Punta del Este despliega su encanto cuando la costa se baña con la luz del sol, y el azul del océano Atlántico se mezcla con el del Río de la Plata, fundiéndose con la arena blanca. Este es el paisaje estrella de cada verano. Las playas se llenan de sombrillas de hoteles y paradores que se colocan alineadas a la orilla, marcando pequeños refugios de descanso. Los deportes acuáticos se adueñan de las olas. La elegancia no se queda atrás: circulan yates y veleros majestuosos.
Además, está todo lo que pasa en tierra firme: grandes fiestas en restaurantes, eventos de moda, lanzamientos de nuevos productos, autos de alta gama en las calles. Y en las calles también la mezcla de idiomas, con el portugués cada vez sonando más fuerte. Todo este movimiento es el “de la temporada”, aquella que solía extenderse por tres meses y que ahora se limita a los últimos cinco días de diciembre y a los primeros diez de enero.
Los operadores turísticos y las autoridades -departamentales y nacionales- coinciden en que en Uruguay, como en el resto del mundo, cambió el modo de hacer turismo. El concepto de temporada no es el que se manejaba antes: los turistas no se toman más de dos semanas de vacaciones y, a su vez, los destinos tienen que ser cada vez más diversos.
Aún con el nuevo escenario, el Turismo es un ingreso clave para Uruguay: el segundo más importante después del agropecuario, representando 5 puntos del Producto Bruto Interno. Y es también el mayor sector exportador de servicios. Genera 110.000 puestos de trabajo, que abarcan a personas jóvenes y también con poca preparación.
Por todo esto, el desarrollo del turismo es casi un deber para el país, señala el ministro Tabaré Viera. Por ahora, su potencial no tiene techo.
Para profundizar qué hay detrás del cambio de hábito del veraneante, el ministro señala dos hitos. “El primero tiene que ver con comportamientos de aquel turismo de temporada, en el que la gente pasaba los tres meses de verano en la playa. Luego pasó a ser un mes entero, y ahora tenemos un turismo de quincena”.
Según Viera, este comportamiento se agudizó en la década de los ‘90 y no pasó solo acá, sino en todo el mundo. “Tanto los uruguayos como los extranjeros toman sus vacaciones en forma espaciada durante el año. Sacan una semana en verano, otra semana en otras épocas del año”, dice el ministro, desde España, en plena Feria Internacional del Turismo de Madrid.
¿Cuál es el otro hito? El 2020 y los efectos de la pandemia. En su opinión, este cambio favorece a Uruguay. “Porque ahora se está buscando el turismo de naturaleza o de entornos naturales, y en ese punto tenemos mucho para apostar”.
El presidente de la Asociación de Hoteles y Restaurantes del Uruguay, Francisco Rodríguez, trabaja en el rubro desde el año 1977, por eso dice que ya vio pasar el comportamiento de un par de generaciones. “Aquello de tomarse desde que terminaban la escuela, prácticamente hasta una semana antes que comenzaban las clases de los chicos, se usó hasta la década de 1960”.
También hay otro elemento social y cultural clave en el modo en que descansamos. ¿Quiénes eran los que podían tomarse tres meses de vacaciones? Rodríguez dice que actualmente hay muchas familias ensambladas -personas con hijos que vuelven a formar pareja y conviven con los hijos de esta-, y la tradición cambió por una modificación social y hasta por el rol que las mujeres tomaron en la esfera pública. “De repente el hombre era el que trabajaba, la mujer estaba en la casa y cuidaba a los niños”.
Este tipo de vacaciones era más propio de las clases acomodadas, mientras que para el resto era un lujo inaccesible. Esa parte de la población se tomaba por obligación los días libres, cuenta Rodríguez. En todo caso, para quienes descansaban fuera de Montevideo, el foco estaba en Carnaval, en la Semana de Turismo, y en algunos casos podía ser alguna semana de enero o febrero.
Es que el turismo interno que conocemos hoy en día no existía, dice Rodríguez. El ministro de turismo piensa algo similar: “No solamente cambiaron las formas, sino que además creció el turismo, lo que hace que sean más las personas que vacacionan”.
