Publicidad

Los sueldos que ganan las futbolistas uruguayas en medio de denuncias de caos: de jugar gratis a $ 30 mil por mes

Las jugadoras del campeonato de la AUF denuncian falta de apoyo y caos en la organización. Los dirigentes admiten que hay serios problemas. ¿Es posible la profesionalización del fútbol femenino uruguayo?

Compartir esta noticia
Jugadoras de la sección uruguaya femenina muestran camisetas de los clubes.
Jugadoras de la sección uruguaya femenina muestran camisetas de los clubes.
Foto: Ignacio Sánchez

El lunes 3 de junio la selección uruguaya femenina consiguió el primer triunfo de su historia ante una selección UEFA, al vencer a Rusia 2 a 1 en un amistoso en el Franzini. A pesar del histórico resultado, evidencia del notable progreso en el nivel futbolístico de las jugadoras uruguayas en el último tiempo, las seleccionadas aprovecharon el partido para solidarizarse con las futbolistas del medio local, quienes vienen denunciando una caída en las condiciones de disputa del Campeonato Uruguayo.

Vamos un poco hacia atrás. La noche del 8 de marzo de 2024 la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) había presentado la nueva línea de camisetas de la selección. El uniforme de la celeste se caracterizaba por la predominancia del color violeta en varios detalles como los números de las camisetas y la inscripción “8M” sobre la espalda, teniendo como objetivo “dar visibilidad y contribuir en la lucha por la igualdad de género” en el Día de la Mujer, según se anunció en aquel momento.

Pero en el amistoso contra Rusia las jugadoras taparon la inscripción “8M” en sus camisetas, simbolizando la contradicción entre el objetivo del diseño y las condiciones en las que se desempeñan. Además, repartieron folletos entre los espectadores en el Franzini denunciando una serie de hechos que, se supone, demuestran la precarización de la liga. En esos volantes se destaca la cantidad de partidos que se juegan en complejos deportivos y no en estadios, la falta de asistencia médica los días de partido y la nula televisación de los equipos, salvo los partidos de Peñarol y Nacional.

Jugadoras de la selección uruguaya festejan un gol.
Jugadoras de la selección uruguaya festejan un gol.
Foto: Estefanía Leal.

Las mujeres compiten en la AUF desde 1996. No obstante, recién desde 2019 la Conmebol exige que todos los clubes de fútbol masculino tengan equipos femeninos como requisito para participar en la Copa Libertadores o Sudamericana, con el fin de incentivar y promover el fútbol jugado por mujeres. Y no solo un plantel principal, sino que es obligatorio tener categorías sub 19, sub 16 y, desde 2024, sub 14.

Lo que parece una norma beneficiosa para el fútbol femenino, también tiene el efecto contrario. Este decreto hace que la participación de muchos equipos se dé por obligación. Así, algunos clubes tienen equipos femeninos sin un verdadero interés en desarrollar la disciplina. Esto lleva a que sus planteles permanezcan en el abandono y el olvido, situación agravada por la pobreza económica del propio fútbol masculino.

Por si esto fuera poco, el mayor apoyo de Conmebol al fútbol femenino no viene acompañado de un incremento del personal de la asociación. “Planificación a mediano y largo plazo es algo que no tenemos en este momento, pensamos año a año”, reconoce el presidente de la Mesa Ejecutiva de fútbol femenino, Mauricio Pérez (sí, el presidente y el otro integrante de esa Mesa son hombres; mientras que hay una comisión ejecutiva presidida por Mariana Fernández, acompañada por dos dirigentes hombres). La situación está llegando a un punto de inflexión. Y hay muchas preguntas. ¿Es posible la profesionalización del fútbol femenino uruguayo? ¿Quién está detrás de la precarización que vive el principal campeonato de fútbol femenino? Y, en el fondo, ¿qué implica ser una futbolista profesional?

Valeria Colman, por ejemplo, jugó en Nacional por 14 temporadas. Su amor por el bolso la llevó a declinar ofertas de clubes profesionales del exterior para quedarse en Uruguay hasta 2023, cuando decidió colgar los botines luego de cuatro títulos uruguayos.

