Mitos y verdades detrás de la idea de un Frente Amplio "más radical" y la disputa entre "tupamaros y comunistas"

El MPP y el Partido Comunista han exhibido posicionamientos distintos; mientras Orsi busca trascender polémicas del gobierno de Mujica, en su entorno señalan que el peso de los radicales empezará a dirimirse en junio

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Acto por aniversario del Frente Amplio
Yamandu Orsi y Carolina Cosse en el acto del Frente Amplio por los festejos de su 53 aniversario
Estefania Leal/Archivo El Pais

Es uno de los conceptos más repetidos en la campaña. Dentro del oficialismo es casi un mantra fundamental: del otro lado, dicen en la coalición de gobierno, está un Frente Amplio más radical. Es el “FAPIT”. El “Frente Angosto”. Una izquierda dominada por tupamaros y comunistas. Un partido que baila al ritmo que le va marcando su brazo sindical.

¿Cuánto hay de mito y cuánto de realidad en estas palabras que han repetido, con énfasis distintos pero en una misma dirección, blancos, colorados, cabildantes e independientes?

Frente Amplio y Partido Comunista
Sombra del símbolo del Partido Comunista se proyecta sobre una bandera del Frente Amplio.
Archivo El País

De un lado, la polarización de la interna frenteamplista entre Yamandú Orsi (MPP) y Carolina Cosse (impulsada por el Partido Comunista y aliados), así como la reciente renuncia de Mario Bergara a su precandidatura, sumado a la influencia del Pit-Cnt en algunas decisiones de la fuerza política —desde el referéndum contra la Ley de Urgente Consideración hasta el plebiscito de la seguridad social—, son vistas como síntomas ineludibles de un Frente Amplio más escorado a la izquierda.

Desde el Frente Amplio, en cambio, retrucan que las acusaciones no son sino caricaturas, reduccionismos más propios de una época previa a la llegada de la izquierda al poder. Que no es muy diferente a etiquetas a veces utilizadas desde la izquierda para “estereotipar” a sus adversarios.

Hay un poco de las dos cosas, y aún no está todo escrito.

Radicalómetro

Para indagar en la supuesta radicalización uno puede observar distintos parámetros: primero, si hubo un aumento en el peso del MPP y del Partido Comunista en la representación electoral y orgánica del Frente; segundo, cuál ha sido la línea de acción de esos dos sectores (es decir, qué tan vinculados están a la noción de “radicales”); tercero, qué tan radicales son las propuestas; por último, qué tan alineada está la noción de un Frente más radical con la percepción del electorado.

En lo que más se acerca a la verdad, a priori, el concepto de un Frente Amplio con mayor peso de los “radicales” y un menor peso de los “moderados”, es la representación electoral de cada uno de los sectores en la izquierda. En esa perspectiva, sí es cierto que el MPP y el Partido Comunista, así como la opción más radical del Partido Socialista, hoy representan una porción mayor que en los primeros gobiernos progresistas, en detrimento de los sectores socialdemócratas, progresistas, seregnistas, astoribergaristas, o como se elija llamarlos.

frente congreso.jpeg
Votación en el Congreso del Frente Amplio
Archivo El País

“Efectivamente, cuando uno mira la elección interna de autoridades, y la falta de una expresión electoral fuerte de los sectores catalogados como más moderados, hay algunos hechos que pueden llevar a una interpretación así”, dice Eduardo Bottinelli, director de Factum.

Pero luego aclara: “En ese proceso también se fue dando una reconfiguración interna del FA. Así como el Partido Nacional y el Partido Colorado han ido teniendo transformaciones, y se fueron diluyendo algunas categorías, también se dio en el Frente”.

¿Iguales?

Que el MPP, comunistas y otros han ganado más espacio dentro de la interna frenteamplista en detrimento de los sectores más socialdemócratas es un hecho. Ahora bien, ¿hasta qué punto esas agrupaciones representan opciones radicales?

En el caso del Partido Comunista, así como en la línea que hoy predomina en el Partido Socialista, tanto su discurso como su línea de acción política encaja bien en lo que el sentido común asocia a la idea de radical. Es algo en lo que coinciden analistas, frenteamplistas y hasta los propios dirigentes de esos sectores, quienes reivindican sus propuestas que apuntan a “la raíz” de algunas reglas de juego y apartarse de lo que dicta la ortodoxia, especialmente en la economía.

Los comunistas suman otro factor: su peso en la estructura de los sindicatos y, como contracara, el peso de los movimientos sociales en los posicionamientos del partido. Esa confluencia fue la que lo llevó por ejemplo a embanderarse con el plebiscito para bajar la edad de jubilación a 60 años y prohibir las AFAP. Sobre esto último en un principio los comunistas no estaban de acuerdo.

Militantes y dirigentes sindicales entregando las firmas por el plebiscito al Parlamento.
Militantes y dirigentes sindicales entregando las firmas por el plebiscito al Parlamento.
Foto: Leonardo Mainé/El País.

