LIBERAL 3.0
A los 19 años y con gran actividad en redes, el militante defiende sus ideas. “Este es un gobierno de centro izquierda”, asegura sobre la gestión de Luis Lacalle Pou.
-En Twitter solés hacer una manifestación de ideas políticas muy clara. ¿Cómo surgió en vos esa vocación política?
-Vengo de una familia de tradición colorada. Mi abuelo (Ney Castillo) fue candidato a la Intendencia en 2010, por lo que siempre estuve en contacto con ese mundo. Mis padres, si bien no tienen militancia política, trabajan en cosas que tienen que ver con el desarrollo del país. Todo eso me fue impulsando y con el paso del tiempo me fui interesando cada vez más en asuntos que tenían que ver con la política.
-¿Cómo te definís políticamente?
-Soy “Jorgista”. Leyendo un libro del Turco Abdala me sentí muy identificado con las ideas de Jorge Batlle. Soy un liberal y de a poco empecé a vivir la política con cada vez más intensidad. En 2018 abrí mi actual cuenta de Twitter y comencé a manifestarme en esa red.
-Es un red un poco espinosa, muy propicia al debate. ¿Cómo te llevás con eso?
-Por lo general trato de no darle importancia a los insultos y cuestionamientos que faltan el respeto. Sufren más mi amigos, mi novia, mi familia que yo. Durante muchos años hice teatro y cosas similares, por lo que estoy acostumbrado a estar en el ojo de los demás y además, trato de buscar siempre el lado positivo. Lo que me genera cierta incomodidad es que gente que quiero la pase mal, pero también valoro a los que me dan para adelante y me quedo con eso. Es cierto que pueden ser más los comentarios negativos, porque el ser humano es así, pero si por otra parte, uno está convencido de lo que dice y hay quienes comentan positivamente, me quedo con eso.
-¿Sos de bloquear?
-Creo que tengo 30 cuentas bloqueadas nada más. No soy de bloqueo fácil. Incluso cuando hay insultos, prefiero escuchar a los que opinan diferente.
-El año pasado hubo un cruce con Robert Moré que se burlaba de algunas publicaciones tuyas. Luego te pidió disculpas. ¿Cómo viviste ese encontronazo?
-Lo viví con tranquilidad. Todo eso nace porque yo compartí un video el día en que se llegó a las firmas para el referéndum por la LUC. Yo integro algunos grupos con gente que está afín al gobierno o que comparten algunas ideas y yo veía que la moral estaba un poco baja. Entonces hice esa publicación para motivar y levantar la moral. A raíz de eso, toda la gente de izquierda se agarró de ese video para darme palo. Robert Moré se sumó. Hizo un comentario prejuzgándome e insultándome. Entonces le propuse un debate en el plano de las ideas y ahí surge todo. Personalmente, lo viví que fue fuerte porque Moré es una figura consagrada. Pero más que afectarme a mí mismo, lo que yo me preguntaba es: ¿Qué pasa si mañana otro chiquilín de mi edad se anima a decir lo que piensa y la reacción que recibe de una persona ya consagrada es de burla? Eso es lo que a mí me impulsó a responderle y a seguirla. Con Robert Moré, podemos tener 1.000 ideas diferentes sobre lo que queremos para el país. Eso se puede debatir. Lo que yo considero es que el tono que él utilizó no estuvo bueno y más para una figura consagrada en los medios. Entonces, yo lo viví con cierta responsabilidad: fue una forma de decir acá estamos los jóvenes y si un tipo grande, consagrado, hace ciertas cosas no está bueno dejarlas pasar. Intenté responder con la mayor altura posible.
-Más allá de lo que se vio del cruce público, ¿hubo alguna instancia de diálogo a nivel privado?
-No, nunca nos comunicamos. Tengo entendido que hubo una persona que intervino como para generar un diálogo, pero no se concretó.
-¿Cuáles son tus planes? ¿Tu objetivo es hacer carrera política?
-El año pasado fui electo concejal vecinal y voy a asumir a mediados de febrero. En lo personal, me costó mucho porque incluso desde los propios se hicieron cosas para que no saliera. Finalmente, con el equipo que me acompañó salimos a la cancha. Nos fue muy bien: fuimos la candidatura más votada en nuestra subzona, que es Punta Carretas. Eso lo asumo como un compromiso con los vecinos y también será una prueba para mí de cómo me voy sintiendo en el rol. Sobre el futuro, he elegido un camino de activismo de las ideas liberales aunque no sé si eso implica aspiraciones políticas. Sí tengo militancia en el Partido Colorado pero me siento primero liberal y después colorado. Entonces, la vida me va a ir llevando por ese activismo pero no necesariamente a través de un cargo político. Si quisiera hacer eso, asumiría lo que muchas veces se asume en los partidos de ser condescendiente con lo que se dice arriba y dejar de lado las ideas propias. En mi caso y el de quienes me acompañan, preferimos ser leales a nuestras ideas.