Para el director de Turismo del departamento de Canelones, Horacio Yanes, este cambio cultural tiene que ver también con el transporte, porque hoy es más fácil acceder a un auto propio. “Antes ibas a una casa en la Costa de Oro y te quedabas clavado ahí”, plantea. Y va más lejos: “Ahora es accesible para más personas viajar en avión. En la década de 1960 y 1970 la gente no iba a Miami, no había tiempos compartidos en el exterior”. Yanes dice que la élite se ubicaba en Piriápolis y en Punta del Este: “Antes era impensado que los uruguayos de a pie estuvieran en estos destinos”.
Dependencia argentina.
El funcionamiento próspero de la mayoría de nuestros balnearios siempre tuvo una fuerte dependencia de la visita de los argentinos. Es así desde las playas de Colonia, pasando por la creación de Pajas Blancas como lugar de veraneo en Montevideo, o Balneario Argentino en Canelones y Piriápolis en Maldonado: solo por tirar al agua algunos ejemplos. Pero la crisis inflacionaria de Argentina y su impacto en el bolsillo de la clase media llevó a que sean cada vez menos los que puedan venir. Su ausencia está siendo reemplazada por brasileños, chilenos, peruanos y un porcentaje menor de europeos.
En este mar de cambios y nuevos modelos de pasar las vacaciones, el director de Turismo de Canelones se pregunta: “¿Qué está pasando para revertir esta temporada?” Responde: “Hay que mirar hacia Brasil y tener una política pública para todo el año. Así sea subvencionando transportes, apoyando eventos que hagan que en distintos balnearios haya actividades culturales”. Acciones que sean un “pretexto”, dice. Porque tal como lo ve Yanes “no podemos buscar respuestas a problemas nuevos con la vieja solución de esperar solo por Argentina”.
El turista brasileño ya no es una novedad, es común escuchar portugués en los balnearios y también en la ciudades. En ese sentido, el jerarca de Canelones valora como muy importante la inauguración del aeropuerto binacional en Rivera, aunque aclara que es un proyecto que se comenzó a gestar en el gobierno del Frente Amplio. “Hay que generar destinos binacionales. El ministro es de Rivera y creo que supo leer muy bien esa importancia”.
¿Qué visión tienen en Maldonado, donde vacacionan más argentinos? El director de Turismo, Martín Laventure, dice que trabajan para que el perfil del turista sea variado. También que la ausencia de argentinos se nota: los que llegan son principalmente los de alto poder adquisitivo.
Argentina sigue siendo la nacionalidad más presente en los balnearios de Maldonado. “Nuestro cliente principal”, dice el director. Pero cuenta que se está trabajando para seguir creciendo en público brasileño, básicamente con una apuesta de publicidad en San Pablo y Río Grande del Sur.
Las aplicaciones como Booking y Airbnb suplantaron el trabajo de las inmobiliarias, en Maldonado es quizás donde más se ve esto. Aquella tradición de que los argentinos llegaban en octubre para cerrar los acuerdos de alquiler, es casi inexistente. Ahora las reservas se hacen muchas veces de una semana para la otra, y en febrero durante la misma semana.
Nuevos horizontes.
Uruguay tiene que mirar a todo el mundo, pero lo más importante sigue siendo la región. Para el director de Turismo de Maldonado, Paraguay y los países del Océano Pacífico son una materia aún pendiente, falta trabajar para atraerlos a nuestro país. Lo mismo pasa con “el turismo extra-región”, que no es mucho. Los europeos y estadounidenses que llegan a Maldonado son “la frutilla de la torta”. Es un tipo de visitante más de nicho, al que el destino sol y playa no le es suficiente. Tienen un nivel de gasto grande, la gastronomía, los vinos y los paseos a caballo por el campo son sus búsquedas.
“Maldonado tiene mucho de naturaleza para ofrecer. Está Pueblo Edén, Garzón, las bodegas, las cabalgatas en estancias turísticas, esos son todos productos complementarios al sol y playa, que permiten un desarrollo más equilibrado durante todo el año”, cuenta Laventure. Por eso esta comuna invierte en la mejora de caminos y luminarias en el acceso a estos lugares, para que resulten más cómodos.