Para la excapitana tricolor, la profesionalización del fútbol femenino va más allá del dinero y los contratos. “Podés ganar 40.000 pesos al mes y entrenar en una cancha que está en malas condiciones, tener un vestuario que no tiene agua caliente. Entonces ahí, ¿sos profesional o no sos profesional?”, se cuestiona. Muchas veces, un salario o una buena cancha para practicar no impide que las jugadoras se sientan menospreciadas.

CANCHAS

Los avances en las condiciones de entrenamiento

No todo eso malo. Ha habido grandes avances en las condiciones de entrenamiento. A inicios de 2023, Danubio, Wanderers y River tenían a sus planteles femeninos entrenando en canchas alquiladas a batallones y equipos infantiles. Pero ahora los tres clubes se unieron a Nacional, Liverpool, City Torque y Defensor, quienes ya contaban con sus planteles entrenando en los mismos complejos que sus equipos de varones. Del otro lado están Peñarol, Racing y Boston River: tienen a sus futbolistas en complejos deportivos de la institución, pero que no son los mismos que utilizan sus pares masculinos. Por ejemplo, las chicas de Peñarol entrenan y juegan en Las Acacias, salvo ocasiones en las que utilizan la nueva Ciudad Deportiva Néstor Gonçalves. Eso sí, a pesar de estar separadas de las categorías masculinas, gozan de infraestructura en perfectas condiciones. Por último, está Fénix, que entrena un día de la semana en Parque Capurro y otros dos días en la Liga Universitaria de Canelones.

La ropa para la Libertadores: una historia del fútbol femenino

Gracias al campeonato ganado en 2021, Defensor Sporting era el único equipo uruguayo participante de la Copa Libertadores 2022 en Ecuador. El avión despegaba el 10 de octubre y, a falta de siete días para su partida, la planificación del viaje era un embrollo.

—Gurisas, vengan que tienen que probarse esta ropa a ver si les queda bien.

Los dirigentes de Defensor asomaban en el Complejo Pichincha cargando bolsas enormes llenas de pantalones y buzos de abrigo.

Durante varias semanas Ana Gómez, coordinadora del fútbol femenino de Defensor, había negociado la compra de ropa de concentración para el viaje. Los dirigentes violetas querían gastar lo mínimo indispensable por lo que, haciendo caso omiso a las recomendaciones de Gómez, no tuvieron mejor idea que mandar hacer las prendas al barrio Reus, más conocido como el “barrio de los judíos”. Cuando las futbolistas vieron el resultado, quedaron boquiabiertas. Los pantalones no coincidían con los buzos, la calidad de la tela era pobrísima y ninguna prenda tenía símbolos identificativos del club. La furia de las chicas era tan grande que se plantaron contra los dirigentes.

—De ninguna manera vamos a usar esto —dijeron.

“Era un desastre”, reconoce Ana Gómez, “yo lo pensaba y decía: y sí, yo tampoco las voy a hacer ir con esto”. Mientras el plantel de Boca se pasearía por el mismo hotel que Defensor con sus equipos Adidas originales, las chicas violetas lo harían con ropa similar a la de un cuadro de fútbol 5 entre amigos. Apenas terminado ese entrenamiento, la coordinadora pactó una reunión con el presidente del club, Alberto Ward.

—No puede ser que no haya ropa en el club para el femenino. Pídanle a Puma —planteó Gómez.

No hay stock, habría que pedir un barco a China y no dan los tiempos —se excusó el presidente.

Defensor contra Peñarol en fútbol femenino, bajo la lluvia
Defensor contra Peñarol en fútbol femenino, bajo la lluvia.
Foto: Estefanía Leal.

Algo quedaba claro: para la directiva el tema de la indumentaria estaba saldado. Pero de ninguna manera Gómez iba a dejar que se salieran con la suya. ¿De dónde podía conseguir semejante cantidad de ropa Puma, original, y encima de Defensor? Tomó las llaves de su casa, agarró su cartera y salió rumbo a los shoppings. Si Defensor no compraba los equipos, ella misma lo haría.

