CÉSAR BIANCHI
Será el "Peluca" Valdez el político colorado más carismático en actividad? Por lo pronto, es uno de ellos. Desde que se hizo famoso -dirigente local ya era con su Movimiento Montevideo, que seguía a la edila Cristina Ferro- ha roto la monotonía del sistema político. Claro, después llegaron las escenas de pugilato entre Lacalle Pou y diputados del MPP y se tornó divertido del todo.
"Cómo se zarparon, eh... ¿Serán `planchas` ellos? Digo, porque, ellos nos acusan de esto y aquello por considerarnos `planchas` y resulta que se agarran a las piñas en pleno Parlamento. Amagan que se van a pegar para que el otro los frene y cuando están las cámaras... Andá... Yo lo espero a la salida o voy solito a su casa y encaro mano a mano".
La reflexión sobre los políticos, representantes del país, que se tomaron a golpes de puño el martes 6 está a cargo del también político José "Peluca" Valdez, secretario general del Movimiento Plancha, un grupo político recientemente sumado al Partido Colorado. La hace tomando un refresco en el bar Expreso Pocitos, en el corazón del barrio residencial.
Mientras comenta los planes de su agrupación y explica por qué eso de patear el tablero del sistema político bailando al son de La Plebe en plena Casa del Partido Colorado, los veteranos que están en otras mesas se codean y se dan vuelta para mirarlo, para comprobar que es él: el personaje del momento. Señoras mayores que pasan por la vereda lo miran de soslayo.
"Esto surgió porque vimos en la prensa que había un porcentaje de planchas, otros de chetos, y por otro lado estaba la gente mayor. Nos empezamos a juntar con unos planchas que van a pedir laburo y por tener el pelo teñido le dicen que no los toman, también tenemos homosexuales que son discriminados", dice el "Peluca".
Así nació el movimiento, que antes se llamaba Montevideo y ahora, Plancha. Después del bautismo, salió a la prensa a decir que un travesti encabezaría su lista porque "quería verlo sentado al ladito de Sanguinetti" y "se la van a tener que bancar".
Su primera declaración rimbombante no fue del todo feliz. Dijo a El Observador: "Donde se come no se caga. No se roba ni en las escuelas ni en las iglesias. Ni se le roba a las maestras, ni a los médicos, ni se le anda pegando a los viejos para quebrarles la cadera. Los rastrillos (arrebatadores) también son nuestros enemigos". ¡Para qué! Pedro Bordaberry primero y Jorge Batlle después salieron a aclarar que no veían con buenos ojos integrar al partido a una persona que reivindica los "viejos valores de la delincuencia".
"Tienen que entender que si quieren estar en el Partido lo primero es respetar la ley y la Constitución", dijeron muchos, palabras más, palabras menos.
En el Expreso Pocitos, un mes después, Valdez reconoce haberse equivocado al hacer esas declaraciones. Dice que estaba nervioso y no estaba acostumbrado a la exposición mediática. Que, claro, él quiere que no se robe en ningún lado.
Igual, quedó molesto con Bordaberry. "Salió a matarme por lo que dije, pero se olvida que yo trabajé por él. Cuando las elecciones municipales yo colgué un pasacalle con su nombre en un puente e iba barrio por barrio con él. Se ve que se olvidó de mí".
Dice que no fue el único que le dio la espalda. Washington Abdala fue otro: "Antes de que armáramos el baile en la Casa del Partido Colorado me llamaba todo el tiempo, parece que perdió mi número", ironizó.
A propósito, explicó el motivo de aquel "bailongo": "Quisimos ir a la Casa del Partido Colorado por los ladillas... Quisimos enllenar (sic) la casa para que muchos de los que nos cerraban la puerta, después quisieran venirse a sacarse una foto conmigo". El razonamiento de Valdez, por momentos, es difícil de comprender.
Señor legislador
"El Peluca" quiere llegar a diputado. Lo dice sin vueltas. Cree que desde allí podrá ayudar a mucha gente ("ahora no me hables de economía que no sé nada"). En los últimos días ha estado "al palo" sumando jóvenes para las elecciones juveniles del 1° de diciembre. El Movimiento Plancha y sus sublemas ("La Barra de Cumbieros del Cerro Negro", "La Teja es plancha de corazón" y "El Borro plancha") va con tres listas: la 370, la 666 y la 999 ("pa no matarnos eligiendo números, viste").
Ha sumado seguidores del Cerro, el Borro, la Curva de Maroñas, Colón, Piedras Blancas, La Teja, Casabó, Centro, Unión y hasta tres jóvenes de Pocitos.
Martín Portillo, Alejandra para los íntimos, será el travesti que encabezará una de ellas, y si es elegido por los 100 más votados, quizá hasta se siente en el Comité Ejecutivo Nacional con voz y voto, al lado de Sanguinetti, como quiere Valdez. Parece difícil.
Portillo -bandana en la cabeza, base en la cara, tatuajes de una A y una flor en el brazo derecho- dice que todavía no se imagina estar en el Parlamento, por ejemplo, aunque le encantaría. "¿Para qué? Para poder ayudar, para que no haya discriminación". No se le ocurren políticas sociales específicas todavía.
Después que pasen los días de agite por la recolección de firmas, Valdez -dice- volverá a su labor social en los barrios pobres: "sacar a los gurises de las drogas, hablarles para que encaren, para que no se confundan y se reinserten en la sociedad, ayudar a merenderos".
A los jóvenes desempleados que quieren resinsertarse en el mundo laboral suele darles consejos como el siguiente: "Aprolijate (sic) un poco, no seas tan Harry", por Harry El Sucio, el personaje que inmortalizó Clint Eastwood.
