Alita Menéndez y la oscuridad por la que navegó para crear su nuevo unipersonal

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Alita Menéndez. Foto: Daniel Ayala
@DANIEL AYALA

ENTREVISTA

La actriz y comediante habla del proceso creativo de su nuevo unipersonal "Cumbia Up: Visible" que se estrena el 5 de agosto en el Undermovie

Alita Menéndez. Foto: Daniel Ayala
Alita Menéndez. Foto: Daniel Ayala

Alita Menéndez quiere que la gente se anime a hacer lo que les gusta, como hizo ella. Cuando comenzó tenía pánico escénico y dejó un cargo público para dedicarse a lo que le gusta. El camino no fue sencillo, dice que al principio “no me llamó ni Peteco para trabajar, pero hay que insistir. A veces el truco está en eso”. Hoy es una de las comediantes más destacadas de nuestro país, y además de hacer espectáculos de comedia también ha lanzado varias canciones. El 5 de agosto estrena nuevo unipersonal: Cumbia Up: Visible. Sobre el surgimiento del show, sus miedos y temores, habló con Sábado Show.

Alita Menéndez no para de transformarse. Esta actriz, comediante, madre, cantante e influencer es fanática del helado, descubrió hace poco el ayuno intermitente y decidió ahondar en sus propios miedos e inseguridades para crear su nuevo espectáculo de humor.

Este año también se animó a dirigir a su colega, Manuela da Silveira para su presentación en Sala de comediantes que se realiza todos los meses en el Auditorio Adela Reta.

Alita Menéndez. Foto: Daniel Ayala
Alita Menéndez. Foto: Daniel Ayala

"Cuando Manu me llamó no lo podía creer porque no nos conocíamos y me hizo sentir muy valiosa, visible y eso es parte de este nuevo espectáculo”, dice Menéndez quien realizará funciones de Cumbia Up 2: Visible en el Undermovie antes de salir de gira por el interior.

“A veces precisamos que otro u otra vea nuestros dones para poder sentirlos. Cuando Manu me llama y me propone trabajar con ella porque le gustaba lo que hacía no lo podía creer. Fue hermoso el trabajo en conjunto y me dije: qué bárbaro poderme ver desde ese lugar. Qué lindos nos vemos en otros ojos, y eso nos recuerda nuestro valor”.

—¿Esa mirada que tiene el otro de uno fue el puntapié para este nuevo espectáculo?

—Sí. Estoy trabajando en ver los dones y talentos, por eso se llama Visible el espectáculo. Además estuve trabajando mucho con la herida, yendo a las emociones que no me gustaban tanto, ese lugar al que no queremos ir. El abandono de mi papá, eso le daba un sentido al no ser visible. Cuento en el espectáculo que mi papá pasaba por delante mío y no me saludaba cuando era chica. Tuve que trabajar, procesar y transformar eso en algo bellísimo. Porque a veces alguien te abandona y hay mucho amor y cuidado detrás de eso. Volver visibles esas emociones también me da permiso para brillar y abrazar mis talentos. Antes le tenía miedo a la exposición y que dijeran: a esta quién la conoce. Por lo pronto me estoy conociendo yo que es bastante más importante. Es un tremendo laburo interno, y yo voy al fondo, a las profundidades, y escarbo.

Alita Menéndez. Foto: Daniel Ayala
Alita Menéndez. Foto: Daniel Ayala

—¿Qué has sacado de ahí?

—De ahí saco las cosas que no me gustan, para transformarlas. Imaginate, para armar este espectáculo fui hasta mi nacimiento, tuve que preguntarle cosas a mi madre y entender que tampoco era tan bienvenida a este mundo. Pero logré transformar esa creencia para entender que era todo al revés. Yo tenía dos vueltas de cordón umbilical y pensé: ¿cómo lo quiero ver?, ¿como lo difícil que fue nacer o que tenía que nacer y por eso estoy aca? Es eso, es un tema de elección del pensamiento, de la creencia que estoy sosteniendo.

—De eso también se trata uno de tus temas nuevos: “Con permiso”.

—Sí. En el video actúan actrices que amo como Emilia Díaz, Danna Liberman, Mané Pérez, Vicky Rodríguez y una cantidad más de mujeres hermosas. En la canción digo: “guarda que vengo que estoy de más”. Vos podés interpretar eso como quieras. “Estoy de más” como sentirte que sobrás, o “de más” como que soy lo mejor que hay. Es libre albedrío porque vos podés elegir de qué forma te querés sentir. Ir hasta las profundidades me sirvió para sentir eso, para poder elegir otra forma de ver las cosas. Es como una alquimia de mis creencias. Poe ejemplo, a mí, mis talentos me daban vergüenza. Soy cantante lírica que fue lo primero que estudié y no lo hacía porque me daba vergüenza conectar con ese lugar. Sentía que era un montón y después entendí que es un don que puedo compartir con otros.