—Hola, ¿cómo estás? Ando buscando conjuntos Puma, los preciso para un plantel entero.

La sorpresa de los vendedores se repetía en cada local en el cual Ana entraba. El plantel que viajaba a Ecuador se componía de 20 jugadoras, más ocho integrantes de la delegación compuestos por el cuerpo técnico y allegados al plantel. Ningún local por sí solo tenía la cantidad de prendas necesaria para vestir a todos los viajeros.

Después de varios días de consultas, faltando solo 48 horas para el vuelo, ella consiguió los conjuntos necesarios entre los locales de Puma y La Cancha. Un buzo Puma no sale menos de 3.000 pesos. Los pantalones no bajan de los 2.500. Multiplique ambas cifras por 28. Para colmo, ninguno de los dos locales le hizo precio. “Yo les explicaba la situación y me decían que no me hacían descuento, compré todo a precio de consumidor”, relata Gómez.

Enteradas de la situación, las jugadoras quisieron ayudar vendiendo rifas y buscando sponsors. El club les negó esta posibilidad. “Como que nosotras estábamos juntando plata porque no teníamos dinero y eso daba una imagen mala de Defensor”, comenta Josefina Félix, integrante de aquel plantel.

Que Gómez consiguiera indumentaria para toda la delegación tiró a la basura el argumento de la falta de stock. “Ahí el presidente, sin mucho ánimo, me aceptó el planteo de que yo pagaba la mitad y el club la otra mitad; ese fue el acuerdo”, relata ella. El pago se haría esperar, ya que tuvo que pasar más de un año para que la institución le retribuyera la mitad de lo abonado.

Solucionado el tema de la ropa, quedaban otros problemas por resolver.

Asamblea de Futbol Femenino
Asamblea de los planteles de fútbol femenino en la sede de la Mutual.
Foto: Juan Manuel Ramos.

Como ocurre en todos los planteles femeninos locales, las jugadoras tienen un empleo aparte del fútbol. Defensor no era la excepción. “En ese tiempo que estás en la Libertadores, vos no cobras el sueldo de tu trabajo. Más allá de que te pidas licencia, estás perdiendo tus días de vacaciones por ir a una copa”, comenta la jugadora Camila Friciello. En ocasiones como estas, las instituciones acostumbran pagar un viático internacional para compensar las jornadas laborales perdidas. Previo al viaje, “se acordó (con la dirigencia) un viático de 40 dólares por día”, recuerda Friciello. A las jugadoras se les pagó solo la mitad de lo acordado.

Por el simple hecho de participar de la Libertadores, la Conmebol otorga un premio económico. En 2022 era de 7.500 dólares, los cuales servían para cubrir gastos del viaje (en 2023 aumentó a unos 50.000 dólares). Las jugadoras denuncian que nunca se supo a dónde fue a parar ese dinero. “Al año siguiente, la sub 20 de Defensor clasificó a la Libertadores y ellos tenían toda la ropa Puma, todo lo mismo que usan los hombres (del plantel principal); seguro que no tuvieron los problemas que tuvimos nosotras”, dice Sofía Oxandabarat, campeona con Defensor y elegida como mejor jugadora del Uruguayo 2022. Hoy Oxandabarat juega en Talleres de Argentina.

La situación económica de Defensor no es la mejor. En una asamblea general realizada el 29 de abril, se dio a conocer que el club tiene un pasivo de más de 20 millones de dólares. “El drama del fútbol femenino es que está en una situación aspiracional a profesionalizarse, y en la dificultad de que quienes deben asegurarse la profesionalización no cuentan con los recursos para hacerlo”, opina el dirigente de River Pablo Buonomo. El panorama es sombrío.

Viáticos: ¿cuánto cobran en el fútbol femenino?

Las chicas de Defensor están lejos de ser las únicas con problemas. Eso sí, tanto Nacional como Peñarol demuestran que no todo es oscuridad.

