Números rojos en la UAM: no hay dinero para pagar deuda al BROU y se afecta “continuidad del negocio”

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UAM desde afuera. Foto: Francisco Flores.

UN AÑO DESPUÉS DE INAUGURACIÓN

El panorama es crítico: hay productores morosos y la Auditoría Interna del Ministerio de Economía reveló que falta dinero para cumplir con las obligaciones.

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Ramos de zanahorias como regalos gloriosos de bienvenida. Sonrisas amplias sobresaliendo de los tapabocas. Olor a plástico nuevo, a pintura recién seca. Tecnología de ingreso que se vende como tan o más moderna que la del aeropuerto de Carrasco. Es lunes 22 de febrero de 2021,el día del corte de cinta en la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM) después de grandes tensiones políticas entre el gobierno nacional y la Intendencia de Montevideo (IMM) que al final dieron como resultado una gobernanza mixta. Este momento es el mojón desde el que partimos para contar esta historia. Que tiene más vueltas que los caminos del Montevideo rural y tantas versiones como productores quieran contar.

Un año y tres meses después, la UAM está lejos de tener un funcionamiento óptimo. Todavía quedan espacios casi vacíos y otros con poca actividad comercial. Hay muchos productores que se quejan del sistema de negocio y dicen que los números no cierran, pero otros aplauden las mejoras y cuentan que en el antiguo Mercado Modelono había capacidad de crecer. Hay compradores (que luego venden la mercadería a los consumidores finales) que creen que los costos solo subieron por mejoras edilicias, algunos dicen que fueron engañados y firmaron contratos en blanco. Otros se preguntan si tiene sentido una inversión de estas características en Uruguay. Para las autoridades de la UAM a priori hay que tener cautela, es poco el tiempo que pasó y hay que seguir trabajando, afirman.

Lacalle y Cosse inauguraron la UAM hace 15 días y ya se generó un conflicto por la conducción. Foto: Francisco Flores
Zumarán, el exministro Uriarte, Lacalle, Cosse y Garín en la inauguración de la UAM en febrero de 2021. Foto: Francisco Flores

En este momento la unidad agroalimentaria tiene capacidad financiera para pagar los intereses de los tres fideicomisos que adquirió. Pero, según también explican desde el directorio, en marzo de 2023 deben comenzar a pagar la primera amortización de la deuda que asumieron con el Banco República (BROU), y la espalda para asumir este pago aún no está.

Sobre eso, el presidente de la UAM designado por la IMM, Daniel Garín, explica a El País: “No es un objetivo planteado pagarlo ahora, la meta desde el primer día es tener en marzo que viene el dinero para la amortización, y estamos trabajando para llegar”. Sin embargo, dicen a El País fuentes vinculadas a las autoridades de la UAM y también productores integrantes de las gremiales con representación en el directorio, si se proyecta la situación actual, el dinero no estará en marzo de 2023, cuando la UAM afronte la primera cuota del fideicomiso del BROU. Vale aclarar que la UAM tiene sus ingresos directos por arrendamientos de los espacios, así como por lo que se cobra a las empresas de elevadores y otros servicios.

Este complejo panorama es confirmado por un informe de la Auditoría Interna de la Nación del Ministerio de Economía y Finanzas, que se difundió esta semana y que plantea una situación crítica. Con fecha 1º de junio de 2022, allí se desprende como conclusión que la institución tiene limitaciones para cumplir sus obligaciones. Y menciona dos aspectos: la falta de seguridad jurídica respecto de la operativa y la “insuficiencia de la capacidad económica para asegurar en tiempo y forma el cumplimiento de sus obligaciones financieras”. Las limitaciones, según la Auditoría Interna, exponen a la UAM a riesgos de carácter legal, financiero y operacional. Si esos riesgos se concretan, pueden dar lugar a reclamos judiciales, sobrecostos financieros, inadecuada toma de decisiones e incluso pueden “llegar a afectar la continuidad del negocio”, sostiene la auditoría (ver recuadro más abajo).

El informe se conoció después de la asamblea anual de la Sociedad Fomento y Defensa Agraria de Rincón del Cerro, realizada el fin de semana pasado y donde participó el presidente Luis Lacalle Pou. La molestia de los productores sobre la situación de la UAM se hizo sentir y el ambiente estaba “muy agitado”, según relatan a El País participantes de la reunión. Esto llevó a que la secretaria general de la UAM, Adriana Zumarán, se reuniera el lunes con el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado.

