Puerta del liceo Francisco Bauzá, en pleno Prado, un martes al mediodía. La salida de los adolescentes del turno de la mañana se mezcla con el ingreso de los de la tarde. Esta enorme institución nuclea a bachilleres de muchos barrios del oeste montevideano que cursaron en otros liceos la educación media. Pero en este liceo hay varias divisiones, no solo los cuatro turnos. Una de las más claras, para algunos docentes: “Gurisada que está para el estudio y otra que está en otras cosas”.
Parece muy fácil perderse en un nuevo mundo tan grande sin uniformes ni distintivos claros: muchos estudiantes y hasta docentes pasan como “anónimos”. Por la avenida Lucas Obes se disipan los grupos de amigos, amigas o compañeros de clase. Sobre las 12:30 es como un hormiguero, salen filas para las paradas de ómnibus, otros caminan hasta su casa: todo ordenado. El liceo está cercado por rejas, tiene ahora una entrada sola habilitada con un guardia que desde fuera de su garita observa a los chiquilines que salen con mochilas grandes y tablas de dibujo. Adolescentes con remeras de bandas de rock como Metallica, Nirvana y AC/DC. Otros con canguros de animaciones japonesas y manga, desde Naruto a Death Note.
Este liceo se convirtió esta semana en el centro de operativos de la Policía tras la gresca generalizada en la zona del shopping Nuevocentro, el domingo pasado. Habían llegado amenazas que indicaban que la pelea seguiría en el centro educativo el lunes a la mañana.
“La velada del año”: así fue la convocatoria para una pelea multitudinaria entre adolescentes que terminó con 13 menores formalizados por diversos delitos, entre ellos riña calificada, tráfico de armas, desacato y atentado.
Inteligencia policial investiga el origen y el cometido de la concentración y pelea, dice a El País el director de la Policía, José Azambuya. No se descarta nada, desde que el hecho haya sido solo un fenómeno de redes sociales entre adolescentes que pasó al “mundo real”, a que haya tenido otro trasfondo. ¿Cuál? Lograr aglomerar a un gran número de personas para poder robar celulares, gorros, championes y ropa. En la propia convocatoria por redes se señalaba “robar sin miedo”.
La Policía monitorea a los señalados como promotores. Uno de ellos “El Chepe”, un menor que se hizo famoso esta semana en diferentes videos que se viralizaron. Que hasta tendría un manager, Jonathan Mastropierro, uno de los denunciantes del caso del exsenador Gustavo Penadés por explotación sexual de menores y que antes había sido condenado por casos de estafa. Mastropierro explicó en sus redes que “El Chepe”, de 13 años, es influencer. Solo en TikTok tiene casi 40.000 seguidores.
También está siendo monitoreado “El Dante” y los que lo rodean. O sea, de un lado Los 1.7, la “banda” del Chepe, y del otro Los Finos, la “banda” del Dante. La Policía no tiene aún elementos para afirmar que se está ante la presencia de bandas delictivas con organización del tipo piramidal, según supo El País.
Más allá de estos datos, los especialistas ven en este caso un ejemplo masificado de la violencia que pasa en otros espacios. La socióloga Nilia Viscardi, especializada en el estudio de la violencia en y hacia los jóvenes, explica: “Lo que ellos han hecho es poner sus cuerpos para un espectáculo que consumen, no solo los adolescentes, sino todo el mundo adulto. Y lo que tenemos que detener es la reproducción de este espectáculo permanente de la violencia”.
Un liceo para cientos.
Volvemos a la salida al Bauzá.
—¿Siempre hay un gran control en la puerta?
—Ni ahí. En el recreo del lunes no nos dejaron salir -responde un estudiante.
—¿Se quedaron en el patio del liceo?
—Sí, además estaba la Policía parada en la puerta. Y entraban ahí dos policías y miraban. Se puso picante.
—¿Pero no hubo pelea ni nada?
—No pasó nada porque se asustaron. Unos vinieron, amigos del Dante, pero vieron la Policía y ta, se fueron.
Azambuya, el director de la Policía, confirma a El País que la medida de vigilancia en el Bauzá se tomó como precaución y que este no fue el único punto donde se intervino por la misma causa. “Nosotros no descartamos absolutamente nada, todo es importante, todo se monitorea. Porque hay que estar listos para poder neutralizar rápidamente ese tipo de situaciones”, explica.