Otro foco está puesto en el turismo de conferencias, una apuesta grande tanto de Maldonado y como de Montevideo. Desde Maldonado dicen que es un segmento muy competitivo, y hay gran interés en que siga creciendo. La Intendencia de Montevideo (IMM) activamente está desarrollando proyectos para atraer a este público, asegura Gustavo Cabrera, Director de Desarrollo Económico. “Se han dado congresos de 500 y hasta 1.000 personas. Se hacen en distintos lugares privados, pero también la intendencia tiene su centro de conferencias”, explica Cabrera.
Para el director, estos eventos se pudieron desarrollar gracias al trabajo conjunto con el sector hotelero y también porque la ciudad tiene capacidad de propuestas turísticas, de movilidad, y de condiciones de accesibilidad.
Montevideo es un destino que se posiciona en el mapa mundial como un “Destino Turístico Inteligente”. Tiene una plataforma (la página descubrimontevideo.org) que le permite a los turistas hacer una planificación para poder aprovechar al máximo el tiempo, están todos los horarios y lugares que se pueden visitar; los precios, los eventos gratuitos. “En una actividad me crucé con una pareja recién casada de brasileños, venían de San Pablo, y estaban en el mirador de la IMM porque habían visto la oferta a través de la plataforma”, dice Cabrera.
Montevideo es una ciudad chica, con distancias caminables, con cafeterías en todos los barrios y la oferta típica de parrilla. Tiene sol y playa pero también tiene una propuesta cultural muy importante. A la vez es una ciudad que atrae a los turistas que están en Buenos Aires, y se hacen una escapada para conocerla. Y es el destino uruguayo de la mayor cantidad de cruceros, lo que implica un trabajo de logística grande por parte de empresas locales que gestionan los traslados y deben tener capacidad para dar respuesta a tantas personas juntas a la vez.
Este público le interesa a las autoridades de Turismo: deben irse con una buena imagen de Montevideo y sus servicios, para volver y también para recomendarla.
La capital tiene otra virtud. El 60% aproximadamente es rural. “Hay bodegas para hacer enoturismo, que es uno de los ejes preferidos por los brasileños”, cuenta Cabrera.
En este momento inició el Carnaval, un evento cada vez más concurrido por extranjeros, que alquilan las localidades de la IMM, pero también agotan las gradas artesanales que algunos vecinos montan en sus azoteas.
Otras historias.
El barrio histórico de Colonia del Sacramento se puso en el mapa del turismo cuando en el año 1995 la Unesco lo declaró Patrimonio Histórico de la Humanidad. Desde ese momento pasó a ser una oferta de fin de semana para uruguayos y argentinos. “Una escapada o también un lugar para ir los fines de semana largos, pero ahora estamos trabajando en un turismo de largas estadías, queremos romper con esa idea de turismo de fin de semana”, dice el director de turismo de Colonia, Martín De Freitas.
¿Cuál es la estrategia? Mostrar que es un departamento con mucha versatilidad, que es más que la parte histórica, que hay otros puntos para conocer que tienen que ver con el turismo rural. “En un día no te da el tiempo para hacer la ruta del vino, recorrer tres bodegas y pasear por el Barrio Histórico, es imposible, te tenés que quedar”, dice De Freitas.
Por eso ofrecen estadías de más de cuatro días, donde te podés quedar una noche en Carmelo, o también hacer la ruta del queso. “Las queserías artesanales son interesantes, muestran cómo el departamento está formado por distintas colectividades: suizas, alemanas, inglesas, españolas, piamontesas, que llegaron hace más de 100 años”, dice el director de Turismo.
Otro elemento importante en Colonia es la oferta de posadas, que atrae también a un público más de familia y que sigue la línea de la arquitectura del barrio histórico. “Si se quiere explicar mejor, quizá lo más adecuado sea decir que las posadas son como un hotel boutique. Las posadas están alrededor del atractivo, sobre todo histórico y acompañan la filosofía del lugar”, dice De Freitas.