Allí hablaron del pasado, presente y futuro de este espacio, como lo vienen haciendo regularmente. Zumarán pinta así el panorama que le transmitió a Delgado: “El sector está muy mal por una gran producción que hace que los precios sean muy bajos y la UAM no incide en esta realidad. Hoy todos los costos son muy pesados porque no hay rentabilidad. El problema jurídico que revela la auditoría es otro tema, que hay que resolver rápido”. En ese sentido Zumarán adelanta que el asunto lo tomará el Poder Legislativo, ya que hay gran “sensibilidad”. Es decir, como al principio de este proceso, todo vuelve a la esfera política.

UAM desde afuera. Foto: Francisco Flores.
Amanece en la Unidad Agroalimentaria. Foto: Francisco Flores.

A partir de la auditoría, el senador nacionalista Jorge Gandini convocará en la comisión de Ganadería a Zumarán y al ministro Fernando Mattos, según supo El País. Además, habrá una coordinación con los ediles para tratar el tema en la junta y quizás convocar allí a Garín. El diputado nacionalista Álvaro Viviano, quien sigue el tema de cerca, dice que la auditoría confirmó que el plan de negocios de la UAM es “problemático e imposible de cumplir”. A su juicio hay “un manejo de boliche” a nivel económico, ya que los costos superan la capacidad de hacer frente a los compromisos financieros. También preocupa la inseguridad jurídica en cuanto al terreno, porque “no está definida la disponibilidad del predio”.

El subsecretario de Ganadería Juan Ignacio Buffa puso la situación crítica en números. En declaraciones a Radio Universal, afirmó que existen altos índices de morosidad entre los productores de la UAM: “Estamos en el entorno de cuatro a seis millones de pesos por mes”. Buffa explicó que lo que preocupa no es la deuda en sí, sino que, como está planteado el negocio, la ecuación económica no sirve a los productores.

TESTIMONIO

Moizo, un productor que logró ganancias

Carlos Moizo es un productor rural de Montevideo, de Melilla. “Te voy a contar mi punto de vista. Vos caminá y después ves si es cierto”, dice Moizo, quien tiene una visión positiva de la UAM. “Acá se trabaja mucho mejor, dan ganas de venir, hay una perspectiva que te permite pensar en expandir el negocio”, afirma. Y cuenta que su familia ya ha podido generar ganancias que luego las reinvierte para tener más y mejor producción en la zafra siguiente.

Los ingresos de mercadería se dan a la tarde en la UAM. En el caso de Moizo, luego de las cinco de la tarde ya está todo el puesto pronto. Los 24 metros cuadrados que tiene en uno de los grandes galpones son de su familia, que hace casi 100 años se dedica a la cosecha de naranjas, limones, ciruelas, peras, manzanas y duraznos. Estos metros son heredados del viejo Mercado Modelo, y por eso pagan un alquiler mensual.

La estrategia de la UAM.

Mauricio Bozzi, un productor rural de Canelones que es la quinta generación de su familia en el rubro, dice que en la UAM se necesita una visión empresarial, “no burócratas con tantas trancas para todo”. Y agrega: “Así como está, no puede ser. Se tiende a que cada vez los productores grandes sean más grandes, y a que los chicos desaparezcan. Me pregunto, ¿dónde viste algo público de estas características que funcione? Porque yo si pierdo me fundo, me quedo sin nada. Pero ellos no, no hay nadie que se vea afectado”.

Para intentar entender este proyecto, hay que saber que la UAM no se dedica solo a la comercialización de frutas y verduras. Esa es una de las cuatro unidades de negocio que tiene. Todo lo que pasa en este polo ubicado a unas cuadras de la ruta 5 no puede ser comparado de forma directa con lo que era el viejo Mercado Modelo.

La estrategia que se piensa desde la dirección para seguir creciendo y tener capital de giro, es apostar fuerte al ingreso de empresas que se dediquen a rubros anexos. “Trabajamos en un plan de negocio para los cinco años que se vienen, que nos permita seguir con seriedad”, afirma Garín.

La UAM busca sí concentrar la comercialización mayorista de frutas y verduras y marcar los precios, esto lo logra con soltura. Más del 65% de estos intercambios se dan en el predio y, según también cuenta Garín, se aspira a poder ser fijador de precios de otros rubros anexos, como los huevos. Pero a la vez trabajan para generar actividades comerciales de privados que se instalen en el lugar. Hablamos en este caso de las grandes empresas importadoras de frutas tropicales. Compran en Brasil y en Ecuador la fruta que más consumen los uruguayos: bananas. Sí, la fruta más consumida no es de acá. Mantienen en cámaras de frío bananas pero también mangos, papayas, paltas y la llamativa fruta del dragón, esa que es fucsia.

