DOS AMENAZAS EN PUERTA
Hace años que los habitantes de San Gregorio de Polanco están preocupados porque UTE aumente el embalse de Rincón del Bonete y siga disminuyendo las playas, su mayor orgullo. Pero ahora se suma un nuevo temor: una posible planta de UPM a pocos kilómetros.
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El canto de las chicharras se apodera de la tarde en San Gregorio de Polanco. La ola de calor eleva los termómetros hasta los 36 grados y un perro descansa en la mitad de la calle. Ninguna moto lo molesta, es la hora de la siesta y cuesta encontrar dónde está el resto de los habitantes de este pueblo perdido de Tacuarembó. A 120 kilómetros de la localidad más próxima, quienes viven allí gozan de una envidiable tranquilidad, que solo se rompe durante los días de verano.
En San Gregorio se sienten orgullosos de estar aislados. Dicen que tienen "crimen cero", que el único comisario está por jubilarse y ni siquiera saben si habrá un sustituto. Cuentan también que la gente no roba porque "la condena social es peor que la Justicia", ya que todos se conocen y se "señalan con el dedo". Cuando hablan de Montevideo, enseguida hacen referencia a la suciedad de las calles y esgrimen un argumento para diferenciarse: "Acá los vecinos limpian los contenedores". Sí, utilizan mangueras y detergente para higienizarlos con frecuencia.
Pero lo que más enorgullece a los polanqueños son sus playas. A orillas del lago Rincón del Bonete, este balneario es, desde hace algunas décadas, un destino obligado para los uruguayos del norte del país. Sus vecinos recuerdan que "el pueblo rico" antes era Achar, que queda a 50 kilómetros, pero empezó a despoblarse cuando dejó de pasar el ferrocarril. Al mismo momento, San Gregorio de Polanco decidió dedicarse al turismo y en la actualidad cuenta con más camas de hotel que la ciudad de Tacuarembó. Hoy tiene 1.200 lugares, mientras que la capital del departamento solo posee 200.
Estas playas son tan poderosas que multiplican por seis la población del pueblo durante los primeros días de enero. Todo el año viven 3.000 personas allí, pero en la primera quincena del año pueden coincidir hasta 18.000. Según datos de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, el turismo en San Gregorio de Polanco le deja al país US$ 6,5 millones por año, una cifra para nada despreciable si se tiene en cuenta que este verano el pueblo tuvo menos de 7 kilómetros de costa disponibles. La arena fina y blanca es, para los habitantes de la localidad, uno de sus principales diferenciales.
El agua también vuelve a San Gregorio de Polanco un lugar especial. Es su aliada, la protagonista de todas las fotos que retratan el atardecer. Pero todavía no aprendió a respetar su espacio y va erosionando el pueblo como un ratón hambriento. En la década de 1960, el balneario tenía 150 metros más de arena hacia el interior del lago, que fueron tragados poco a poco. Cuando los vecinos quisieron acordar, las casas frente al mar se habían desbarrancado y le atribuyeron el desastre a "las causas naturales". Lo que no sabían era que detrás de la crecida del lago estaba UTE.
El año pasado, en plena sequía, las playas de San Gregorio de Polanco eran distintas. Los visitantes cuentan que había "dos cuadras más de playa" en vez de lago. Pero este enero lluvioso, Rincón del Bonete se transformó en un gran depó-sito de agua. Y la arena, en un bien escaso. La playa municipal solo tiene agua, mucha agua, que se da contra un murallón de contención que construyó el gobierno en 2015. Son cientos de toneladas de piedra sostenidas por alambre que buscan frenar la erosión, al menos por un tiempo.
Pero San Gregorio de Polanco no está tranquilo. Todo empezó en 1945, cuando se inauguró la represa de Rincón del Bonete. Los cuentos de nazis que se refugiaron en esa zona del país abundan, porque fueron los alemanes quienes iniciaron el proyecto en 1937. De hecho, el día que se colocó la piedra fundamental se leyó un telegrama que le habían enviado al entonces presidente de facto, Gabriel Terra: "Al buen éxito de la obra monumental del Río Negro, comenzada por iniciativa de su gobierno, expreso a su Excelencia mis más sinceras felicitaciones. Adolfo Hitler, canciller del Tercer Reich".
