NOTA DE TAPA
Instalada en Miami hace siete años, Abigail Pereira obtuvo la ciudadanía estadounidense y es casi una cónsul no oficial para la comunidad uruguaya. La actriz se dedica a causas vinculadas a organizaciones LGTB y opina de las elecciones en Uruguay en las que está evaluando volver a votar.
-Estuviste un mes alejada de las redes sociales, ¿Por qué?
-Fue por una recomendación de un terapeuta debido a situaciones personales que me llevaron a tomar esa distancia. El compromiso de las personas que estamos en los medios con las redes sociales a veces puede ser muy intenso. Me estaban afectando varias cosas; no me refiero a un contacto negativo de los seguidores hacia mí. Al contrario; el desgaste venía por la responsabilidad de estar todo el tiempo generando y compartiendo contenido para Facebook, Twitter e Instagram. El psicólogo me sugirió que me hiciera un detox de redes sociales, así como se hace con el organismo. Se trata de una terapia cada vez más común, en especial entre los jóvenes, que están todo el día conectados.
-¿Cómo estás viviendo el regreso?
-Bien, muy bien. Durante la pausa, lo primero que me di cuenta fue que no tenía una adicción a las redes. Porque en ese tiempo no sentí la necesidad de entrar. Era extraño para la gente porque dejé de exponer mi día a día, aunque fue con aviso. Hice un video para contar que me iba a tomar un mes de distancia.
-Hace siete años que estás en Estados Unidos, adonde llegaste con una visa por habilidades extraordinarias. ¿Cómo es tu día a día en la actualidad?
-Depende. Es muy cambiante. Ahora estoy trabajando mucho de una organización no gubernamental que se llama Prevention 305. Dedico seis horas al día a estar contacto con grupos para evaluar cuál es la situación de la comunidad LGTB a lo largo de Estados Unidos.
-¿Y en cuanto a lo artístico?
-Si bien ahora no es la prioridad porque estoy dedicada a los compromisos sociales, nunca dejo de hacer presentaciones. Además, estoy armando mi propio programa de televisión Está muriendo la TV por cable y me surgió la propuesta de un uruguayo, que está generando contenidos a través de una aplicación. El programa se va a llamar Transgresoras. Vamos a largar en octubre con un capítulo semanal. Voy a estar acompañada por otra chica trans, Adriana Ling y otra amiga, con una visión muy entretenida de las cosas, que se llama Jaquelin Patoca.
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-¿Cómo calificarías el avance de los derechos de la comunidad trans en Estados Unidos en función de lo que conocés de Uruguay?
-A nivel social, creo que en Uruguay estamos más avanzados que en Estados Unidos. He visto aquí mecanismos y leyes que nosotros estamos 100% más avanzados. Al llegar pensé que iba a ser más abierto todo, pero no es así. También estamos con un gran debe a nivel de educación. Podemos tener todas las leyes, pero si uno no puede tener un diálogo de igual a igual, sin mirada discriminatoria, con un vecino, un comerciante o cualquiera en la calle, de nada sirve.
-En Uruguay, no prosperó el recurso de prerreferéndum para la ley trans. ¿Qué dirías a la gente que votó?
-Primero, que fue un acto de democracia. Ellos lo pidieron y tuvieron la posibilidad de expresarse y se les demostró con un knock out que los uruguayos no quieren a los políticos insensibles y, sobre todo, no quieren quitar derechos. En segundo lugar, les diría que se informen mucho más sobre los contenidos de esta ley. Pueden estar en desacuerdo y yo los respeto, pero no actúen con desinformación.
-Hace unas semanas compartiste un video para concientizar sobre el abuso sexual infantil, ¿por qué?
-Porque es un tema de preocupación de todo el mundo. Con mi hermana estamos solas en Estados Unidos. Ella es mamá soltera y siempre está la preocupación. En estos días empiezan las clases aquí y los padres están muy movilizados por quién queda a cargo de los niños. Entonces, empezamos a investigar con mi hermana sobre el tema y encontramos un video de un psicólogo argentino que nos pareció muy esclarecedor. Yo lo hice igual para mis seguidores y advertía sobre cómo muchas veces tratamos el tema frente a nuestros hijos con miedo o culpa o amenazas, lo que hace que se potencie el problema. Me pareció bueno compartirlo y obtuve muy buena repercusión; muchas personas agradecidas.
