Yamandú Orsi: con los pies en Canelones pero el ojo en 2024

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Yamandú Orsi. Foto: Fernando Ponzetto

EL CANDIDATO MÁS FUERTE DEL FA

Tres períodos en la gestión de Canelones llevaron su nombre a la arena nacional, pero no estaba preparado. Ahora va por la reelección, orejea la actualidad, analiza el gobierno y proyecta a cinco años

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"¿Usted es Orsi?”, interrumpe un hombre de unos 50 años, algo apesadumbrado. No quiere un autógrafo ni una selfie: quiere un empleo. El político se aparta, conversa durante unos minutos y le da el número de celular de su secretario, Horacio. Cuando vuelve a la mesa, se pide un té verde en Mc Donald’s.

—Le dije que llame a ver si hay llamados. Si hay, hay; si no hay, no hay.

Endulza el té pero aún no sale del momento amargo. Sabe que el hombre está en el peor momento vital para buscar trabajo, y en medio de una coyuntura que ve negra. Se acaba de enterar de que un negocio grande de Canelones finalmente despidió a 65 empleados que tenía en seguro de paro. Se pregunta hasta cuándo podrá sostener el gobierno las prórrogas y se cuestiona, también, si al final del día no hubiera sido menos costoso apostar a la renta única que pedían el Frente Amplio y el Pit-Cnt, y que se aplicó en algunos países de Europa.

Siendo intendente de Canelones, Yamandú Orsi trataba de no opinar sobre cuestiones que escaparan a su territorio. Cuando la mala votación del Frente Amplio en octubre determinó su incorporación al comando de campaña de Daniel Martínez, se tuvo que interiorizar a la fuerza. Ahora ya orejea la actualidad nacional con otras ganas, toma posición e incluso, a veces, polemiza en Twitter.

—El gobierno manejó bien el tema sanitario. Discrepo en la orientación económica porque lo que se viene es inédito, quizás sea peor al 2002. No es bueno que aquella consigna esbozada en la campaña, del recorte, se aplique a rajatabla. La realidad está demostrando que el Estado no puede ausentarse tanto. Y el recorte, al que el gobierno llama ahorro, y el déficit fiscal, hoy son una clave más en una economía más compleja y no la única.

—¿Cree que el recorte fue excesivo?

—Sí, no es este el momento para hacer eso. Desde el punto de vista filosófico, yo discrepo con esa ideología: no soy tan liberal. Yo adhiero a la concepción de un Estado benefactor, de un Estado que participe activamente de la economía.

Luego vienen los matices, porque si hay algo que caracteriza a Orsi en su discurso es el afán por mostrar que entiende y dialoga con las posturas de los otros. Él sabe que parte de su liderazgo y su buena imagen se basan en dicha cualidad, por eso intenta cultivarla en un deliberado equilibrio entre crítica y autocrítica.

—¿Y cómo hubiera regulado el déficit?

—Las economías mundiales, incluso el Uruguay con esa concepción batllista del Estado, también han tenido que regular y controlar el déficit. Se puede, sin dudas. Yo creo que se disparó demasiado y capaz se debió haber controlado más. Pero esto que se pretende hacer ahora, y el déficit como principal y casi única preocupación, me parece altamente inconveniente por lo que es la crisis social.

Para Orsi, el gobierno debería haber “adaptado sus planes a la realidad que vivimos hoy”, aun a pesar de su promesa de bajar el uso de dineros públicos.

—Es una virtud de un gobernante el ser pragmático. Yo soy, me considero bastante pragmático —dice mientras revuelve muy lentamente el té. Es una virtud el darnos cuenta de que la realidad exige flexibilidad. Creo que una campaña tan polarizada como la que tuvimos nos abroqueló demasiado. Y ahí hablo tanto de unos como de otros. Me parece que debió constituirse una especie de mesa de intercambio. Creo que ya entramos en una especie de normalidad política en una realidad que es bastante anormal.