La construcción alberga hoy un museo que exhibe bombitas de luz con esvásticas en los filamentos. Y detrás de estas pistas fueron los investigadores del canal History Channel en 2017, si bien las teorías conspirativas no pudieron comprobarse. Lo que sí es un hecho es que UTE tiene en vilo desde entonces a San Gregorio de Polanco, que teme que la inmensa represa siga tragando sus playas.
Una ley de 1934 le dio la potestad al Estado de expropiar hasta 114.000 hectáreas de los campos aguas arriba de Paso de los Toros, en Tacuarembó. Así, el lago Rincón del Bonete llegaría hasta la cota 86 metros, lo que lo convertiría en el embalse más grande del país. El proceso fue complejo, porque muchos predios no tenían títulos de propiedad y hubo ocupantes que rechazaron la indemnización. Al final, UTE terminó utilizando hasta la cota 80 metros, lo que le dio un respiro a San Gregorio de Polanco.
Los polanqueños dicen que el ente estatal es "un mal vecino". Javier Mendina, dueño de uno de los hoteles del pueblo, recorre en su camioneta el balneario y va mostrando los efectos de la erosión. Hay árboles que parecen suspendidos tres metros sobre sus raíces, que están al descubierto luego de que el lago socavara la tierra. Las sombrillas de los turistas deben ser colocadas en el agua, ya que no hay demasiado espacio en la arena. Las marcas de las crecidas están sobre las dunas, que evidencian cómo UTE va modificando la cota en función de las necesidades de la represa.
Los vecinos insisten con que la empresa no siempre respeta el nivel del agua. Mendina cuenta: "Ahora está justo en cota 80. Así, la playa municipal queda inutilizada porque el agua pega contra el murallón. Lo único que se puede usar es la playa de UTE, que fue cedida en un comodato a la Intendencia de Tacuarembó. Este es un predio de UTE, que es prestado —hasta que ellos quieran— para que San Gregorio no termine de perder las playas".
A veces, la cota disminuye y la arena emerge de abajo del agua. Eso ocurrió, por ejemplo, durante la sequía del verano pasado. Pero hay otros momentos en los que, según los vecinos, el ente estatal utiliza más espacio del que debería.
Para terminar con los reclamos, el directorio de UTE resolvió en diciembre expropiar 750 padrones más y asegurarse la cota 81. Los técnicos entendieron que la posibilidad de almacenar más agua aumentaría la capacidad de respaldo ante una eventual caída brusca de la generación eólica.
La idea no cayó nada bien en San Gregorio de Polanco. Gustavo Martínez, abogado y fundador del grupo No a la cota 81, fue uno de los encargados de juntar firmas en contra de la decisión de UTE. En 20 días, los vecinos recolectaron 1.800 rúbricas oponiéndose al proyecto, que equivalen a más de la mitad de los habitantes. Se las llevaron al intendente de Tacuarembó, Eber Da Rosa, quien las dejó personalmente en la Torre Ejecutiva. Así esperaban llegar al presidente Tabaré Vázquez.
Cuatro días después del anuncio de UTE, el freno al proyecto llegó del lugar menos pensado. La entonces ministra de Industria, Carolina Cosse, publicó en Twitter que se realizarían estudios previos antes de expropiar. "Más allá del proceso que haya realizado UTE, desde el ministerio entendemos que es necesario un estudio más profundo que considere varios aspectos desde una perspectiva país", escribió. En San Gregorio, agradecidísimos, están convencidos de que la exjerarca paró las rotativas porque veraneó toda la vida allí.
