A través de sus comentarios en redes sociales, Bauti Gil ganó reconocimiento como joven militante del Partido Colorado. Se ha peleado, virtualmente, también ha analizado la política uruguaya, y la de Argentina, y ahora en esas mismas redes sociales, lanzó su carrera como cantante.
En esta entrevista con Sábado Show, Bauti Gil habla de su militancia y su desencanto, también habla de la victoria de Javier Milei, su fanatismo con el presidente electo, y opina del gobierno uruguayo, de algunos candidatos que se asoman para las Elecciones Internas, y también de su carrera en la música y sus influencias.
—¿Cómo estás con la victoria de Javier Milei en Argentina? Habías anunciado que ganaba en primera vuelta, pero se dio en el balotage.
—Sí, estoy muy contento. Creo que todos pensamos, después de lo que fue la interna, que había posibilidades de ganar en octubre en primera vuelta. Creo que igual estuvo bien porque le permitió tener tiempo para dos cosas: primero para armar alianzas pensando en el gobierno que se viene y quizás también en el reordenamiento ideológico de Argentina. Ahora quedó claro que Macri, Bullrich y él están de un lado, y todo el resto de los colectivistas y estatistas están del otro. También creo que le dio tiempo para poder mostrarse más como un precidenciable. Hubo muchas cosas que hizo hasta octubre que después no las hizo más. Eran cosas que a mí me caían bien, como entrar a los actos saltando con la música a todo lo que da, pero entiendo que a parte de la población, eso no le gustaba. Este tiempo le permitió dar ese pasito para mostrarse más como presidente de lo que ya se venía mostrando.
—Estabas vinculado a la política, ¿cuál es tu presente en ese ámbito?
—Aposté mucho al Partido Colorado. Lamentablemente creo que no han podido entender que todo lo que era vanguardia hoy ya no lo representan porque el estatismo no es más vanguardia sino que es anacrónico. Ahora me toca decirles que el loco de Milei, porque podía haber sido yo en la militancia juvenil por haberle llevado la contra o no coincidir en todo lo que decían, los locos son ellos porque resultó que el modelo de la libertad es el que la gente elige en Argentina y el que creo que van a empezar a elegir acá también. El Partido Colorado seguirá votando cada vez menos y la gente seguirá eligiendo cada vez más opciones firmes, con decisión, que apoyen la libertad y no que pase todo por el Estado.
—¿Cómo definís al gobierno?
—El gobierno que tenemos ahora, los del Frente Amplio y los dos de Sanguinetti fueron sumamente estatistas. Acá están los resultados. Lacalle Herrera que fue tan criticado, incluso por Sanguinetti, muchas de las reformas que hizo le hicieron bien al país. Por eso estaría bueno que lo que representan los partidos tradicionales hoy, que reniegan de Lacalle Herrera y Batlle, evaluaran un poco, pasados 30 años, quién fue el que logró dejar cosas positivas y quiénes fueron los que hicieron que todo siguiera igual. Creo que la respuesta es que los adelantados eran ellos dos, no Sanguinetti, Batalla, ni Wilson.
—Cuando eras militante, tu agrupación de llamaba La libertad avanza. ¿Siempre fuiste fan de Milei?
—Le pusimos ese nombre a una agrupación para competir en las internas. Soy fan de Milei desde hace tres años; antes me parecía medio loco. Pero cuando se metió en política, yo también militaba y veía muchas cosas que pasaban acá que él describía que ocurrían en Argentina. Ahí me di cuenta que era un tipo que venía a proponer algo distinto y a enfrentar a los que se quieren atornillar en el poder a toda costa. Estoy convencido que un problema que tenemos en Uruguay es que no hay diferencias ideológicas entre la coalición de gobierno y la opositora. Cuando tienen que ponerse de acuerdo para clavar a la gente, lo hacen. Eso pasa en Argentina y acá, pasa que acá somos un poco más dormidos. La diferencia es que en Argentina tienen una inflación galopante y las situaciones son más notorias, por tanto el discurso caló mejor, pero acá pasa lo mismo.
—¿Volverías a militar?
—No estoy militando y no creo que vuelva, al menos en el corto plazo. Sí veo con cierto atractivo la candidatura de Gabriel Gurméndez porque lo conozco y sé que es hijo político de Jorge Batlle. Creo que es el único de los que está presentando el oficialismo que puede representar un cambio real, basado en las ideas de la libertad. No creo que me meta a militar con él, ni que tenga una participación activa porque no lo siento y porque salí muy desilucionado. Creo que la única candidatura que tiene los pies sobre la tierra y que habla de las cosas que hay que hablar es la de Gurmendez. Seguramente lo vote a él, seguramente llame en Twitter a votar por él, y después veremos si gana o no la interna.
—¿Y Álvaro Delgado?
—Pensando en el balotaje, Álvaro Delgado no me genera ningún atractivo, me parece más de lo mismo o peor todavía. Es defensor del monopolio de Ancap, estatista, tibio y amigo del Pit-Cnt.
—Mientras tanto te mantenés ocupado, te lanzaste como cantante.
—Sí, hace un tiempo que hago mis canciones. Es algo que me genera mucha satisfacción. Es una actividad mucho más linda que la política porque no tenés gente de tu propio equipo queriéndote cagar ni nada de eso. La realidad es que ando sacando las canciones y gran parte de mi esfuerzo está dedicado a eso. Eso no quita que en Twitter siga opinando, como cualquiera, y que no le saque el ojo a la política porque evidentemente es algo que me interesa. Pero en este momento no tengo ganas de ejercerla ni andar militando.
—Por tu tipo de música parece que sos fan de Tan Biónica.
—Sí, Tambien Miranda! y Charly García. Capaz que la sonoridad de lo que estoy haciendo ahora es más parecido a Tan Bionica o a Babasónicos.
—¿Qué te dio por la música?
—Hace tiempo que hago actividades artísticas en la escuela y el liceo, y toco el piano desde hace unos cuatro años. El año pasado tuve una banda donde las cosas no terminaron muy bien, pero pensé que se podía seguir haciendo música igual, entonces me puse a trabajar con un productor, yo compongo y escribo las canciones y después las largamos. La música es una cosa que siempre estuvo dentro de mí que sirve también para canalizar lo que a uno le pasa.