El periodista Adrián Pallares se animó a saltar al otro lado del mostrador y hoy es él quien es entrevistado por presentar su propio show teatral. Desde hace un año se viene subiendo al escenario para protagonizar Dos hombres buenos, una propuesta de humor junto a su partenaire televisivo Rodrigo Lussich. En el espectáculo, Pallares despliega un histrionismo que hace tiempo viene exhibiendo en pantalla. “A la gente le divierte que me muestre como soy”, asegura. Tras presentarlo en Calle Corrientes, lo traen a Montevideo (20 de abril en Teatro Metro) y a Colonia (21 de abril en Bastión del Carmen).
-Durante tu último año de Intrusos (2021) y con la llegada de Socios en el Espectáculo (2022) fuiste mostrando un perfil cada vez más histriónico que hasta el momento el público no conocía, ¿cómo fue ese proceso?
-A la gente le empezó a divertir que me muestre más como soy. Cuando me río lo hago naturalmente, no hay nada forzado. Tratamos de hacer un programa de espectáculos más divertido y cercano a la gente. Hace muchos años que no hacemos el chimento duro y fuerte, sino que es una excusa para divertir. La idea es que sea algo lúdico.
-¿La iniciativa de llevar esa dinámica al teatro también fue natural o tuviste que vencer algunos miedos o prejuicios?
-Eso llevó más laburo. Muchas veces nos llamaban para hacer conducciones en eventos, y teníamos ganas de subirnos al escenario pero para hacer algo más. Ahí nos pusimos a escribir, llamamos a un director de teatro y empezamos a laburarlo. Es un trabajo hecho con mucha seriedad para que parezca algo fresco. El miedo está porque es una responsabilidad.
-¿Cómo se fue forjando esa química tan particular con Rodrigo Lussich?
-Eso está en la obra. Nos conocimos trabajando con Viviana Canosa. Yo aparentemente hablaba mucho y él me dijo “vos y yo nunca vamos a ser amigos”. Sin embargo enseguida surgió una química que nos permitió trabajar juntos por mucho tiempo. Para el programa nunca nos ponemos de acuerdo en quién va a presentar una nota y sin embargo no nos pisamos. Y además de esa química que tenemos, somos amigos.
-¿Volviste a ver Intrusos después de tu salida?
-No. Es como una exnovia a la que no querés ver con otro. Me entero de las cosas que pasan cuando las levantan otros medios, pero no miro el programa. Igualmente cuando se barajaban nombres para ocupar nuestro lugar dijimos que Florencia De la V lo podía hacer. Lo comentamos charlando como un juego y al final fue así. A nosotros nos hicieron la propuesta para irnos de un momento para otro y después todo se dio muy rápido.
-¿Cómo está tu relación con ella hoy?
-Está todo bien, pero sé que varias veces cuando se refiere a nosotros dice “la otra gestión”. Nosotros en Socios le hemos hecho notas a los chicos de Intrusos, pero en Intrusos nunca nos hicieron una nota a nosotros después de que Florencia asumió la conducción. Ella no tiene muchas ganas de que nosotros pasemos por ahí. Yo no tengo diálogo con ella. Si me preguntás si la saludo en caso de cruzármela, la verdad es que no lo sé. Hasta ahora no pasó.
-¿Cómo ves la situación en América, tu canal anterior, con despidos, paros y reclamos de trabajadores?
-Es preocupante, pero no solamente en América sino en toda la industria de la televisión. Trabajé nueve años en América y conozco a todos los laburantes del canal. Me da la sensación de que los despidos fueron absolutamente injustos. Espero que el propio medio absorba a estos trabajadores porque hay gente muy talentosa.
-A la situación de la industria se le suman recortes que ha habido por parte del Estado en la cultura, lo que provocó que muchos artistas se manifiesten de forma pública, ¿cómo has visto este debate?
