ENTREVISTA
Un noticiero implica “un desafío permanente. Pero más allá de las críticas, el rating confirma que el respaldo de la gente está”, dice sobre los informativos más largos.
Llegó a Montevideo procedente de Paysandú en 1991 para estudiar dos carreras de las que logró recibirse. Todo un hito para cualquier joven del interior que arrastra, además de la responsabilidad de estudiar, la necesidad de mantenerse solo en la capital sin desviarse de sus objetivos trazados. “Llegué a recargar el gas para encendedores con el objetivo de solventar mis gastos acá”, recuerda Alfredo Dante de su época como estudiante.
El esfuerzo dio sus frutos. Se convirtió en técnico en comunicación y abogado, profesión que ejerció durante muy poco tiempo. Es que Alfredo se abrazó al periodismo antes de convertirse en doctor y nunca más lo dejó. Su primera experiencia fue en Radio Centenario e inició un extenso camino en el dial, con pasos por Sarandí y En perspectiva, cuando el programa de Cotelo estaba consolidado en El Espectador, para terminar su periplo por el éter en Carve.
Bicho de radio y, también, de prensa escrita gracias a su paso por Crónicas (estuvo más de 15 de años), donde logró instalar un ciclo de almuerzos de los que salieron primicias que repercuten hasta estos días. Ahora, ¿había lugar para Dante en televisión? Esa pregunta se la hizo quien es hoy coordinador de los informativos de Subrayado desde hace siete años y cuyo rostro cobra familiaridad en la audiencia gracias a las distintas ediciones que conduce.
-Pasados tantos años en radio y prensa escrita, ¿imaginabas tener un lugar tan significativo en un informativo de tv?
-Nunca me plantee el tema de trabajar en TV, sinceramente. Lo mío siempre fue la radio. Sin embargo, Jorge De Feo entendió que podía funcionar bien y así empecé el desafío en Subrayado. También me sorprendió formar parte de la coordinación, pero llegó y desde entonces (2013) estoy a cargo de esa función junto a Eduardo Preve, con quien nos suplimos mutuamente.
-Siguiendo tus inicios en los medios sos un animal de radio, ¿pero dónde diste tus primeros pasos?
-Empecé en radio Centenario en el ‘93, fue la primera radio donde me surgió. Del 95 al 97 estuve en Sodre, después pasé por Sarandí entre ‘96 y ‘97 hasta que en el 2000, en El Espectador, llegué a coconducir con Emiliano Cotelo hasta 2005. Después me fui a Carve hasta 2013.
-Y en el medio la abogacía...
-Llegué a ejercer en el tiempo que estuve en Sarandí pero fue por poco tiempo. Siempre estuve en puestos de relativa importancia una vez recibido y eso no me permitía compatibilizar los tiempos con la abogacía. A la radio sumale que empecé como editor de política y economía en Crónicas... Tuve un cruce de caminos que me llevaron a volcarme por el periodismo
-¿Llegaste a trabajar en algún medio de Paysandú antes que en Montevideo?
-Nunca. Atendía a un kiosco que tenía mi madre y que estaba a la vuelta de radio Charrúa, de Paysandú. Me gustaba ver el trabajo del operador, la dinámica de la radio en general, pero nunca llegué a trabajar. Empecé en el medio por un profesor de radio que tenía en UTU, en Montevideo, que era jefe de prensa de CX36. Él nos hacía pruebas y enseguida me captó. Pasado el tiempo di clases en UTU, para devolver todo lo que me dio.
-¿Mantenés lazos con Paysandú?
-Llegaste a trabajar con Yisela Moreira, coterránea tuya.
-Compartimos un par de años en Radio Carve. Una época divina en que logramos reposicionar la radio que venía, literalmente, de no emitirse. Estuvo dos meses sin salir al aire. Guardo un grato de recuerdo de esa época conduciendo junto a Yisela y Nicolás Núñez.
-Ya desde tu perspectiva como coordinador de un informativo, ¿cómo percibís todos los cambios que tuvo el formato de dar las noticias, con horarios extendidos e incluso con invitados en el piso?
-Me parece que es bienvenido. Está bueno tener espacio periodístico en los informativos con las entrevistas. El formato ha ido mutando por la necesidad de la gente de tener más información.