-¿Qué estudiás?
-Pasé a segundo de Derecho. Es una profesión que me gusta mucho y más allá de que termine ejerciendo o no, se trata de una educación muy completa.
-Como militante colorado, ¿cuál es tu visión de este momento del Partido?
-Yo quedé muy decepcionado con (Ernesto) Talvi, al igual que muchos que lo acompañaron. Evidentemente, el Partido Colorado tiene el problema de no saber renovarse. Yo tengo una lectura histórica: para mí, Jorge Batlle y Julio María Sanguinetti debieron ser presidentes en los ‘70, a lo sumo a comienzos de los ‘80. Pero la dictadura truncó una cantidad de procesos. Eso nos llevó a la situación que tenemos actualmente y además, más allá de que Jorge salió muy bien de la crisis, el Partido pagó electoralmente la crisis y todavía no se repone del todo. Más allá de todo eso, han aparecido figuras y se puede esperar una renovación: en la educación está Robert Silva, Gabriel Gurméndez en Antel, Isaac Alfie en la OPP. O Pedro Bordaberry, que fue el mejor senador que hubo en los últimos tiempos. Creo que podemos apostar a esos candidatos en el corto y mediano plazo.
-Hace unos días compartiste una foto con Guido Manini Ríos. ¿Cómo surgió ese encuentro?
-Él había hecho un comentario sobre (Fructuoso) Rivera y yo le respondí. Le dije que al destacar la figura de Rivera estaba cayendo en una contradicción ideológica porque hay cosas que defiende Cabildo Abierto que son contrarias al pensamiento y las acciones de Rivera. Gentilmente, él se comunicó y me invitó a reunirnos. Me pareció una gran persona. Conversamos una hora, debatimos, nos pusimos de acuerdo en algunos temas y en otros mantenemos las diferencias. Pero destaco el gesto de que un senador de la república se tome el tiempo para conversar con un ciudadano. Fue una excelente reunión. Eso no quiere decir que yo sea de Cabildo Abierto o que deje de ser liberal. Valoro el gesto y ojalá todos los legisladores lo tengan con los ciudadanos.
-¿Vas a militar por el “no” en el referéndum por los artículos cuestionados de la LUC?
-Sí, voy a militar. Porque más allá de un referéndum sobre una ley, se está planteando una especie de plebiscito sobre el gobierno. Entonces, me parece que todos quienes pensamos que el gobierno está haciendo las cosas bien, tenemos que participar. Del otro lado, se está presentando esto como una guerra y me parece importante que los soldados de este lado, vayamos a apoyar a nuestros generales. Además, considero que la LUC es una buena ley: no solamente nace del compromiso entre los partidos de la coalición, sino que ha tenido aplicación positiva en la realidad. Nos dio más libertad, más seguridad y permite, entre otras cosas, acceder a un techo en condiciones más flexibles que antes. Es cierto que yo no estoy de acuerdo con la fórmula que se encontró para establecer el precio del combustible, pero salvo esos artículos, se trata de una buena ley.
-¿Coincidís en que Uruguay hay una grieta como en Argentina?
-Creo que no estamos en ese nivel. Me parece, además, que no hay una polarización ideológica de los partidos políticos. La coalición multicolor tiene un espectro amplio de ideas, al igual que ocurre con el Frente Amplio. Si lo que une a ambas coaliciones, lamentablemente, es que no gobierne la otra, no se genera la grieta porque no hay facciones ideológicas que se excluyan una a la otra. Yo creo, por ejemplo, que el gobierno de Lacalle Pou es de centro izquierda. Tiene puntos de contacto con los anteriores: se ha continuado, por ejemplo, con la ideología de género y no hay una vocación de hacerse ciertos cambios: la desmonopolización de Ancap me parece el ejemplo más claro. Se hizo un compromiso de campaña pero no se cumplió y también se engrosó el Estado. ¿Para qué se hizo un Ministerio nuevo? A nadie le queda claro.
-¿Adherís a la crítica de cierta “tibieza” en el gobierno?
-Me parece que sí. Entiendo que al gobierno le toca negociar, primero en la coalición y luego con organizaciones sociales y el Frente Amplio. Pero hubo manifestaciones de tibieza. Me pareció un mamarracho que desde mi partido y desde el Partido Nacional se llamara a acudir a la marcha de la diversidad. Yo soy un liberal y estoy absolutamente de acuerdo con toda diversidad, pero esa marcha se politizó. Ahí hubo tibieza.