También se está terminando una planta de los supermercados Disco, dónde realizarán trabajo de empaque para enviar a sus sucursales. Pero aún hay varias hectáreas para seguir agregando este tipo de emprendimientos.

Garín dice que la novedad de la UAM es que en un mismo espacio físico se concentra toda la cadena de comercialización, distribución y logística de frutas y verduras; y que esto implica un ahorro importante en la operativa. Este punto lo comparte con Zumarán, la secretaria general de la UAM, elegida por el Ejecutivo: “Se está elaborando un plan de negocios estratégico que permita que privados se instalen a trabajar en el predio de la UAM, porque una inversión de esta características no se puede sustentar solamente del negocio de frutas y verduras”.

UAM por dentro. Foto: Francisco Flores.
La UAM por dentro: vista de una nave de frutas y verduras. Foto: Francisco Flores.

Un problema de tamaño.

El predio tiene grandes galpones que se unen por calles con bajadas perfectas para carga y descarga. Hay calles por las que se puede andar solo a pie, otras por las que circulan camiones con zorra y elevadores de carga. El orden y la limpieza mandan en el lugar.

Las naves son esos galpones modernos donde se hacen las transacciones de compraventa, y se distinguen por letras. Pero también por el tipo de vendedores, productos y actividad. Las que se dedican a la venta de frutas y verduras son las “naves verdes”. Después está la nave de Actividades Logísticas pintada de azul, y la de rojo, la Polivalente. Más adelante vamos a hablar de estas últimas dos.

Todo es tan grande que recorrer el enorme predio para buscar precios es algo imposible de hacer. Esto no solo lo dicen los que venden y los que compran, sino las propias autoridades: “Hasta pusimos acá un cajero para que vengan… Pero no, van al otro que hay en la entrada a hacer cola”, dice Zumarán mientras camina bien rápido por la nave roja, la que se dedica a vender productos como huevos, quesos, vinos y miel. Se propuso mostrar todo el predio en una hora y media sin parar a conversar con nadie, aunque al grito un par de puesteros le cantan reclamos y ella se detiene.

Lo del principio: hay sectores en pleno trabajo, otros con huecos y algunos casi sin actividad. Es decir, naves que funcionan por completo con un flujo grande de ventas, y otras dónde se trabaja en diagnóstico y estrategia para que funcionen. Dentro de las más movidas hay grandes locales instalados con todo para trabajar desde ahí: oficinas, área de recepción de pedidos, caja con mostrador y exhibición de producto. Son empresas que hicieron construcciones dentro de estos grandes galpones, entonces tienen los logos de sus marcas con carteles luminosos, stands en madera, otros en aluminio, y hay hasta algunos con escalera y un segundo piso.

Por los pasillos de estos galpones hay que usar todos los sentidos. Y no quedarse parado para contemplar nada, porque se corre riesgo de seguir viaje con un trabajador de carga que va con su carro a tope de cajones de frutas. Casi todos se manejan con una costumbre de otro siglo: la mayoría de las transacciones se dan con dinero en efectivo. Los compradores pagan con billete sobre billete lo que se llevan. Ellos mismos reconocen que es raro: “En ningún lado afuera ves manejar esa cantidad de efectivo, menos de esta forma. Si ando en la calle llevo con cuidado la plata, pero acá es otra cosa”, cuenta un productor de Canelones que tiene su puesto en la nave D, una de las que más funciona. Mientras responde, con sus manos tajeadas por la tierra organiza con una banda elástica un fajo de billetes de 1.000 pesos.

EN LA UAM

El pesado trabajo de los changadores

Caminar por la UAM no es sencillo, entre los elevadores con bolsas de papas, con palets de madera que sirven para separar las cargas. Y los gritos de “voy” de los changadores que caminan marcha atrás en bajada con cargas de más de tres metros de altura. Uno de ellos cuenta: “Trabajamos al peso, cuanto más llevas, más cobrás”. Y sigue a las apuradas con su carga, mientras relata que él llega sobre las cuatro de la mañana, como la mayoría de sus compañeros que van en ómnibus. Tiene un carnet de habilitación que le cuelga del cuello: se lo dio la IMM para hacer el trabajo. Porque la seguridad de la UAM está cuidada por un gran perímetro de alambrado y un ingreso controlado.

