Desde hace semanas circulan en redes sociales afiches que anuncian fiestas del verano, al igual que enlaces que llevan a la compra directa de entradas o el celular de algún RRPP encargado de promocionar los eventos, que en su gran mayoría se realizan en el este del país.
Pero varios de los afiches que circulan son de lo que se conoce como “afters”, o sea fiestas que recién arrancan al amanecer y siguen durante el día. En algunos, la hora de inicio es a las seis de la mañana, en otros las cinco y en otros las siete, porque la idea es que sea la continuación de la fiesta. Todos incluyen el nombre del dj encargado de pasar música en el evento y algunos se animan a poner la dirección exacta, pero la mayoría solo mencionan la zona, porque el lugar se envía a los concurrentes pocas horas antes del inicio.
El concepto del after siempre existió. Eso de querer seguir con la fiesta algunas horas más después de que se apaga la música, algunas veces en casa de alguien y otras simplemente yendo a desayunar a algún lugar. La diferencia ahora está en la producción. Es todo más profesional pero hay un problema: suele ser ilegal.
Según el director general de Gestión Ambiental de la Intendencia de Maldonado, Jorge Píriz, “una cosa es una reunión de amigos y otra es vender entradas, que haya más de mil personas, barras de tragos y un dj internacional” y esos son los que la intendencia considera “clandestinos” porque no están permitidos en el departamento esteño. “No están habilitados y tampoco los vamos a habilitar”, sostiene Píriz con respecto a los afters.
Es que la normativa de la comuna tiene horarios fijados para apagar la música y que se terminen las fiestas durante este verano: en todos los casos la hora límite es las seis de la mañana. Las únicas dos excepciones fueron marcadas para la noche de Navidad y la de Año Nuevo, cuando las fiestas podrán finalizar a las ocho de la mañana en todo el departamento de Maldonado. Para los paradores de la playa, el horario límite de finalización es siempre las cinco de la mañana. Por lo tanto, cualquier evento que las autoridades consideren una fiesta y ocurra después de ese horario es “clandestino”. Según supo El País, durante las conversaciones entre la intendencia y los organizadores de eventos y fiestas, estos solicitaron que el horario se extienda para así evitar la realización de afters, pero la comuna prefirió mantener las seis de la mañana como horario límite.
Lo cierto es que hay algunos afters previstos para la temporada en el departamento, que reunirán a más de 2000 personas y, además de los que vienen de un evento y buscan seguir la fiesta en otro lugar, también están los que, por ejemplo, hoy de noche después del brindis por el nuevo año se quedarán con sus familias o amigos hasta tarde y prefieren directamente ir al after a las seis de la mañana, que es como si fuera otra fiesta. Las entradas pueden valer entre 100 y 150 dólares, según supo El País.
El horario de finalización de cada after varía debido a que no se rigen por las reglas de la intendencia y hay algunos que prevén seguir la fiesta hasta después del mediodía, terminando a las cuatro o cinco de la tarde.
Fue en enero del año pasado cuando el concepto del after se volvió tema de conversación debido a un accidente entre dos vehículos en la ruta 104, que terminó con la vida de dos jóvenes argentinas y varios heridos. El accidente ocurrió cerca del mediodía y todos los involucrados habían estado en un after que tuvo lugar en un country sobre la ruta. Además, los exámenes toxicológicos realizados indicaron que los jóvenes no solo tenían alcohol en sangre, sino que también habían consumido cocaína, metanfetamina, ketamina, éxtasis y cannabis previo al choque.
Píriz, el director de Gestión Ambiental de Maldonado, señala que tanto el cuerpo inspectivo de la intendencia como la Policía trabajarán durante las madrugadas de este verano para vigilar que se cumpla con la normativa y que no haya eventos pasadas las seis de la mañana. Según Píriz, en Punta del Este “casi no hay” fiestas clandestinas y la gran mayoría están habilitadas por las autoridades por contar con los permisos correspondientes, pero es en las zonas de chacras más alejadas hacia José Ignacio que se dan con mayor asiduidad.
En el caso de Rocha, este año no abrirán boliches bailables en La Paloma, después de los problemas entre los vecinos por el boliche Alma, al que todos los veranos concurrían unas 5000 personas por noche en la primera quincena de enero. El alcalde interino del balneario, Pablo Silvera, dijo en rueda de prensa este miércoles que el cierre “va a estimular” las fiestas clandestinas en casas. Silvera mantuvo una reunión con las autoridades con el fin de “generar instancias que permitan estar atentos” a las posibles fiestas no habilitadas. Mientras tanto, en Maldonado esperan “que se cumpla con la normativa tal cual está establecida” y que los afters no sean un problema para las autoridades ni para los vecinos, según Píriz.