En 2021 los tricolores firmaron contratos laborales con todas las futbolistas del club, siendo hasta hoy el único equipo del país en tener a todo su plantel formalizado. “Nos han venido a hacer entrevistas de otros lados porque no pueden creer cómo, si la liga no obliga a pagar, el club paga”, dice el extécnico tricolor Diego Testas. “No le entra a nadie en la cabeza, ¿por qué pagás si tendrían que jugar igual gratis porque la liga es amateur? Y jugarían gratis, porque hasta el 2020 jugaban gratis”.

¿Pero cuánto ganan? A través de un cuestionario realizado especialmente para este trabajo y respondido por unas 70 jugadoras que participaron en la Primera División en 2023, se constató que solo los grandes le pagan a sus futbolistas más de 13.000 pesos mensuales.

En el caso de las manyas, no existen contratos privados entre las jugadoras y la institución, sino que están unidas al club por un acuerdo. Aun así, año tras año Peñarol multiplica los billetes invertidos en su estructura femenina. “Nosotros tenemos jugadoras de 30.000, 25.000 o 20.000 pesos” al mes, comenta el presidente del fútbol femenino aurinegro Ignacio López.

Mientras, las jugadoras de Wanderers y Defensor manifestaron recibir entre 5.000 y 13.000 pesos de viáticos (una de las categorías establecidas en el cuestionario). Las representantes de cuatro equipos (Fénix, River, Liverpool y City Torque) declararon cobrar menos de 5.000 pesos de viáticos (otra de las categorías). Finalmente, casi el 30% de los clubes de Primera (Racing, Boston River y Danubio) no pagan ni siquiera un peso a sus futbolistas, según declaran ellas.

¿Y cuánto cobran en el fútbol masculino? En Primera División el sueldo mínimo nominal es de 60.053 pesos, mientras que el líquido es de 48.249 sin hijos a cargo y 47.382 con hijos a cargo. En Segunda División el sueldo mínimo líquido es de 30.177 y 29.614 pesos sin hijos y con hijos, respectivamente. Muchos jugadores ganan bastante más que esos laudos.

Alison Latua y Lucia Flores en un clásico del fútbol femenino
Alison Latua y Lucia Flores en un clásico del fútbol femenino
Foto: Francisco Flores.

Nacional y Peñarol son los que más empujan hacia la profesionalización de la liga, pero su ímpetu aún no tiene una recompensa económica. En el fútbol masculino, las ventas de jugadores se ubican como la principal fuente de ingresos de los equipos. El hecho de que las jugadoras no tengan un contrato registrado en la AUF impide a los equipos negociar los fichajes y, por ende, ganar dinero por transferencias.

“Me han llamado muchas veces de España, de Brasil, preguntándome por jugadoras a ver por cuánto las liberaríamos, y vos tenés que ser sincero”, comenta López, resignado. “El Inter quería pagar por Belén Aquino y se fue por nada”. La joven delantera de Peñarol había sido elegida mejor jugadora de la temporada 2021. A mediados de 2022, sus brillantes actuaciones con la camiseta aurinegra captaron la atención del Inter de Porto Alegre, equipo por el que terminaría fichando en enero de 2023.

Para que todas las jugadoras perciban un salario y accedan a los beneficios de cualquier trabajador formalizado (como el cobro de aguinaldo, por ejemplo), la AUF tiene que cambiar su reglamento y abrir un espacio administrativo para la inscripción de contratos femeninos profesionales. Todos los actores del fútbol, incluidas las propias futbolistas, reconocen que se está a años luz de que llegue el tan ansiado momento. Por eso, el reclamo de las jugadoras hoy está orientado a mejorar sus condiciones básicas de juego. Es lo urgente.

Falta de personal y problemas en fútbol femenino.

Danubio y Nacional debían jugar el domingo 2 de junio en el Complejo Héctor del Campo por la sexta fecha del torneo. Las danubianas decidieron no presentarse debido a que ya habían advertido a la directiva de su disconformidad con los escenarios fijados para los partidos y consideraban que el Del Campo no reunía las condiciones acordes para un partido de primera división, al tratarse de un lugar de entrenamiento. No era la primera vez que jugaban ahí.