Uno de los mensajes que circuló el domingo de noche decía: “Mañana Guerra 2.0. En el Bauzá. Van a ir los del Chepe a buscar a los de Dante porque estudian ahí”. Se viralizó primero en Instagram y después por WhatsApp.
Algunos padres decidieron no mandar a sus hijos a estudiar al Bauzá este lunes. Este fue el caso de Lusmila. “Lo consulté con mi padre, yo no quería ir la verdad, además avisaron que no ponían falta, que era justificada”. Alumnos de otros liceos cercanos también faltaron a clase, porque sus familias entendieron que se podrían dar situaciones de violencia.
Otro de los mensajes que mandaron los supuestos organizadores de la pelea fue por audio, y decía que iban a entrar al liceo Bauzá a “quemar todo y romper todo”. También “que el que no tuviera nada que ver y se metiera, cobraba también”. Desde el Centro de Estudiantes del Bauzá se les envió a los grupos de estudiantes un comunicado marcando pasos a tomar si la situación de violencia llegaba al liceo. “En el caso de que se presente una situación de violencia extrema: debe evitarse el flujo de personas en los pasillos”, es el título de este documento, al que accedió El País.
El asunto fue tomando gran importancia. La entrada ese día a la mañana la controló la dirección, nadie ajeno a la institución iba a poder ingresar. Además, las clases que tenían salones sobre el patio con muchas ventanas de vidrio fueron mudadas a otros salones.
“No nos explicaron nada, solo nos dijeron que no teníamos clase ahí, y nos cambiaron de salón”, dice Mateo, un estudiante de quinto año. Estos salones están también en una zona de fácil acceso por la vía pública. Muchos alumnos coinciden en una respuesta: no tuvieron ninguna explicación oficial del liceo de por qué estaba la Policía, ni tampoco se dio una charla sobre la situación de violencia en el Nuevocentro. Aunque el tema saltó en todas las materias y algunos docentes dedicaron parte de su clase a hablar.
Alerta por una nueva convocatoria
La banda de El Chepe publicó en sus redes sociales una nueva convocatoria para una pelea masiva, este sábado en los alrededores del shopping Tres Cruces. Por eso, el Ministerio del Interior y el área de seguridad del shopping coordinan un operativo para actuar en caso de que se concrete la pelea, según publicó Telenoche.
El Chepe y el Dante.
Para la Policía el caso de estos dos jóvenes es reservado y, si bien algunos adolescentes aseguran que ninguno de ellos fue o va al liceo Bauzá, muchos de sus amigos sí lo hacen. Por videos que circularon en redes sociales sí se sabe que la pelea que se realizó el domingo tuvo un antecedente.
El cruce entre estos dos jóvenes, que muchos señalan eran amigos antes, se dio el lunes 22 de abril. El video estuvo publicado en la página de Instagram “confesiones_nuevocentro1” y también fue compartido por WhatsApp. “Confesionario” es un nombre común en muchas cuentas de redes de adolescentes para difundir peleas que filman.
En el video se ve que los dos jóvenes se atacan a puñetazos y son a la vez arengados por sus respectivos grupos de amigos. “Es uno a uno, nadie se meta”, dice el que parece estar filmando la pelea. Después un tercero separa parcialmente a los dos adolescentes y advierte: “Patadas no”. Y vuelven a darse piñas. Cuando cortan y se van a dar la mano, se escucha decir “no, no, sigan, sigan”. Y lo último que se puede ver es cómo se retoma el enfrentamiento “mano a mano”.
En total no había más de 20 personas. Pero este video fue comentado y compartido por decenas de adolescentes, y terminó luego en la gran convocatoria. Flyers en internet que decían: “Los finos, la banda de Dante, contra los 1.7, la banda del Chepe. A las afueras del Nuevocentro Shopping”.
También circuló un glosario con lo que había que hacer si se asistía. Entre alguno de los elementos que se remarcaba estaba que quien fuera de gorro lo guardara “dos cuadras antes”, esto parece ser un código entre adolescentes. El hecho de tocarle la gorra a otro, ya es una invitación directa a una pelea. Además son grandes “botines”, no solo porque son de marcas deportivas reconocidas y su precio en el mercado es elevado; el valor está en robar la del “enemigo”.