—¿Cómo ha sido hacer ese viaje de autodescubrimiento?

—Estoy sostenida por un grupo de amigas terapeutas. Tengo mis gurúes en la vuelta que trabajan con Gestalt, biodecodificación, GenoPsicoSomática que es una herramienta maravillosa. Sola no sé si lo hubiera podido lograr. También descubrí otros dones, como que puedo hacer de ventrílocua, es maravilloso. Ahora abrazo esos dones y los pongo al servicio.

Alita Menéndez. Foto: Ayala
Alita Menéndez. Foto: Ayala

—En esa exploración no solo surge la validación a tu talento, también es el puntapié para un espectáculo donde te permitís reírte de vos.

—Hay que encontrar la lucecita en ese lugar, pero hay que ir hasta ahí. A veces da pereza pero hay que hacerlo. También encontré que la risa es un poder sanador. A veces te estás riendo de algo que te puede haber causado dolor, y con la risa lo transformás. El cerebro está procesando esta transformación en la creencia que tenías y dolía.

—¿Cómo surge sumar al espectáculo el lenguaje de señas?

—Todo tiene que ver con esta expansión, y cuando lo hacés te das cuenta que querés hacer llegar el mensaje a la mayor cantidad de personas. Me dije: “necesito que llegue a personas con las que no estoy acostumbrada a comunicarme”. Personas que tengan otros mapas físicos o mentales, y ahí sentí hacer una función con lengua de señas. Ya conseguí la intérprete que me acompañará en la función del 19 de agosto.

—¿Cuál es el desafío de llevar el monólogo a ese otro lenguaje?

—Estamos viendo cómo hacerles llegar el mensaje porque la lengua es más nueva que la nuestra y se manejan de forma más literal. Si decís: “vende humo”, hay quienes pueden no entender el doble sentido de la frase. Estamos buscando la forma de llegar, y en esa búsqueda hay un amor que se te ensancha el corazón. Es una dificultad, sí, pero quería salir de mi zona de confort. Lleva un pienso extra porque también queremos ver cómo hacemos para que sientan la música, que vibre el Undermovie para que lo puedan percibir.

—¿Para este espectáculo vuelve Pata Cajetilla?

—Quise matar a la vieja esa, pero no me dejan hacerlo. La gente lo pide y algo más tendrá que decir la señora porque por algo está ahí, dando vueltas. La puse a descansar un rato porque después que me agarré Covid, como tiene la voz muy ronca, la tengo que trabajar desde un lugar que me queda incómoda y terminaba tosiendo. Después me mejoré, coincidió que me decían que extrañaban a Pata y bueno, tuve que resucitarla.

Alita Menéndez. Foto: Soledad Malgor
Alita Menéndez. Foto: Soledad Malgor

—En los últimos meses también desarrollaste una faceta como cantante de cumbia.

—Todo surgió a partir de la pandemia. A partir del encierro mucha gente se encontró, otros se separaron y otros comenzaron con emprendimientos para buscarle la vuelta. Mi forma de hacerlo fue crear personajes y hacer cumbias. No sabía que tenía esa capacidad de hacer letras y mandar, tarareando, las músicas al productor. En un momento me dije: “estoy haciendo música, woow. Y encima la gente la escucha”. Fue divino.

—La canción del jogging gris la pasaron por la radio. ¿Cómo se sintió escucharte?

—Fue increíble. Me sorprendió el éxito de esa canción. Después me enteré que la agarró Evelina Cabrera que era la presidenta de la Asociación Argentina de Fútbol e hizo una coreografía con otras chicas. De un día para el otro me empezaron a seguir 2.000 personas y no entendía nada. Me llegaban comentarios y se debía a ese video. Se me fue de las manos. Cada vez que escucho la canción en la radio, lloro, porque me sorprende. Mis hijos ya saben que si escucho la canción en la radio me pongo a llorar.

—Saliste en Carnaval, ¿hay planes de volver al Teatro de Verano?

—Me han llamado pero tengo compromisos para el interior. Tengo eventos agendados hasta setiembre, y es el primer año que me pasa que no tengo un agujero disponible. Estoy agradecida pero ya tengo fechas por el interior, canciones nuevas que estoy haciendo y no pude agendarme para el Carnaval porque tiene que ser algo acorde a mi realidad. Soy madre de una niña de 12 y de un niño que no tiene tres años todavía. El último Carnaval hice algo jugado y salí cuando mi hijo tenía tres meses. Dormí cuatro horas por día, me llegué a dormir parada en cualquier lugar. Hice lo que pude pero la pasé mal porque fue un montón. No pude disfrutar de esos momentos con el bebé como me hubiera gustado porque estuve con embarazo de reposo absoluto y salí desesperada a trabajar. Sentí un desgaste que en mi vida había pasado y tengo terror de volver a ese lugar. Me gusta lo que hago, pero también quiero disfrutarlo, porque una tiende a decir a todo que sí, y el disfrute es fundamental.

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