Por qué el mundo ya no será el mismo tras la guerra en Ucrania: esto pronostican siete expertos

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UN CAMBIO DE ÉPOCA

Desde un experiente corresponsal de guerra a un historiador búlgaro y especialistas uruguayos, aquí siete miradas sobre el escenario global que dejará la incursión militar de Rusia.

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¿Por qué estamos ante un cambio de época y el mundo ya no será el mismo? Desde Uruguay a Ucrania, siete especialistas consultados por El País responden sobre el nuevo mapa mundial que se viene. ¿Cuál será el rol de Estados Unidos, de Europa y China? ¿Cuáles son las diferencias con la época de la Guerra Fría? ¿Qué intenciones tiene hoy Vladímir Putin y hasta dónde piensa llegar?

Marc Marginedas: "A Putin lo mueve el resentimiento"
Corresponsal de guerra, enviado por El Periódico de Catalunya a Ucrania (*)
Marc Marginedas

Hace unos días viajé desde Dnipró a Járkov, la segunda ciudad más poblada de Ucrania y a unos 50 kilómetros de la frontera con Rusia. Yo había estado hace un mes ahí y en ese momento nadie creía que pudiera haber un ataque. Un taxista me dijo esa vez: “(Vladímir) Putin no es tan tonto como para lanzarse dentro de la ciudad”. Pero pasó: el centro fue destruido por un bombardeo y hay grandes daños en la llamada Plaza de la Libertad, una de las más grandes de Europa, construida durante la época soviética. Vi un mercado totalmente destruido. Está claro que fueron bombardeos contra estructuras civiles, sin ningún valor militar, y se habla del empleo de armas de poca precisión, prohibidas por convenios de Ginebra.

Yo creo que esta guerra es un escenario parecido al de la Segunda Guerra Mundial en los años 40. Rusia tiene un sentimiento importante de humillación por haber perdido la Guerra Fría en la década de 1990. Y es un país dirigido por un presidente al que lo mueve el resentimiento. Acorralado, Putin es una persona peligrosa y siempre tiene la opción de apretar el botón nuclear.

Lo que puede pasar aquí es difícil de saber, pero es posible que los rusos se queden con una parte importante de Ucrania y las partes más hostiles entrarían en la órbita de Occidente. Esto implicaría la división de Ucrania en dos estados, como pasó en Alemania.

Y Rusia será un país aún más aislado, donde será muy difícil entrar. Tengo informaciones de que se implantará la ley marcial y a los ciudadanos que salen les preguntan por qué lo hacen, les miran sus computadoras y teléfonos, les preguntan qué piensan de la guerra. En Rusia la situación en las calles pasó de absoluta indiferencia al preocupación e inquietud (hoy manifestarse allí es un acto de terrorismo, hay informadores por todos lados). Los rusos serán ciudadanos de un estado paria. La vida será cada vez más dura. Todo lo que pierda con las duras sanciones, Rusia lo intentará recuperar acercándose a China, pero no son países aliados sino socios estratégicos. Comparten una visión multipolar y rechazan la democracia liberal. A China, para ejercer su estatus de superpotencia, le importa la economía y para eso necesita tranquilidad.

Después de esta guerra, está claro que Rusia no tiene ningún interés en respetar el derecho internacional, solo le importa ser temida. Y no le preocupa la reputación, algo que sí le importaba a la Unión Soviética. Cometen crímenes contra la humanidad y alardean haciéndolo.

(*) El 4 de setiembre de 2013 el catalán Marc Marginedas fue secuestrado en Siria por el grupo rebelde Estado Islámico y liberado casi seis meses después. Hoy corresponsal instalado en Moscú, es diplomado de un posgrado en Relaciones Internacionales por la Universidad de Ámsterdam.

Kaloyan Stanev: "Entramos en otra fase"
Historiador económico búlgaro (*)
Kaloyan Stanev, historiador búlgaro.

Están claras las ambiciones de parte de la sociedad rusa, la antigua elite comunista y los servicios secretos que quieren recuperar la gloria de la Unión Soviética. Más considerando que Occidente está débil y dividido, comprado por el tema del gas y la decadencia tras sus problemas en la crisis de 2008.

Eso sí, imagino que Rusia no esperaba tanta resistencia en Ucrania. Ellos mismos crearon la propaganda de que al ejército ruso lo iban a esperar prácticamente como liberador en Ucrania, pero eso no fue así.

Muchas veces se intenta presentar una posición neutra, de buscar la responsabilidad de Occidente, de Estados Unidos, de la OTAN, pero todos los estados que integran esa alianza militar lo hacen por su propia voluntad. A nadie lo obligaron. No acepto esa idea de que Rusia está en peligro.

Rusia dice que ha sido cercada por la OTAN, pero es una excusa para ir recuperando terreno. Recordemos que Vladímir Putin básicamente ha dicho que Ucrania no debería existir. Todos los estados vecinos de Rusia han sido históricamente víctimas de agresión. Los miedos de Polonia y los países bálticos se han confirmado.

