Restos de cuerpos incinerados, un perro que encuentra una pierna, la oscuridad de los parques y pocas pertenencias que aparecen días después. No son escenas de una película de terror. Es parte de una cruda realidad uruguaya: en cuatro años asesinaron a ocho mujeres trans.
Solo dos casos fueron resueltos por la Justicia. El primer hecho tuvo lugar en Cerro Largo, el 7 de abril de 2012. Pamela, en cuya cédula de identidad figuraba como Jorge, apareció tirada en un aljibe. La Institución Nacional de Derechos Humanos maneja que un joven de 20 años y un adolescente de 17 habrían sido procesados como responsables del homicidio. La otra muerte aclarada fue la última conocida, ocurrida el 15 de julio de 2015. Samantha fue hallada sin vida, a las cuatro de la madrugada, en la vereda de una heladería de La Blanqueada, en Montevideo. Las cámaras de seguridad del local sirvieron para entender lo ocurrido y fue a prisión un comerciante de 36 años.
Del resto de los asesinatos son más las dudas que las certezas. Todas ejercían la prostitución, gran parte no contaba con familia cercana y los cuerpos de las víctimas aparecieron incinerados. "Si se mira cada uno por separado, puede confundirse con un crimen pasional", dice la psicóloga forense Adriana Savio. "Desde lo científico, varias puntas conducen a que, posiblemente, se esté ante el caso de un asesino serial".
Es que durante 2012 hubo una seguidilla de asesinatos, luego un período de enfriamiento (como si el sujeto se hubiera apagado) y hace poco retomó. "Es típico del comportamiento psicópata de un asesino serial", cuenta la especialista, quien investigó por su cuenta lo ocurrido. "No creo que el autor (o los autores, es otra hipótesis) haya fallecido o haya caído preso por otro delito", dice para explicar que es "muy difícil que una persona con trastorno de personalidad pueda controlar su "instinto". Y completa: "No mata quien quiere, sino quien puede".
La Justicia maneja una línea de investigación similar a la de esta psicóloga. Cinco de los asesinatos fueron unificados y se trabaja como un "mismo paquete", contó a El País una fuente judicial. "Pero que sean personas con muchos vínculos en la noche y, al mismo tiempo, pocos marcos de contención, hace que sea muy difícil encontrar testimonios", agrega.
En su reporte 2015, Amnistía Internacional advierte que "apenas hubo avances en las investigaciones de los homicidios de cinco mujeres transexuales que tuvieron lugar entre 2011 y 2012". De hecho, la ONG hizo su reclamo al Ministerio del Interior y a la Suprema Corte de Justicia. Ante el silencio oficial, autoridades del colectivo LGBT pretenden acudir a otros organismos internacionales.
"El asesinato es el clímax de un ambiente de discriminación", señala Collette Richard, presidenta de la Unión Trans del Uruguay. "Para peor, los cuerpos aparecen con una mutilación brutal, lo que habla de un verdadero odio".
Pero las dudas no quedan ahí. Kiara era una de las pocas víctimas que tenía familia cercana. Tras su asesinato, en septiembre de 2012, en el Prado, su padre pidió reconocer el cuerpo. "Se lo negaron", cuenta Collette. "Le entregaron a su hija en un cajón y le ordenaron que no lo abriera bajo ninguna circunstancia", recuerda. "En uno de sus dedos llevaba un anillo que pertenecía a un policía". La fuente judicial indicó que la Justicia no descarta ninguna hipótesis.
"La figura del trabajador sexual es muy menospreciada", entiende la psicóloga Savio. "La sociedad no considera a estas personas con los mismos derechos que tiene cualquiera, ni siquiera parece indignarse de la misma forma".
Este escenario se repite en América Latina. A finales de 2014, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos expresó su preocupación y alertó sobre la violencia contra las personas LGBT. En los 15 meses que van desde el 1 de enero de 2013 al 31 de marzo de 2014, la institución registró 594 personas asesinadas.
Amnistía Internacional documentó que solo en El Salvador, en lo que va de este año, ocurrieron 13 homicidios a mujeres trans y hubo otros 13 intentos. Y concluye su informe: "La situación es crítica".
Violencia y discriminación trans