Una "tormenta perfecta" golpea a China: ¿puede impactar en Uruguay su crisis económica?

La recuperación de China es más lenta de lo esperado y hay alertas respecto a la sustentabilidad de su crecimiento; expertos coinciden en que el gigante asiático ingresó en una etapa “más compleja” pero relativizan el grado de impacto en países como Uruguay.

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El presidente Luis Lacalle Pou y su par chino, Xi Jinping.
El presidente Luis Lacalle Pou y su par chino, Xi Jinping.
Foto: AFP

Nos queda demasiado lejos. No entendemos su idioma, mucho menos su cultura. Sus lógicas politicas nos resultan ajenas e impenetrables. Pero pocas tierras son al mismo tiempo tan distantes y tan cercanas como China.

Principal destino de las exportaciones uruguayas y segunda economía global, el devenir del gigante asiático tiene repercusiones enormes en la actividad local. Y de un tiempo a esta parte, las noticias que llegan desde esas latitudes no son prometedoras. Con la rapidez y contundencia con la que pocos años atrás se presagiaba el fin de la hegemonía estadounidense, o el rápido e inexorable ascenso chino, hoy los titulares internacionales alternan términos catastrofistas sobre el futuro del país gobernado por Xi Jinping. Se habla de “debacle”, de “tormenta perfecta”, de expectativas incumplidas, de una crisis que pone en duda las potencialidades del país que venía —¿que vino? ¿que viene?— a disputar el liderazgo mundial.

Aquí, desde el otro lado del planeta y en un país que no mueve la aguja, empiezan las preguntas y se suman los pronósticos. ¿Qué está ocurriendo con China? ¿Qué se puede prever para los próximos años? ¿Cómo incide en la región, y particularmente en Uruguay?

Lo que sube baja

Luego de décadas de tasas de crecimiento faraónicas —impulsadas por la apertura al comercio internacional, un modelo basado en el suministro de bienes de bajo costo al resto del mundo y la salida de la pobreza de cientos de millones de personas—, la economía china empezó a mostrar señales de desaceleración, motivadas por factores domésticos e internacionales.

Entre los primeros, China empezó a pagar el precio de un progresivo envejecimiento de su población, un creciente endeudamiento y síntomas de lo que se conoce como “la trampa del ingreso medio”, que describe a los países que logran avanzar en niveles de desarrollo pero se estancan sin llegar a convertirse en economías de ingresos altos.

Ciudadano chino
AFP

A eso se le sumaron dos aspectos sumamente distorsivos. Por un lado, la pandemia impuso un freno sostenido a la actividad económica, acompañado de un daño reputacional por el origen del virus en esas tierras. El impacto económico se vio acentuado por la política restrictiva de “covid cero” impuesta por el presidente Xi Jinping, mientras el resto del mundo liberaba gradualmente su actividad.

En paralelo, la potencia asiática ya venía lidiando con los coletazos de una feroz guerra comercial con Estados Unidos, que desanduvo aspectos de la globalización de los que China —a pesar de sus críticas al orden internacional vigente y la hegemonía estadounidense—, se había beneficiado para crecer en las décadas anteriores. La guerra en Ucrania y la consolidación de una política agresiva por parte de Estados Unidos —bajo la misma línea tanto en el gobierno republicano como en el demócrata— profundizó los desafíos para la economía china, que sintió los golpes: una creciente crisis inmobiliaria, una deflación difícil de atacar, y una bolsa debilitada son solo algunos de los síntomas de la coyuntura desafiante a la que se enfrenta China.

Xi Jinping en la Asamblea Nacional Popular
Xi Jinping en la Asamblea Nacional Popular
AFP

Bajo este contexto, la economía fue el centro de atención de la Asamblea Popular Nacional —la reunión legislativa anual que nuclea a los dirigentes del Partido Comunista Chino— convocada esta semana. En esa instancia, el gobierno divulgó su expectativa de crecer 5% en 2024, una cifra que las propias autoridades dicen es “difícil de alcanzar” y que de todas formas queda lejos de las cifras de dos dígitos que marcaron el boom chino.

