La ciudad que dijo basta: qué hay detrás de la bala perdida que recibió Valentina en Durazno

El caso de la joven de 20 años que sigue internada fue "la gota que derramó el vaso" y provocó una enorme e inédita movilización en reclamo de justicia y más seguridad. Una crónica desde Durazno.

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Ciudad de Durazno.
Ciudad de Durazno.
Foto: Leonardo Mainé.

Hay ciudades uruguayas donde los apodos van de abuelos a nietos y, al igual que muchos apellidos, son una señal de que “acá nos conocemos todos”. Capitales departamentales a las que los propios habitantes les dicen “el pueblo”, y donde cualquiera que no sea de ahí y camine buscando alguna calle, encontrará de sobra personas que lo guíen. Así es Durazno, con cerca de 35.000 habitantes, muy relacionada a los festivales de música popular y ciudad a la que Fructuoso Rivera le dio relevancia cuando el territorio oriental estaba ocupado por los portugueses. Con algunas casas con rejas en sus ventanas, bicicletas paradas sin candado en las entradas de los almacenes, y muy pocos edificios bajos. Canteros impecables con flores coloridas, estacionamiento tarifado en el centro, cuidacoches y semáforos.

El 24 de diciembre por la noche la tranquilidad de este pueblo fue sacudida por el zumbido de una bala perdida que le atravesó la cara a Valentina Lapaz de 20 años, mientras esperaba con sus amigas en la puerta de un baile. Es una herida abierta, que todavía sangra en este pueblo. Para algunos, una desgracia enorme; otros dicen que es señal de que “nadie está libre de nada” y hay quienes creen que dentro de todo se dio un “milagro”, por cómo la bala no afectó un órgano vital. El intendente Carmelo Vidalín dice que este hecho puntual ha dolido y mucho. “Lo lamentamos profundamente, porque se trata de una persona de una familia muy querida, sobre todo sus abuelos”, afirma.

El jefe de Policía de Durazno, Germán Suárez, adjudica el hecho a efectos residuales del microtráfico de drogas: un efecto indirecto. “Pero los hechos de violencia no están todos relacionados directamente con la droga. Hay otras razones. Tenés muchos privados de libertad que recuperan su libertad y que muchas veces llegan a su casa y se encuentran con que su familia está ocupada por otro hombre. Ese factor acá en Durazno se da mucho”.

Miles de personas se movilizaron el jueves 28 de diciembre en la ciudad en reclamo de mayor seguridad. Caminaron rumbo a la jefatura de Policía, en lo que medios locales como el programa Alternativa de Radio Durazno califican de un hecho único en la ciudad e histórico. Tampoco hay demasiados antecedentes en otras partes del país. Al encontrarse con el jefe de Policía, los gritos de la gente pidiendo justicia se hicieron más fuertes. Suárez le respondió a los vecinos: “Lamentablemente no pudimos evitar esta mierda, pero nos hubiese gustado”.

Calles de la ciudad de Durazno.
Calles de la ciudad de Durazno.
Foto: Leonardo Mainé.

El pasado jueves el ministro del Interior, Nicolás Martinelli recorrió Durazno, para asesorarse de forma directa y conocer lo que está pasando. Se reunió con el jefe de Policía y además recorrió los barrios humildes de Durazno, en los cuales se generan más hechos violentos y la Policía los tiene catalogados como “zonas calientes”. Martinelli dice a El País que respalda en un 100% al accionar del jefe y que cree que se viene haciendo un muy buen trabajo en este departamento.

Hasta el momento hay una persona en prisión por el caso. El imputado es un hombre de 27 años al que se formalizó por tentativa de homicidio, porte de armas y porte de armas en lugares públicos. El hombre deberá cumplir prisión preventiva durante 180 días mientras que se desarrolla la investigación. Se llevaron a cabo seis allanamientos por este hecho y se detuvo a varias personas.