Lo que vino después fue un sinsentido. El Observador informó que Vázquez, Cosse y el entonces subsecretario Guillermo Moncecchi habían firmado "por error" dos decretos en los que expropiaban terrenos en Durazno para ampliar el embalse. Y aunque dieron marcha atrás, Mendina cree que lo hicieron a propósito: "Querían ver si saltábamos. Nos probaron, si no hacíamos nada seguro iban a seguir adelante", opina.
La confirmación de que el proyecto quedó detenido del todo ocurrió este lunes en Pueblo Centenario. Vázquez encabezó el Consejo de Ministros abierto y anunció: "La cota 81 no se va a tocar durante este gobierno". Los polanqueños tienen un año más de tranquilidad, si bien les da miedo que el próximo presidente revoque esta decisión.
Sergio Teixeira, alcalde el pueblo, afirma que "tiene sentido" que Vázquez no hablara más allá de su administración. Pero también teme por el futuro de las playas del balneario, sobre todo porque son la principal fuente de ingresos de sus habitantes. "Me preocupa mucho, pero como gobernantes siempre estamos en el medio. Para mí sería muy fácil ponerme de víctima y decir que este es un problema de ahora, pero esto empezó en 1945. Hay que ser realistas, somos un pueblo que no figuró nunca en ninguna decisión electoral", agrega.
El otro miedo.
En un verano plagado de playas verdes, en San Gregorio de Polanco inventaron un eslogan: "único balneario libre de cianobacterias". El agua que corre gracias a la represa de Rincón del Bonete, que en este caso oficia de aliada, evita que se estanque y se formen los microorganismos que molestaron durante toda la temporada. Los operadores turísticos del pueblo llegaron a imprimir folletos con esa frase, que repartieron entre los turistas que iban llegando. En lo que va del año, el lago se mantuvo cristalino y limpio.
Pero San Gregorio, que está acostumbrado a temer, ahora tiene otro motivo. La posible instalación de la planta de UPM en Pueblo Centenario también tiene en vilo a los polanqueños, por más que se ubique a 120 kilómetros de distancia. Entre los principales reclamos que se oyeron en el Consejo de Ministros, las preocupaciones ambientales se ubicaron en primer puesto. De hecho, uno de los vecinos que tomó la palabra afirmó: "El Río Negro está enfermo y UPM 2 va a matarlo". Las pancartas en la ruta 5 estaban colocadas desde la mañana, mucho antes de que llegaran las autoridades.
El grupo No a la cota 81 prefiere centrar sus reclamos en la represa de Rincón del Bonete, pero no ignoran que la planta de celulosa podría afectar los recursos naturales que hacen tan especial a su balneario. Mendina reconoce que el aumento en los niveles de fósforo en el lago "podrían favorecer la generación de cianobacterias", aunque Vázquez haya descartado la afectación al medioambiente durante el Consejo.
Además, uno de los "mitos" que rodean la construcción de la planta se relaciona con UTE. Entre los vecinos de San Gregorio se corrió la voz de que el ente estatal quería aumentar el embalse para que la empresa finlandesa pudiera lavar sus efluentes allí. En el estudio de impacto ambiental que le presentó al gobierno, la compañía señala que el proyecto utilizaría, en promedio, 23 metros cúbicos de agua por tonelada de producción, lo que implica 48,3 millones de metros cúbicos de agua por año.
Ese informe también aclara que, de acuerdo con el contrato firmado con el gobierno uruguayo, las autoridades se comprometieron a "conceder u obtener la concesión de derechos de uso del agua para los procesos industriales asociados a la planta", así como a hacer "que se establezca un caudal mínimo en el Río Negro aguas abajo de la Represa Gabriel Terra (Rincón del Bonete)". Sin embargo, en el pueblo también saben que el directorio de UTE jamás mencionó a UPM cuando intentó aumentar la cota a 81.
Pero lo que más les preocupa a los polanqueños es la cantidad de gente que llegará al norte del país durante la construcción de la planta. Un estudio encargado por la empresa finlandesa, difundido en octubre por Búsqueda, reveló que "la llegada de personas foráneas puede aumentar la inseguridad en las localidades en esta zona (...) y motivar la aparición o el incremento de la prostitución, la venta y consumo de alcohol y drogas y, en general, la agitación de la vida nocturna y de comportamientos antisociales como delincuencia y violencia".