Esta idea de que Ucrania está en la zona de influencia de Rusia es de la Segunda Guerra Mundial cuando Stalin y Churchill se dividieron Europa. Hoy ni siquiera estamos en una Guerra Fría, es guerra caliente y Putin queda como un paria. En los países de Europa del Este parte de la población era prorrusa (un 30 o 40%) y eso se ha reducido, cambió la opinión con esta invasión. Pasó en Bulgaria, políticos que eran amigos de Putin lo critican en forma abierta. Este creo que puede ser un punto de inflexión, entramos en otra fase. Se acabaron estos 30 años de paz.

(*) Kaloyan Stanev nació en Bulgaria. Da clases en la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona y en la ORT de Montevideo el curso de Europa del Este y Rusia.

Ariel González Levaggi "Un mundo posamericano"
Experto argentino en RRII (*)
Ariel González Levaggi

En el mundo que viene una cuestión central es la transición hacia un mundo multipolar. Eso quiere decir que hay tres lugares que definirán la evolución del orden internacional: Washington, Moscú y Beijing.

Un segundo aspecto tiene que ver con una mayor fragmentación. Hay que remontarse varias décadas atrás, yo diría a la época de la Guerra Fría, para ver cómo grandes potencias se enfrentaban en un tercer lugar. Ucrania se ha convertido en una guerra de aproximación: Rusia interviene en forma directa y Occidente (Estados Unidos, la OTAN) apoya a Ucrania con cooperación militar.

O sea, es un mundo posamericano (eso lo dice un académico muy reconocido en Estados Unidos, Fareed Zakaria), multipolar, más fragmentado y conflictivo.

A diferencia de la Guerra Fría, no hay una disputa de política económica, o sea capitalismo versus comunismo. No hay una lucha ideológica de fondo, sino intereses vinculados con la geopolítica y la geoestrategia, y la idea de los rusos de establecer su propia área de influencia. Pero un escenario posible y no muy lejano es que haya una nueva cortina de hierro que deje de un lado a los países que forman parte de la OTAN, de la alianza occidental, y del otro lado una Rusia que no será como la Unión Soviética pero que al mismo tiempo tiene una serie de enclaves o países amigos, como Bielorrusia, una Ucrania dividida, Osetia del Sur y Abjasia en Georgia, además de su influencia permanente en Asia Central y en el Cáucaso.

¿Y de China qué podemos esperar? Ha sido un gran equilibrista, pero ha tenido una posición relativamente amigable con Rusia. Este cuadro de situación le conviene porque erosiona más el liderazgo estadounidense.

(*) Ariel González Levaggi es secretario ejecutivo del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica Argentina. Doctor en RRII y Ciencia Política.

Nicolás Pose: "Hay un giro en la política militar alemana"
Experto en política internacional (*)
Nicolás Pose.

Si bien no es una de las economías globales más relevantes, Rusia es una potencia militar: tiene el arsenal nuclear más fuerte del mundo, además de entre la segunda y la tercera fuerza armada más fuerte. Y cuenta con el activo energético.

Pero hoy estamos en un escenario geopolítico y geoeconómico mundial distinto. Un primer elemento a observar es cómo Alemania se reposiciona respecto a su política militar y de seguridad. Hay un giro de la mentalidad alemana, que ha sido muy restrictiva desde la Segunda Guerra. Ahora han habilitado el envío de armas letales a zonas de conflicto y mostrado una mayor predisposición a invertir recursos en la industria militar. Este cambio puede influir en la política exterior y de seguridad de Europa.

También hay que ver cuál será la política energética. Una de las principales restricciones para un accionar más decisivo frente a Rusia ha sido la dependencia energética, en particular de Alemania. Si bien los países occidentales acordaron la desvinculación de varias instituciones financieras rusas del Swift, se han mantenido mecanismos para seguir transfiriendo pagos de importaciones de energía. Hay que ver si China se puede volver un comprador que sustituya la demanda europea de energía. Y si eso le dará a Rusia un oxígeno económico frente a sanciones que seguramente seguirá enfrentando de Occidente. ¿Y Asia? Es cada vez más un centro de gran relevancia mundial y no ha sido tan contundente en el rechazo de la incursión rusa,

(*) Candidato a doctor en Ciencia Política. Magíster en Economía Política Internacional de la London School of Economics and Political Science. Profesor en Programa de Estudios Internacionales de Facultad de Ciencias Sociales.

Leo Harari: "Occidente tuvo una política de agresión"
Experto en política internacional (*)
Leo Harari.

Estamos ante un cambio de paradigmas y de maneras de ver el mundo. Las estrategias de un lado y del otro no son exactamente lo que nos cuentan.

Si uno lee la prensa occidental “el malo es Putin” y punto. Yo creo que “el malo es Putin también”, es más complejo. Desde la caída del muro de Berlín en 1991, Occidente tuvo una política de agresión, aceptando uno tras otro a los países del eximperio soviético.

