Llegan de a miles al Parque Rodó. Se acercan de a varias decenas, algunos con sillas playeras, a un pequeño comité de base en la esquina de un balneario esteño fuera de temporada. Centenares de fieles responden al llamado en el barrio obrero de La Teja o en el centro de una capital del interior.

Están allí para verla a ella —la nueva adquisición— y rendirle pleitesía.

El presentador del comité Mondello en Piriápolis desenfunda toda su artillería edulcorada para darle la bienvenida. Anuncia que está por llegar una persona “que tiene el don de la palabra y que a través de la palabra es sumamente poderosa”. Una mujer “de trayectoria intachable” e “ideología perenne”, a la que nunca vieron “soltar la bandera”, y que ahora les saca “una sonrisa esperanzadora” con su ingreso al Frente Amplio.

Ignacio Sanchez/Archivo El Pais

Es setiembre y la primavera asoma aún sin demasiada convicción, pero los militantes enloquecen cuando Blanca Rodríguez, ya sin la puntualidad del informativo, se abre camino en medio del tumulto y ondea el brazo en retribución por los cánticos y los aplausos.

—¡Vamo’ arriba Su Majestad! —grita alguien desde la multitud, y el público aplaude. La agasajan con regalos —pequeñas ofrendas—, la abrazan, y algunos hasta hacen una sutil reverencia a su paso.

En una campaña caracterizada por el escaso fervor militante y la previsibilidad del debate público, pocos sucesos tuvieron el impacto mediático del salto de Blanca Rodríguez a la política luego de casi cuatro décadas en Canal 10.

Canal 10

Fue una telenovela en etapas, todas ellas con amplia repercusión, como cada mínima novedad que rodea a su nombre desde hace ya mucho tiempo. En mayo, el anuncio —en una entrevista con CNN— de que veía cerca el fin de su ciclo en la televisión (no así en la radio El Espectador, donde también conducía el programa vespertino Más temprano que tarde) abrió las antenas, pero quedó por esa hasta que el lunes 5 de agosto, por la tarde, el canal anunció que su principal figura se despediría “de los medios de comunicación” esa misma semana. En la noche, el rating explotó:

—Quiero comunicarles una noticia que tiene que ver con esta casa y mi persona. Hace 38 años que entré a Canal 10 y 34 años que estoy en la conducción de Subrayado. No sé si es un récord mundial, pero debe estar cerca. Esta es la última semana, el viernes me estaré despidiendo de ustedes desde este lugar tan querido —dijo mirando a la cámara.

Canal 10

Rodríguez explicó que la decisión era suya, “tomada a conciencia”, y dialogada con los responsables del canal. Pero aunque con ello pretendía “descartar cualquier especulación” sobre su partida, lo que dijo después solo alimentó las hipótesis.

—Yo no me jubilo, porque trabajaré mientras respire… en otras cosas, obviamente. También, oportunidades inesperadas.

¿Blanca Rodríguez retirándose de los medios, después de casi 40 años, en medio de un año electoral? ¿Las oportunidades inesperadas estaban en la política?

El misterio se develó rápidamente. El 27 de agosto, a menos de tres semanas de su retiro, Blanca volvió a aparecer en la pantalla a la hora del informativo: esta vez su rostro estaba en vivo por todos los canales. A su lado, el expresidente José Mujica, la exvicepresidenta Lucía Topolansky, y el senador Alejandro Sánchez le daban la bienvenida al Espacio 609 y al Frente Amplio.

Blanca Rodríguez ahora era oficialmente candidata al Senado.

Ignacio Sánchez

Para algunos, la sorpresa fue el momento. Para otros, la función. No es que su nombre no hubiera sonado para la política partidaria. Siempre se la supo de izquierda, con simpatía por el Frente Amplio, y por eso recibía de vez en cuando el ofrecimiento, o al menos el sondeo, de poder integrarse a sus filas en la primera línea. En 2019, cuando a los oídos de Rodríguez llegó la eventual posibilidad de acompañar al socialista Daniel Martínez como compañera de fórmula presidencial, lo descartó de plano. Hubo quienes, como Mujica y Topolansky, siguieron sembrando la semilla.