Lo ocurrido con Danubio no es un caso aislado. Durante 2023 se jugaron 141 partidos, de los cuales 35 (el 25%) fueron en complejos. En solo seis fechas de 2024, el 42% de los juegos se disputaron en canchas de entrenamiento.

La Mesa Ejecutiva del fútbol femenino de la AUF coordina los partidos de todas las categorías. Semana tras semana, los integrantes tienen que asignar canchas, árbitros, día y hora a 29 partidos distintos. “Son 29 partidos que tenés que fijar entre sábado y domingo sin canchas, sin jueces y todavía con un club demandándote”, comenta Mariana Fernández, presidenta del fútbol femenino de AUF.

No es común que las instituciones presten su estadio a las mujeres. A veces por su costo de apertura, como ocurre con los grandes. Otras sin una razón aparente, por lo que muchas veces es la propia asociación quien debe conseguir escenario. “La AUF tiene convenio con el Estadio Charrúa, con el Parque Palermo, con el Complejo Rentistas, con un par de canchas más. Si un club no tiene cancha o si hubiera un problema de árbitros, agrupamos. Hay clubes que han jugado más de medio torneo femenino con cancha gratis”, dice Pérez.

Sin embargo, es tan grande la demanda de partidos que estas canchas no siempre están disponibles. En algunas ocasiones es imposible coordinar para que los árbitros se presenten en los estadios fijados, lo que también obliga a cambiar de escenario. Cuando eso sucede, las jugadoras tienen que concurrir a complejos deportivos y escenarios carentes de la infraestructura necesaria para un campeonato de AUF.

HISTORIA

"¡Guarda, viene un auto!"

El 18 de junio de 2023 a las 15:30 horas, Racing y Wanderers se enfrentaban en el Parque Ancap del club Uruguay Montevideo, sobre la ruta 1. Tan solo dos horas antes y en el mismo lugar, había iniciado el partido entre Cerrito y San Jacinto Keguay, por el Campeonato Femenino de la B. La seguidilla entre un partido y otro imposibilitaba a las futbolistas cerveceras y bohemias calentar dentro del campo de juego. El escenario tampoco cuenta con una sala donde las futbolistas puedan prepararse. La carencia de infraestructura llevó a la delegación bohemia a utilizar su ingenio.

Como si se tratara de niños recién salidos de la escuela y ávidos por juntarse a pelotear, las chicas de Wanderers se largaron del estadio hacia la calle Luis José de la Peña. Pamela Silva, golera y capitana del equipo, se paró en la vereda contra el muro que rodea el estadio. En la acera de enfrente el entrenador de goleros, a escasos metros de la reja de una casa, tiró cuatro pelotas al suelo. Con la calle de por medio, el entrenador empezó a dispararle a Pamela, quien atajaba cada tiro como si tuviese un imán en las manos.

—¡Guarda!

Entre pelotazo y pelotazo, el grito avisaba que debían frenar el calentamiento para dejar pasar los autos. El resto del plantel, a orillas del estadio, hacía sus ejercicios en el pedazo de pasto más aceptable.

—Dale, dale, dale —gritaba la preparadora física, ante la incrédula mirada de los vecinos. ¿Qué hubiese pasado si alguien quería robarles? ¿Y si un auto pisaba a una jugadora? Camila Friciello, jugadora de Boston River y exDefensor, publicó en su Twitter: “La organización no tiene un pienso. Estamos hartas de esto, nos toman el pelo”.

Futbolistas de Liverpool y Peñarol sentadas en forma de protesta en apoyo a conflicto del fútbol femenino.
Futbolistas de Liverpool y Peñarol sentadas en forma de protesta por conflicto del fútbol femenino.
Foto: Leonardo Mainé.

(Esta investigación forma parte de una tesis de la Licenciatura en Comunicación de la Universidad ORT).

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad