Redacción El País
La modelo y comunicadora Anto Lima vivió un fructífero 2024 a nivel laboral: consiguió más coronas de belleza para su vitrina y se incorporó como participante de Fuego Sagrado famosos y llegó a instancias decisivas. “Disfruté mucho de las jornadas de rodaje”, dice y añade que su sueño siempre fue hacer comunicación y en especial televisión. “Agradezco mucho esa puerta que se abrió en el reality más divertido”, agrega. En lo personal, vivió un torbellino con la separación de su marido, el futbolista Juan Ignacio “Colo” Ramírez, y luego una denuncia por acoso que le plantó el piloto Santiago Urrutia, seguida de un contraataque de ella con denuncia por “violencia mediática”. Ahora, Lima resolvió levantar las acusaciones: “No me interesa estar en pleito con nadie”.
-Acabas de ganar una corona de belleza más, como Miss Beauty Internacional, junto a otras menciones. ¿Cómo se vivió la experiencia?
-Fue increíble. También me dieron la mención como mejor compañera y mejor cuerpo. La producción fue tremenda, en la ciudad de Cuenca (Ecuador), adonde nunca había ido. Me encantó la ciudad que está llena de iglesias y catedrales, que adoro recorrer.
-¿Te llaman la atención por la arquitectura o por la fe religiosa?
-Soy recatólica: bautizada, tomé la comunión y soy confirmada. No soy de ir a misa, pero me encanta y siempre participo cuando voy a casamientos o bautismos.
-¿Cuántos títulos de belleza llevás?
-Más de 55… He perdido la cuenta entre los nacionales e internacionales. Ahora solo me presento a nivel internacional. He tenido ganas de competir en el Miss Universo Uruguay, pero me genera dudas de que no me elijan porque ya soy conocida y he tenido la oportunidad de trabajar en la tele.
-Te especializaste como modelo de certámenes, ¿cuáles son tus próximos objetivos en ese sentido?
-Voy a seguir. Ahora me llegaron propuestas de España y de Italia y pienso ir. La organización se hace cargo de los gastos y obviamente que si ganás, se suman premios. La última vez que competí en Italia éramos 60 postulantes y salí tercera.
-Y en otros rubros, ¿cuáles son tus metas?
-Mi sueño siempre fue trabajar en los medios de comunicación. Estudié periodismo deportivo y comunicación, también relato, conducción y locución. En la televisión me siento muy cómoda, de ahí que haya disfrutado tanto de Fuego Sagrado. Las jornadas de rodaje, que a veces eran muy largas, se me pasaban volando. Me sentía parte del grupo y estoy muy agradecida de que Canal 12 me haya abierto las puertas. El jueves pasado participé de la final, que la vimos todos juntos, y pasamos un lindo momento.
-¿Tenías experiencia como asadora?
-Muy poca. Yo siempre pensé que me iba en la primera ronda, y sin embargo estuve casi hasta la final. Practiqué mucho y me gusta el tema del fuego, pero no solo era asado, uno tiene que cocinar de todo con fuego. Y yo de cocina prácticamente no sabía nada. Siempre tuve gente que me ayudó con ese tema en mi casa. Ahora cambié. Gracias a Fuego sagrado, descubrí un montón de tips y cuando voy al supermercado, me quedo mirando los condimentos. Pero más allá de la cocina en sí, el programa me encantó como experiencia televisiva. Creo que es el reality más divertido que tiene la televisión uruguaya y mucho más este año, que repitieron con la versión de famosos. Se armó un precioso grupo: todo el tiempo estábamos riéndonos: había muchos humoristas, como Leti (Cohen), Denise (Casaux), Pablo (Magno)... También había mujeres con muy buena onda como Cata (Ferrand), Eunice (Castro), Paola Bianco… Todo el tiempo estábamos haciendo chistes.
-En lo personal, el año que se va fue bastante más complicado para vos, con crisis matrimonial, juicio por acoso…
-Sí, 2024 estuvo muy bueno laboralmente, pero sentimentalmente fue un año complejo. Empezó arriba, como la montaña rusa: El Colo (Juan Ignacio Ramírez) salió goleador uruguayo con Nacional y se convirtió en el pase más caro de Uruguay a Argentina. Allá fuimos nosotros como familia, encarando mudanza, nueva casa en Rosario, colegio para los niños… Todas esas cosas que implican la vida del jugador de fútbol, pero de las que por lo general se encarga la mujer. Después de algunos meses allá, por diferencias en la pareja, terminamos separándonos. Después arrancó el otro conflicto.
