Paciente denunció a ginecólogo por abuso sexual: Colegio Médico le retiró título pero MSP dio marcha atrás

La historia detrás de un polémico caso médico.

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Ministerio de Salud Publica
Fachada del edificio sede del Ministerio de Salud Publica (MSP).
Fernando Ponzetto/Archivo El Pais

Entre estudios jurídicos, rotiserías, supermercados y oficinas, un local en plena Ciudad Vieja vende piedras amatistas y productos aromatizantes. En la entrada se ve un cartel en el que se ofrecen servicios de biodescodificación y apertura de los registros akáshicos. Quien atiende es Pamela Fioritto, una mujer de 30 años a cargo del local al que se refiere como “academia”. Es que allí recibe clientes y también da clases. Detrás hay una camilla de masajes y una suerte de cowork en el que conviven empresas que casi nada tienen que ver con su rubro. En una de las oficinas funciona un estudio jurídico que durante el último año asesoró a Pamela en lo que hoy ella considera que fue un “proceso eterno”.

La mujer, que se considera una “terapeuta holística”, denunció que fue abusada por un ginecólogo que la atendió en su mutualista y el Tribunal de Ética del Colegio Médico le creyó. No solamente le creyó, sino que además falló en favor de que el médico fuese suspendido de toda actividad durante ocho años.

Fue un fallo histórico por tratarse de la pena más alta aplicada por el tribunal en sus 15 años de historia. Sin embargo, cuando el fallo llegó el Ministerio de Salud Pública (MSP) -que es el organismo encargado de los registros médicos y quien controla la legalidad de los procedimientos cuando hay sanciones-, este no dio el visto bueno a la sentencia que venía del tribunal y ordenó “no hacer lugar a la solicitud de suspender temporalmente el registro” del médico por ocho años.

Por lo tanto, hoy el ginecólogo sigue atendiendo en la mutualista y quedó exento de cualquier sanción.

Sentada en uno de los espacios del cowork de la Ciudad Vieja con el equipo de abogados que trabaja detrás de su local, Fioritto dice que se cambió de mutualista y no quiere “ni pensar” en que el médico hoy sigue viendo pacientes. Lo cierto es que el pronunciamiento del MSP en febrero generó tensión con el Colegio Médico y el caso de Fioritto quedará como antecedente para una de las primeras veces en las que la institución, que no solo nuclea a todos los profesionales médicos sino que además es la encargada de juzgar su comportamiento, tuvo un rechazo de parte de la cartera de salud por precisiones legales.

Lo que denuncia.

Los hechos ocurrieron hace 16 años, exactamente en 2008, cuando ella era una adolescente de 15 años. Fioritto concurrió a la consulta junto a su madre “porque tenía períodos menstruales largos, abundantes y muy dolorosos”, según su declaración. Tuvo la intención de consultar con el mismo médico que atendía a su madre, pero como este no estaba disponible ese día terminó viendo al Dr. A.A. -así se lo nombra en el expediente publicado por el Colegio Médico, porque el involucrado solicitó que se preserve su anonimato.

La joven asegura que el médico tenía una cortina que dividía el consultorio y la hizo pasar hacia un lado de esta para examinarla, mientras su madre permaneció sentada del otro lado. Allí le realizó un “examen vaginal” que para Fioritto fue “traumático” porque tuvo “muchos excesos” de parte del médico, algo que se repitió cuando le revisó los senos, según declaró la joven.

Pamela Fioritto.
Pamela Fioritto.
Foto: Leonardo Mainé.

En su denuncia, Fioritto narra que tuvo una segunda consulta con el doctor A.A. a las pocas semanas, porque este le mandó una serie de estudios y los resultados estaban listos. Según la joven, allí se produjo el mayor grado de abuso y así lo narra: “Él me dijo que tenía restos de crema en el clítoris y comenzó a frotar para sacarla. Cuando me estoy poniendo la bombacha me dice ‘no, revisamos la ingle, subite la ropa interior y lo revisamos’, se paró detrás de mí, pasó sus brazos hacia adelante agarrándome de la ingle ‘para revisarme los ganglios’ y sentí que me apoyó su pene erecto. Automáticamente lo empujé con mi codo hacia atrás para sacarlo y él se fue para el otro lado de la cortina”. La mujer agrega que en esa consulta había una enfermera acompañando al médico en el consultorio, pero que antes de revisarla él le pidió “que fuera a buscar un espéculo más chico”, por lo tanto no estaba presente durante aquel supuesto abuso.