El expresidente diría meses después, en entrevista con El País, que uno de los acercamientos a Blanca Rodríguez fue pensando en un “plan B” —un "repuesto", en sus palabras— en caso de que Carolina Cosse no accediera a acompañar a Yamandú Orsi en la fórmula presidencial, aunque la exconductora de Subrayado planteó que nunca estuvo en su consideración aceptar la vicepresidencia.

Foto: Ignacio Sánchez.

Lo que sí la convenció, dicen en su entorno, fue la oferta de trabajar desde el Senado como “independiente” dentro de la 609. Quienes mejor la conocen afirman que la negativa inicial se fue torciendo hacia el “sí”, entre otras cosas sensibilizada con el planteo de Mujica de que a él no le queda demasiado tiempo, que sus últimos esfuerzos los estaba dedicando a abrir las puertas a figuras que pudieran continuar su legado, y que ella podía formar parte de eso.

El día después de la victoria de Orsi en la interna, el expresidente advirtió que le quedaba “una última jugada”. “Ya van a ver”, anunció. En agosto, al presentar a Blanca Rodríguez como nueva incorporación, dijo que estaban otorgando al Frente Amplio y a la política “una figura importante para los próximos 20 años”.

Durante años Blanca Rodríguez había sido una intermediaria entre la realidad dura de las noticias y la gente. En sus hogares —en el living o en el dormitorio—, su audiencia proyectaba en ella lo que quería. ¿Calidez, sobriedad, frialdad? Ahora tocaba conocer sus opiniones.

En sus intervenciones como dirigente política —principalmente en actos, ya que casi no dio entrevistas periodísticas— dejó entrever algunas líneas que componen una especie de “Uruguay según Blanca”: la reivindicación de su origen como hija de inmigrantes gallegos que ascendió socialmente en base a educación y trabajo; la idealización del país de su infancia en el que primaban “los valores” y la integración horizontal, la preocupación por la “fractura social” y la prevalencia de la pobreza infantil —dos elementos que, según remarca, se agudizaron en este gobierno—; y el valor de la educación, la solidaridad y el diálogo como herramientas para recomponer el entramado social.

Florencia Cruz

Ante algunos latiguillos como que “el desafío más urgente es el de la solidaridad” o que “violencia es también no tener un plato de comida”, hubo quienes le criticaron cierta “vaguedad” en su discurso; otros, en cambio, celebraron su foco en la cara social de varios de los problemas que afronta la sociedad uruguaya.

El interés de Rodríguez, según declaró, es trabajar sobre todo en aspectos de educación e inclusión. Le interesa especialmente, según dicen en su entorno cercano, atender los problemas de los más pequeños y de los más viejos. En sus recorridas insistió en calificar como una “vergüenza” el aumento del ausentismo escolar y planteó como una posibilidad que los jubilados colaboren para ir "a buscar a los niños" que están por fuera del sistema y ayudar a mantenerlos insertos en el ámbito educativo. Con la renuncia al Senado de Alejandro Sánchez para ser secretario de Presidencia, será la segunda en la línea de sucesión presidencial, después de Cosse.

El Parlamento le impondrá reglas distintas a la televisión, pero también otras oportunidades. ¿Le dará asimismo una nueva plataforma para crecer políticamente hacia mayores responsabilidades? Desde su arribo al Frente Amplio, no tardaron en aparecer las especulaciones sobre su rol en 2029, en las encuestas se ubicó rápidamente como una de las dirigentes políticas de mejor imagen, y en las giras por Montevideo y el interior se topó con varios militantes que ya le dicen “futura presidenta”.

La exconductora de Subrayado dice que no está en sus planes. Que a diferencia de otros, no tiene la “vocación” de llegar hasta ese lugar. Que todavía ni siquiera la vimos en acción en su renovada faceta. ¿Será un nuevo “no” que se convierta en un “sí”, como le ocurrió en sus inicios televisivos y en su pasaje a la política? Habrá que esperar: no siempre mañana es ahora.

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