La moción que finalmente prosperó en el Pit-Cnt —y que este sábado se tradujo en unas 430.000 firmas presentadas ante la Asamblea General— recogió apenas más de un tercio de los votos de la Mesa Representativa, ninguno de ellos de comunistas, que preferían en cambio buscar una redacción que planteara solo la derogación de la última reforma previsional. Sin embargo, una vez que prosperó la propuesta más radical, los comunistas decidieron hacerla suya también, bajo el argumento de que no podían ir “contra el movimiento sindical”.

En el camino, la iniciativa dejó en un lugar incómodo a Cosse, cuyos principales respaldos políticos son comunistas y socialistas, ambos adheridos al plebiscito. La precandidata firmó a favor de la consulta, pero evitó decir si está de acuerdo con la propuesta. En su entorno tampoco han señalado si preferirían asumir un gobierno en 2025 con la Constitución vigente o con una Constitución que diga lo que plantean los impulsores del plebiscito.

Carolina Cosse
Carolina Cosse firmó para plebiscitar la reforma de la seguridad social
Foto: @PITCNT1

Con el MPP la evaluación es más engorrosa, con muchos que le asignan una progresiva “moderación” o al menos una mayor sintonía con posturas más al centro.

“Si ves al MPP de ahora no tiene nada que ver con el de 1990. Es un MPP muy maduro, sensato, inserto en las instituciones, que sufre un proceso de aprendizaje político”, decía el año pasado a El País el historiador Fernando López D’Alesandro, que integra uno de los grupos que apoyaba la candidatura de Bergara. Sus declaraciones fueron recordadas días atrás en una nota de Montevideo Portal, que señalaba que la adhesión cosechada por el expresidente del Banco Central se debía, en parte, a una apropiación del legado astorista por parte de otros sectores del Frente Amplio.

Yamandú Orsi.
Yamandú Orsi.
Foto: Leonardo Mainé.

El sector de José Mujica, liderado por una nueva generación que incluye entre otros a Orsi, Alejandro Sánchez y Charles Carrera, tiene un accionar que muchos caracterizan, ante todo, como pragmático. Sus siglas, más que “Movimiento de Participación Popular”, bien podrían remitir a un “pragmatismo popular” o, como preferirían decir otros, un “populismo pragmático”.

En particular, en estos últimos años el sector ha desarrollado un liderazgo dual con Orsi como una figura que habla “hacia afuera del MPP” y el senador Sánchez como el encargado de gestionar la diversidad de posturas “puertas adentro”.

Eso que algunos leen como síntoma de moderación, y que otros ven como un “doble juego” que siempre estuvo presente en los herederos políticos del pensamiento tupamaro, se veía ya con claridad durante el tercer gobierno del Frente, en el que el sector de Mujica actuó en conjunto con los sectores astoristas en la mayoría de las principales decisiones.

Más allá de las tensiones propias de la dinámica de gobierno, el MPP le dio respaldo parlamentario a la gestión del equipo económico liderado por Danilo Astori y fue un actor fundamental de la negociación del presupuesto y las rendiciones de cuentas.

En los últimos meses, ese tipo de confluencias han sido reivindicadas por figuras del seregnismo y del MPP como ejemplo de que son más los puntos de encuentro que las diferencias.

Por ejemplo, Orsi ha mencionado como uno de sus asesores económicos —y en su entorno es manejado como posible ministro— a Gabriel Oddone, exsocio de CPA Ferrere que políticamente estuvo en su momento cercano a la rama moderada del Partido Socialista, de la que salieron otros economistas como Álvaro García, y que se identifica con el legado astorista.

El miércoles pasado, Orsi y Bergara sellaron su alianza con la firma de un documento que remarcaba la necesidad de fijar políticas “sobre la base del orden macroeconómico sin confusiones”. “Después de los debates que tuvimos de gobiernos en disputa o dos equipos económicos, hoy prima en el Frente la clara idea de que el orden macroeconómico es fundamental”, dijo Bergara, en alusión a las tensiones que existieron durante el gobierno de Mujica respecto al manejo de los recursos.

Mario Bergara y Yamandú Orsi
Mario Bergara y Yamandú Orsi firmando acuerdo político.
Foto: Fabián Cambiaso.

Orsi ha dicho también que hoy hay “acuerdos que están implícitos y que ya no se discuten más”, y que ciertas cosas cambiaron respecto al gobierno de Mujica, cuya candidatura, además, se gestó en su momento en base a un acuerdo entre MPP y Partido Comunista, hoy enfrentados.

Al MPP y el grupo de Bergara hoy los une, además, su claro rechazo al plebiscito promovido por los comunistas.

Todo esto está lejos de significar que haya un alineamiento total entre los seregnistas y el MPP. De hecho, aún prima entre varios dirigentes del campo socialdemócrata cierta desconfianza respecto a los posicionamientos del mujiquismo, por ejemplo en temas de desarrollo económico o productivo, así como en asuntos de política exterior e inserción internacional (el MPP ha apoyado algunos acuerdos, como el TLC con Chile, pero rechazó otros, como el TISA, o más recientemente el Tratado de Cooperación de Patentes). En el sentido contrario, tampoco ha faltado en estos años la mirada crítica de dirigentes del MPP hacia posturas de referentes seregnistas, por ejemplo a la hora de definir el grado de firmeza en la oposición al gobierno.