Testimonio

La joven por la que se movilizó todo Durazno

Valentina Lapaz, de 20 años, dice que todo es muy fuerte para ella, “que hay mucha cosa para hablar” sobre el tema de la seguridad en su departamento, pero que le gustaría tener un poco de distancia del hecho para dar más elementos concretos. Cuenta que últimamente se dan hechos violentos en los bailes multitudinarios. Asegura que en otros bailes se han dado disparos, que el de ella no es el primer caso de herido de bala. “La gente ya está cansada de no poder salir a divertirse”, dice a El País.

Valentina Lapaz.
Valentina Lapaz.

Valentina se recupera en un sanatorio de Montevideo y está a la espera de una operación de reconstrucción de paladar, por donde atravesó la bala. Salió del CTI el lunes y El País se contactó con ella por mensajes de WhatsApp. Valentina dice: “La inseguridad en Durazno se incrementó mucho y la gente tiene miedo de salir a la calle. Los políticos no se ocupan realmente de la situación”. Ella cree que su caso fue “la gota que derramó el vaso”, y por eso tanta gente salió a marchar.

Una de las amigas de Valentina que estuvo en la marcha contó a Subrayado cómo se dieron los hechos: “Nosotras llegamos al baile, nos bajamos de la camioneta, caminamos dos pasos y comenzó todo esto, empezaron a gritar ‘tiros, tiros’ y arrancamos a correr desesperadas, no sabíamos si tirarnos al piso o seguir corriendo, nos perdimos de vista”.

Manifestación.

El pueblo de Durazno salió a las calles a manifestarse pidiendo “Justicia para Valentina” y también por la inseguridad que algunos vecinos denuncian está en incremento. Hay duraznenses que aseguran que se dan hechos extraños: “Hace unas semanas hubo un accidente de tránsito entre dos motos a pleno día, que chocaron en una calle, y resultó que uno de los heridos llevaba un arma de fuego. No sabes entonces quién puede tener un arma”, relata un vecino.

Miles de personas manifestaron en Durazno en reclamo de seguridad
Miles de personas manifestaron en Durazno en reclamo de seguridad. Afirman que es la mayor movilización que se vio en el departamento.
Foto: Alternativa Durazno

La edila del Partido Nacional Daniela Moreira, vicepresidenta de la Junta Departamental de Durazno y maestra de Valentina hace años, cuenta que los padres que tienen adolescentes “de verdad tienen miedo de lo que les puede ocurrir”. Acá “el tema es el uso de las armas y la posesión de ellas”, explica. Moreira asegura que la inseguridad preocupa a todos los partidos, y por eso hay una comisión en la junta que se encarga del tema, que el año pasado convocó al fiscal de Corte, Juan Gómez.

Moreira recorre los barrios humildes de Durazno sin problema: muchos la conocen y hasta la saludan. Un par de adolescentes en bicicleta le gritan su nombre, uno de ellos se tapa la cara con las manos y dice “foto no”, mientras la edila charla con El País. “De estos dos que pasaron, uno de ellos hace unos días iba en bici por una avenida y recibió el impacto de una bala perdida. Salieron corriendo, los ves así, pero son chiquilines de 14 años. En ese lugar se encontraron dos motos y se dispararon, parece que uno de cada barrio”, dice la edila.

Edila del Partido Nacional de Durazno, Daniela Moreira.
Edila del Partido Nacional de Durazno, Daniela Moreira.
Foto: Leonardo Mainé.

En el oeste de Durazno hay tres barrios humildes, pero particularmente dos -Marcelino Varona y La Higuera- que son “zonas calientes” para la Policía. Acá, en tierras del río Yí, la gente identifica a las bandas por el barrio al que pertenecen. Aunque en uno de ellos, Marcelino Varona, también se los puede identificar por el apellido de uno de los cabecillas que está preso, pero sus hijos, al igual que sus sobrinos, jóvenes de no más de 22 años, son “Los Boris”.

Moreira no es una mujer que se sorprenda fácilmente, pero la concurrencia que tuvo la marcha le llamó la atención. “Porque no pasa esto acá, nunca lo vi, date cuenta que somos 35.000, y estamos hablando de miles marchando por una causa. Quiere decir que es un tema que preocupa mucho”.

