Carmen Morán, su vuelta a la TV, el hacer el programa que soñó y la insólita anécdota junto a Silvio Rodríguez

La actriz y comunicadora estrenó "La Morán de noche" que se emite de martes a jueves por Canal 5, y habla de su carrera, del haber crecido en estudios de televisión y recuerda algunas anécdotas.

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Carmen Morán.
Carmen Morán.
Foto: Pablo Bielli.

Está en la playa. Es su día libre y está en El Pinar donde encontró su lugar en el mundo hace tiempo y disfruta de caminar por la arena y charlar con los vecinos. Carmen Morán comenta que está feliz por su presente, estrenó La Morán de noche en Canal 5, lo que significa volver a la televisión y conducir un formato en el que puede darse varios gustos, como cantar en cada programa.

“Estoy muy contenta por la respuesta de la gente”, comenta Morán a Sábado Show por su vuelta a la televisión, “cayó muy bien el programa”. “Uno lo hace con todas las ganas, con toda la energía, pero no estás pensando que vas a tener esa respuesta, porque a la gente le gusta”, agrega la también actriz de teatro.

Hace más de 40 años que debutó en televisión, y salvo períodos de ausencia, “tuve tres hijos que había que criar” comenta entre risas, Carmen Morán no se alejó de los escenarios, ya sea en la pantalla chica como en el teatro. “También tuve un restaurante, porque fui haciendo de todo”, agrega. Claro que la televisión, para Morán es un medio natural. “La televisión es mi casa. Con el tiempo una se va formando y encontrás un estilo propio para comunicar y desde dónde hacerlo”, agrega.

—Estrenaste programa hace pocos días, y a diferencia de tus comienzos hoy con las redes sociales, tenés la respuesta del público al instante.
—Sí, es inmediato. Me doy cuenta hasta en la calle, porque si bien la gente siempre ha sido muy cariñosa conmigo, con el programa como que saltó a una bomba.

—Han sido pocas las salidas al aire, siempre con importantes invitados como Petru Valensky, Anaa Prada y Raúl Castro.
—Sí, y la verdad que estoy contenta porque los invitados respondieron todos. Porque no hay que olvidar que estamos en pleno enero, pensé que me iban a mandar a pasear. Y eso también me llena de alegría.

—Es la consecuencia de haber estado durante muchísimos años haciendo teatro, televisión, radio, de todo.
—Sí, he hecho de todo. Soy una obrera de las artes del espectáculo, porque es así.

—El programa se anunció el año pasado pero su estreno se fue demorando.
—Sí. En realidad la propuesta de Carlos Muñoz llegó en setiembre del año pasado y se fue demorando por temas organizativos, porque el canal oficial tiene sus tiempos que no son los mismos que en la televisión privada, pero desde el vamos fue un sí rotundo. Y yo sé esperar, tengo bastante paciencia como buena taurina, la sé ir llevando y piloteando. Pero también la idea fue creciendo a medida que pasaba el tiempo y se trabajó mucho para presentar un programa nuevo.

Martín Angiolini y Carmen Morán en "La Morán de noche".
Martín Angiolini y Carmen Morán en "La Morán de noche".
Foto: Difusión.

—Y sumaron a Martín Angiolini.
—Sí, el programa siempre estuvo pensado como un cierre, y mientras lo fuimos desarrollando pasamos por varias ideas. Siempre les dije que quería cantar en el programa, que no fuera un musical pero que tuviera un toque, como los late night show que tienen una banda en vivo y música. Nosotros no teníamos condiciones financieras como para contratar una banda, y me parecía que era un diferencial que la conductora cantara. Entonces me acordé del piano del canal para usarlo. Pensé que me iban a decir que estaba arrumbado, pero estaba maravilloso, recién afinado porque se usó para el cumpleaños del canal. Y les digo: “¿qué tal si usamos ese piano de cola espectacular y traemos un pianista?”. Se me ocurrió Martín porque tiene una cancha tremenda y como músico es espectacular. Además tiene mucha televisión arriba, y si vamos a hacer un programa que va al palo, porque tenemos entrevistados y no hay tiempo para ensayar prácticamente nada, necesito alguien que sea como una orquesta ambulante. Y Martín es espectacular, nos complementamos divino y nos entendimos la cabeza desde el primer día. También me gustó que propuso que durante todo el programa va tocando cositas suaves, como una música ambiental, que suma pila, más toda la música que le tira al entrevistado mientras lo va llevando por los caminos de su vida. Es muy lindo su participación.

—Te digo una palabra que suena mucho hoy, “orgánico”.
—Sí, yo me río mucho de lo “orgánico”, pero en este caso vendría a ser la palabra justa. Hoy todo es orgánico y todo fluye.