-Obtuviste también el título de u201cnotary publicu201d para certificar firmas en ciertos trámites. ¿Cómo nació esa inquietud?
-Tuvo que ver con el período de desintoxicación de las redes. Empecé a ver de qué forma darle una vuelta a mi perfil una vez que volviera y me pareció bueno ofrecer un servicio. Desde hace muchos años, cuando estudié enfermería en Montevideo, tengo vocación por el servicio. Al ver que muchas veces los trámites son muy costosos para los inmigrantes que quieren regularizar, me puse a investigar en qué podía aportar y vi que podía calificar para el curso de notary public. Lo hice y en este momento me estoy ofreciendo; ya me ha contactado mucha gente.
-¿Cuál es tu situación de residencia en Estados Unidos?
-Desde hace unos meses, soy ciudadana americana. Di el último examen y cumplí los demás requisitos, como la residencia legal durante cinco años. Juré la bandera y todo. Puedo votar y ser votada en caso de aspirar a un cargo político, algo que por cierto no descarto.
-¿Qué nivel de contacto mantenés con la comunidad uruguaya en Miami?
-La mayoría de los uruguayos que están en Miami de una forma u otra se contacta. Siempre soy de recomendar cuando vienen uruguayos a actuar. Soy una especie de cónsul honoraria no oficial. El otro día que vino el Capitán Miranda, yo organizaba un poco la información para ir a recibirlo. Somos pocos y nos conocemos los uruguayos por aquí.
-¿Empeoró la situación de los inmigrantes desde que está Donald Trump en el poder?
-En realidad, las estadísticas indican que hubo más deportados en el gobierno de Obama que en lo que va de la gestión Trump. De todos modos, el discurso de Trump es muy resistido; prácticamente trata a los inmigrantes como delincuentes cuando en realidad son quienes sustentan la economía: son los que consumen y los que hacen los trabajos que los estadounidenses no quieren hacer. Además, me parece nefasta la incitación al odio permanente. Han ocurrido atentados contra inmigrantes y, desde una posición de poder, no se puede avivar el odio.
-¡Está en tu horizonte volver a Uruguay en algún momento?
-Nunca se sabe. No soy de predecir mucho. Si me toca volver, lo haré feliz porque ahí están mis raíces, mi gente. Con la excepción de mi hermana, mi familia entera vive en Uruguay. A nivel laboral, uno nunca sabe. Me gustaría tener mi propio programa en Uruguay y sentirme a gusto haciéndolo.
-En octubre hay elecciones, ¿vas a venir a votar?
-No sé todavía. Si tengo la posibilidad de ir, lo haré porque el voto es algo superresponsable. Me estoy informando de cada uno de los candidatos.
-¿No tenés decidido el voto?
-Todavía no. No me dejo llevar por el fanatismo. Siempre fui del Frente Amplio. Los apoyé y ellos han respondido con políticas sociales que ayudaron a todo un colectivo. No a mí directamente, pero sí a muchas personas como yo. De todos modos, nunca descarto nada porque tengo amigos en el partido blanco y también colorados. Siempre estoy abierta al diálogo y no me interesa el color partidario. Pero me inclino por una posición más cerca del socialismo.
-La inseguridad es uno de los temas que más te ha preocupado, incluso fuiste víctima de robo en una visita a Uruguay, ¿cómo crees que la problemática afectará a la campaña?
-Es un tema preocupante. Yo veo las noticias y como en Estados Unidos se están cerrando las fronteras, los cárteles están yendo cada vez más al sur. En nuestros países el narcotráfico tiene cada vez más presencia y eso genera violencia. La seguridad para mí es un gran debe del país. Bonomi fue mi vecino y para mí se está equivocando. En su momento se lo dije frontalmente: se necesitan políticas policiales diferentes y yo no veo avances en Uruguay, lamentablemente. Para mí, Bonomi es el gran flagelo del Frente Amplio. Creo que puede perder la elección por la gestión de Bonomi.
-¿Cuál es tu situación amorosa?
-En busca... Con el GPS interno siempre prendido. Es una búsqueda tranquila, no frenética. Estoy sola y me divierto. Pero esperando que el universo me encuentre con alguien. A esta altura de mi vida, lo que espero es un compañero que no solo se divierta conmigo, sino que nos acompañemos en nuestros proyectos. El casamiento igualitario está permitido en la Florida, a diferencia de otros estados. Así que si consigo novio y se quiere casar, lo haremos.