Qué pasará a continuación es materia de debate. “Hay una sensación de cierta frustración, sobre todo entre los jóvenes, que vieron como sus padres tuvieron una vida infinitamente mejor que la de sus abuelos, pero ahora sufren de problemas para acceder a la vivienda propia, problemas de endeudamiento y demás”, comenta a El País Francisco Urdinez, doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad de San Pablo y el King’s College London, y actual director de ICLAC, un centro de estudios sobre la relación de China con Latinoamérica. “Pero poniéndolo en perspectiva, no es tan grave. Si un país viene de crecer 30, 40 años ininterrumpidamente, un par de años de enfriamiento no son terribles”, añade.

—¿Pero son un par de años o la perspectiva es que siga empeorando?

—Ese es el gran debate. Hay quienes dicen que la disputa geopolítica entre China y Estados Unidos se va a dar hasta 2030 o en torno a esos años, porque después China no va a conseguir sostener el crecimiento económico. Otros sostienen que China tiene fundamentos, tecnológicos y productivos, como para disputar el liderazgo global en los próximos años. El gobierno chino plantea que esto es un parate para tomar aire y reordenar. Los próximos meses irán diciendo si la meseta era para después caer o tomar impulso.

Consecuencias

Con matices, quienes observan el devenir chino y sus repercusiones en la escena regional coinciden en que el panorama a corto plazo es de un menor crecimiento al registrado en décadas anteriores, pero cuyos efectos nocivos pueden ser relativamente menores a los sufridos por países desarrollados.

“Yo creo que todo esto de la crisis económica de China impacta más bien a otros jugadores”, resume Ignacio Bartesaghi, doctor en Relaciones Internacionales y director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica de Uruguay (UCU).

Obras en el Puerto de Montevideo
Obras en el Puerto de Montevideo
El País

Esto ocurre, coinciden los analistas, por diversas razones. Por un lado, porque las materias primas que explican la mayor parte de las exportaciones de Uruguay a China son menos sensibles a la caída de la demanda doméstica. En segundo lugar, porque para lo que representa Uruguay en una economía colosal como la del gigante asiático, una desaceleración del total de esa economía no necesariamente mueve la aguja del intercambio comercial. Tercero, porque más allá de las fluctuaciones, existen todavía oportunidades de avanzar en el acceso al mercado chino y reforzar la integración entre los dos países.

Respecto al primer punto —el impacto de una desaceleración china en la demanda por materias primas—, el economista Giuliano Cantisani, de CPA Ferrere, señala que “una menor demanda incidiría a la baja sobre los precios”, pero que “los productos alimenticios, como los que exporta Uruguay, son menos sensibles a los cambios en el ingreso” en comparación con “otros bienes más industrializados o asociados a la producción, como los energéticos”.

Algo similar apunta Urdinez. “Para los países de América Latina, que China deje de crecer a las mismas tasas que antes es una pésima noticia; el enfriamiento de su economía inevitablemente se traduce en una caída de las inversiones y en una reducción de la demanda por materias primas, que son lo que principalmente venden los países de la región. Pero entre esas materias primas también hay matices”, señala en conversación con El País.

Dinero China
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Getty Images

Respecto al segundo punto —el peso marginal de economías como la uruguaya en los números chinos—, Urdinez apunta que para frenar la demanda de commodities “China tendría que entrar en una recesión, un frenazo muy grande”. “Ahora China sigue creciendo al 5 o 6 por ciento, entonces la demanda sigue siendo alta. Aunque parezca una diferencia grande respecto a lo que crecía hace quince o veinte años —hoy está prácticamente en la mitad que esos números— China es tan enorme, que para cualquiera, pero más para un país como Uruguay, la tracción es muy fuerte. Hay por lo menos 40 ciudades del tamaño de Uruguay dentro de China. Esa atracción gravitatoria de la economía china es tan fuerte que todavía la demanda por commodities sigue a pesar del frenazo”, resalta el experto.

Relacionado con ese punto, un tercer elemento que matiza el impacto de un enfriamiento de la economía china tiene que ver con las oportunidades aún no explotadas en la relación comercial con el gigante asiático.