Y Rusia, cuando pudo organizarse en manos de lo que llaman la oligarquía, nunca vio eso con buenos ojos. Dijeron: “se hizo la OTAN para frenar a la Unión Soviética, pero ya no existe más la Unión Soviética, hagamos negocios”. A algunos les vino fenómeno eso, entre ellos a Alemania, cuya fuerza es su industria pesada y Rusia es un buen mercado. Pero además Rusia es el primer proveedor de gas en Europa. A Europa le convenía una Rusia dentro de las reglas de juego del capitalismo mundial. Pero eso no le convenía tanto a la OTAN, a la parte europea militar, porque perder un enemigo es un problema para la industria militar y porque debilitaba la alianza entre los países europeos y Estados Unidos.

Rusia tiene una nostalgia de su viejo imperio, pero se siente un país cercado y hace años que Vladímir Putin dice “no me aprieten más, no me aprieten más”. A Putin le convenía seguir haciendo negocios con Europa. La prueba es que la mayor parte de la plata de los millonarios rusos va a bancos europeos, americanos o de los paraísos fiscales. Mientras, el pueblo ucraniano es víctima, es terrible víctima.

(*) Fue profesor en el Instituto de Estudios Políticos de París, Sciences Po. Fue asesor para Unesco, BID, PNUD y la OIM.

Ignacio Bartesaghi: "Hay una debilidad de Occidente"
Doctor en Relaciones Internacionales (*)
Ignacio Bartesaghi. Ignacio Bartesaghi es decano de la Facultad de Ciencias Empresariales de la UCU desde setiembre de 2017.

Este tipo de situaciones terminan de confirmar que estamos en un cambio de época. Yo hace mucho que vengo hablando de la debilidad de Occidente. Hay una crisis generalizada de liderazgos. Ni siquiera se puede resolver una crisis de larga data como la de Venezuela, donde tenés ahí a Nicolás Maduro y no pasa nada.

En ese escenario hay un mundo económico que se fue al Pacífico hace mucho tiempo y con China como motor de la economía. Este movimiento que da Rusia puede llegar a incomodar a China, que entiende los reclamos de Putin vinculados a la expansión de la OTAN, pero le dice “ojo con la integridad territorial”. China no está del lado de Rusia, pero sí le sirve que el mundo occidental pierda terreno.

Y esto confirma un desequilibrio en el orden mundial, estamos frente a una reconfiguración que nadie tiene que ver con las Naciones Unidas de 1945. Pero al final no habrá dos ejes como antes, sino intereses nacionales de potencias que tienen la capacidad de intervención. Una es Rusia, que quiere volver a ser una Rusia imperial.

El poder está atomizado: tener un poder militar abrumador como el de Estados Unidos no es señal de paz ni de seguridad mundial.

O sea, ¿Estados Unidos, con esta amenaza, se empezará a mostrar más agresivo en política internacional? Está bravo ver que Putin activa la posibilidad de usar el sistema de armas nucleares y no tenemos mensajes fuertes. Entonces, Putin invade porque había espacio para hacerlo. Y no puede salir de esta guerra con las manos vacías. Va a preocuparse de decirle al mundo: “Yo gané”.

(*) Director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica y de la oficina internacional de UCU Business School.

Carlos Luján: “El fin de la globalización liberal”
Politólogo (*)
Carlos Luján, politólogo.

Asistimos al fin de la globalización liberal como la conocíamos. La pandemia la puso en jaque y esta invasión la agudizó. Es el regreso de la geopolítica, que había quedado en desuso. Nos parecían impensadas estas situaciones de guerra a escala, y mucho menos en Europa.

Pero este es un conflicto entre sistemas capitalistas. Aunque sea de perogrullo decirlo: la Unión Soviética terminó hace ya 30 años y aún hay quienes los acusan de comunistas. Vladímir Putin es un hombre de derecha, cercano a la iglesia ortodoxa, vinculado a los llamados oligarcas rusos, las elites económicas capitalistas fruto de las privatizaciones de las empresas soviéticas.

Esto tiene que ver con las fuertes inversiones europeas en Ucrania y Rusia. Acaban de suspender el gasoducto Nord Stream 2, una inversión de 10.000 millones de dólares. Después vemos que el principal banco ruso no entró en las sanciones con el Swift. Ante tanto humo a pólvora, conviene mirar las corrientes económicas subterráneas. Además, Rusia tiene el 12% de las criptomonedas, lo cual es incontrolable.

Esta no es una guerra como las del siglo pasado, es una guerra del siglo XXI.

El actor principal es Beijing: ¿qué hará China, potencia emergente? Por un lado se siente incómoda y el incendio no le sirve si se va de control, aunque puede ser el que más gana con la confrontación. ¿O es el que menos pierde? Si Xi Jinping levanta el teléfono, Putin va a atender y lo va a escuchar, le guste o no lo que el otro le diga. Esto puede tener más capacidad de presión que las sanciones de Occidente.

(*): Docente de Teoría de las Relaciones Internacionales en la Facultad de Derecho y en el Instituto de Ciencia Política.

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