Cine Baby, Santa Misa y Fórmula Uno. Yo me crie con ese combo explosivo; pasé muchas mañanas de domingo duro frente a la tele cuando era niño y hasta adolescente. Lo que voy a contar no es muy original pero soy de una época en la que no había televisión por cable, YouTube ni Netflix. Los domingos en la televisión de casa se veía lo que había: no elegíamos qué mirar. Y, aunque dependía de la hora de la carrera, el ruido de motor era un clásico. Era parte de la banda de sonido dominguera (y eso que, hasta hoy, nunca me interesaron demasiado los autos).

Tengo 47 años y puedo decir que para muchos de mi generación mirar Fórmula Uno era de las cosas más emocionantes que podíamos sentir (o hacer) un domingo. El ruido, la velocidad, los choques, los boxes, la bandera roja, la bandera negra. Lamas y Uberti. Uberti y Lamas en la pantalla de canal 4. Monza, Imola, Mónaco y Suzuka, entre tantos circuitos. Ayrton Senna y Alain Prost. McLaren, Ferrari y Williams.
Éramos pequeños expertos.

Claro, crecí y nunca más miré una carrera. Hoy sé poco y nada de automovilismo y de Fórmula Uno.

Pero sí sé que hace meses todos hablan de un tal Franco Colapinto. De hecho, fue uno de los más votados por periodistas de la redacción de El País y por eso es personaje del año.

Los portales y los canales de Argentina no paran de contar su vida. Hay decenas de notas por semana.

“Exclusivo: la intimidad de Franco Colapinto a la espera de la confirmación de su futuro en la Fórmula 1”, tituló Infobae el 12 de diciembre.

La Nación, el mismo día: “El desopilante video de Franco Colapinto para Fórmula 1 y la reacción de los fans: el CM sabe algo que nosotros no”.

Radio  Mitre tituló que Franco Colapinto habló sobre su pasión por Boca y un particular detalle reveló su fanatismo: “La uso como pijama”.

TN, hace unos días: “El fuerte comentario del jefe de Alpine que reaviva las esperanzas de Franco Colapinto en la Fórmula 1 en 2025”.

Perfil: “Desde su perfume favorito hasta su otra pasión deportiva, Franco Colapinto se confesó con total sinceridad”.

Y Teleshow relató que se viralizó un video de la China Suárez y Franco Colapinto “a los besos en Madrid”.

Canchero, arrogante, carismático, carilindo, maradoniano, langa. Dicen que tiene un peculiar parecido con Senna. Colapinto es una celebridad, es un novato piloto de Fórmula 1 y es argentino. Sobre todo eso: es argentino.

Leí en La Nación que, a los 14 años de edad y siete años antes de debutar en Fórmula 1, sus padres -Aníbal Colapinto, abogado, expiloto y propietario de equipo en el Turismo de Carretera, y su madre, Andrea Trofimczuk- accedieron a regañadientes a darle el gusto y lo dejaron ir a vivir solo a Italia para correr en karting. También que en las noches, casi sin dinero, comía arroz y tomaba mate.

Y que incluso ahora, con un contrato firmado con Williams, mantiene su austeridad personal, viajando en bus desde la pensión en la que se aloja hasta las instalaciones del equipo en Grove, Reino Unido.

En pocos meses pasó de 552.000 seguidores en Instagram a unos cuatro millones.

Gustavo Ruiz, su psicólogo, le dijo a Clarín: “Es fundamental contenerlo en este momento que es de mucho ruido y de mucha exposición”.

¿Pero, al fin y al cabo, por qué tanta relevancia mediática si apenas ha participado en nueve carreras, de las cuales solo sumó puntos en dos y abandonó en tres por accidente? ¿Por qué lo endiosan si es un muchacho de 21 años que ni siquiera se sabe si volverá a competir en esta categoría en 2025? ¿Es el típico exceso argentino? ¿Da para tanto? ¿Es un nuevo invento o realmente hay un futuro promisorio? ¿Qué pasará si un día al menos gana una carrera?

Con esas preguntas en la cabeza, hablé con Nelson “Pelo” Vicente, periodista de automovilismo de Ovación y canal 12.

-El 1° de septiembre Colapinto debutó en la Fórmula 1 como titular de Williams, en el Gran Premio de Italia. Partió en el puesto 18 y terminó 12. Desde ahí su nombre explotó. ¿Pero por qué tanta euforia, Pelo?

-A los argentinos les encanta endiosar. Yo creo que es excesivo. Ya se sabía que este pibe iba a hacer una suplencia. Descubrieron a Colapinto y es furor. Hay una periodista española con la que se hizo el galán. ¿Pero vale la pena? No se sabe.

Claro, para los que no son seguidores del automovilismo, la aparición de Colapinto sorprendió. Pero “Pelo” Vicente me dice que los fanáticos sabían que “había un pibe talentoso que estaba en la Fórmula 2”.

-Hizo el camino normal, entonces.

-Sí, el gurí tiene condiciones. Apoyo también. Y justo Williams precisaba sumar a un piloto a su equipo para sustituir a Logan Sargeant.

-Él estaba en el momento justo, en el lugar indicado.

-Claro, ahí embocó y arrancó bien. Pero el problema es que los 10 equipos ya tienen su integración totalmente confirmada para 2025. Colapinto en todo caso podría ir de piloto de reserva o tester a alguna escudería de mitad de tabla hacia abajo.

Foto: @WilliamsRacing.

Argentina es un país futbolero y también tuerca. De hecho, hay barras bravas: están los fanáticos de Chevrolet, de Ford, de Torino…

-El otro día, en la última fecha de la categoría Turismo Nacional, entró gente a la pista y le llenaron el radiador de papelitos a uno y el tipo prácticamente no pudo correr porque se recalentó el motor –me cuenta “Pelo”, en referencia al episodio del “sabotaje de los papelitos”.

-Como si fuera la Copa Libertadores.

Lo cierto es que desde 2001 con Gastón Mazzacane que Argentina no tenía un piloto en la categoría reina del automovilismo.

Este caso es distinto al anterior. A tal punto ha llegado el furor por Colapinto en un país que tuvo a Juan Manuel Fangio (cinco veces campeón del mundo) y Carlos “Lole” Reutemann que las autoridades hacen gestiones para que el país vuelva a recibir una fecha del Campeonato Mundial de Fórmula 1 no antes de 2027. Algo que no pasa desde fines de la década de 1990. Pero, para que eso se concrete, se dice que se necesitan unos 50 millones de dólares para poner en condiciones el autódromo de Buenos Aires. Y Colapinto deberá seguir en la categoría. Esta historia continuará (o no).

Mirá todos los personajes elegidos acá