—Alguien podría decir que lo que pasó en los gobiernos del Frente estuvo lejos del diálogo con la oposición.

—No le estoy pidiendo al gobierno actual algo que el Frente no hizo en su momento. Lo que estoy planteando es que no es una situación normal. Es como la salida de la crisis de 2002. Cuando se sale de ahí, se sale con acuerdos que no necesariamente se reflejaron en leyes. Hubo una mesa donde se negoció, se articuló y se pudo salir, y sin volar los puentes. Esta situación es parecida. Creo que sería una buena oportunidad para el presidente de demostrar que él es diferente.

Por un momento deja el tono reflexivo y afloja la mirada —que venía clavada en un horizonte en movimiento: la plaza de comidas del shopping Costa Urbana— y reconoce que la gestión de comunicación del gobierno le parece “espectacular”. Entiende lo “caricaturesco” de la expresión que usaron algunos de sus correligionarios, que la tildaron de “agencia de publicidad”, y no está de acuerdo. Sí rescata la dimensión “profesional” de la comunicación, y dice lo que muchos: el Frente Amplio subestimó su importancia.

También es de los que cree que la coalición se irá debilitando una vez que culmine la instancia de elaboración del presupuesto, por un simple motivo:

—El factor de unidad de la coalición básicamente fue sacar al Frente Amplio. Fue explícito. Sin dudas debe haber sido un error nuestro.

—¿Cuál fue el error?

—El error fue haber permitido el aislamiento. Se explicitaba que había que unirse para sacar al Frente. Evidentemente no lo resolvés de un día para el otro; son años de construcción o deconstrucción. Sin duda no tuvimos los reflejos para de repente generar articulación con otros actores.

—Más allá de esos errores, ahora están saliendo varias auditorías y noticias de malversación de fondos. ¿No cree que el último gobierno derrochó o malgastó?

—No, no. Eso va a pasar siempre que cambie el gobierno. Es una historia repetida y un canturreo que vamos a escuchar la cantidad de elecciones que nos queden por delante a cada uno.

El 22 de agosto, en Canelones, durante una convocatoria electoral del Movimiento de Participación Popular (MPP) de la que participaron José Mujica y Lucía Topolansky, Orsi se refirió a su identidad partidaria. Según recogió La diaria, dijo: “Cuando a veces me plantean ‘porque usted no parece’, ‘usted es un tanto raro’, pongo ejemplos concretos, que los aprendí de todos ellos”. Mencionó a varios dirigentes tupamaros que lo marcaron en sus primeros años de militancia, entre ellos a Julio Marenales y Eleuterio Fernández Huidobro.

Dos días después de que Orsi reafirmara su pertenencia al MPP (“Me siento orgulloso de esta casa”, dijo), el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T) —agrupación política recientemente reconocida por la Corte Electoral— emitió un comunicadoen el que se analiza el devenir del gobierno actual y el rol del MLN-T. Los temas son básicamente los mismos que cuestiona Orsi —hablan del “ajuste”, retoman el pedido de un ingreso básico durante la pandemia y trazan un panorama oscuro para la coalición multicolor. Pero también convocan a “resistir el modelo regresivo y hambreador del actual gobierno” y lo acusan de actuar con “odio, rencor y resentimiento”.

Orsi, que no quiso aclarar su vínculo con esta agrupación devenida de aquella en la que se formó en su juventud, se limitó a decir sobre el comunicado: “No estoy de acuerdo”. Según supo El País, desde que comenzó a trabajar en la Intendencia de Canelones dejó de tener una “participación activa” en el MLN-T.

Yamandú Orsi
Orsi durante un breve discurso en Parque del Plata, durante una parada en una caravana en Costa de Oro. Foto: Paula Barquet

Liderazgo y proyección.