Otra aclaratoria que estaban en la lista era “no mirar de vivo”, no “llamar a la poli si están matando a uno”. Y después, como refuerzo, la convocatoria decía a “quemar todo” y “robar sin miedo”.
Después de la concentración circuló un vídeo por la red social X difundido por el periodista Diego Martini Lemos. Allí un joven hacía alarde de la situación. “¿Vos tenés una bandita que se pelea con otra bandita y hacen farándula en las puertas de los shoppings?”, pregunta quien filma el video. “Sí”, confirma el joven. “¿Y qué beneficios sacás de eso?”, le repregunta. “Viseras, championes, chaquetitas de Zara”, responde.
Tras un pedido de detención y allanamientos, el joven (llamado Joel) se terminó entregando. El fiscal de Flagrancia de 5° Turno, Diego Pérez, solicitó la formalización por apología del delito, instigación a delinquir, privación de libertad y violencia privada, todos en reiteración real. La jueza Marcela Vargas dio lugar al pedido, sentenciando al joven a cumplir con 60 días en prisión preventiva.
Historias de la capital.
Esta semana en un liceo de ciclo medio, donde los estudiantes van de séptimo a noveno, lo que sería en el antiguo régimen de primero a tercero, docentes tuvieron que separar a dos adolescentes que se estaban peleando. ¿La razón? Una de ellas bloqueó a la otra en la red social TikToK.
“No saben usar las redes. No las saben usar como una herramienta para estar en contacto con gente que uno quiere, las están usando para este tipo de cosas. Y tampoco están recibiendo la orientación que necesitan de los adultos”, dice a El País un docente y adscripto de secundaria. Es común incluso que los padres vayan a los liceos a reclamar que por redes otro estudiante amenazó a su hijo. “El liceo no tiene nada que ver con un conflicto que se da por redes sociales, los padres no lo entienden”, dice el docente.
Cuando se da una pelea dentro del liceo se separa a los alumnos y se los lleva a lugares distintos. Si hay heridas graves se llama a una emergencia móvil y siempre se notifica a los padres. Acá es cuando ocurren distintas reacciones, desde padres que llegan a entrar al liceo y amenazar o gritarle al adolescente que “se metió” con su hijo, a otros que piden el cambio de liceo. “Muchas veces los padres piden el cambio de liceo por una amenaza que recibieron por redes sociales. Y ahí se actúa rápido y siempre se da el pase”, explica el adscripto.
Sí los alumnos siguen en el liceo, se los suspende por uno o dos días. Pero estas peleas, más en contextos complejos, se dan seguido. “He llegado a separar dos o tres por turno. Hay épocas en que los gurises están más efervescentes”, cuenta el docente.
Sí bien se trabaja con las familias, no sé pueden realizar reuniones todo el tiempo y una convocatoria a los padres es cuando la situación de violencia es extrema. “Pero terminan viniendo los padres de los que no generan estos problemas, entonces es difícil poder trabajar estos temas”, reconoce el docente.
—¿Cómo se organizan comúnmente éstas peleas?
—La gurisada está para filmarse y subirlo a redes. Es como si fueran cinco minutos de fama. Entonces lo suben a Instagram. A perfiles que ellos mismos arman, que por lo general se llaman “confesiones del liceo 39, confesiones del 57, confesiones del 18”. Ahí se va armando toda la trama. Pero también pasa en persona, mismo en el liceo. Hay gurises que están tratando de armar pelea, porque después la gracia es filmarlo y subirlo.
Las redes sociales potencian.
Para la socióloga Viscardi hay un elemento central para reflexionar sobre estos hechos y es pensar que el mundo adulto también está centrado en las redes: “Ahora todo lo que nos pasa en la vida está atravesado por las redes sociales. No hay una educación de las adolescencias sobre el uso y tampoco de la sociedad en general”. La socióloga dice que los centros educativos tienen que trabajar el bullying que se da por redes. “La violencia se amplifica con el fenómeno de redes y toma una capacidad de organización muy grande”, indica Viscardi.