En ese sentido, el presidente de la Cámara de Comercio Uruguay China, Nicolás Potrie, dice para este informe que si bien el menor crecimiento de ese país es “innegable”, aún así es ampliamente superior al de otros países. Como ejemplo de las oportunidades que presenta China más allá de las fluctuaciones en sus tasas de crecimiento, Potrie señala que el gobierno de ese país prevé sacar de la pobreza a unas 400 millones personas de acá a 2035. “Esa clase media más grande viene de la mano con una mayor avidez de consumir otro tipo de cosas, desde electrónicos, vehículos, casa propia y alimentación. Eso es positivo y lo vemos en Uruguay como algo en lo que tenemos que tomar la posta y aprovechar el crecimiento”, afirma.

El presidente chino Xi Jinping y su par estadounidense Joe Biden
El presidente chino Xi Jinping y su par estadounidense Joe Biden
Foto: AFP fotos

Otra incertidumbre va de la mano de las consecuencias de lo que en el mundo se denomina decoupling (desacople), y que describe la tendencia a aislar las cadenas productivas y de suministro de aquellos países con los que se pretende tener menor relación por razones geopolíticas. Esa distancia autoimpuesta por países como Estados Unidos respecto a China —y que se ha convertido en una política de estado en ese país, sin cambios entre las administraciones republicanas o demócratas— lleva al país asiático a buscar con mayor intensidad suministros en mercados emergentes, como los de la región. “El decoupling ha permitido a un montón de exportadores de América Latina abrir nuevos mercados porque ahora China nos compra a nosotros lo que le compraba a EE.UU. Entonces exportadores del sector agrícola ganadero irónicamente pueden beneficiarse de esa guerra comercial”, explica Urdinez. “El commodity en general sigue siendo altamente demandado en Latinoamérica”, resume.

El capítulo de las oportunidades incluye, por último, el panorama de las inversiones chinas en la región. Si bien Uruguay no ha sido de los principales receptores de inversiones chinas, los distintos consultados para este informe señalan que el país podría beneficiarse de una “tendencia emergente” de inversiones “más focalizadas”, de montos más modestos y orientadas a sectores de “innovación”, como las energías renovables.

Alertas y desafíos

Todos estos matices al potencial daño del enfriamiento chino no quitan que no haya algunas alertas. Facundo Márquez, presidente de la Unión de Exportadores del Uruguay, admite sin rodeos que existe cierta “preocupación” por la marcha cansina de la segunda economía mundial y, aunque señala que nadie sacará a China del lugar privilegiado que representa para los productos uruguayos, la situación presenta algunas señales de “incertidumbre”.

Exportación de carne uruguaya
Carne uruguaya para exportación

“Claramente no es como antes que compraban así a rolete; ahora son mucho más cuidadosos en la cantidad que compran y los precios que están comprando, que todavía están bastante disminuidos en casi todos los casos, tanto la carne como la soja como la celulosa han caído en eso”, dice el empresario a El País. “Si bien esperamos que en el mediano y largo plazo esto se recupere, viene más lento de lo que todos los exportadores esperábamos”, añade Márquez.

Las cifras de exportaciones de 2023 fueron, con un descenso del 13% respecto al récord de 2022, un primer aviso. Si bien esa caída estuvo influida por la sequía histórica en nuestro país y el descenso del precio de los commodities producto del exceso de stock en la pandemia, varios analistas y empresarios vieron el número como una pequeña “señal amarilla”.

Cantisani, de CPA Ferrere, resalta en ese sentido que “la carne y la celulosa podrían ser los más afectados” en los meses venideros entre los productos uruguayos que se exportan hoy a China.

