Valentina ya se había acostumbrado a que todo le cayera mal. Aunque se preocupaba por comer sano y hacer ejercicio, su cuerpo parecía rechazar casi todo lo que ingería. Incluso se despertaba en la mañana hinchada, a pesar de no haber comido nada por horas. “Me di cuenta de que me estaba afectando mi forma de ser. Yo estaba de malhumor todo el tiempo a causa de esto”, cuenta y muestra las fotos que se sacó en el espejo, en donde se nota la hinchazón de su abdomen. Después de haber consultado a médicos y darse por vencida porque los estudios indicaban que no tenía nada, encontró la respuesta en donde menos esperaba: Instagram. Empezó a ver videos de una gastroenteróloga argentina que hablaba del SIBO. El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado —SIBO por sus siglas en inglés—es una patología en la que algunas bacterias que son propias del intestino grueso crecen de manera excesiva en el intestino delgado y traen determinadas consecuencias.
Pero antes de entrar en detalles sobre lo que se conoce como SIBO, lo novedoso es que Valentina, al igual que cientos de jóvenes uruguayos, supo de la existencia de esta patología gracias a las redes sociales. En el mundo se habla del SIBO como “la enfermedad de Tik Tok”, casi que podríamos decir que está de moda, aunque en rigor eso no aplique para una enfermedad. Algunos expertos dicen que existe un sobrediagnóstico debido a la cantidad de información disponible acerca de su desarrollo y los tratamientos. Los gastroenterólogos locales cuentan que es cada vez más frecuente que lleguen a los consultorios pacientes que aseguran tener SIBO por un video que vieron o un mensaje que leyeron en las redes. Para ellos el trabajo se aliviana, porque si se confirma el diagnóstico, los pacientes ya saben exactamente de lo que les están hablando.
Después de ponerse en contacto con la médica que conoció por las redes, Valentina se hizo un estudio y confirmó que tenía SIBO. Ahí comenzó un tratamiento con antibióticos y una dieta estricta. Pero el problema continuó. Se siguió despertando hinchada y padeciendo todo lo que comía. Es que se calcula que aproximadamente el 44% de los pacientes con sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado tienen una recaída en los síntomas a pesar de seguir un tratamiento específico.
Fue ahí cuando la joven hizo un clic y miró la situación con algo de perspectiva. “Llegué a la conclusión de que lo que me hacía peor era el estrés. Yo me considero perfeccionista, entonces hacer la dieta al pie de la letra sumado a tomar los antibióticos a un horario específico y el hecho de que en una juntada con amigos no podía comer lo que quería o tomar una cerveza, me hizo darme cuenta de que todo eso me generaba más estrés que otra cosa y los síntomas no se iban”, cuenta a casi un año del diagnóstico inicial. Según ella, cada vez que se iba de vacaciones y estaba relajada, la hinchazón y los dolores de estómago desaparecían. Así, a pesar de comer una hamburguesa o una pizza, Valentina se sentía bien, pero al volver a la rutina, cuando pasaba algo estresante en su trabajo y además tenía que seguir la dieta para el SIBO, hasta un vaso de agua le generaba cierto malestar. Se lo contó a su gastroenteróloga y esta coordinó una reunión con su psicóloga. Entre las dos hoy siguen de cerca su evolución, que es favorable, aunque ni ella ni las expertas que la han analizado la consideran “curada”.
Para Henry Cohen, el reconocido gastroenterólogo y excoordinador del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), es algo “de todos los días” que los pacientes consulten por “hinchazones irregulares” y, en el último tiempo, son más que antes los que llegan a su consultorio diciendo: “Vengo porque creo que tengo SIBO”. Cohen subraya: “Hay que interrogar detalladamente a los pacientes y entender la importancia de lo psicosocial en todo esto. Hace algunos años este tipo de trastornos eran interpretados dentro de lo funcional y digestivo, pero ahora se les llama trastornos del eje cerebro-intestinal”.