Natalia Trenchi, psiquiatra de niños y psicoterapeuta cognitivo-conductual, dice que el punto está en que “a los uruguayos nos encanta decir ‘somos tranquilos, educados, democráticos y civilizados’”. Sin embargo, “todas las cifras muestran lo contrario. Somos una sociedad tremendamente violenta”, dice Trenchi. Y agrega que la violencia se ve en datos y cifras concretas, como la cantidad de personas privadas de libertad o el número de asesinatos violentos: “Los excesos en nuestra sociedad estallaron. Me refiero al consumo de sustancias como la cocaína. Nuestra cultura está enferma y no lo vemos, solo nos escandalizamos, con una situación como la que pasó este domingo”.
Para la psiquiatra, escritora de libros sobre estos temas, la respuesta que se da desde las autoridades siempre es la punitiva. “Me desespera, porque la gente común también la pide”, dice Trenchi, quien se pregunta: “¿Qué vamos a solucionar con reprimir?”. Aunque pueda sonar exagerado, Trenchi dice que la imagen de los caballos de la Policía separando a los adolescentes le trae un recuerdo del pasado, de la represión durante la dictadura. “En aquel momento luchábamos por un ideal, ahora parece ser la pelea por la pelea”, opina.
La socióloga Viscardi comparte esta visión. Cree que la Policía, sabiendo de antemano los hechos, tendría que haber actuado de otra manera. En cambio, Azambuya dice que el operativo en el Nuevocentro fue un éxito, y que se actuó tomando en cuenta que en su mayoría eran adolescentes. “Nosotros tenemos que tener mucho cuidado en nuestro proceder y así lo hizo la Policía profesionalmente, a la muestra está que no hubo ningún herido”, dice Azambuya. Y agrega que la Policía debe actuar cuando el orden público se ve alterado.
Las peleas en la adolescencia existen desde siempre. Los expertos señalan a las redes sociales como un potenciador de esta lógica. Pero el capítulo del Nuevocentro recién parece comenzar, la Policía y la fiscalía tienen el tema en investigación. ¿Y El Chepe y El Dante? Parte de este puzzle que se arma. Se verá si hay más capítulos o si al final todo termina por acá.
El efecto “bola de nieve” en violencia juvenil
Para Mónica Silva, psiquiatra pediátrica que ha trabajado años con adolescentes, estamos en un proceso de cambio social respecto a la circulación de las distintas formas de violencia. “Los adolescentes forman parte del sistema y están incorporando formas de expresión de la violencia que no estaban antes en el ámbito público”, opina. Para la especialista antes era común ver los enfrentamientos entre hinchas de fútbol, a la salida o al comienzo de un partido, pero ahora las violencias están saliendo de esos “guetos”, y han invadido territorio urbano nuevo.
Silva cree que el problema se visualiza cuando “explota en la cara”. Para la profesional pasa lo mismo que con el fenómeno del narco, se piensa que es algo externo, “se matan entre ellos, pero cuando llegan a la esquina de tu casa la gente empieza a reaccionar”.
La psiquiatra dice que todos somos responsables, “porque eso no es un problema solamente de estos jóvenes que aparecieron en el Nuevocentro, ni de los padres de esos jóvenes”. Para Silva este tema lleva unos 15 o 20 años gestándose. “Cuando empezamos a plantear desde el ámbito de la salud la preocupación por la vulnerabilidad, por el núcleo duro de la pobreza a la que no se pudo llegar. Y las consecuencias orgánicas, encefálicas de la pobreza, no se actuó”, dice la médica. Agrega que, al no trabajar en el momento, se armó un efecto “bola de nieve”.
Además hay otras causas profundas que fundamentan el accionar de los adolescentes de hoy. Por eso, para Silva, que trabajó años con adolescentes en el Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa), el punto está en comenzar desde muy temprano en la vida del niño.
Más allá de los procesos de convivencia, de empatía, de enseñar a utilizar la palabra para manejar las emociones y solucionar los conflictos, se debe de hacer hincapié en los problemas de consumo. “Hablamos sobre todo del alcohol, que en estos casos es la peor de las drogas. Es legal, se accede fácil y es barata”, indica. La psiquiatra explica que está demostrado que el consumo de alcohol en la adolescencia temprana tiene consecuencias orgánicas. “Cada episodio de intoxicación a esa edad destruye neuronas que no se recuperan”, dice Silva.