Las unidades de negocio.

Todas las naves tienen que estar a pleno funcionamiento para que la UAM sea rentable. De la primera zona, la de las naves verdes, ya hablamos. La segunda es la nave roja o Polivalente, una de las que está dando problemas en este momento. Ahí se venden más de 16 rubros, pero el tránsito de compradores es muy bajo. “Nosotros hicimos una gran inversión, tenemos 58 metros cuadrados construidos y apenas pagamos los costos. El que compra no tiene tiempo de recorrer y no viene hasta acá”, cuenta Virginia Rodríguez de la bodega Vinos Secchi.

“La nave polivalente es una innovación. Todos estamos aprendiendo. Hay opiniones encontradas, pero te puedo decir que se siguen sumando emprendimientos”, fundamenta Garín. En este galpón de techo rojo, además de la venta de productos alimenticios, hay una especie de centro: farmacia, red de cobranza, lugares de comida, ferretería, venta de calzado de seguridad y también ropa. Y es donde los fines de semana se recibe al público, se instala una feria de artesanos y la IMM gestiona espectáculos. La idea es atraer a los vecinos del barrio, porque el impacto en Los Bulevares fue enorme. Pero eso no ha funcionado: algunos compran sus frutas y verduras, pero la distancia entre la parada y el ingreso peatonal es una traba. Otros subrayan que la mayor frecuencia de ómnibus que se prometió no existe y que solo se estiró unas cuadras el destino del 427.

La tercera es la azul o de Actividades Logísticas. Es una nave dónde se realizan las tareas de logística y cadena de frío. “Acá nos trajeron engañados”, dice Alejandro Mañez, quien se dedica al rubro hace casi 30 años. “Cuando le mandé el contrato a mi escribano, me dijo 'firmas un pasaje a ciegas'. Hicieron algo más moderno pero no más barato, para todos esto es más caro”.

Su empresa hace pedidos para entes públicos, empresas y hogares del INAU. “Estamos ahí a las 4.30 de la mañana, compramos lo que necesitamos y nos ponemos a armar los pedidos. A eso de las 6.30 tenemos que estar saliendo. La UAM me ha hecho caminar mucho, pero no llego a recorrer todo, ni intento. Habrá mejores precios, eso nunca sabés“, explica Mañez.

Luego señala que están trabajando con competencia desleal. “Esto se vendió como una zona de exclusión metropolitana. Y en Canelones, en la zona rural de Montevideo, y hasta por avenida Centenario, donde estaba el Mercado Modelo, está lleno de galpones que hacen la misma actividad que yo, compran al mayor y fraccionan“, enfatiza el empresario.

UAM por dentro. Foto: Francisco Flores.
Un empleado carga un cajón en la UAM. Foto: Francisco Flores.

La cuarta no es una nave, sino un predio sin construir. Pero es la que más capacidad tiene de expandirse: es “la zona de actividades complementarias”. Allí van emprendimientos privados que se instalan en el predio cercado, con todos los servicios de la UAM. Empresas que construyen sus propios edificios desde cero. El polo industrial tiene varias hectáreas listas para recibir estos negocios.

Las formas en las que las autoridades plantean el camino que se va a realizar para que todo funcione y para que además se dinamice el sector, parecen una fruta perfecta vista desde una góndola. Como una manzana, que al dar la primera mordida ya está arenosa. Pero aún quedan meses para poder saber si las inversiones privadas llegan a tiempo. Y varias preguntas en el tintero. Como, por ejemplo, por qué no se contempló el ingreso por ruta 5, dónde recién ahora se está construyendo un puente, mientras que los grandes camiones detienen todo el tránsito que ingresa a Montevideo en hora pico de la mañana.

Y tampoco nadie puede responder por qué quienes diseñaron el proyecto no pensaron que las grandes distancias hacen inviable que los compradores circulen por todo el predio. Menos respuestas hay sobre los beneficios para los pequeños productores, que entre otras promesas iban estar mezclados con los grandes, pero trabajan solos en el último de los galpones. Allá al fondo, donde ya se ve el vallado del predio. 