Martínez, uno de los vecinos, considera que "la mayoría de los controles" van a hacerse en los alrededores de Pueblo Centenario, por lo que está convencido de que en San Gregorio de Polanco "podrían evadirlos". La tranquilidad, uno de los principales valores de la localidad, podría verse amenazada por la llegada de la empresa finlandesa.
También les preocupa el aumento de la delincuencia, que ya fue advertido en el informe de UPM. Entonces explican que el pueblo no cuenta con los policías suficientes, si bien tienen la esperanza de que el número aumente cuando se instale la pastera. Aunque a 120 kilómetros de la planta son conscientes de que no serán los primeros en recibir refuerzos.
Y si bien a simple vista podría parecer beneficiosa para el pueblo la llegada de nuevos turistas, Mendina no está tan de acuerdo. Dice que quienes visitan hoy San Gregorio de Polanco "buscan tranquilidad, un ambiente familiar y descanso". A su vez, cuenta que en su hotel, la mayoría de los huéspedes son europeos —sobre todo alemanes—, que conocieron el balneario a través de guías internacionales. "Ellos son todavía más educados que los uruguayos", agrega.
Pero oponerse a un proyecto que prevé darle trabajo a 8.000 personas e invertir US$ 4.000 millones, según cifras de UPM, es difícil. El alcalde Teixeira también está preocupado por la planta, pero prefiere "mantener una posición neutral". Dice que todos los días recibe jóvenes en su despacho que le piden trabajo, que tienen "muchas expectativas" por la llegada de la compañía. "No es fácil salir a decir que no quiero que venga la empresa, cuando la gurisada está especializándose en UTU para tener un empleo".
Por ahora, la construcción de la planta sigue en veremos y la vida en San Gregorio permanece intacta. Todavía se escucha el canto de las chicharras.
Una represa automática y con escasos funcionarios
En Rincón del Bonete todavía están las casas de los funcionarios de UTE, que fueron construidas cuando se inauguró la obra. Pero muchas de ellas están vacías, porque desde hace tres años sus funciones se controlan desde la represa de Baygorria, en Durazno. En el pasado, al menos ocho funcionarios manejaban cada una de las cuatros turbinas, pero ahora solo hay dos en toda la planta por si surge un imprevisto. El lugar cuenta con dos salas de máquinas, que muestran cómo se trabajaba de forma analógica y cómo se hace ahora. También hay un museo, que está abierto a todo público y cuenta la historia de la obra. La represa se puede visitar hasta la puesta de sol, y tiene un hotel y un restaurante. El paseo es gratuito.
La tranquilidad en Pueblo Centenario no demoró en llegar enseguida terminó el Consejo de Ministros abierto. Eso le preocupa al alcalde de Paso de los Toros, Juan José López, que mira muy de cerca cómo avanzan los proyectos con UPM. Las dos localidades están separadas por un puente que conecta ambos lados del Río Negro. De un lado, Durazno; del otro, Tacuarembó. López cuenta que en Paso de los Toros hay 15.000 habitantes y 2.000 están sin trabajo. La cifra de desocupación supera la de todo el país. Por eso, explica, "son muy altas las expectativas de que llegue UPM". Sin embargo, hasta no estén prontas las habilitaciones ambientales del proyecto —que todavía esperan por la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama)— el plan no empezará a dar sus frutos. "La gente está deseando que empiece a dar trabajo, pero en el fondo creo que Paso de los Toros todavía no sabe lo que se viene. Esto es mucho más grande de lo que esperamos", dice. Entonces cuenta que en el pueblo inaugurará una terminal de ómnibus, se hará una carretera de cemento hasta la planta, se deberá potenciar el hospital, además de las casas que la empresa finlandesa prevé construir para sus operarios. "Para Paso de los Toros, la instalación de la planta va a ser como sacar el 5 de Oro", opina.