“Veo luz al final del túnel; pero en la primera fase no habrá vacunas para todos”, dice vacunólogo español

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Amos García Rojas

ENTREVISTA CON EL PAÍS

El presidente de la Asociación Española de Vacunología, Amós García Rojas, analiza los avances de los laboratorios y cuenta qué errores no debe cometer Uruguay de cara al verano.

Lo repite casi como un mantra: “Calma, paciencia y prudencia”. Esas tres palabras usa a diario desde su cuenta de Twitter el epidemiólogo español Amós García Rojas, quien preside la Asociación Española de Vacunología. “Primero calma porque no estamos ante el fin del mundo, acabaremos con esto seguro”, dice el especialista a El País desde Las Palmas de Gran Canaria, donde es jefe de Epidemiología y Prevención del Gobierno de Canarias.

Y sigue: “Paciencia porque no lo conseguiremos en poco tiempo”. Por último, reclama prudencia tanto en la relación con el COVID-19 como en la priorización de las personas ese día en el que llegue la esperada vacuna. “Tenemos que aprender a convivir con el virus”, avisa García Rojas.

—¿Piensa que la gente realmente tiene calma, paciencia y prudencia?

—Las cifras en mi país son lo suficientemente preocupantes en algunas comunidades autónomas, eso es señal de que el mensaje no termina de cuajar. Yo soy canario y aquí estamos mejor que en otros lugares. Decir bien sonaría frívolo.

—¿Conoce el caso uruguayo?

—Sí, lo conozco. Mire, aquí tuvimos una primera ola: se decretó el estado de alarma y hubo confinamiento. Después hubo una segunda etapa en la que nos dirigimos hacia lo que alguien denominó nueva normalidad. A mí no me gusta absolutamente nada decirle así...

—¿Por qué?

—La normalidad no creo que sea nueva. Es la de siempre. Además, la palabra normalidad en un contexto de pandemia puede dar lugar a equívocos en la ciudadanía y pensar que ya está todo el pescado vendido, cuando falta mucho por vender. El coronavirus sigue aquí. El proceso de retorno a lo que yo llamo una realidad diferente, y no nueva normalidad, se hizo con excesiva alegría. Se trasladó mucho el mensaje a la ciudadanía de que ya habíamos triunfado, de que la primera ola pandémica había acabado y que podíamos ir recuperando parte de lo que nos había sustraído la pandemia. Eso fue un error. Muchos bajaron la guardia y pensaron que ya podíamos estar como antes. Eso posibilitó que, solo a un mes del cese del estado de alarma, empezara en España la segunda ola. Pienso que es posible que en Uruguay esté pasando algo de eso, en función de que tras un control razonable del problema, la ciudadanía haya percibido que la situación no es tan seria y haya bajado la guardia. Hay que permanecer con la guardia alta.

—Aquí en las últimas semanas se han disparado los casos. Por eso, la cercanía de las fiestas y del verano, con la relajación que ello implica, es una preocupación del gobierno. A ustedes tras el verano les fue mal. ¿Qué errores no deberíamos cometer, teniendo en cuenta la experiencia del verano europeo?

—Todos pensamos que la temperatura iba a tener un papel importante y que íbamos a tener un verano relajado. ¿Por qué? La mayoría de los coronavirus resisten muy mal las temperaturas elevadas. Pero llegó el verano y, con temperaturas de 40 grados, iniciamos la segunda ola pandémica. O sea: cuidado con la relajación. Hay que mantener la distancia, usar mascarilla, lavarse continuamente las manos, escapar de los espacios cerrados o poco ventilados. Sí, en verano vamos a descansar del año intenso que hemos sufrido pero no podemos bajar la guardia. Relajarse es un grave riesgo. Y más en el contexto de las navidades, donde hay más reuniones familiares y de amigos... En España no las va a haber porque hemos limitado a seis el número de participantes en las reuniones.

—¿Cómo se controla eso?

—Es imposible controlar, son recomendaciones. Si se comprueba que no se cumple, se puede sancionar. Que sea una fecha más proclive a las reuniones sociales es un factor preocupante. Seguimos en pandemia y el virus no entiende de lazos de amistad. Si nos reunimos familiares no convivientes, debemos mantener las pautas recomendadas. Aprendemos a convivir con el virus, ¿o la alternativa sabes cuál es? El dolor, el fallecimiento, los hospitales saturados. Elige, por favor.

—Hace unos días usted tuiteó que le entristece “que la palabra libertad se use para reivindicar el derecho a moverse libremente y poner en riesgo a la ciudadanía más vulnerable”. También dijo que es “una extrema estupidez” que se use para “saquear y atemorizar a una población preocupada”. ¿A qué se refiere?

—No me parece que se use esa frase en un contexto inédito como el de la pandemia. La libertad es un bien tremendamente profundo, tanto los uruguayos como los españoles hemos sentido su ausencia mucho tiempo. La valoramos demasiado como para ponerla en riesgo con comportamientos inapropiados.

—¿Y a los jóvenes qué les decimos? Están en una edad en la cual tienen necesidad de relacionarse y también menos riesgo de enfermarse…

—A mí no me gusta ir contra los jóvenes. No hay un comportamiento común en todos los jóvenes y yo estoy satisfecho por el papel que muchos han tenido, como miembros de ONG por ejemplo. Los comportamientos irresponsables son de determinados jóvenes, determinados adultos e incluso ancianos.