Para poder hacer mejor todo eso, con más recursos, se fue a abrazar con Abdala, Hierro y compañía. También se fue a recorrer barrios pobres de Maldonado, visitar Punta del Este -con la ayuda financiera de Wilson Sanabria y la comisión de finanzas del Foro Batllista- y reconciliarse con el presidente de la Cámara Uruguaya de Turismo, Luis Borsari.
Borsari había dicho: "Los planchas no deberían circular libremente por Punta del Este, que ha elegido ser un destino turístico de un sector élite de la región. Es discriminatorio, sí". Un click para El País con un apretón de manos olvidó toda rispidez.
"El Peluca" es sereno en un centro CAIF en Paso Molino, y presidente de la comisión de fomento de la escuela 9 de Plaza Laffone ("a la que iba el presidente", señala su mujer, Alicia), donde hoy van sus cuatro hijos: Fiamma de 10 años, Yurema de 9, y los gemelos Maikol y Fiorella de 7.
Ocasionalmente trabajó junto a Marcelo Hornos y la gente del Grupo Amistá, otro movimiento que reúne "planchas" y marginados, pero no lo volvería a hacer. Dice que son diferentes: "Nosotros estamos más para construir, para sacar a los gurises de la droga. Trabajamos distinto".
La gente de Amistá (término "plancha" si los hay), coincide: "allá ellos, acá nosotros, somos el agua y el aceite", dijo Hornos.
Curiosamente, los dos grupos tienen varias cosas en común: son colorados, quieren ayudar a los más carenciados, están dirigidos por ediles locales y quieren llegar al Parlamento para cambiar la realidad de los pobres.
"Quizá hasta lo logren", dijo el politólogo Juan Carlos Doyenart.
"No vamos a Punta del Este"
Valdez, de La Teja, se considera pachequista, como sus padres. Y reivindicó esa impronta desde que fue a presentar su grupo a la Casa del Partido Colorado. Por aquello de ayudar a los más necesitados.
Marcelo Hornos, del barrio vecino Pueblo Victoria, lo conoce a Valdez. Dice que trabajaron juntos sacando niños y adultos de las casas inundadas del Maracaná Sur, entre otras tareas sociales.
Hornos, secretario general de Amistá, es edil local del comunal 14 y de arranque marca diferencias con el Movimiento Plancha. "Nosotros no queremos dividir a la sociedad en clases. Nosotros tenemos planchas sí, pero también sumamos otros perfiles como Mujeres al Poder, que es un grupo de jóvenes, algunas que van a facultad, y Sembradores del Futuro, donde hay gente con familias enteras.".
Por si no alcanzaran las diferencias, sigue: "Amistá no iría a Punta del Este, iría a los barrios pobres, Amistá no haría un baile en la Casa del Partido Colorado, Amistá no se saca una foto con los líderes políticos del Partido Colorado. Nada más lejos que salir en una foto con Sanguinetti, Hierro o Bordaberry".
Hace pocos días, comentó, él y el líder del grupo, Vianey Morales de 26 años, fueron a la casa de un chico que tenía el techo "como un colador" y se le llovía. Le llevaron chapas de la chatarrería de Morales y se las colocaron. "Y no llevamos a las cámaras".
Si "El Peluca" se enorgullece de ser pachequista, Hornos se ufana por ser batllista. Es más, dice que su grupo es "Don Pepe Batlle en persona". "No somos del Foro, somos independientes. Don José Batlle y Ordóñez sumó los obreros a la vida social del país, con leyes innovadoras de la época. ¡Yo soy batllista!
-¿Cómo definís el batllismo?
-Es la socialdemocracia, los valores pensando en el otro, mirar al de al lado, construir en serio, no poner piedras en el camino sino seguir avanzando. Es eso. Y sigue presente en el Partido Colorado hoy.
Por más que no se consideren políticos, sino trabajadores sociales (como el "El Peluca" Valdez), Hornos también quiere que Amistá ocupe una banca de diputados. ¿Por qué? "Porque en la política vamos a tener más chances de ayudar a más gente y mejor. Sobre todo si somos un grupo de jóvenes, sano, honesto y que mira al de al lado".
Hornos es electricista y es uno de los 10 (sí, 10 nada más) que trabaja diariamente por la agrupación, reuniéndose en el depósito de chatarra y plásticos de Vianey Morales, en el barrio Cadorna.
En realidad, Hornos cuenta que son unos 30 los que integran el movimiento, pero los que están "al firme" día a día son una decena. Lo mismo pasa con Movimiento Plancha. "Somos como 50, pero que estamos siempre seremos 10", reconoció Valdez.
Ahí se explica el bluff que significó el baile "plancha" en la Casa del Partido Colorado el 17 de octubre, cuando se esperaba una concurrencia mayor.
Por tan escasa representatividad, Doyenart le quitó trascendencia al fenómeno "plancha": "Es un grupo muy pequeño -mire que son poquitos, eh- que se han movilizado en base al folklore. Hay una cultura plancha que se expresa en la música que escucha, cómo se visten y cómo hablan, pero como movimiento político no va a existir", opinó.
Hornos, de Amistá, no tiene claro a cuántos pueden representar porque -dice- tampoco tiene claro qué es ser "plancha" y qué no. "Nosotros no tenemos de esos que andan armados, son gurises normales, hasta en su vestimenta. Yo quiero representar a toda la sociedad, no a los `planchas`".
Y claro está, no se considera "plancha". "No soy plancha, soy un ser humano normal... Quiero decir, algunos se tiñen el pelo, se visten de una forma o hablan con términos carcelarios", aclara.
Valdez, sin embargo, sí se considera "plancha". Ni que lo diga. Lo vende su manera de hablar, sus championes Nike con resortes y su discurso de los códigos barriales.
Eso sí, para escuchar prefiere a Marc Anthony, porque "El Peluca" es un romántico