Ella cree que el caso Valentina movió a la gente, pero no sabe cómo se dio la convocatoria para la marcha, que tuvo ocho cuadras de extensión. “Fue un boca a boca, y por las redes sociales, no había referentes que llamaran a marchar”, dice la edila.

De Vale puedo decir que era una alumna que siempre tenía ganas de superarse. Se destacaba su entusiasmo, alegría y solidaridad. Rodeada en todo momento de muchas amigas”, dice, casi como devolución de notas de carnet. Moreira agrega que “hoy somos rehenes de hechos que suceden a plena luz del día; se encuentran en avenidas principales y se disparan desde motos, también hay casas que fueron atacadas”. Para la edila, vienen sucediendo hechos que no se pueden naturalizar, porque están arriesgando la vida de las personas.

“Acá debemos asumir responsabilidades, cuidar, preservar y garantizar la seguridad pública. Las causas de la inseguridad sabemos que son complejas y multifactoriales”, dice la edila blanca.

El jefe de Policía, en tanto, llegó a este cargo en Durazno en marzo de 2023, antes fue subjefe en San José, y en Montevideo trabajó en el combate a las bandas de narcotráfico, donde se desempeñó, entre otro cargos, como jefe del Departamento de Homicidios Complejos.

El jefe de Policía de Durazno, Germán Suárez
El jefe de Policía de Durazno, Germán Suárez.
Foto: Leonardo Mainé.

Suárez es oficial superior de la Policía Nacional, pero siempre estudió, le interesa mucho investigar, casi se recibió de profesor de historia en el Instituto de Profesores Artigas (IPA). Es sommelier y panadero, además de observador meteorológico. “He hecho de todo, lo que me ha permitido el tiempo. Me gusta incursionar, porque puedo tener un abanico amplio”, dice en su despacho donde supo trabajar Fructuoso Rivera cuando fue el primer presidente constitucional. Además, el edificio fue casa de Juan Antonio Lavalleja.

Suárez trabaja con la ventana abierta a la calle, dice que desde la siete de la mañana está sentado en su escritorio tomando mate, y que es común que los vecinos le hagan consultas o lo saluden. La jefatura está en la plaza principal de Durazno y enfrente tiene a la iglesia.

“Venimos trabajando muy bien, el otro día me manifesté por el caso de Valentina en la marcha, y esa es mi manera de hablar”, cuenta. El jefe de Policía dice que si tiene que ser diplomático lo es al 100%, porque tiene estudios detrás. “Pero cuando tengo que hablar con el pueblo y tengo que sincerarme lo hago, hablo desde el alma, y no mido los costos políticos porque político no soy. Soy policía de alma y de corazón”.

Dice que volvería a decir exactamente lo que dijo: “Lamentablemente no pudimos evitar esta mierda, pero nos hubiese gustado”. Suárez cree que el fin último de la Policía tiene que ser delito cero, aunque sabe que eso es imposible e irreal.

La marcha fue algo positivo, para él: “Creo que es importante porque la gente reconoce el problema y también puede ser parte de la solución”. Suárez dice que en la marcha se escucharon algunos insultos, pero que lo que no vieron las cámaras es que algunos ciudadanos se acercaron a saludarlo.

Para Suárez el problema más grande es la educación y cómo el negocio de la droga ha permeado a las nuevas generaciones. Hablando de Durazno, dice que no son bandas criminales como tales, porque no tienen una estructura. Los líderes de estas organizaciones están presos, los jóvenes identificados en los tiroteos públicos en su mayoría no superan los 21 años y no conocen otro mundo que el de la delincuencia, afirma. Por eso la clave está en trabajar en planes profundos de rehabilitación, dice Suárez.

