—¿Cómo te sentiste en el desfile de tu marca, que fue el primer evento público que encabezaste después de la polémica por el Covid en 2020?
—Muy bien. Me sentí muy orgullosa de que Fernando Cristino me haya invitado con mi marca para este evento en Roll and Rock de Punta del Este. Quiero demostrar que en la vida todo se puede. Yo estoy muy contenta y muy entusiasmada porque lo que más me gusta es trabajar para seguir adelante. Lo que hicimos el domingo me dio mucha fuerza y me alegró que Uruguay me recibiera así.
—Lo viviste como una revancha después de todo lo que pasó?
—Yo no lo llamaría revancha.Yo no quiero hablar de lo que pasó, quiero dejarlo de lado. En todos los países del mundo me reciben con mi marca, entonces consideré que Uruguay también tenía que tener la oportunidad de tener a Carmela Hontou que es una diseñadora local. Es bueno que puedan saber qué tipo de persona soy: pura luz. Hay mucha gente que sufre, y uno tiene que mirar el vaso medio lleno y saber que en la vida se puede salir de cualquier situación como hice yo.
—¿Cómo fue recibir la aprobación del público después de haber sido víctima de tanto hostigamiento?
—Eso me llenó el alma. La gente me dio fuerzas para que yo el domingo estuviera ahí y todo fuera bajo un ambiente cálido de energía muy positiva. Había gente que fue especialmente para conocerme. También estaban mis hijos, que fueron el sostén que permitió que yo pudiera salir adelante. Hoy estoy volviendo a ser la Carmela que siempre fui.
—Cuando tomaste el micrófono para agradecer en el evento te emocionaste, ¿qué pasaba por tu cabeza?
—Sí, me emocioné. Son cosas muy fuertes que nadie va a entender. Es muy fácil decir “ya pasó”, pero aunque yo muestre una fortaleza con la que parece que me llevo el mundo por delante no es así.
—¿Qué comentarios te hacía la gente?
—Había gente que no me conocía y me venía a abrazar para decirme “perdoname, yo a veces te juzgué”. Yo agradecía y daba un beso. Los niños también estiraban las manos para saludarme y las modelos fueron unas divinas. El desfile fue un éxito. Sirvió para mostrar que la marca Carmela Hontou está en Uruguay con atención personalizada.
—¿Aceptaste apenas te lo propusieron?
—No, me resistí mucho. Tenía miedo. Me preocupaba salir casi después de tres años con mi marca y que la gente de nuevo hablara mal de mí. No quiero eso. Soy una persona de energía positiva.
—¿Volviste a ver cara a cara a algunas de las personas cercanas a vos que te criticaron en audios que se hicieron virales?
—No. Cuando las cité a conciliación les di el poder a mis abogados para no cruzarlas. Ellas dijeron que no son. ¡Pero son ellas! En los audios nombran gente que yo conozco. Y yo apenas escuché sus voces, las reconocí enseguida: una es hermana de una íntima amiga, otra es cuñada de una íntima amiga, y otra es pediatra en el Británico y creo que la suspendieron. Esas señoras fueron criadas con buena educación y me conocen bien, y por culpa de sus audios se hicieron memes en Argentina y en todo el mundo. Yo siempre apoyo a todos, y cuando me pasó eso todos me dieron vuelta la cara. Fueron muy pocas las personas que estuvieron a mi lado.
—¿Seguís adelante con todos los juicios a las personas que públicamente te acusaron de haber ingresado el Covid a Uruguay?
—Sí contra ellas y contra otros voy a juicio. No soy rencorosa y sé dar vuelta la página, pero el daño me lo hicieron y ahora quiero justicia. Voy contra todos, hasta contra el Ministerio de Salud Pública. Algunos están en etapa de conciliación, y para otros mis abogados ya están preparando los juicios.
—Has sido crítica con la posición del gobierno frente a tu situación.
—El presidente (Luis Lacalle Pou) me conoce bien, y el gobierno fue muy cobarde. El ministro (Daniel) Salinas no podría haber dicho nunca “el vector Carmela”. Casi todos me conocen ahí adentro y ninguno hizo nada. El senador Sebastián Da Silva dijo en Esta boca es mía que yo había traído el virus al Uruguay, con nombre y apellido. Yo fui un chivo expiatorio. Pero para mí todo esto no existe más y ahora miro hacia adelante.
—Al margen de lo sucedido con el Covid, ¿cómo procesás las críticas desde el discurso animalista por el uso de pieles animales en tus productos?
—Yo no comparto eso. Yo respeto a las personas que no quieren usar pieles. Hubo una modelo del desfile que no quiso usar un saco que era de corderito porque le daba alergia. Eso es imposible porque el cordero no da alergia, pero la realidad es que la chica no quería desfilar con pieles ni con cuero, entonces le dije “no sé para qué viniste a la parte mía, tú no desfilás mi marca”. Le dije que estaba todo bien y que la respetaba, y no desfiló. Yo hago prendas con baby lamb que recogemos en los campos y hacemos pieles con visón que traemos de otro lado. Lo mío es todo natural. A los ecologistas los respeto hasta la muerte, pero ellos también tienen que respetar mi trabajo sin agredir. En el mundo se siguen usando pieles, y con ese criterio nadie podría ni comer carne.