-Si seguimos las redes, se dice que los informativos uruguayos repiten mucho sus noticias. ¿Lo ves como una crítica o como algo necesario porque el público se renueva?
-Es un desafío permanente porque siempre sentimos la necesidad de generar cada vez más noticias. Pero más allá de las críticas, los números terminan confirmando que el respaldo de la gente está. No es una casualidad lo que indica el rating (Nota: Subrayado es el programa más visto en lo que va de 2020).-De todas maneras parece imposible no repetir en el central un suceso importante ocurrido al mediodía.
-No hay opción porque es un resumen de la jornada. Es algo inevitable y por algo el central es más extenso que el informativo del mediodía. Sumale los flashes informativo que te hacen reeditar y rearmar contenido para esa edición.
-Da la impresión que sos el hombre 24 horas de Subrayado, ¿cómo es la rutina de un coordinador y conductor de informativo hoy, teniendo en cuenta la cantidad de ediciones que tienen al aire?
-Comienzo muy temprano en la mañana, a las 6, acostumbrado a Subrayado primeras noticias que hacíamos con José Irazábal que con la pandemia se interrumpió. Pero ya empiezo a preparar Subrayado al mediodía y me quedo ahí hasta las primeras horas de la tarde. Después vuelvo para presentar bloques de noticias en el edición central que, por ahora, dejé de participar por la pandemia. De todas maneras, estoy a disposición del canal, ya que empezamos con la edición de los sábados con Irazábal y también voy algunos domingos.
-El COVID-19 sigue estando en primera plana de la agenda. ¿Sentís que satura por momentos en que la audiencia?
-La pandemia fue un cambio muy importante. Se notó en el incremento de flashes informativos y en la nueva edición del sábado que empezamos hace poco. Uno tiende a pensar que la gente se va cansando. Pero surge un rebrote y hay una avidez total por saber qué pasa en Treinta y Tres, o como sucedió en su momento en Rivera. Es muy dinámico e imposible obviar este tema. No sabés por dónde puede saltar la liebre.
-¿Cómo creés que el gobierno abordó la pandemia ante los medios?
-El gobierno se ha manejado muy bien. Tuvo el acierto al respaldarse con la comunidad científica que también comunica muy bien. Eso generó que la gente esté particularmente interesada en las conferencias de prensa que se hacen de noche.
-¿Forma parte de la Luna de miel?
-Eso es independiente. En este caso el gobierno está comunicando bien salvo alguna cosa puntual sobre cómo se explicó el reinicio a clases, quizás. Pero creo que fue un tema de procedimiento más que de comunicación.
-Más allá del coronavirus, ¿qué otra noticia te impactó en lo que va del año?
-El crimen de los infantes de la marina fue muy impactante. Más en el momento que saltó la noticia, un domingo temprano, y con las versiones que empezaron a circular. Hacía mucho tiempo que no se registraba un episodio tan violento.
-Y este año queda una elección pendiente como la municipal, ¿creés que costará entrar en clima electoral?
-El uruguayo es muy político, muy pasional en ese sentido y creo que la elección va a meterse con fuerza en la agenda. Quizás no lo haga con la virulencia de octubre/noviembre pasados pero va a sentirse.
-Bueno, pero como hombre del interior que sos convengamos que la elección departamental se vive con mucha más intensidad que en la capital.
-Sin dudas, al intendente la gente lo ve todos los días y es una figura clave. Es muy diferente a lo que sucede en Montevideo.
-Fuiste hombre de prensa escrita, radio y ahora en tv ¿cómo ves la crisis que hay en los medios?
-La crisis de los medios hoy es coyuntural y consecuencia de lo que le ha tocado a la mayoría de los rubros. Pero se enmarca en una situación preexistente que tiene que ver con cambios estructurales y de hábitos de consumo. Esto requiere de ajustes, de aprendizajes y cambios para todos. Y ahí es clave poner en el eje de la discusión la importancia de la existencia y el rol de la prensa y los medios independientes. Y en ese sentido, debemos dejar de poner la responsabilidad solo en empresas y Estado. Algunos consumidores también deben cuestionarse qué rol deben cumplir en ese juego, por ejemplo, estar dispuestos a pagar por el contenido. Esto abre un gran debate que, incluso, hace a la calidad democrática del país.