Hoy Yamandú Orsi se presenta a la reelección en Canelones como candidato único del Frente y con un claro favoritismo (del entorno del 60% de intención de voto) que se hace más fuerte por la fragmentación de la coalición multicolor: hay dos aspirantes blancos, uno colorado y dos cabildantes, además del que presenta el Partido Verde Animalista y el que va por Unidad Popular. Orsi no solo tiene todas las de ganar en Canelones, sino que también es el aspirante frenteamplista a dirigir un gobierno departamental que tiene más adhesiones en todo el país.

—¿En qué se basa su liderazgo?

—Pah (piensa unos 10 segundos). Sería feo… No sé si soy yo el que debe… Yo digo cuáles considero que han sido aciertos personales que después redundan en una (piensa) consolidación del proceso.

Uno de sus aciertos, dice, ha sido “una actitud de articulación con todo el espectro político departamental”, que “a la larga es lo que la gente necesita”.

—Nosotros, con los 16 votos que la Constitución ya te otorga por ganar la elección, o el voto 21, no dejábamos de buscar los apoyos en la Junta Departamental. Y algunas normas fundamentales como el propio presupuesto departamental salió con más de 21 votos. Siempre hubo un solo sector que se opuso a exactamente todo lo que nosotros proponíamos, en los 15 años, que fue el herrerismo. Esa fue una decisión política. El resto del Partido Nacional y el Partido Colorado en su conjunto, acompañaron cuando consideraron que era oportuno. Pero eso implica también tener la humildad de preguntar a ver qué les parece. El Frente, es verdad, a nivel nacional no hizo eso. Se amparó y se apoyó en su mayoría. Eso nos lo cobraron y nos lo dijeron muchas veces, creo que con razón.

En la oposición también admiten que Orsi “ha sido muy habilidoso”, aunque por lo bajo deslizan que lo logró con pases en comisión y promesas laborales a personas cercanas a los ediles.

Por otro lado, Orsi señala como una fortaleza los 10 años que trabajó junto a Marcos Carámbula, entre 2005 y 2015.

—Desde el día cero en la Secretaría General, Marcos planteó: ‘Vos tenés que prepararte’. Eso no lo hace cualquier político. No solo me lo explicitó sino que, además, lo puso en práctica.

Su liderazgo, analiza él, también se basa en dificultad que ha tenido la oposición por proyectar un candidato fuerte.

—Hay que admitir también que en un departamento como Canelones es muy difícil consolidar imagen a escala departamental. Los dos referentes más potentes que tenía la oposición eran Luis Lacalle —que no tiene más remedio que abandonar la dimensión departamental— y Alberto Perdomo, que falleció muy temprano. Son cosas bien distintas, pero la desgracia de lo de Alberto y la fortuna de que un candidato joven como Luis, diputado, escalara con la potencia con la que escaló a la interna del partido, si bien ha sido bueno para el Partido Nacional el caso de Luis, se perdieron dos referentes. Al Partido Colorado le ha costado mucho levantarse de la derrota de 2005.

Si gana pondrá el énfasis en los barrios precarios, que en los últimos 10 años se duplicaron

Si tuviera que aplicar su profesión -profesor de Historia- al análisis -subjetivo, por supuesto- de los últimos 15 años de la Intendencia de Canelones, Yamandú Orsi diría que durante el primer período la clave estuvo en “hacer la institución viable, sustentable”, luego de haberla recibido del Partido Colorado en números rojos. El segundo se fue en “generar las herramientas administrativas y financieras para dar un salto en calidad”: esto fue, básicamente, la creación de fideicomisos a los que el ala herrerista del Partido Nacional se opuso; hoy es parte del discurso electoral de, por ejemplo, el blanco Amin Niffouri: “Cuando asumió Carámbula, había US$ 100 millones de deuda; hoy dejan US$ 400 millones en fideicomiso a 20 o 30 años”, afirma Niffouri.

