Luego de varios días de pruebas por el Certamen de belleza Miss Europa Continental, Anto Lima se tomó rápidamente un vuelo a Uruguay para ver a Juventud Soriano, el cuadro de sus amores. “Pagué la multa y todo para ver la final. Una locura, pero no me arrepiento”, dice la modelo, Miss Uruguay, madre de Faustina y Juan Francisco, y esposa del futbolista Ignacio “Colo” Ramírez.
En el concurso quedó en un histórico tercer lugar para Uruguay.
—Fuiste pensando en quedar entre las 20, y quedaste tercera.
—Superó todo. Ya en el top 20 hubiera quedado feliz.
—¿Uruguay tiene mucha trayectoria en estos certámenes?
—No, nada. En los concursos de belleza, a Uruguay le cuesta muchísimo porque es todo muy cuesta arriba. No solo por lo económico, el prepararse requiere de mucho tiempo, y a veces no hay suficientes cosas como para prepararme. Ahora me está yendo mejor porque estoy trabajando con un coach de Venezuela, Rolando de la Osa, que está viviendo acá hace un par de años. Me ha cambiado la cabeza. Había una compañera que fue a Miss Universo que era super natural, pasó totalmente desapercibida. Porque la belleza, hoy en día es otra cosa. Todas las modelos tienen hechas las lolas, están todo el tiempo maquilladas, no podés apostar al natural porque las Miss tienen que llamar la atención. Antes me decían que si era Miss no sonría todo el tiempo, pero mi personalidad es estar sonriendo. hay una diferencia muy grande de Miss a modelo; ser Miss es más divertido, al menos agarro más dinero; las modelos son una percha.
—Además ha de ser complicado porque en Uruguay cada vez hay menos eventos para modelar.
—Acá no hay nada. Están las marcas de Carrasco que pasás y decís: ¿en serio esto sale 8.000 pesos? No me lo pongo ni para salir de casa. Es horrible la ropa de los chetos. Prefiero mil veces ir al barrio de los judíos y con marcas argentinas combino un top con una pollera larga. Siempre me visto así para las fiestas, y quedás bomba. Es que no hay nada. Y si vas a Zara, tenés siempre cinco tipos de remeras y zapatos iguales, y andamos todos vestidos con lo mismo. Como antes pasaba con Daniel Cassin que andaba una con una sandalia y todas andábamos con el mismo diseño. Ibas al boliche y todas estábamos iguales. Es porque no hay marcas, no hay variedad y no te queda opción.
—Entonces hacer una carrera de modelo en Uruguay tiene que ser más complicado que en otros lados.
—Sí, obviamente. A mí me llamaron de una agencia de Miami cuando terminé allá, y en el correr de 2024 voy a viajar algunas veces a Europa para hacer rodajes. Son tres veces al año para unos tres o cuatro días de rodaje, con todo pago y un caché. Pero recién ahora conseguí eso, porque salí para afuera, porque desde acá es nada. También me llamaron de otra agencia porque en febrero seguramente vaya a otro certamen, uno que organizan exMiss Universo.
—Te estás moviendo en las grandes ligas.
—Mi objetivo era salir como Miss a representar a Uruguay en Estados Unidos, lo hice. Enseguida me propuse y se lo comenté a mi familia: como Miss tengo que salir a Europa. Fui la Miss Uruguay que hizo algo, porque siempre van, se sacan tres fotos, no quedan en nada y quedás como la Miss Uruguay para toda la vida. No quiero eso. Yo soy muy exigente conmigo misma, entonces cuando salió lo de Europa no lo dudé. Fui pensando entrar al Top 20 y quedé en el podio, eso fue un batacazo. Lo mismo que llegaba allá y comentaba que era mamá, porque ahora aceptan a mujeres casadas y con hijos, pero nadie con hijos va porque te cambia el cuerpo y la vida, como pasó con la mía. Cuesta mucho más lo que estoy haciendo por los ensayos, mi trabajo como comunicadora, que vuelvo del programa y hay que entrenar, practicar específicamente, llevar una dieta balanceada, porque no podés comer cualquier cosa. Son muchas cosas, y si no es vocacional, no hacés nada. He tenido pila de compañeras que me llaman porque me han visto en las campañas de perfumes de Carolina Herrera, me dicen que quieren salir y les paso contacto como para que arranquen en un certamen en Argentina, pero no siguen porque hay que levantarse temprano a ejercitarse, hacer dieta balanceada y demás. En todos los certámenes llegamos cerca de la una de la madrugada al hotel y al otro día, a las siete tenés que estar desayunando.
—Pero a vos te va bien.
—A todos los lugares que he ido del exterior, que han sido cuatro, en todos me ha ido mejor de lo que esperaba, y bien remunerado. Es para lo que trabajo. Y mi familia ha sido el apoyo para poderme meter en el mundo de las Miss, porque lo que hay que tener es una buena conducta.
—Es como un futbolista cuando tiene que concentrar antes de un partido.
—Sí, cuando viajo, estoy concentrada en el certamen, y si tenemos un rato libre en la tarde, me acuesto a descansar, meditar y trato de relajar la cara porque en la noche es la actividad. Me pongo así, y veo compañeras que viajan y de noche se van a un after y a una fiesta porque toca tal DJ, me invitan y no voy porque sé que al otro día lo voy a sufrir. Además, a lo que fui no es a eso; pero después que termina, olvidate, no duermo para recorrer y aprovechar el tiempo.
—Si bien en tu carrera como modelo y Miss tenés que estar acostumbrada al rechazo y a las críticas, ¿cómo te llevás con el hate en las redes?
—Las críticas que llegan son de cuentas fake, y recibo mucho más amor y admiración de personas. Y cuando leo críticas que me dicen que “tengo menos carne que rodilla de pajarito”, o cuando me dicen “travesti”, me divierte porque es mi forma de ser. Soy muy sarcástica y me gusta todo el humor, entonces cada vez que leo algo así, me río. A veces lo provoco, como cuando salí tercera, dije que “tercera finalista Miss Europa Intercontinental. ¿Vieron qué lejos llegó el trava?” A mí me gusta jugar ese juego, porque a la gente le gusta. Esa es la gracia.
—¿Y esos comentarios, han repercutido en tu relación?
—Me cuesta en la relación, Ignacio (“Colo” Ramírez, su esposo) me dice: ojo lo que ponés en Twitter, en redes sociales, pero lo que hago no es para matarlo a él como persona, pero yo también tengo un nombre. Las parejas de los jugadores de Nacional publican algo, ponele, de Marset y ponen: “el narco más lindo”, o algo así, y no pasa nada. Yo llego a poner eso y salgo en todos lados, incluso dicen que estoy con Marset. Entonces estoy expuesta y tengo que jugar con el sarcasmo. Lo mismo si voy a un boliche, me piden una foto y ya dicen que la mujer del Colo está de jueves a domingo en la noche. Mentira porque me levanto todos los días a las siete de la mañana, pero salís una vez y es como que lo hacés siempre. Ya estoy ahí, ahora no puedo salir de donde estoy expuesta, y a mí me gusta porque es mi trabajo, y me sirve.