-Santiago Urrutia te hizo una denuncia por acoso. ¿No hubo un aviso previo o una forma de solucionar el tema de otra forma?
-Lo único que pasó fue que estando en Italia, donde también él estaba, su abogado me llamó para decirme que me iba a denunciar. Después, estando en Argentina, me enteré de la denuncia y la citación. Me presenté y comenzó un proceso que no fue nada agradable; me impusieron medidas de no acercamiento, estaba horas en el Juzgado por una estupidez que se podía haber arreglado hablando cinco minutos.
-Esa primera denuncia ya terminó, luego de que venciera la prohibición de acercamiento y comunicación que regía sobre vos hacia él y Camila Rajchman. Luego, con tu abogado, Rafael Silva, plantaron una denuncia por “violencia mediática”, por declaraciones de él. Algunos días después, sin embargo, la retiraron. ¿Por qué?
-Yo viví todo el proceso como un caos. Me salvó la actividad, que fue intensa, y los comentarios de la gente. A donde iba se hablaba de este tema y la gente me daba para adelante. Por meses, era el único tema del que se hablaba: se ve que hay muy poca farándula. Yo no quería hablar más del tema y llegó un momento en que no la estaba pasando nada bien. No sé cómo habrá pasado la otra parte, si valió la pena. Pero yo pasé mal. A nadie le gusta que la quieran hacer quedar como una acosadora, eso no me lo va a devolver nadie. El dolor que me causó a mi familia y a mí fue muy duro.
-Quedó claro que entre ustedes hubo un vínculo, ¿cuánto te afectó esa revelación?
-El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Pero en este caso él, al denunciarme, me obligó a que yo dijera la verdad en la Justicia, para defenderme y también quedar expuesta en la prensa. Quizás él no esperaba eso, quizás esperaba que no me presentara y asumiera alguna culpa discretamente. Pero yo siempre iba a ir con la verdad. Eso hizo que saliera a la luz la relación que tuvimos estando yo casada, y él con una relación de dos o tres meses. Creo que nadie ganó nada llevando esto a la Justicia. Si yo estaba tan desquiciada u obsesionada, era cuestión de hablarlo conmigo o con el entorno. Pero bueno, ya pasó, ya se hizo y no quiero sacarme el cartel de víctima, ni revolver algo que ya pasó. Yo pedí a Rafa (Silva), que es mi defensor, que levante todas las denuncias porque no quiero seguir en pleito. No quiero ir más al Juzgado, estar toda la tarde sentada, ni siquiera como inocente. Hay gente que realmente necesita de la Justicia, que le pasan cosas serias y requiere de soluciones rápidamente. Que los jueces se encarguen de ellos. Nosotros nunca tendríamos que haber ido ahí y de mi parte, no pienso ir más.
-Ya no rigen medidas de no acercamiento hacia Urrutia ni Rajchman. El medio es bastante chico. ¿Qué pasaría, de tu parte, si se cruzaran?
-De mi parte nada. Lo saludaría y nada más. A ella no la conozco; no hablamos más de dos minutos alguna vez. Yo ando siempre en la mía, saludando, conversando. No soy de buscar pelea; no es mi perfil, por algo en los certámenes me eligen como mejor compañera. No me interesa el conflicto para nada.
-Hace un tiempo circuló el rumor de que estaría cerca la reconciliación con Colo Ramírez. ¿Es así?
-Estamos ahí. La relación quedó lastimada. Él está en Argentina y en unos días viene para Uruguay de vacaciones. Pero hay una desconfianza latente. De repente yo estoy mirando el cielo y aparece la pregunta: “¿Qué estás haciendo?, ¿estás pensando en otro?”. Es difícil así y a eso hay que sumarle que estuvimos todo un año sin convivir.
-¿Qué planificás para 2025?
-No tengo nada claro. Nos vamos con los chicos de vacaciones unos días al Caribe y después me voy a instalar en Punta del Este y tengo previsto hacer presencias y desfiles, agenda cargada. Después, dependerá del Colo. Vamos a ver: él tiene contrato tres años en Argentina, pero si lo quieren comprar de Europa o México, nos mudaremos.
-En cierto momento se dijo que cuando estaba bien hacía goles…
-Es así. Él mismo lo dice. Pasó durante el año: estaba con la pólvora seca e incluso había pasado al banco de suplentes. Cuando fui para allá con los chicos, empezó a cambiar la suerte. Él me dice: “Son mi alegría”. Cuando está solo, como que le cuesta más. No tiene la misma energía.
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