Según el relato de la mujer, demoró más de diez años en denunciar al médico porque “el tiempo pasó y el tema nunca se tocó” hasta que debía realizarse una intervención quirúrgica por un tema ginecológico y le recomendaron operarse con el doctor A.A. “En ese momento me puse a llorar a mares, mi ginecólogo no entendía nada y cuando le expliqué lo sucedido quedó helado de que me haya sucedido a mí, pero no sorprendido... me contó que había rumores de denuncias contra él”, narra Fioritto. Finalmente la mujer decidió escribir una carta contando los hechos que ocurrieron en aquel momento y se inició el procedimiento ante el Colegio Médico.

En el juicio ante el Tribunal de Ética el ginecólogo, que hoy trabaja en la misma mutualista en donde atendió a Fioritto en 2008, negó todas las acusaciones y dijo que “la inexperiencia propia de una chica de 15 años que asiste por primera vez a una consulta ginecológica, sumado al hecho de las patologías que describe y al procedimiento que ella percibió como abusivo, pero que en su descripción resulta el que indica el protocolo para el caso descrito, fueron los factores que determinaron la tergiversación de los hechos, confundiendo un procedimiento médico regular con una situación de abuso que jamás existió”.

Consulta ginecológica.
Consulta ginecológica.
Shutterstock

Según el doctor A. A., la presencia de la madre en la primera consulta y de la enfermera en la segunda evidencian que “el relato carece de aptitud para considerarse cierto”.

El acusado negó todos los hechos que se describen en la denuncia, pero lo llamativo es que algunos testigos aseguran que lo que declaró en el Tribunal de Ética no coincide con lo que dijo en privado cuando se enteró de la acusación por primera vez.

Según consta en el expediente difundido por el Colegio Médico, Alfredo Invernizzi, uno de los directores de la mutualista, señaló: “En la primera reunión que mantuvimos con el Dr. A.A. en donde se le mostró la denuncia, él pasó a otro cuarto para leerla y cuando volvió, si bien no reconoció el hecho, se mostró muy molesto y preocupado”. Invernizzi dijo que en ese momento él le hizo “recuerdo” a A.A. de que “hace muchos años” hubo “una denuncia oral parecida a esta” y que el ginecólogo “se había comprometido a renunciar si volvía a pasar una cosa igual”. La declaración de Invernizzi al igual que la de Gabriela Sequeira, que también es directora de la mutualista, coincide en señalar que el doctor A.A. inicialmente no negó las acusaciones planteadas.

Sequeira fue tajante ante el tribunal: “El doctor se refirió a que había sido un momento de su vida donde él tenía esas conductas, que había recibido terapia, que había sido muchos años atrás y que no había tenido nuevos episodios. En realidad no reconoció a la usuaria (Fioritto), pero no negó que hubiera similares. A mí parecer no creo que sea la única persona que se expuso a una situación similar”.

El momento en el que ocurrieron los hechos que denunció Fioritto coincide con esa etapa que el médico supuestamente describió a las autoridades de la mutualista, en donde él había recibido apoyo psicológico para poder “controlar sus impulsos”. Fue el ginecólogo Diego Pérez Blanco, colega del doctor A.A., quien hizo referencia a un “pacto de caballeros” que había hecho con el médico tras la denuncia inicial, que nunca llegó a presentarse de manera formal ante ningún tribunal. “Hace unos cuantos años (...) recibí la denuncia verbal de una paciente, paciente a la que yo le controlé el embarazo y el doctor lo finalizó mediante una cesárea, en donde la paciente relató comportamiento incorrecto del doctor al realizar las curaciones. Frente a ese relato comuniqué a la dirección técnica, citamos al Dr. A.A. y tuvimos una charla en la que dejamos bien en claro que no íbamos a tolerar ese tipo de conductas. El doctor se comprometió a recibir un tratamiento (...) para tener una conducta adecuada en todo momento e hicimos un pacto de caballeros porque eso no iba a ser más tolerado y que si llegaba otra denuncia el doctor iba a ser desvinculado de la sociedad médica”, narró Pérez Blanco, según aparece en el expediente.