Aquello de que el intestino es el nuevo cerebro es algo que se repite entre los gastroenterólogos, que aseguran que sobran los ejemplos de patologías que aparecen y desaparecen según la situación emocional del paciente.
El boom del SIBO en las redes sociales ocurre desde hace más de un año y, según los gastroenterólogos, en Uruguay las consultas y el diagnóstico de esta patología explotaron en 2021, cuando comenzó a funcionar el primer aparato para detectar SIBO a nivel local en una institución privada. Hoy ya hay otro funcionando a nivel público en el Hospital de Clínicas y se prevé la instalación de otros dos en Salto y Maldonado.
A pesar de que en el mundo se habla de un sobrediagnóstico de SIBO, porque debido al alcance de las redes sociales muchos tienen o creen tener esa patología, lo cierto es que en Uruguay los expertos creen que el nivel de diagnóstico que hay “es solo la punta del iceberg”, como resume el presidente de la Sociedad de Gastroenterología del Uruguay (SGU), Alberto Sanguinetti, y podría haber todavía más personas con “la enfermedad de Tik Tok”.
La posibilidad de mejora es del 60 al 70%
Debido a la falta de conocimiento que aún existe alrededor de la microbiota y la cierta novedad que implican las patologías como el SIBO es que se vuelve difícil determinar cuándo un paciente está curado.
En el caso del sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado, que requiere de un tratamiento con antibióticos, se calcula que las posibilidades de mejora después de atravesarlo están entre el 60 y el 70%. Según Henry Cohen, esas chances de mejora cambian si el diagnóstico de SIBO no está confirmado. “Si me equivoqué en el diagnóstico y solo asumí que tiene SIBOpor los síntomas, pero no hubo un estudio que lo confirmara, entonces las chances de mejorar son del 25% y no del 60 o 70%. Por eso es que vale la pena hacer el diagnóstico adecuado”, asegura el gastroenterólogo. A pesar de que un paciente no tenga SIBO, igualmente existen posibilidades de que mejoren sus síntomas siguiendo un tratamiento porque “el SIBOmuchas veces es la puerta de entrada” hacia otras patologías y se suele dar en simultáneo con otras patologías, según el experto.
Cuántos son y cuáles son los síntomas.
Dolor abdominal, hinchazón, gases, diarrea y pérdida de peso sin explicación son algunos de los síntomas más comunes del SIBO. Pero, claro, el problema es que esos síntomas pueden corresponder a otras enfermedades o patologías.
Eso sí, los médicos advierten que es poco frecuente que el SIBO aparezca sin estar acompañado de otro diagnóstico como el celiaquismo o el colon irritable. Cohen explica que existe un “espacio de diagnóstico clínico ocupado por ambas entidades”, en referencia al SIBO como al colon irritable. No quiere decir que necesariamente vayan de la mano, pero sí que se calcula que el 35% de los pacientes con colon irritable dan positivo al test de SIBO, según el experto.
Debido a que el diagnóstico específico de sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado es relativamente reciente, en el pasado “es muy posible” que quien en realidad padecía de SIBO fuera diagnosticado con colon irritable, sostiene Sanguinetti y agrega: “Antes se diagnosticaba con mayor frecuencia el colon irritable, básicamente porque es un síndrome que siempre está cohabitando con el SIBO y tiene síntomas similares. Por eso no podemos encerrarnos solo en el SIBO, porque son muchos factores los que incluyen. La realidad es que todo esto está en pañales en cuanto al estudio y el conocimiento de la patología”.
El presidente de la Sociedad de Gastroenterología del Uruguay dice que se desconoce la cifra de personas con SIBO en el país, pero asegura que “seguramente sean muchos más que los que confirmaron el diagnóstico” porque no todo el mundo accede a la consulta para realizarse el estudio. Para Cohen la cifra de personas con SIBO se puede estimar sabiendo que cerca del 10% de la población adulta tiene colon irritable y el 35% de esos tienen SIBO. Tomando las cifras del Instituto Nacional de Estadística del censo de 2011, habría casi 241.000 personas con colon irritable en Uruguay y, dentro de estas, más de 84.000 con SIBO. Pero hay que sumar los que no tienen el diagnóstico de colon irritable, como sucedió con Valentina, por ejemplo.
