LA REVANCHA DE MÁRAMA
Márama volvió a los escenarios y se presenta el próximo sábado en Enjoy Punta del Este. Agustín Casanova y Pablo Arnoletti cuentan los entretelones del regreso tras cuatro años de pausa.
Hace cuatro años, Agustín Casanova atravesaba un verano bien diferente. Márama se acababa de disolver por diferencias con su productor Fer Vázquez, y él se paraba frente a la incertidumbre de una carrera solista. El tiempo pasó y hoy el destino encuentra al cantante llevando las riendas de aquella misma banda pero más con el cuero más curtido. Las críticas, la presión, la prensa no lo estresan como otrora y se permite disfrutar de la segunda etapa del grupo que en 2014 dio vida al género de la “cumbia cheta”, un fenómeno musical sin precedentes en Uruguay.
Si bien la vuelta estaba prevista para el año anterior, la pandemia demoró los plazos; pero apenas se supo que podrían volver a subir al escenario, anunciaron el regreso. Se produjo el 28 de setiembre en el teatro Movie. Allí, Agustín junto a los músicos Pablo Arnoletti, Agustín Duarte, Matías Besson y Martín López estrenaron su nueva canción Ya no llora, a la que el público volvió un hit al instante como en los viejos tiempos. Enseguida anunciaron megashows en el Antel Arena, lanzaron más temas, y gestionaron más y más espectáculos para aprovechar la zafra estival. El próximo será el 26 de febrero en Enjoy Punta del Este.
En la terraza del lujoso resort, Agustín atiende a los medios junto a Pablo Arnoletti, quien es junto a él la única cara visible de la banda que se mantuvo de la etapa anterior. El cantante reafirma la idea de que sobre el escenario “es como si no nos hubiésemos separado, seguimos siendo los mismos”. Su compañero asiente y señala que la química está intacta pese a que en los últimos cuatro años hubo pocos encuentros entre ellos. “La vida de cada uno no nos posibilitaba vernos tanto”, explica. Cabe recordar que una vez que Márama se disolvió, el líder del grupo se mudó a Buenos Aires donde protagonizó la ficción Simona y la versión teatral de Aladdin. Arnoletti, en tanto, se dedicó a sus estudios universitarios (cursó la licenciatura en educación física) y a su propia escuela de surf.
Los años del joven artista en Buenos Aires no fueron fáciles. Reconoce que al comienzo le "costó adaptarse", y cuando lo estaba logrando fue aplastado por la cuarentena decretada por el presidente Alberto Fernández como medida para enfrentar la pandemia de coronavirus. "Lo de Argentina fue asesino. Estuve 140 días encerrado. No podía ni bajar al pasto", recuerda.
No obstante, indica que para ese entonces ya se había hecho "amigo de la soledad": "Fue duro no poder ver a mis seres queridos, pero la soledad no me costó. Mis amigos siempre estuvieron conectados.", explica. Hoy, ya está en pleno proceso de mudanza para volver a vivir en Montevideo, donde lo esperan giras con Márama y varios proyectos televisivos.
Sobre la iniciativa de reeditar Márama, Agustín relata que la idea original fue de su representante Catriel Sagardoy, del baterista Agustín Duarte, y de él mismo. Lejos de interpretar que retomar Márama podía implicar un retroceso en su carrera, entendía que era “una parte de mi vida que no quería cerrar de la forma que cerró”.
El músico admite que le había quedado “un poco” de gusto amargo de aquel abrupto final. “Me hubiese gustado haber seguido tocando en Márama durante ese tiempo, sobre todo por el género. Extrañé mucho ese estilo de música”, sostiene.
A diferencia de Agustín, su compañero Pablo no estaba tan convencido de regresar. “Estaba ocupado. Tenía un trabajo fijo y estaba contento con lo que estaba haciendo”, recuerda. Sin embargo, admite que una vez que le insistieron para sumarse al proyecto no hubo opción: “Había que volver”.