—Ya que usted es especialista en el tema, quiero conversar de la carrera por la vacuna. Los últimos días han sido de grandes novedades. Pfizer y BioNTech fueron los primeros en anunciar que su vacuna es eficaz en un 90% (luego subieron al 95%). Dos días después, Rusia afirmó que la suya llega al 92% y Moderna aseguró que su vacuna tiene una eficacia de 94,5%. ¿Cuál es su primera valoración de estos aparentes avances?

—Tanto el anuncio de Pfizer como el de Moderna, o incluso el de (Vladímir) Putin y la Sputink, se han hecho en notas de prensa de las empresas. Yo me creo todos esos resultados, no tengo dudas que son ciertos y soy optimista. Pero los resultados deben desarrollarse en revistas científicas, donde evaluemos la información. Si nos adentramos en una carrera a ver quién llega antes, corremos el riesgo de crear desadherencia a la vacuna por parte de la ciudadanía, que puede no terminar creyendo lo que se le dice. La próxima que aparezca, ¿qué dirá? ¿Que tenemos una eficacia del 96%? Hay que tener mucho cuidado, ser muy precavido. Hay limitaciones en lo que sabemos hasta ahora: no conocemos el impacto en los grupos etarios. Por favor, presenten los resultados en foros científicos, que es como hay que presentar estas cosas.

—Lo habitual es que estos anuncios se hagan cuando esté todo confirmado y con toda la información disponible...

—No te digo que en alguna ocasión no se haya hecho como estas veces. Pero, cuando vas a anunciar la eficacia, debería ser en un medio científico. Repito: en cualquier caso me siento muy feliz porque ya veo una luz al final del túnel.

—Para que el lector entienda: ¿qué significa el nivel de eficacia?

—Si dicen que tiene 90%, significa que de cada 100 personas vacunadas, 90 quedan protegidas. Eso es la eficacia y es bastante alta. La vacuna contra la gripe, por ejemplo, tiene una eficacia bastante menor. Además, depende del año, de las características de los virus circulantes, de las cepas... Una cobertura de 90 o 94% es de las mejores que hay en vacunas.

—¿Qué pasa con los aspectos logísticos de conservación? La vacuna de Pfizer, por ejemplo, requiere temperaturas de 70 grados bajo cero...

—Es una dificultad pero la empresa probablemente facilitará aspectos logísticos para la vacunación. Estoy convencido que habría elementos que posibilitarían arreglar o mejorar la situación. Se buscarían alternativas. Aun así y como decía, estamos viendo la luz al final del túnel. Pero cuidado: seguimos en el túnel.

Pfizer. Foto: Reuters
La eficacia de la vacuna de Pfizer y BioNTech es del 95%. Foto: Reuters.

—¿Y si llegamos con más de una...?

—Yo deseo que haya más de una. Sería magnífico. Además, la mayor oferta bajaría los precios.

—¿Pero alguien se podría dar más de una vacuna?

—Tenemos que ser conscientes que no habrá vacunas suficientes en la primera fase. No habrá para todo el mundo, llegarán poco a poco. A un grupo poblacional le pondremos una y a otro, otra.

—¿Y sobre los plazos qué podemos prever ahora?

—Al menos en Europa es razonable pensar que a lo largo del primer semestre de 2021 tengamos no una, sino más de una vacuna. Y posiblemente sea en el primer trimestre. Pero se trata no solo de tener vacunas, sino de tener las suficientes.

—La Agencia Europea de Medicamentos informó el fin de semana pasado que prevé dar su visto bueno a una primera vacuna de aquí a fines de año para una distribución a partir de enero. ¿No es optimista de más?

—Puede ser. Yo creo que hasta el primer semestre no tendremos dosis razonables. Habrá que ir priorizando, priorizando y priorizando.

—¿Primero la población de riesgo y el personal de la salud?

—Para toda la población de riesgo quizás no haya vacuna de entrada.

—Supongamos que tenemos la vacuna en el primer semestre. ¿Cuánto se imagina que deberá pasar para que haya cierta inmunidad y podamos volver a una vida relativamente normal?

—Tendría que vacunarse entre el 50 y el 70% de la ciudadanía. Y eso no se hace en dos días. Ahí tendríamos cierta inmunidad colectiva que nos permitiría ir recuperando parte de la normalidad.

—¿Eso no sería antes de 2022?

—A lo largo de 2021 nos iremos encaminando a esa normalidad. Pero estamos hablando de una pandemia que afecta a todos los países del mundo. La situación no solo se tiene que arreglar en España y en Uruguay… También en Nigeria. Hay que vacunar en todos lados y a todos los que lo necesiten.

—¿Y qué opina de los antivacunas?

—Los antivacunas son pocos pero muy ruidosos. Les pido que entiendan que hablamos de algo muy serio: muerte, dolor, sufrimiento. Por favor, por favor... Dejen que los que creemos que esto se puede modificar, trabajemos con tranquilidad, sin presiones alejadas del pensamiento científico. ¿Qué finalidad persiguen?

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