Pero en ambos campos, en todo caso, sí coinciden en que, al pasar raya y sobre todo bajo el paraguas de un liderazgo como el de Orsi, hoy es menos la distancia que separa al MPP de los seregnistas que del Partido Comunista, al menos en los posicionamientos de cada sector. Para los que impulsan la candidatura del exintendente canario, en definitiva, la pregunta de si el Frente se inclinó hacia los radicales se empezará a dirimir en junio.

Mesa política

Diferencias por plebiscito promovido por Ciudadanos: comunistas con el resto y Orsi con el MPP

Un último episodio que volvió a poner a seregnistas y MPP de un lado, y a los comunistas del otro, fue la discusión en el Frente Amplio sobre el plebiscito impulsado por Ciudadanos (Partido Colorado) para fijar el concurso o sorteo como mecanismo de ingreso en los gobiernos departamentales.

Los votos del PCU en la Mesa Política vetaron el apoyo frenteamplista, argumentando que la propuesta no había sido presentada con tiempo suficiente y que era parte de una campaña de un sector colorado.

El MPP, los seregnistas, la Vertiente Artiguista, el Partido Socialista y el presidente del Frente, Fernando Pereira, fueron algunos de los votos a favor de consensuar una propuesta y apoyar el plebiscito.

En este caso, la postura del MPP fue distinta a la expresada por su candidato Yamandú Orsi, quien afirmó que no le parecía materia para dirimir en un plebiscito.

¿Convencidos?

Otra pregunta es si la idea del Frente más radical se condice con la percepción que tiene el electorado.

Bottinelli, de Factum, asegura que según las mediciones de la consultora esa noción se concentra principalmente entre aquellos que ya se identifican con partidos de la coalición multicolor.

“Cuando a las personas se les pide que ubiquen a los partidos en un eje de izquierda a derecha, lo que llamamos una escala ideológica, vemos que el Frente Amplio no ha tenido un gran movimiento hacia la izquierda en la percepción. Es levemente un poquito más a la izquierda, pero sobre todo explicado por una mirada de los que están más lejos del Frente, que lo identifican más a la izquierda que antes”, explica a El País.

“Al hablar de eso en realidad lo que están haciendo es reafirmar a los propios y no convenciendo a los más dudosos o ajenos”, agrega Bottinelli.

Acto por aniversario del Frente Amplio
Militantes en acto del Frente Amplio por los festejos de su 53 aniversario, en la plaza Francisco Araucho de Montevideo, ND 20240326, foto Estefania Leal - Archivo El Pais
Estefania Leal/Archivo El Pais

Según fuentes políticas, Factum llegó a medir específicamente la percepción del electorado sobre la eventual radicalización o moderación del MPP. Ante la pregunta de si el sector de Mujica es más radical o moderado respecto a 15 años atrás, más de la mitad (57%) responde que el sector está “más moderado” y un cuarto (24%) señala que lo ve “más radical”. En paralelo, Mujica se mantiene según distintas mediciones como el líder con mayor simpatía entre todo el electorado junto al presidente Luis Lacalle Pou, ambos seguidos por Yamandú Orsi.

¿Por qué entonces el énfasis del oficialismo en el Frente Amplio radical? ¿Hay una estrategia basada en la intuición de que ese discurso puede calar en votantes aún dudosos de a qué bloque apoyar, o es un discurso para “activar” a los más convencidos?

Fuentes del oficialismo consultadas por El País señalan que existe la convicción de que las referencias al MPP y a los comunistas —aunque en particular a estos últimos— tienen su llegada en el electorado.

Para ello se basan por ejemplo en datos que exponen cierta “desconfianza” de una parte de la población —sobre todo los no frenteamplistas— hacia instituciones como los sindicatos.

Mientras tanto, las menciones al MPP buscan a su vez traer al debate asuntos que el oficialismo ve como los puntos más oscuros de las gestiones frenteamplistas, y que ocurrieron bajo la presidencia de Mujica, como las pérdidas en Ancap, iniciativas como el Fondes o la regasificadora, así como la noción generalizada de un “desorden” en las cuentas públicas; en definitiva, uno de los puntos que buscan contrarrestar los impulsores de la candidatura de Orsi —resta ver con qué exito— al despegar su proyecto de ciertas decisiones del pasado.

“Esos ejemplos tienen más que ver con cuestiones de gestión que con grandes cuestiones de orientación política”, opina Agustín Canzani, sociólogo que trabaja en análisis electoral para Frente Amplio. “Me parece que es más un recurso de campaña, como también en otro momento puede usar alguien en el Frente Amplio; el estereotipo supone siempre una caricatura y exagerar algunos rasgos, pero no creo que sea muy razonable ni que haya demasiado argumento empírico para decir eso”, agrega.

Desde el oficialismo, al fin de cuentas, reivindican esa simplificación como una herramienta válida de la retórica electoral. Así lo resume un dirigente del gobierno: “A una parte del electorado hay que llegarle con mensajes más simples y concretos y la idea de un Frente Amplio más radical sintetiza muchas cosas”.

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