”

Cuando se pregunta el precio de un protector solar en una feria, los puesteros parecen tener ensayada una misma respuesta: “Ya le digo, pero está seguro mucho más barato que en un súper o en la farmacia”.

En Piedras Blancas, una de las ferias más grandes de Montevideo, que se realiza los jueves y domingos de cada semana, los protectores solares están tanto en pequeños puestos de venta clandestina de medicamentos, como en otros puestos con varias personas ateniendo, donde se vende café, yerba, productos de higiene personal y limpieza para el hogar.

La fabricación

“La materia prima de los protectores solares es cara”, señala Alejandro Gold, integrante de la Cámara Uruguaya de Perfumería, Cosmética y Artículos de Tocador (Cupcat), quien dice que este es el primer eslabón que encarece el producto final. En Uruguay, la situación se agrava debido a que pocos fabricantes importan estos insumos. “Conseguir materia prima se hace todavía más caro porque los importadores traen justo para la temporada”, detalla. Además, el mercado local, pequeño y estacional, no favorece economías de escala. “En invierno prácticamente no se vende, y las ventas se concentran en noviembre y diciembre”, agrega.

Protector solar
Aplicación de pantalla solar.
Foto: Freepik.

Otro factor que influye en los costos es el modelo de negocio de las grandes cadenas y farmacias. Según Gold, muchas multinacionales trabajan bajo acuerdos de consignación, es decir, los productos no vendidos son devueltos al final de la temporada.

A pesar de estas dificultades, existen protectores solares nacionales a precios más accesibles, como Calypso, fabricado por el laboratorio en el que trabaja Gold. Este producto se vende principalmente en el sector industrial, como construcción y agro, donde el protector solar es considerado un insumo de seguridad. “Compran protectores en envases grandes, de uno o dos kilos, que rinden mucho más”, explica.

Un kilo de este protector nacional Factor 30 al público está a 1.433 pesos. Pero no es de fácil acceso en farmacias, se puede conseguir alguna presentación de 180 gramos a 529 pesos en droguerías.

La preocupación por los efectos nocivos de la exposición al sol y la falta de acceso a productos de protección solar han llevado a varios legisladores a presentar iniciativas que, hasta ahora, no han prosperado.

El diputado Rodrigo Goñi, del Partido Nacional, redactó en 2022 un proyecto de ley para eliminar el IVA a los protectores solares. En el texto, el legislador argumenta: “Urge adoptar otras medidas tributarias para facilitar el acceso a la población de productos de salud para la protección solar”. Este proyecto fue aprobado en Diputados y, por ser un tema impositivo, la decisión es del Poder Ejecutivo. De hecho, la cámara solicitó al Ministerio de Economía que “evalúe” la exoneración del impuesto. Pero el gobierno no lo aplicó.

Por su parte, el diputado frenteamplista Enzo Malán presentó un proyecto más amplio que busca establecer medidas de prevención, protección y control para reducir los daños de la exposición solar. Entre sus disposiciones, se incluye la elaboración de un Plan Nacional Integral a cargo del MSP y la creación de una Comisión Honoraria Asesora que apoye la implementación de políticas públicas.

Sesion sin cuorum de la Asablea General por Ley de Medios
Cámara de Diputados.
Foto: Estefanía Leal

El proyecto de Malán también aborda la educación como una herramienta clave. Exige que los centros educativos cuenten con áreas protegidas de radiación UV para actividades al aire libre.

Además, prohíbe cualquier publicidad que sugiera que las camas solares tienen efectos curativos o beneficiosos para la salud. También establece la obligatoriedad de incluir advertencias sobre los riesgos de los rayos UV en dichos aparatos.

La exoneración del IVA a protectores solares sigue siendo un objetivo no alcanzado, y para algunos profesionales como el doctor Robinson Rodríguez, presidente de la Comisión Honoraria de Lucha Contra el Cáncer y director del INCA, sería clave su aplicación.

Para Rodríguez estas medidas legislativas tienen que ser vistas como parte de un paquete para reducir la mortalidad por cáncer de piel. “Es un producto caro y no todos pueden acceder a él”, advirtió.

