Atrás quedó la ingenua joven de los móviles puntaesteños. Andy Vila es hoy una de las mujeres más destacadas de Teledoce, que se abrió lugar a fuerza de carisma y frescura.El crecimiento lo acompañó de una transformación paralela: se reinventó al punto de crear una empresa de sí misma. Así lanzó una web, una línea de ropa y ahora suma un perfume. En el camino sufrió “faltas de respeto”, se enamoró y se fue a vivir con su novio, y se sometió a una cirugía estética. Sobre estos temas responde la uruguaya que se zambulló a las turbulentas aguas del éxito y sabe surfear sus olas.
—¿Cómo llegaste a concretar el proyecto de tu perfume Volaré by Andy Vila?
—Nunca imaginé que yo podría algún día presentar mi propio perfume, pero cuando me llegó la propuesta me encantó. Hace un año, el laboratorio Natyvent me planteó lanzar un perfume con mi nombre y así empezamos con la búsqueda. Al principio iba a ser un perfume, pero terminaron siendo dos: Volaré day que es más fresco, y Volaré Night que es más dulce. Yo elegí la fragancia, el estilo, el estuche, el diseño, el frasco. Quería un perfume que yo quisiera usar todos los días y no uno solamente para vender. Vinieron muestras de China, Argentina y varios lados. Finalmente logramos un producto de gran calidad y un precio accesible. Estamos muy contentos porque grandes marcas enseguida lo incluyeron dentro de sus puntos de venta y estamos teniendo gran llegada en todo el país.
—¿Rechazaste muchas opciones antes de llegar a la fragancia que te convenció?
—Rechacé muchas. Fui tremenda rompecocos. De los primeros no me gustaba ninguno, hubo como 20 que descarté. En la última reunión hubo dos que me convencieron y me los llevé para probar con mis amigas y mi familia. Les encantó. No tiene el típico olor a alcohol que tienen los perfumes que no son internacionales. Tiene buena fijación, es muy rico y a mí me encanta.
—¿Por qué se llama "Volaré"?
—Me llevo un tiempo encontrarle el nombre. Surgió en una reunión con amigas. Volaré es una palabra que me transmite ir a más, animarse, no tener miedo, buscar nuevos horizontes. Me siento identificada.
—Además del perfume, contás con tu propia línea de ropa, ¿cómo sigue ese emprendimiento?
—Muy bien, estoy muy feliz. Este año sacamos nuevos modelos. Hace unos meses estuve por India recorriendo fábricas de ropa. Aprendí mucho y traje algunas muestras.
—A un año de haberlo lanzado, ¿fue redituable desde lo económico?
—Mi perspectiva de negocio era armar la estructura. No es una ganancia que me haga la diferencia ahora, pero se hace pensando en el futuro. El primer año fue 100% positivo, sigo adelante con la marca y tengo muchos proyectos. Me gustan los pasos firmes y seguros, aunque sean lentos. No me gusta apurarme.
—¿Cuál es la evaluación que hacés de Desayunos Informales tras un semestre al aire?
——Muy buena, estoy muy contenta con el programa. Me gusta la estructura, los tapes, la escenografía, los compañeros, todo. Me siento muy cómoda, estoy en mi casa. Hay un equipo divino, Lucía (Brocal), Victoria (Zangaro) y yo armamos un grupo muy unido, nos cuidamos mucho. Además, (Alejandro) Figueredo me parece el mejor conductor de la televisión uruguaya y aprendo todos los días con él. También es un lujo trabajar con Martín (Angiolini), Marcel (Keoroglián) y Martina (Graf), que ya nos conocíamos de Verano Perfecto.
—¿Es difícil encontrar un equipo en televisión en el que uno se sienta de esa manera?
—Es muy difícil porque hay mucho ego. Yo no soy problemática, no tengo problemas mientras me respeten y me dejen mi lugar. Eso es lo importante para trabajar en equipo. Pero cuando una convive todos los días en un programa de televisión, pueden haber roces y es lo más natural del mundo. En Desayunos Informales no los hubo, pero tengo claro que puede pasar. Hay mucha integración y una energía en la que todos tiramos para el mismo lado y no se sienten envidias ni que uno quiera sobresalir por encima del otro.
—¿Has padecido situaciones como esa?