Orsi resumiría el tercer período, en el que estuvo él al mando, en la “materialización del salto en calidad, fundamentalmente en infraestructura”. Sus tres principales logros, dice, han sido: la gestión de los residuos (que en estos días atraviesa un momento clave, que es la aprobación o no del polémico proyecto de disposición final), el alumbrado público y la “consolidación barrial”, que refiere fundamentalmente a drenajes pluviales y pavimento firme.

Ahora, en caso de ganar, Orsi planea darle a la gestión un “énfasis en la vulnerabilidad social”: “Estoy hablando de los barrios con mayor precariedad, que han crecido en estos años y van a seguir creciendo lamentablemente por el aumento de la población en zonas marginales sin infraestructura. Gente que no viene necesariamente de Canelones, sino de otros departamentos”, dice. “En todas las ciudades del área metropolitana tenés uno o dos barrios que están creciendo, en algunos casos en asentamiento irregular, en otros casos regular pero precario. Hay que evitar que pasen cosas peores como que un barrio se vuelva impenetrable”.

En los últimos 10 años, según Techo, los asentamientos pasaron de 70 a 121 en Canelones. En el contexto de crisis, con una recaudación a la baja, Orsi propone concentrar el presupuesto en ese aspecto. Por lo demás, “hay que pensar en estrategias de contención del gasto, y mucha cautela”.

La buena imagen del exintendente (que llegó a tener niveles de aprobación del 70%) lo llevaron al menú de nombres que el FA analizó para las elecciones presidenciales de 2019. Apalancado por Mujica, Orsi estuvo a evaluación de la dirigencia y él mismo llegó a entusiasmarse con la idea, según reflejó Qué Pasa en junio de 2018. Al tiempo, el envión se perdió. Él dice que no estaba preparado.

—Me faltaba mucho de los temas de carácter nacional. Mi pasión por Canelones me fortalece en esta contienda departamental. Pero eso que me favorece de un lado, me resta en la dimensión nacional. Falta tiempo, trabajo, análisis. Yo escucho a mis compañeros legisladores y hay cosas que las aprendo con ellos, porque están en la cocina de lo nacional.

Dice Orsi que la incursión en la campaña de Martínez le permitió “jugar en otro terreno” y descubrir que los temas nacionales le “encantan”. Pero si efectivamente gana esta elección, y transcurren cinco años más en Canelones, ¿cómo hará para dejar su zona de confort y pegar el salto? ¿Estará preparado? No sabe. Reconoce que quizás siga teniendo ese punto débil. Repetir en la intendencia, aunque le gustaría, ya no es una opción.

—Entonces para 2024, ¿qué hará?

—Veremos. Voy a seguir haciendo política, lo más probable.

—¿Se imagina en el Parlamento?

—Y, me tengo que imaginar.

—¿Es lo que naturalmente pasará?

—Sí, pero también es cierto que para alguien que es político y se promueve para la gestión, no debe haber lugar más reconfortante que un gobierno departamental. No estoy de acuerdo con eso de que si te va bien en un lugar determinado para el que la gente te votó, necesariamente vos ya tengas que imaginarte cuatro escalones más arriba. ¿Por qué tiene que ser así? A mí me gusta la actividad política, me reconozco de izquierda, voy a seguir en el FA, por supuesto donde la ciudadanía y la fuerza política decidan que yo esté. Pero de verdad disfruto mucho lo que hago, y hay que darse tiempo para disfrutar.?

caravanas y discursos breves
Yamandú Orsi
"La campaña que se puede"

A Orsi le gustan las caravanas -eso dice-, pero la que convocó para el sábado 29 de agosto por la Costa de Oro fue, por momentos, muy monótona. Poca gente que salió al encuentro en esa zona de montevideanos que veranean. “Es lo que se puede hacer”, dijo Francisco Legnani, prosecretario municipal y jefe de campaña. Una eficiente distribución de carteles con el rostro del candidato (y ningún distintivo sectorial) salvó la jornada. Hizo tres paradas y habló cinco minutos cada vez. Su foco estuvo en ser “oposición constructiva”.

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