Mientras que Colonia busca extender sus estadías y hacer temporadas y no solo vistas pasajeras, o de fines de semana, Rocha está trabajando en cómo funcionar todo el año con ofertas gastronómicas y hoteleras que estén abiertas en invierno. “Antes era impensable, pero ahora son muchos los restaurantes que están trabajando todo el año. Desde en plena ciudad de La Paloma, como en la costa de Punta del Diablo o el Parque Nacional Cabo Polonio”, dice el secretario general de la Intendencia de Rocha, Valentín Martínez.
El verano sigue, y se hacen distintos eventos culturales: shows de música y fiestas locales, para que la “temporada de verano sea más larga”, pero la intendencia piensa en un turismo que sea los 365 días del año. Por eso la construcción de miradores y de nuevas bajadas, que se puedan usar no solo en verano.
Rocha también tiene un cambio sobre el perfil de alguno de sus balnearios. Antes La Paloma era la zona más elegida por los jóvenes por sus mega boliches, que ya no existen más. Martínez dice que lo que pasó es que se diversificó la oferta. “Se cambió la modalidad, no prohibiéndolos sino readecuándolos a otra zona, más que nada para que no estén dentro mismo del balneario, por las quejas de los vecinos”.
Por otro lado, Punta del Diablo es el lugar con más jóvenes, y La Pedrera busca ser “el José Ignacio” de Rocha.
No hay turistas ideales en Rocha, porque esperan a todos. El secretario general cuenta que se planea que los balnearios no se concentren únicamente en un tipo de público, y para esto sigue con el ejemplo de la disputa que se dió en La Paloma. “Si hacemos una zona solo para la juventud, terminan perjudicando también a los restaurantes que es donde más concurre la familia y no tanto los jóvenes”.
Para mirar al futuro y pensar en estrategias para atraer a más turistas hay que tener claro que las temporadas son cortas, pero hay más personas de vacaciones, opina el ministro Viera. Su entusiasmo por el sector, que sigue creciendo, lo lleva a decir que: “La ley de turismo habla de zonas turísticas. Pero hoy yo diría que todo el Uruguay es turístico”.
Cruceros: llegan hasta tres por día
Ver a los extranjeros bajar de cruceros entre la operativa portuaria de Montevideo es una foto que se repite casi todos los días de este verano 2024. Buques que son hoteles flotantes y cambian la geografía de la costa, en un año que es nuevamente récord de visitas.
Los cruceros que tocan el puerto dejan dos tipos de ganancias. Una es una apuesta a largo plazo: colocan a Uruguay en el mapa de posibles vacaciones a futuro. La otra es que son miles de personas paseando al mismo tiempo por algunos tramos de la ciudad, consumiendo sus servicios y productos.
La Intendencia de Montevideo y el Ministerio de Turismo trabajan juntos para planificar la llegada de los buques, que también usan el puerto para realizar cambios de tripulación y para aprovisionarse de alimentos.
Los cruceros son un tipo de turismo que ya se consolidó en nuestro país. Tienen una temporada de seis meses. La que estamos viviendo comenzó en octubre de 2023 y terminará el próximo abril, aunque en enero y febrero es que ocurre su pico. En total se calcula que arribarán 232 buques.
El ministro de Turismo, Tabaré Viera, detalla que en la temporada pasada arribaron 187 buques a nuestros puertos, con 360.000 pasajeros que gastaron más de 16 millones de dólares: “Un gasto muy significativo”, valora.
Cuando llega cada crucero “hacen un gasto importante, pero después los turistas también hacen su gasto, porque bajan, se toman tours. Si descienden en Montevideo, a veces la escala es de todo el día, entonces van hasta Punta del Este o hasta Colonia. Los brasileros van mucho a las bodegas turísticas de la vuelta, compran sus souvenirs, comen por acá”, dice el ministro.
Hay jornadas en las que pueden llegar tres barcos en un mismo día, lo que implica un trabajo de coordinación previa. El presidente de la Asociación de Hoteles y Restaurantes del Uruguay, Francisco Rodríguez, dice que si bien los cruceros llegan a Montevideo y Punta del Este, se está trabajando para que en próximas temporadas también paren en el puerto de Colonia.
Para Rodríguez es importante que el turista encuentre lugares atractivos, así regresa y por eso hay que trabajar en cómo se los va recibir.