—El acordarse del piano de Canal 5 significa que pasaste muchos años en ese lugar, y lo cierto es que toda tu vida pasaste entre distintos estudios de televisión.
—Sí, yo nací en un canal. Me llevaba mamá y desde la niñez hasta la juventud la pasé ahí. Después ya empecé a hacer televisión, en Domingos continuados con ella. Pero toda mi infancia y adolescencia la vivía adentro de Canal 10, sin parar.

—¿Y ya de chica tenías claro que querías estar frente a las cámaras?
—En realidad no me daba cuenta tanto, en la infancia, que me gustaba, como tampoco que sin darme cuenta había aprendido un montón de códigos de la televisión. Los tenía incorporados como cosas absolutamente naturales. No me parecía algo que se pudiera aprender, aunque la gente después iba a estudiar eso. Yo lo tenía como en la piel, de tantos años de mirarlos a todos trabajar. Y un día le dije a mamá, tendría, 18 o 19 años, le dije que quería tener un segmento, si se podía, y hacer notas en Domingos Continuados. Pasa que sentía que le faltaba algo al programa que enganchara a los jóvenes. El desparpajo del adolescente, ¿no? Ella me aceptó, porque mamá siempre creyó mucho en mí, me abrió las puertas y me dio muchas oportunidades. Me dijo “bueno, dale”, y ahí empecé a hacer televisión.

La actriz, cantante y conductora Carmen Morán
Carmen Morán. Foto: Archivo.
Foto: Ignacio Sánchez

—Desde entonces no paraste, porque tampoco tenías el mandato familiar de “mi hijo el doctor”.
—Claro. Igual en un momento pensé en ser doctora, pero era un delirio absoluto porque soy buena con las letras y en ciencias soy malísima. Me gusta la biología, pero no hubiera podido hacer bachillerato biológico porque era pésima en todo lo demás. Así que hice bachillerato humanístico y después Derecho. En un momento también pensé que podría hacer abogacía e inmediatamente me dije, ¿qué estoy diciendo? O sea, no puedo hacer otra cosa más que dedicarme al arte y a la comunicación. Pero en la adolescencia medio que te peleás con la vocación cuando viene heredada de tus padres.

—Hoy en la televisión hay muchos actores que le aportan un toque descontracturado a la conducción de los programas, lo que está bueno porque se aleja del conductor rígido que apenas se movía. Hay jóvenes que corren, cantan, saltan y bailan mientras conducen.
—Sí, y lo que pasa cuando haces una televisión descontracturada es que la gente se siente más cerca de ti, porque no se siente diferente, se siente que es parte.

—Con tantos años de experiencia en televisión y en teatro, ¿hay alguna anécdota de algún pifie de letra o alguna respuesta inesperada que te dio algún entrevistado?
—En teatro somos malabaristas, porque si bien uno tiene el rigor de una letra, somos seres humanos, y hay imponderables, pasan cosas. He salido de jardines de los que me he metido, he salvado a compañeros y me han salvado de baches en la letra, porque la memoria falla, y no es un tema de años. Pero me acuerdo de una anécdota, porque como decías, la respuesta me sorprendió tremendamente y gratamente.

—¿Fue haciendo televisión?
—Sí, cuando era muy jovencita y entrevisté a Silvio Rodríguez. Yo lo admiraba de una manera demencial, me parecía un ídolo en aquellos años ‘80, muy ferméntales. Había venido a cantar a Uruguay después de la dictadura, y la producción de Domingos Continuados me manda a hacerle una entrevista, porque yo entrevistaba a los artistas que venían en esa época. Hablé con Celia Cruz, con Franco de Vita, Sandra Mihanovich, un montón de gente. Me acuerdo que fui a la nota con Silvio Rodríguez bastante pensada, porque mamá me prohibía leer, había que ir con las preguntas en la cabeza. Tenía unos nervios tremendos y me acuerdo que daba las entrevistas en el lobby del hotel. Estaba terminando la entrevista y pensé hacerle un comentario como para cerrar la nota, y le digo: “Silvio, ¿al final encontraste a tu unicornio azul?”, y me dice: “todavía no. Lo voy a encontrar cuando me des tu número de teléfono”. Casi me muero. Fue impresionante y la nota se cerró con eso. No dije más nada, me reí en carcajadas y ese fue el cierre de la entrevista. Recuerdo esa anécdota como esas cosas que no puedes creer que te pasan.

—Increíble, ¿y le diste el número de teléfono?
—No porque estaba de novia, sino se lo hubiera dado.

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