-Me parece bien que los artistas se pronuncien. La cultura forma parte de la identidad de los países. No entiendo que se recorten cosas que tienen que ver con eso. Cada uno desde su lugar tiene que defender su ámbito y levantar la voz. La cultura nunca es gasto, siempre es inversión. Es una vidriera para que la gente quiera visitar un país. Uno conoce Uruguay por lo hermoso que es pero también por China Zorrilla. La cultura es absolutamente importante.
-¿Cómo vivís el Boca-River que se generó entre tu programa y LAM, de Ángel De Brito?
-La gente necesita rivalidades. En su momento pasaba con Canosa y Rial, que era una rivalidad mucho más virulenta. Esta nueva confrontación la encarnan más Rodrigo y Ángel. Cuando corresponde acompaño a Rodrigo y a veces siento que cada uno pelea sus propias batallas. No me engancho si no es algo muy tremendo. Yo no tengo Twitter, así que estoy alejado de eso. En la vida trato de no pelear. Cuando empezamos en el medio parecía que había que pelearse para llamar la atención, pero con el paso del tiempo vimos que no es así. Hoy intento no confrontar. Laburé con Ángel y lo conozco hace 30 años.
-Da la sensación de que De Brito se siente más cómodo en las peleas que Lussich.
-Nadie la pasa bien peleando. Es un desgaste tratar todo el tiempo de demostrar que uno es más inteligente, más picante y más gracioso. En el fondo es una energía mal ubicada. Nadie llega a su casa pensando “qué bien que le contesté”.
-Tenés la particularidad de haber trabajado tanto con Viviana Canosa como con Jorge Rial, ¿cuáles dirías que son las principales diferencias entre ellos?
-Soy único en mi especie porque trabajé ocho años con los dos. Eran unos distintos, muy profesionales. Canosa era más combativa y aguerrida con la pelea, Rial no tanto pero cuando tiene algo para decir es letal. Con Viviana yo me hice profesionalmente porque fue mi primer programa importante y se volvió icónico. Con ella mantengo un buen vínculo. Por otro lado, cuando entré a Intrusos Rial me hizo una presentación importante. Fue todo una revolución. Trabajar en América enseguida me posicionó y fue todo a favor. Rial tiene una capacidad narrativa muy impresionante, de que de algo chiquitito hace algo enorme. Es un tipo muy hábil para el show.
-¿Y a nivel personal?
-Tuve un vínculo muy bueno mientras trabajamos juntos. Soy muy agradecido de la gente que me dio oportunidades. Él siempre fue muy generoso y me dejaba que lo reemplace cuando no estaba. Al momento de dejar de trabajar el vínculo se cortó. Y cuando empezamos en El Trece hubo cosas feas. Tal vez los dos esperábamos del otro una actitud distinta. Fueron puteadas de tránsito que en mi caso dolieron. Calculo que él también estaría dolido por algo.
-¿Tuvieron la oportunidad de hablarlo después?
-Sí. Después de nuestro tiroteo mediático hablamos, pero la relación nunca volvió a ser la misma. Muchas veces igual me olvido de lo malo porque lo bueno que viví en Intrusos es más que lo que pasó después. Me hubiera gustado mantener el mismo vínculo, pero las cosas van cambiando.
-Tanto Rial como Canosa se volcaron para el periodismo político después de dedicarse durante años al de espectáculos, ¿tiene algo de culposo el género de chimentos?
-No lo siento, pero el medio es más condenatorio con nosotros “los chimenteros”, como si los que hicieran periodismo de actualidad no fueran chimenteros también. Lo que más les gusta a los periodistas de política es contar lo que pasó tras bambalinas. Sin embargo el medio nos señala a nosotros como si fuéramos menos periodistas. Yo soy licenciado en comunicación social de la UBA, no es que crecí leyendo la revista Radiolandia. Tranquilamente yo podría hacer otro tipo de periodismo, en cambio quiero ver si (Eduardo) Feinmann podría meterse a hablar de una pelea entre Sol Pérez y Vicky Xipolitakis. A mí lo que más me gusta es entretener y no necesito un programa político para sentirme realizado como profesional.