30 AÑOS EN TELEMUNDO
El conductor central de Telemundo habla de sus tres décadas en el noticiero y se refiere a recientes polémicas que lo tocaron de cerca. "Las presiones son cosa de todos los días", sostiene.
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Aldo Silva celebra tres décadas en Telemundo y es consciente de la proeza. “No se cumplen 30 años en un trabajo todos los días”, indica orgulloso. El periodista recuerda con claridad la mañana del 19 de febrero de 1992, cuando cruzó por primera vez el portón de entrada a Teledoce. Enseguida encontró su lugar en el informativo con coberturas callejeras que le dieron cada vez más visibilidad y en 2003 se consolidó definitivamente cuando asumió la conducción de la edición central.
El conductor pone en palabras el entusiasmo que siente desde el comienzo por su desafío profesional y por ver pasar grandes acontecimientos históricos frente a sus ojos desde la redacción del noticiero. Pero también se refiere a las situaciones no tan gratas del día a día con las noticias: la frustración por las notas que no consiguió, las presiones diarias y la salida de compañeros que lo marcaron para siempre.
El hombre de las noticias se anima a a un viaje por el lado menos conocido de sus 30 años en Telemundo. Además, aclara sus polémicos dichos sobre Luis Lacalle Pou en el peor momento de la pandemia y explica por qué eligió no emitir los audios que le llegaron sobre la comentada denuncia de violación grupal en Cordón.
-¿Por qué sos periodista?-Yo no pensaba ser periodista. Quería ser conductor de un programa de rock. Tenía un espacio en Emisora del Palacio en el que sin darme cuenta empecé a hacer periodismo musical. Me gustaba hablar con la gente, conseguir datos y tener una primicia. Cuando entré a Telemundo me abracé a la profesión.
-¿Cómo fue la primera vez que entraste a trabajar en Teledoce?
-Fue el 19 de febrero de 1992. Entré por el portón grande a las 07:55 de la mañana. Me habían convocado para un concurso y lo había ganado. Estaba muy nervioso, entraba en un mundo desconocido. Al rato empecé a ver gente que yo miraba en la tele: (Alejandro) Etchegorry, (Nazario) Sampayo, (Xavier) Lasaste. Era un mundo deslumbrante.
-¿Cuál fue el primer aporte que sentiste que le hiciste al noticiero?
-Cuando entré en Telemundo era todo muy testimonial: notas de gente hablando todo el tiempo. Yo intenté jugar más al informe periodístico. Busqué más el reportaje, la historia. Me dejaron y fue un éxito.
-¿Tuviste que pagar derecho de piso?
-En Algo que decir (Teledoce) hiciste referencia a que en la época de coberturas habías tenido “sufrimientos, sustos y fracasos”, ¿cuáles recordás?
-Es que uno siempre cuenta las ganadas, pero hay de las otras. Mil veces fui por una gran noticia y volví con las manos vacías. Pasé 17 horas frente a un juzgado sin conseguir nada porque el tipo había salido por otra puerta. Un día fui a cubrir policiales, sentí tiros, fuimos cuerpo a tierra, y resulta que los vecinos estaban tirando cuetes para reírse de nosotros. Yo decía “¡eso es un balazo!” tirado en el piso. Fue una humillación. También me acuerdo de hacer entrevistas que no sirvieran. Mis jefes me decían “estos diez minutos no sirven para nada”.-En lo que salía al aire se te veía disfrutando mucho de tu trabajo en la calle, ¿cómo viviste tu conversión a conductor?
-A pesar de que yo disfrutaba mucho la calle, siempre quise conducir. No sabía qué, pero quería conducir. Cuando tuve la oportunidad de hacerlo fue glorioso.
-¿Cuáles de los acontecimientos históricos que viviste desde Telemundo en estos 30 años te marcaron más?
-La llegada de un nuevo presidente siempre me conmueve. Un evento que cambió mi vida fue el incendio de la UTE. Yo era el periodista joven que estaba ahí, y desde esa cobertura pasé a ser considerado para jugar en primera. Por otro lado, ese día estábamos viviendo una gran aventura periodística y de repente me enteré que había cinco muertos. De esas hubo varias.
-A lo largo de los 30 años Telemundo fue renovando su elenco, ¿cuánto te afectaron esos cambios?
-Eso golpea feo. Hubo salidas que me marcaron a todo nivel. Yo pasé de ser el más joven al veterano y vi irse gente muy querida. La salida de Claudia (García) fue muy especial porque era mi compañera del día a día. Como era de esperar, ella retomó su camino. Ahora veo gente joven que hace las cosas que yo hacía, en otro ámbito y con otra preparación.
-¿Qué consejos les das?
-Cuando veo que a alguien le interesa conversar conmigo, les hablo del rigor, la búsqueda de la noticia, hablar con la gente, rascar y rascar. Protagonizar, dar el primer paso y no quedarse a esperar.
-¿Y qué consejo le darías al Aldo que entraba en Telemundo aquella primera vez?
-Estudiar más. Si pudiera volver el tiempo atrás, estudiaría más teoría. Yo hice todo práctica. La formación es fundamental.
-¿Ha cambiado el vínculo entre el periodismo y el gobierno de acuerdo al partido que estuvo en el poder?