Son muchos los que asumen padecer SIBO porque tienen los síntomas que se describen y toman por buenos los videos en las redes recomendando dietas u otros procedimientos. Es tendencia ver en esos videos a gente enseñando qué alimentos priorizar para tratar el SIBO o qué tipo de dieta es la que funciona para estos casos, pero lo cierto es que no hay reglas universales a la hora de tratar la patología.
Para Yessica Pontet, asistente grado 2 de la cátedra de gastroenterología de la Facultad de Medicina, es algo “muy positivo” que “se esté hablando tanto de esta enfermedad”, pero “es importante que los pacientes consulten a un gastroenterólogo para ver si el SIBO aplica para su caso o no, sobre todo porque con los síntomas puede que tengan más de una patología”.
Cohen dice que en Uruguay “no se puede hablar de sobrediagnóstico, sino al revés, de un subdiagnóstico”. El gastroenterólogo sostiene: “Hasta hace algunos días había un solo aparato en todo el país y es lógico que no todos pasaron por ahí. Recién ahora está el del Hospital de Clínicas, entonces creo que la enorme mayoría de los pacientes que pueden tenerlo todavía no han sido estudiados”.
El aparato que funciona en Uruguay hace dos años sirve para detectar dos patologías similares: SIBO e IMO. El SIBO se vincula a la producción de hidrógeno, porque es el sobrecrecimiento de bacterias en el intestino delgado que producen demasiados gases de hidrógeno específicamente. Pero cuando ese sobrecrecimiento produce gases de metano se trata de IMO (sobrecrecimiento de metanógenos intestinales).
Muchas veces a los pacientes con IMO también se los considera dentro de los que tienen SIBO, aunque puede haber algunas diferencias en los síntomas. Según Cohen, la diarrea suele ser más característica del paciente con SIBO, aunque no es definitorio, y la constipación persistente se asocia más al IMO. En ambos casos el diagnóstico se da mediante una prueba de aire espirado, en la que el paciente bebe un líquido y después debe soplar un tubo durante 20 segundos reiteradas veces para ver qué gases se producen y en qué cantidades.
La empresa uruguaya que estudia la microbiota
La empresa Enteria nació en 2018 “frente a una necesidad del mercado local de ofrecer el análisis de microbiota intestinal como herramienta para profesionales de la salud al momento de diagnosticar y tratar a sus pacientes”, según su página web. Uno de los estudios que está realizando Enteria busca estudiar la microbiota de los niños con TEA y eso significa “un paso más” en la investigación sobre los vínculos entre los problemas gastrointestinales y los neurológicos, según Pía Campot, fundadora de la firma Enteria.
Curable: ¿sí o no?
Para Virginia López, profesora agregada de gastroenterología en la Facultad de Medicina y vicepresidenta de la Sociedad de Gastroenterología del Uruguay, la cantidad de personas con SIBO en Uruguay se da “a partir de que hay más y también a partir de que se diagnostica más que antes”. Los tratamientos en cada caso varían, pero suelen consistir en la ingesta de un antibiótico durante siete o diez días y después una dieta específica que puede ser estricta. Lo “llamativo” para López es que después de eso no siempre se resuelve el problema.
Por eso Cohen asegura que el SIBO no es curable "en el sentido de que después del tratamiento desaparece para siempre” porque “la microbiota intestinal tiene una condición de resiliencia en donde trata de volver siempre a su condición anterior”.
Todos los expertos consultados para este informe están de acuerdo en que lo que pasa en el intestino, y las bacterias que allí existen y son parte de la microbiota, componen un universo difícil de comprender y del que todavía falta ahondar en el conocimiento. En este sentido, la “enfermedad de Tik Tok” podría ser solo el comienzo o “la punta de un iceberg” a la hora de familiarizarnos con enfermedades digestivas nuevas como el SIBO.