—Sí, me pasó. Prefiero no decir la experiencia puntual porque no me gustan los escándalos pero he sentido faltas de respeto en el equipo de un programa de televisión. Algunas sin intención y otras con intención. Le pasa a todo el mundo en cualquier trabajo, uno se cruza con mucha gente.
—¿Dirías que Desayunos Informales es el programa en el que te has sentido más cómoda?
—Es quizás el que me encuentra más segura en cuanto hacia qué lado quiero ir. Lo que sé es que el lugar en el que me sentí más incómoda fue en el último Verano Perfecto. No por el equipo, sino porque me sentía disconforme muchas veces con mis comentarios sobre la vida de los demás. Aprendí de esa experiencia y ahora disfruto de dar las noticias del espectáculo en Desayunos Informales de una forma más auténtica .
—¿En qué sentís que mejoraste en lo profesional desde tu debut en cámaras hasta la co-conducción de Desayunos Informales?
—Creo que al sentirme más segura puedo ser más honesta conmigo misma y estar más contenta con mi trabajo. Eso se le transmite al público. Siempre intenté ser honesta pero uno en el camino le va buscando la vuelta, y ahora siento que la encontré. También hay temas que antes no tenía automatizados que ahora sí, como no nombrar marcas o salir de situaciones cuando hay un problema técnico.
—¿Cómo definirías la etapa en la que se encuentra tu relación con tu novio Emiliano, con quien convivís hace casi un año?
—Es una etapa en la que nos estamos conociendo más desde otro lugar, el de la convivencia. Es el momento en el que uno conoce realmente a la otra persona. También se aprende qué tiene que mejorar uno mismo, o qué tiene que cambiar la otra persona.
—¿Ya han tenido sus primeras discusiones tras la convivencia?
—Sí, obvio, muchas veces. Hay diferencias que son normales en una pareja. Hay discusiones en las que no nos queremos ver la cara, pero estamos los dos ahí. Ese es el desafío de la convivencia. Tenemos la regla de que aunque nos peleemos, ninguno puede ir a dormir al sillón. Es la regla marcada incluso desde antes de mudarnos. De todos modos ninguno de los dos es combativo. No nos gustan las peleas ni los gritos.
—¿Piensan en dar otro paso en la relación?
—Por ahora no. Me gustaría ser madre en unos años, pero no es algo que piense para ahora. No veo cercano el casamiento ni los hijos. Todavía estamos en la primera etapa y nos faltan vivir muchas cosas antes de dar otro paso.
—¿Por qué te hiciste la cirugía estética de aumento de busto?
—Surgió. Me vinieron ganas, lo consulté y lo hice. No era algo que tuviera pensado desde hace tiempo. Estaba cómoda con mi cuerpo, pero sentía que de esta forma me iba a gustar más. Conocía personas cercanas que se lo habían hecho y me gustaba cómo les había quedado. Averigüé los riesgos, los asumí y tomé la decisión de hacerlo. No entiendo por qué fue noticia, es algo muy íntimo. Me sentí un poco mal cuando se publicó, ¿por qué todo el país tenía que saberlo? Se iban a dar cuenta, pero no me gustó que fuera motivo de una portada.
—¿Nada en esta decisión responde a formar parte de los medios?
—¡Cero! Todo lo contrario. En todo caso pertenecer a los medios me hubiera hecho dudar más, justamente por la repercusión. No lo hice para el medio, lo hice para mí, solamente para mí, ni siquiera para mi novio. Si hubiese sido por él, no me hubiera operado.
—¿Cómo fue la primera vez que te viste en un espejo tras la cirugía?
—Fue muy natural, como si siempre hubiesen sido mías (risas). Nunca me sentí incómoda, quedé muy conforme y me acostumbré enseguida. Lo único que tuve que hacer fue comprarme corpiños nuevos.
—¿Qué opinó tu novio del resultado?
—Le encantó, pero también le encantaba antes. No es que me dijo "ahora me gustás más". Me demostró que es igual a que si no me lo hubiera hecho.
—Después de años en los que te seguís probando en nuevas facetas, ¿en qué te gustaría incursionar en 2016?
—Quiero hacer ficción. Tengo ganas de actuar y alimentar esa faceta que es muy importante. Me encantaría volver a tener una experiencia en cine, por ejemplo.
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