-Creo que con (Jorge) Batlle las cosas cambiaron. Le dio un giro importante al acceso a la información. Hubo una evolución importante y se pudo hacer otro tipo de periodismo. Después es lo de siempre: nosotros hacemos nuestro trabajo, al gobierno a veces no le gusta y a la oposición a veces tampoco. Uno trabaja con libertad, pero eso no significa que no haya presiones. Con el paso de los años, la espalda es más ancha, la piel más dura y todo te rebota un poco más. Uno ignora las molestias que llegan de determinados sectores. Es algo de todos los días y a todo nivel: político, empresarial, social, sindical.-¿Alguna vez llamaron al canal para quejarse de vos?
-Sí. Son cosas muy personales, pero me he enterado. Me dijeron “mirá que Fulano llamó para quejarse”. Recuerdo que después de un evento de un gobierno de turno un secretario de prensa llamó al canal para quejarse de mí, y mis jefes me defendieron. Seguramente hubo otras veces que llamaron y no me enteré, pero aquí estoy. Son cosas que forman parte de la tarea, estoy acostumbrado.-¿Y alguna vez se lo hiciste saber a la persona que había llamado?
-He tenido intercambios personales. Amablemente le comenté a esa persona “mirá, me enteré que tú...”. Esa persona me dijo que no había sido así, pero yo ya lo sabía.
-¿Cómo te preparás para la jornada de elección de este domingo?
-Me encanta tener un domingo dedicado a una transmisión especial, me apasiona. Este referéndum es muy raro. Requirió una preparación especial: leerse los 135 artículos. Para algunos tuve que buscar algo de apoyo.
-¿Te hubiese gustado moderar algún debate?
-Sí, claro. Sin embargo, si el debate no tiene un intercambio directo entre los adversarios no sirve para nada. No es un debate sino un juego de ver quién sintetiza y elige mejor las palabras. Cuando se hicieron los debates entre Martínez y Lacalle Pou me quedé con una frustración muy grande. Yo moderé el primero sabiendo que iba a ser una porquería, y esperaba tener revancha en el segundo. No la tuve. Esperaba estar y me quedé afuera. Nunca me explicaron por qué y me molestó bastante.
-¿Te gustó alguno de los que hubo en esta campaña?
-No, fueron muy a la uruguaya. Hay que desterrar ese tipo de debates.
-¿Cómo es tu relación con Lacalle Pou?
-Es correcta. Nos cruzamos en la playa. Cuando vino a Telemundo estuvo bien. No hay nada que decir.
-¿Te quedó algo por preguntarle el día de la entrevista en Telemundo?
?-Sí, por razones de tiempo no lo pude hacer. Optamos por los temas generales y no entrar en el detalle. Por momentos quería entrar en la letra chica de ciertas cosas, pero prioricé las ideas generales.
-El año pasado fue muy comentada tu crítica hacia el presidente cuando en el peor momento de la pandemia te dirigiste a él en Sarandí y dijiste “si tenés 70 muertos, anuncialos vos”.
-Eso fue tergiversado. Yo jamás le dije al presidente que era el culpable de las muertes. Hasta hoy hay gente que me insulta por eso. También hubo gente que me halagó y me dijo “por fin alguien lo dice”, pero yo no había dicho nada. Fui tendencia un fin de semana entero y no entendía por qué. Me enojé con algunas personas que me faltaron el respeto.
-Se podía interpretar que lo responsabilizabas al decir “tenés 70 muertos”…
-Lo que pasa es que eso es una rúbrica final de un razonamiento anterior. Lo que dije fue que el presidente de la república con el liderazgo que tenía tendría que haber salido a decir “se nos murieron 76 personas, vamos a bajar la pelota”. Yo no dije “dé la cara porque se le murieron 76 personas y usted es responsable”. Hubo gente bien intencionada que me preguntó qué había querido decir. Ante esa situación, hice una breve aclaración el otro día, pero dije que no era una marcha atrás ni un pedido de disculpas.
-¿Hablaste con Lacalle Pou de forma privada para aclarar esa situación?
-Hay una parte privada de esta historia que no voy a tocar públicamente.
-En las últimas semanas quedaste involucrado en el debate sobre si era conveniente pasar al aire los audios de la comentada situación denunciada como violación, ¿cómo llegaron a la conclusión de que era mejor no emitirlos?
-Desde el otro lado se dijo que “guardarse ese material es lo contrario a lo que debe hacer un periodista”.
-Pero nosotros no lo guardamos. El día que tuvimos la grabación entrevistamos al abogado de la víctima y le dijimos “doctor, nosotros tenemos una grabación donde no parecería ser un escenario de gran violencia”. Nosotros usamos el material pero de otra manera. Esa parte de la historia no está difundida correctamente. No es que yo me guardé la grabación.
-¿Cómo viste el episodio del allanamiento a Álvarez por los audios tras una denuncia de legisladores del Frente Amplio?
-¿Pensaste que podían llegar a pedir tu celular teniendo en cuenta que el allanamiento fue por audios que vos también tenías?
-Hubo abogados que pidieron eso. Salieron en la radio hablando de “por qué a Fulano sí y a él no”. Pero yo también tengo abogados (risas). Esa parte de la historia me parece que está fuera de lugar.