El público les dio la razón al agotar al instante las entradas de las funciones en el Antel Arena y al volver a hacer de sus nuevos temas los más escuchados del momento. “Sabíamos que había mucha gente que quería que volviéramos, pero que los shows se llenen tan rápido nos tomó de sorpresa”, reconoce Agustín. Su amigo agrega que tenía la sospecha de que “los fanáticos de antes estuvieran al firme”, pero además “se sumaron nuevas generaciones”. “Hay niños de cuatro o cinco años que nos vienen a ver, y cuando estaba Márama ni siquiera habían nacido”, se sorprende el cantante.
Esta nueva etapa encuentra a los artistas más relajados y disfrutando del momento. Cuentan que el furor del ciclo anterior tenía la contracara de la exigencia de sacar un tema nuevo tras otro y que todos fueran “número uno”: “Siempre hay presión, pero estamos más relajados porque sabemos que el día de mañana puede terminar”, reflexiona el vocalista.
El frontman del grupo apunta que en esta nueva era de Márama se va a apostar por una asignatura pendiente: la invitación a artista de otros géneros a lanzar temas con ellos. Un ejemplo de eso es la canción Aunque te enamores que presentaron junto a Luciano Pereyra hace un mes y ya alcanza cuatro millones de reproducciones en You Tube. “Es un tipo muy profesional. Nos preguntábamos cómo quedaría su voz en cumbia, y quedó buenísima”, evalúa Agustín sobre su colega.
Suárez.
La vuelta de Márama se produjo con un condimento especial: la participación nada menos que de Luis Suárez en el videoclip del tema Ya No Llora, con el que confirmaron el regreso. La banda tiene un estrecho vínculo con el futbolista, al punto que ya había participado del video de Pasarla Bien en el verano del 2017. Eso sí, esta vez la actuación de Suárez partió de una ofensa y de un reclamo del ídolo de la selección.
Según relata Pablo, dos días después de anunciar que volverían a los escenarios recibió un audio con la voz de Suárez. “Bo, sorete, qué pasa que me tengo que enterar por la prensa que vuelve Márama, me dejan morir”, le reclamaba el futbolista. Él le contestó: “Perdón Luis, no nos dimos cuenta”. Y automáticamente le planteó la idea de volver a estar en un video junto a ellos.
“Fuimos para el complejo celeste, le pusimos una camisa floreada y los lentes de Márama, y lo mandamos de una”, relata el baterista. Suárez recibió el video antes que de que fuera público, lo aprobó y estuvo pendiente del lanzamiento para “darle manija en las redes”.
“Con Luis tenemos una relación de amistad muy linda, y para nosotros es un placer que se acerque a actuar y bailar un poco de cumbia”, concluyen sobre la relación con el ídolo celeste.
Jurado.
Además de su carrera en la música, Agustín ha pisado fuerte en televisión. Protagonizó la ficción Simona de Pol-ka, participó de Bailando por un Sueño en dos ediciones y desde 2020 es jurado de Got Talent en Uruguay, donde combina su carisma frente a cámara con su sensibilidad para analizar números artísticos. Este año se agrega un nuevo desafío: convertirse en coach de La Voz, la nueva megaproducción de Canal 10 donde compartirá el estrado con Valeria Lynch, Ruben Rada y Lucas Sugo.
"Soy muy fanático del formato. Me estoy preparando. Intento aprender cosas más técnicas. Tengo cierta experiencia en el escenario, pero me quiero formar más para ser un buen soporte para el participante que esté a mí lado. Además los otros coaches son monstruos de la música", comenta sobre su preparación para el programa.
Consultado sobre cuál coach hubiera elegido él como participante en la edición argentina, donde estaban Lali Espósito, Mau & Ricky, Ricardo Montaner y Soledad Pastorutti, evaluó: "Los admiro a todos, pero como tengo relación con Mau y Ricky, los elegiría a ellos. Si no los conociera, me quedaría con Lali".