UN PRODUCTOR

"El sistema de negocio de la UAM es muy caro"

Una llamada sobre las 19 horas, momento de la cena y de irse a dormir para las personas en esta actividad. “¿Cómo andás? Está bien a esta hora. Sí, podemos hablar, porque yo me levanto todos los días a las tres. Y así por teléfono te termino de explicar por qué cada vez hay menos productores. Nosotros con 50 años somos los más jóvenes en estos negocios. Yo me pregunto qué va a pasar si esto sigue así, nuestro país dejará de tener independencia alimentaria”, dice Maurizio Bozzi desde su chacra. Allí se dedica a producir peras, manzanas, duraznos, pelones y membrillos. “Vendemos estos productos y también compramos y vendemos cuando no los tenemos”, explica.

Bozzi dice que el negocio ha cambiado tanto en los últimos 30 años por la incorporación de tecnología, que es imposible mantenerse si no se está constantemente invirtiendo, ya sea en sistemas de riego, fertilizantes o herbicidas. “Lo que ahora se produce en 20 hectáreas, en la época de mi padre se hacía en 80”, pone como ejemplo el productor para dimensionar la intensidad con la que se trabaja la tierra hoy. “Es un negocio de viejos, el personal fijo con el que me manejo también son personas grandes... No hay ahora gente que tenga constancia y esa cultura de trabajo”, opina.

Su tatarabuelo se instaló en Canelón Chico por 1880, es la quinta generación de productores rurales. Junto a otros conocidos se metió en el rubro de manera formal a los 21 años de edad, pero -si piensa en sus hijos- no quiere la misma historia. “Ellos que hagan lo que quieran. La mejor herencia que les voy a dejar es el estudio y que vean lo que es trabajar, pero no pienso como mi padre. Para él, el anhelo más grande era que continuáramos con la chacra, pero ahora veo la calidad de vida mía... No quiero esto para mis hijos”, relata.

Los momentos de más venta en el año son los meses de diciembre, enero, febrero y marzo. Pero, además, la primera quincena de cada mes se vende 20% más que a fin de mes, cuando los números caen.

Bozzi tenía un local en el viejo Mercado Modelo, pero por el momento la inversión hecha no le ha dado rentabilidad ni amortización. “Qué querés qué te diga, el sistema de negocios de la UAM es muy caro. Además está administrado por políticos y empleados públicos o semipúblicos. Los políticos son políticos, no son empresarios”, dice.

Según datos que publicó la UAM, en 2021 cuando todo subió de precio, las frutas y verduras bajaron 8%. Para este productor esto no tiene nada que ver con la instalación de la UAM, sino que es la oferta y la demanda lo que pone el precio. “Yo sé lo que me cuesta y lo que invertí. Pero nunca sé al precio que lo vamos a vender, porque no tiene que ver con los costos de producción sino con los precios que pone el mercado”, indica Bozzi.

Lo que revela la Auditoría Interna sobre la UAM
Problemas financieros y falta de régimen jurídico
UAM por dentro. Foto: Francisco Flores.

En el informe que hizo la Auditoría Interna de la Nación sobre la UAM se desglosan cinco áreas de estudio. De ellas, tres están en un “nivel de criticidad” alto, es decir son señaladas como problemáticas y con urgencia a resolver. La primera está referida a los terrenos edificados y sus alrededores.

El escrito señala que la UAM no cuenta con un régimen jurídico legal que le permita disponer de los predios donde está hoy instalada y realizar su operativa, esto determina “falta de seguridad jurídica” respecto del ejercicio de sus funciones como de todos los contratos firmados con terceros.

El segundo punto es quizás el más fuerte, porque se afirma que “la UAM no cuenta con capacidad económica suficiente para asegurar el cumplimiento de las obligaciones financieras en los plazos acordados”.

El tercer elemento señalado como crítico es la no existencia de una auditoría interna de la propia UAM, cuando según la ley de Presupuesto de 2020 es de carácter obligatorio su funcionamiento y, a su vez, ayudaría en la tarea de comprender los problemas, para trabajar en soluciones.

Las otras dos áreas no están en un nivel crítico alto, sino medio. Son las transferencias de la Comisión Administradora del Mercado Modelo y el tema de las tecnologías de la información. La primera tiene que ver con todo lo que la UAM heredó del Mercado Modelo, tanto activos y pasivos, como responsabilidades y funciones. Y en el último caso se identificaron debilidades que inciden en la continuidad de las operaciones. Se especifica que la UAM no cuenta con un plan de contingencia que centralice todos los procedimientos a realizar para garantizar así la continuidad operativa del negocio en cuestión.

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