El especialista enfatizó la necesidad de campañas educativas permanentes “La prevención no puede ser algo puntual, tiene que estar presente todo el año”, insistió Rodríguez, convencido de que solo con una combinación de educación, accesibilidad y políticas públicas efectivas se podrá enfrentar el tema del cáncer de piel en Uruguay.

Efecto acumulativo.

Estamos en una zona de mucha radiación solar

La playa Ramírez en enero
Playa de Montevideo.
Marcelo Bonjour/Archivo El Pais

La radiación solar tiene un efecto acumulativo, y el daño que se recibe durante la infancia y adolescencia es especialmente significativo. La dermatóloga Analía Guerra, secretaria de la Comisión Directiva de la Sociedad Dermatológica del Uruguay, dice que la exposición prolongada al sol daña el ADN de las células de la piel: “El cuerpo tiene mecanismos para reparar estas mutaciones, pero si no se controlan, pueden desencadenar en cáncer”. Y agrega: “Estamos en una zona del planeta con radiación solar intensa y, además, nuestra población tiene características genéticas que incrementan el riesgo: somos de piel clara, los más ‘europeos’ de América Latina”, señala Guerra. A esto se suma un factor cultural: “El uruguayo buscar el bronceado.”

Los efectos de una mayor sensibilización tardan en reflejarse en los índices. “Lo que vemos ahora son los daños acumulados en generaciones que pasaron su infancia y adolescencia bajo el sol sin protección, incluso quemándose hasta generar ampollas”, explica.

Primeros en América

El cáncer de piel es un tema de creciente preocupación. A nivel mundial el cáncer de piel ocupa el cuarto lugar en frecuencia, pero en Uruguay es el más común. “Se diagnostican alrededor de 17.000 casos de cáncer cada año en el país, de los cuales entre 3.000 y 3.200 son de piel”, señala Rodríguez.

Mujer se aplica protector solar.
Mujer se aplica protector solar en la playa.
Foto: Estefanía Leal.

El cáncer de piel ha ido en aumento en los últimos años. Rodríguez detalla que se divide en dos categorías: el melanoma y los cánceres no melanoma. “Los no melanomas, como el basocelular y el espinocelular, son los más comunes y suelen afectar a personas de mayor edad, especialmente aquellas con una alta exposición solar”, explica. Estos tipos de cáncer, aunque frecuentes, suelen ser menos graves que el melanoma, que es más agresivo. Según Rodríguez, es responsable de alrededor de 245 casos anuales en Uruguay, y su diagnóstico temprano es crucial, ya que este tipo de cáncer puede diseminarse rápidamente a otros órganos, como los pulmones, el hígado, los huesos y el cerebro.

En un país donde el sol brilla con intensidad durante gran parte del año, la protección solar sigue siendo un tema pendiente en la agenda de salud pública. La doctora Analía Guerra, dermatóloga y miembro del colectivo de Dermatología Comunitaria del Uruguay, lo deja bien claro: “El principal problema es que la protección solar no se percibe como una prioridad. Hay una gran falta de información, acceso y conciencia sobre su importancia”.

A pesar de tener altos índices de radiación ultravioleta, Uruguay carece de una política integral que facilite el acceso a protectores solares. “En nuestro país, los protectores son considerados cosméticos, lo que los hace inaccesibles para muchas personas por su alto costo. En otros lugares, como Australia, son catalogados como medicamentos y, por lo tanto, están subvencionados”, explica Guerra, la dermatóloga.

Dia de calor en Montevideo
Mujeres en playa de Montevideo.
Francisco Flores/Archivo El Pais

La diferencia no es menor: mientras que en Uruguay los protectores solares pueden superar los 1000 pesos, en otros países su precio es considerablemente menor gracias a las políticas de subsidio.

La situación se agrava con la falta de infraestructura en espacios públicos y educativos. “No hay suficientes lugares con sombra ni una cultura de su promoción. Es común ver escuelas sin áreas sombreadas adecuadas y niños expuestos al sol sin la debida protección”, afirma la dermatóloga. Además, el uso de sombreros o ropa adecuada sigue siendo escaso en la población, especialmente en las actividades al aire libre.