En este último aspecto coinciden con el intendente Vidalín: “No solo por este hecho puntual, siempre hemos estado preocupados por estos temas”. El intendente dice que es un asunto que la gente se lo adjudica a la Policía, a la Fiscalía y a la Justicia. “Pero nadie hace el mea culpa de decir: nosotros, padres, ¿qué hacemos en nuestra casa? ¿O el padre no sabe que el hijo anda en la droga?”, se pregunta Vidalín.

“Acá dicen que en la escuela enseñan, pero en la escuela están cuatro o cinco horas todos los días con los excelentes maestros que tenemos. Es en las familias, en el hogar, es donde verdaderamente nosotros tenemos que formar a nuestros hijos”, dice el intendente.

Vidalín también cree que la droga ha sido el elemento que ha ido destruyendo la sociedad.

El intendente Carmelo Vidalín
El intendente de Durazno, Carmelo Vidalín, en su despacho.
Foto: Leonardo Mainé.

Fue criticado por no participar de la marcha que se realizó por el caso de Valentina.

No me corresponde participar de una marcha. No voy a la marcha a hacer teatro o a que me saquen fotos, a actuar con demagogia. Cada vez que hemos tenido situaciones difíciles para nuestro Durazno, este intendente ha levantado el teléfono, se ha comunicado con todas las autoridades locales y con todas las autoridades nacionales, como lo hicimos en esta ocasión con el Ministro del Interior. Además, ese día no estaba en la capital, de todas formas no hubiese asistido. Por mandato constitucional los intendentes tenemos injerencia en todos los temas, salvo la seguridad. De todas formas, valoro y respeto a cada uno de los que participaron, ciudadanos de mi departamento que participaron.

—¿Hace unos días se reunió con el jefe de Policía, para “limar asperezas”?

—Sí, él me invitó y fui hasta jefatura. No solo hablamos de este tema, sino de otros asuntos de seguridad que preocupan. Hay un aumento en los accidentes de tránsito, algunos autos y algunas motos con matrículas extrañas que nos preocupan.

Dos barrios.

Reconstruir un hecho es una tarea que la Policía realiza como parte de la tarea de investigación. Por ahora lo que está claro es que el 25 de diciembre en la madrugada un grupo de jóvenes asistió a la puerta de un baile y se enfrentó con otro grupo. Que pertenecen a barrios distintos, unos son de Marcelino Varona y otros de La Higuera, los dos en la zona oeste de Durazno.

Ciudad de Durazno.
Calles de la Ciudad de Durazno.
Foto: Leonardo Mainé.

Varios jóvenes que estuvieron ahí relatan que la situación se dio de forma rápida. Y que una de las bandas le disparó a la otra por un problema que habían tenido otra noche en un local de apuestas, que está en las afueras de la ciudad, pero es territorio neutral. En ese momento los que dispararon fueron quienes la noche del 24 fueron atacados. No hubo intercambio de disparos, porque los que recibieron los tiros no llevaban armas. Y la razón que todos manejan tiene que ver con un presunto mensaje de WhatsApp que un integrante de una banda le envió a la pareja de otro varón de la banda contraria.

Los dos barrios son similares en aspecto: cordón cuneta, casas humildes. En todo lugar se puede pasar caminando o en auto. De día lucen como barrios tranquilos. “Lo ven así pero de noche es otra cosa, hacen los ‘achiques’ y se juntan en grupo”, cuenta la edila Moreira. Para ella es imposible verlos como “delincuentes”, dice que muchos de los relacionados a estás bandas fueron sus alumnos y que más de una vez le ha tocado ir a visitarlos a la cárcel. “Estar ahí y no entender cómo pasó todo”, dice Moreira en relación a las visitas que ha hecho.

Marcelino Varona es un barrio de toda la vida, en cambio La Higuera tiene un par de décadas y se construyó para realojar a personas que vivían en casas que se inundaban por la creciente del río Yí. Los perfiles de los jóvenes son distintos, pero de “ambos lados” se han dado casos de heridos de bala que no denuncian ni dan a la justicia elementos para saber en qué marco se provocó el crimen.