Para las autoridades de la mutualista citadas a declarar, la denuncia de la joven -que hoy tiene 30 años de edad- no fue una sorpresa porque no solo estaba el antecedente y ese “pacto de caballeros”, sino que todos hacen referencia a algunos “rumores” que corrían por los pasillos de la mutualista con respecto a otras situaciones que el ginecólogo había transitado cuando trabajaba en otras instituciones de salud.

El problema legal.

Además de negar todas las acusaciones, el punto más fuerte que logró la defensa del ginecólogo fue el que expuso su abogado, Renzo Gatto, cuando hizo referencia al momento en el que ocurrieron los hechos.

Gatto alegó que Fioritto denuncia algo que sucedió en 2008 y la creación del Colegio Médico ocurrió en 2009, sumado a que el Código de Ética por el cual se estaría juzgando al denunciado es del año 2014. Por lo tanto, los hechos “son anteriores al marco normativo por el cual el médico está siendo juzgado”, dijo Gatto ante el tribunal médico e hizo referencia a que la ley se debe aplicar “a partir de su entrada en vigencia”.

La defensa del ginecólogo señaló que existe un problema de irretroactividad de la ley, por el cual “el Tribunal de Ética carece de facultades para juzgar hechos anteriores a la creación del Colegio Médico, pero más aún, para aplicar sanciones respecto de situaciones que al momento de haberse suscitado no existían”. El problema legal puso en un aprieto al tribunal médico, que por primera vez se vio envuelto en un problema de forma antes de entrar en el fondo del asunto.

CONTROL.

La medida en la mutualista para “no dejarlo solo”

Según consta en el expediente publicado por el Colegio Médico, una de las dos situaciones de abuso que narra Fioritto de parte del ginecólogo en cuestión ocurrió en una consulta en la que había una enfermera presente, pero en el momento en el que esta habría salido a buscar un espéculo por orden del médico. El País dialogó con fuentes de la mutualista en la que ocurrieron los hechos y donde el ginecólogo sigue trabajando. Estas confirmaron que, a partir de la denuncia, se decidió que el médico tenga una “estricta orden” de no atender a ninguna paciente estando solo y las enfermeras que lo acompañan “no pueden irse de la consulta aunque él lo solicite” porque “la idea es no dejarlo solo en ningún momento”.

Según figura en el expediente, el tribunal médico no hizo lugar al pedido del abogado del ginecólogo, aunque le dio la derecha en que “no es posible valorar la conducta del denunciado conforme a los exactos términos de conducta establecidos por el Código de Ética Médica por un problema de irretroactividad”. De todas maneras, el tribunal sostiene que “ello no significa estar ante un vacío normativo” porque “al momento en que ocurrieron los hechos que hoy el tribunal se aboca a juzgar, existían otras normas que también tenían por objeto regular el quehacer médico en general”.

Debido al cuestionamiento de Gatto, durante el juicio -que ocurrió prácticamente durante todo 2023- el Tribunal de Ética hizo una consulta jurídica al abogado y exministro de Salud Pública Carlos Delpiazzo para que analizara el reclamo del ginecólogo. “Es evidente que la violación de deberes éticos por los médicos no depende de que aquellos sean recogidos por normas jurídicas sino que desde hace milenios existen códigos de conducta profesional universalmente aceptados (también en el Uruguay) y cuyo apartamiento ha sido reprimido de diversas maneras”, remarcó Delpiazzo en su consulta.

El Tribunal de Ética finalmente emitió en octubre el fallo en el que se suspendió el registro para ejercer del doctor A.A. por ocho años debido a “la gravedad de las transgresiones éticas” cometidas “sobre una adolescente de 15 años”. Mediante un recurso de revocación de la defensa del denunciado es que el caso pasó al Tribunal de Alzada del Colegio Médico, que en diciembre confirmó el fallo y elevó el expediente a la cartera de Salud Pública para que evaluara la sanción.