La educación juega un papel crucial. Guerra enfatiza la necesidad de incluir contenidos sobre protección solar en los programas escolares. “Es vital que desde pequeños aprendan sobre los riesgos. Sin esa base, es difícil cambiar hábitos más adelante”, alerta.

El diagnóstico tardío de enfermedades como el cáncer de piel también es una preocupación. “La dermatología no está suficientemente descentralizada. Las personas que viven en el interior del país tienen menos acceso a especialistas, lo que retrasa la detección de patologías graves”, señala Guerra.

Pero aún en Montevideo, conseguir una consulta con estos especialistas en el sistema de salud puede ser una odisea. En las mutualistas muchas veces no hay horas disponibles. “No es que falten dermatólogos, es que el sistema no prioriza estas consultas preventivas”, explica un médico de una mutualista capitalina que prefiere no dar su nombre. De hecho, se reciben unos 10 dermatólgos por año.

El País consultó por este tema a la Coordinadora Nacional de Instituciones de Asistencia Médica Colectiva pero no obtuvo respuesta de sus voceros.

Para revertir esta situación en Uruguay, el colectivo de Dermatología Comunitaria aboga por un abordaje integral. “Necesitamos que los protectores sean accesibles para toda la población, que haya más campañas de concientización y que se mejore la infraestructura en espacios públicos”, concluye la dermatóloga Guerra, “pero sobre todo se requiere una voluntad política para impulsar estos cambios”. Por ahora los proyectos de ley que buscaban mejorar el acceso descansan en algún cajón del Palacio Legislativo. Y las ferias siguen vendiendo los productos en forma clandestina, sin demasiados controles.

Chequeo de lunares.

El “abecedario” para detectar Cáncer de piel

El doctor Robinson Rodríguez, presidente de la Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer y director del Instituto Nacional del Cáncer, dice que para identificar posibles signos de melanoma, el tipo de cáncer de piel más mortal, hay un “abecedario” de características clave que deben alertar a las personas.

Chequeo de lunares.
Chequeo de lunares.
Foto: L'oreal - La Roche-Posay

Entre ellas: asimetría en la forma de un lunar, bordes irregulares, variación en los colores y un diámetro mayor a cinco milímetros. “Cualquier cambio en un lunar preexistente, o la aparición de uno nuevo que muestre estas características, debe ser evaluado por un dermatólogo”, advierte. Aunque el melanoma es menos frecuente que el cáncer no melanoma, es más letal.

En cuanto a los tratamientos, Rodríguez explica que los cánceres de piel no melanoma generalmente se tratan con cirugía, con un margen de seguridad más pequeño que el que se necesita para el melanoma. Sin embargo, el melanoma requiere un tratamiento más exhaustivo, que incluye la cirugía para extirpar el tumor y, en algunos casos, la radioterapia y la quimioterapia, dependiendo del estadio y la ubicación de la lesión. Además, el uso del “ganglio centinela” es común para determinar si el cáncer se ha diseminado a los ganglios linfáticos.

A pesar de los avances en la detección y el tratamiento del cáncer de piel, Rodríguez también destacó la importancia de la prevención, especialmente en jóvenes. “El daño solar se acumula con el tiempo, y el 80% del daño que sufre nuestra piel se produce antes de los 18 años”, explica. Rodríguez también hace hincapié en la importancia de la salud de la piel. “Mantenerse hidratado es esencial para prevenir el daño de la piel, especialmente durante la exposición al sol”, indica el experto. La correcta hidratación ayuda a proteger la piel de los efectos negativos de la radiación ultravioleta.

Ciertas zonas del cuerpo, como la cabeza y la nariz, son las más propensas a desarrollar cáncer de piel debido a la constante exposición a los rayos solares. Estos casos se dan más en hombres, que en mujeres, sobre todo en aquellos como los trabajadores rurales o de la construcción, que estuvieron expuestos al sol por muchos años, sin la protección adecuada.

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