PERSPECTIVAS

Una China golpeada pero con oportunidades

Los expertos consultados para este informe coincidieron en identificar los desafíos de la economía china, pero también apuntaron a factores que relativizan la gravedad de la actual coyuntura. Ignacio Bartesaghi dijo que si bien “en China se dio casi una especie de tormenta perfecta -ese mix de procesos internos asociados a un cambio de estructura de desarrollo, sumado a una crisis inmobiliaria y un contexto internacional que le juega en contra-, el crecimiento sigue siendo significativo. Francisco Urdinez señaló que “no está claro todavía que esto se vuelva una tormenta perfecta”, ya que “hay quienes sostienen que el año que viene China ya va a andar mejor y que esto puede quedar en un resfrío pasajero”. Nicolás Pose afirmó que, considerando todas las dificultades que afrontó, la economía china demostró ser todavía “muy dinámica”. Según Pose, los augurios pesimistas sobre China “no parecerían” ser correctos ni para la relación con Uruguay “ni a nivel general”, y deberían en cambio ser tomados “con muchas pinzas”.

Mientras reina la incertidumbre en esa área, algunos plantean que las primeras señales de alerta deberían enfatizar la necesidad de “ampliar” y “diversificar” los mercados en los que Uruguay coloca sus productos.

Nicolás Pose, doctor en Ciencia Política por la Universidad de la República, señala que esto implica dos “desafíos” que corren en paralelo: diversificar tanto la oferta de productos como los destinos.

El primero de esos desafíos implica ampliar la gama de productos y servicios que se le venden a la propia China. Según un trabajo de Pose, basado en datos 2019, solo cinco productos explicaban el 84% del total de las exportaciones uruguayas a China, y 10 productos explicaban el 91%. “El comercio uruguayo con China está hiperconcentrado en muy pocos productos, que son básicamente la carne bovina, la celulosa, la madera y la soja”, afirma el académico a El País.

En esa misma línea se incluye la “necesidad” de mejorar las condiciones de acceso a ese país. “China va a crecer más del doble que la media internacional y más que tres veces más que los países desarrollados, en promedio. Uruguay tiene que tener la capacidad de no caer en las simplificaciones de decir: ya no me interesa avanzar en un TLC con China. Tiene que seguir apostando a venderle sus alimentos a China, y tiene que empezar a apostar a una China que va a comprar más servicios, a una China que después va a salir a hacer turismo, que tiene más cooperación y a una China que necesita invertir afuera”, opina Bartesaghi.

“La variable de si vas a crecer cuatro o vas a crecer seis, a mí es la que menos me importa. Lo que me importa es cómo vas a escalar, qué vas a ofrecer a China, qué proyectos de inversión vas a promover, qué vas a hacer en servicios, cómo estás mirando la exportación de otras zonas, cómo vas a potenciar tu embajada y consulados ahí”, añade el catedrático.

Sobre ese punto, los consultados coinciden en que la reciente misión oficial a China —que incluyó una reunión entre el presidente Luis Lacalle Pou y Xi Jinping y el pasaje a un nuevo nivel de Asociación Estratégica Integral— forma parte de ese camino.

El segundo desafío, ya fuera del mercado chino en particular, implica mejorar la colocación de productos uruguayos en otras partes del mundo. “A veces, necesitas un apretón de un lado para mover bien otro”, afirma Márquez. “El lado positivo dentro de lo malo es que te lleva a incrementar la colocación de los productos y generar nuevos clientes en otros países. Y ahí ves que las exportaciones de bienes a Estados Unidos vienen creciendo, o que las exportaciones a Brasil crecen”.

Como sea, habrá que esperar para evaluar si la tormenta que algunos ven sobrevolar la economía china efectivamente logra dañar a la potencia asiática y si, a su paso, despierta algún vendaval por este otro lado del mundo.

ASAMBLEA NACIONAL POPULAR

Congreso chino: crecimiento proyectado

El ministro chino de Comercio, Wang Wentao, aseguró esta semana que su país afronta perspectivas “muy graves” en términos de intercambios comerciales ante la debilidad de la demanda exterior y los conflictos geopolíticos. El ministro citó posibles medidas para dar impulso al comercio, como la búsqueda de socios manufactureros en el extranjero que construyan nuevas cadenas de suministro para bienes de precio medio.

Zheng Shanjie, presidente de la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo de China (principal planificador económico), aseguró que el objetivo de crecimiento oficial en torno a un 5% para este año es “alcanzable a través del trabajo duro”. Zheng defendió que se trata de una “meta positiva” que puede ser lograda “dando un salto”. (EFE)

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