Sin hacer demasiada referencia a la correspondencia para juzgar los hechos o no que tenía el Tribunal de Ética, el MSP falló en febrero que la sanción que impuso el Colegio Médico quedara sin valor. Es claro que los motivos de la cartera no tienen que ver con el contenido de la denuncia -que incluso parecen tomarse por ciertos- sino más bien debido al tiempo que transcurrió entre el supuesto abuso y la denuncia de Fioritto. Entre las conclusiones del documento firmado por la ministra Karina Rando se dice que, “por más repudiables que sean desde el punto de vista ético determinados comportamientos”, su valoración “necesariamente debe encuadrarse dentro del marco de la legalidad del debido proceso”.

Conferencia del MSP por vacunacion contra Covid 19
Karina Rando, ministra de Salud Pública.
Leonardo Maine/Archivo El Pais

Para fallar, el Ministerio de Salud Pública le realizó una consulta jurídica al abogado constitucionalista Ruben Correa Freitas, quien señaló la importancia de que los delitos sean juzgados en un plazo de tiempo concreto, algo que ya había sido mencionado por Delpiazzo en el expediente del Colegio Médico: “No resulta razonable ni brinda seguridad jurídica que una infracción carezca de un límite temporal”.

Correa Freitas hace referencia además a que la prescripción en este caso debe empezar a contarse desde 2011, año en el que la denunciante alcanzó la mayoría de edad, porque previo a eso no le correría término. “Por lo que, si se considera que la falta ética médica es asimilable a una falta administrativa, corresponde la aplicación por analogía” del artículo 172 de un decreto del derecho administrativo, que establece un plazo de prescripción de ocho años, por lo tanto, ello operó en 2019. El fallo también hace referencia al hipotético caso de “considerar asimilable” a lo que sucede con los delitos penales, en donde la prescripción es de diez años y, por lo tanto, habría operado para este caso en 2021.

Consultado al respecto, el abogado del denunciado dice que lo que determinó el MSP evidencia que el médico fue “mal denunciado” y cree que el fallo que emitió el Colegio Médico “no tiene sentido”. Así, advirtió que “los médicos enfrentan un gravísimo riesgo al someterse a un tribunal que no brinda las mínimas garantías para juzgar”.

En paralelo a lo que pasó en el Colegio Médico, actualmente hay dos instancias judiciales por resolverse. Una tiene que ver con el fallo emitido por el Ministerio de Salud Pública, porque los abogados que defienden a Fioritto apuestan por la vía recursiva para que se aplique la sanción que determinó el Tribunal de Ética. “El Estado tiene una obligación de cuidar la salud y la vida de las personas y acá hay un incumplimiento de eso que nos atañe a todos, no solo a Pamela Fioritto, porque hay una persona que cometió un delito que está probado por un tribunal médico y sigue trabajando por un tema de prescripción que no debería correr”, sostiene al respecto Milagros Nogués, abogada de la denunciante.

Además del intento de revocar lo que dijo el MSP, también hay un juicio civil iniciado por Fioritto el año pasado en contra del médico, que no tuvo avances debido al juicio en el Colegio Médico.

Con lágrimas en los ojos, la joven dice a El País en su local comercial de la Ciudad Vieja que no esperó que su caso generara tanta polémica en el mundo médico y que, a pesar de que no se concretó la sanción en contra del doctor por el paso del tiempo, “lo más importante” es entender que “no importa el tiempo que pase porque siempre va a haber alguien que crea en las víctimas”.

CONSECUENCIA.

“Afectó mi vida sexual, profesional y social”

Pamela Fioritto asegura que lo que le sucedió en 2008 con el ginecólogo que denunció muchos años después afectó diferentes aspectos de su vida. “Fui descubriendo con el tiempo que por ejemplo a nivel sexual me quedaron un montón de cosas en cuanto a lo físico que tienen que ver con ese abuso”, narra la mujer y agrega que también a nivel social y profesional “debido al relacionamiento con otras personas” su conducta se vio “afectada”.

Fioritto dice haber encontrado respuestas en lo que eligió como vocación, que es la danza y las terapias holísticas. “Los registros akáshicos son una guía para mí porque me ayudan a conectarme con lo profundo para comprender el porqué de las cosas o de algunos patrones de mi comportamiento actual”, asegura.

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