La Policía investiga de oficio la desaparición de un cuidacoche en situación de calle: la carpa donde pasaba la noche fue prendida fuego. Para los vecinos “lo mataron por deuda de drogas”, para la Policía no hay crimen porque no hay cuerpo, por lo tanto no se puede hablar de un homicidio sino sólo de una desaparición.

Señalado el lugar donde estaba la carpa de este cuidacoche, Moreira dice que hasta ahora circula con tranquilidad, aunque no tiene más auto blanco para que no la relacionen con la Policía. “Trato de tener más prevención, pero no siempre me sale”. Y admite que tampoco sabe cómo reaccionaría si le “cortan el paso”, como hace unas semanas pasó con una ambulancia. “La mutualista de acá se reunió con la Policía, porque tuvieron que decir a qué casa iba, si no no los dejaban seguir”, relata.

El día de la marcha, entre los gritos que se escucharon en la multitud, hay uno que se repitió: “¿Por qué los largan?”. La edila Moreira no está segura de que en todos los casos la solución sea la cárcel, aunque cree que “no puede ser que dos grupos de 15 personas tengan en vilo a todo el pueblo”.

Vidalín dice que hay que ponerse más firme ante este fenómeno que vive la ciudad: “No digo mano dura. Me gusta hablar de sentido común, de respeto y de dar garantía a los ciudadanos”. Mientras, el jefe de Policía está confiado en el trabajo que se está llevando adelante y afirma que “no hay que inventar nada nuevo, no traer leyes de afuera, acá ya tenemos todas las herramientas, solo hay que aplicarlas”.

Jefe de Policía

“Están identificadas las dos bandas”

El jefe de Policía de Durazno, Germán Suárez, dijo una frase polémica en la marcha de los vecinos que reclamaban seguridad: “Lamentablemente no pudimos evitar esta mierda, pero nos hubiese gustado”. Una semana después y en charla con El País en su despacho, dice que no se arrepiente de lo que dijo y además asegura que tiene confianza en la forma en la que viene trabajando. Suárez ocupa el cargo desde hace pocos tiempo, el 15 de marzo de 2023 fue designado, y cuando se instaló en la ciudad realizó un mapeo de las “zonas calientes”, y en ese momento se detectaron cinco bandas que se dedicaban al microtráfico de drogas.

“Son en realidad pseudo bandas delictivas, porque no le podemos llamar ni siquiera bandas, son muy pequeñas, con muy poco nivel de organización. Entonces a mí no me gusta darles el estatus ni de organización ni de banda”, dice Suárez. En el trabajo de investigación se identificaron 68 integrantes de estas bandas. “En estos primeros siete meses de operación sobre el territorio y sobre ellas, se desarticularon tres y dos quedaron a su mínima existencia”.

Para este jefe de policía que se define como abierto a la prensa y más aún a todos los vecinos de la ciudad que quieran hablar con él, es importante entender que el problema que vemos hoy, en cuanto al funcionamiento de bandas y la penetración del narcotráfico, no es nuevo, sino que tiene ya unos 20 años. “Ahora los jóvenes que entran a participar de este tipo de delitos no se drogan más, sí venden. No consumen porque ven en sus padres los efectos que el consumo, principalmente de pasta base, ocasiona en las personas”, opina el policía.

Jefatura de Policía de Durazno
Jefatura de Policía de Durazno.
Foto: Leonardo Mainé.

Al igual que en Montevideo, Suárez dice que en Durazno opera “el matriarcado”, porque son las madres, hermanas y tías, en su mayoría las que “dominan intelectualmente por atrás”, a los que realmente ejecutan los hechos delictivos.

Las armas incautadas en los procedimientos han son cortas -revóleres y pistolas- y la mayoría han sido identificadas como robadas. El jefe de Policía, que por años trabajó en Montevideo, opina que lo que pasa en Durazno es parte de una “enfermedad social”, que está en todo el mundo. Esto tiene que ver con la pérdida de empatía, de respetar al otro y también opina que por eso se debe de aplicar leyes que ya existen, como la que penaliza la apología al delito. “Es importante que toda la población forme parte de la solución”, asegura.

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