RENOVADA
La actriz y conductora está de estreno. Debutó al frente del nuevo ciclo Acá te quiero ver (VTV), se prepara para la nueva comedia Bajo Terapia (Teatro Movie) y además renovó por completo su look con corte y color de pelo.
Cata Ferrand asegura que atraviesa una etapa de plenitud y seguridad y se le nota en sus declaraciones. No le tiembla el pulso al analizar la televisión local, confesar sus sensaciones sobre la vuelta de su marido Federico Buysan a Canal 12 y arremete contra aquellos que han tenido “rabia” del éxito de Falladas, la comedia que protagonizó junto a un destacado elenco femenino. En su casa, rodeada de sus pequeñas hijas Simona y Cayetana, y a la espera de la llegada de su pareja luego de una intensa jornada de trabajo, la carismática artista da rienda suelta a su simpática y auténtica verborragia.
—¿Cómo tomaste la propuesta de ponerte al frente del nuevo ciclo Acá te quiero ver (VTV, 16 horas)?
—Me pone feliz que después de dos años en Día a Día el canal haya querido que yo timonee un proyecto como conductora. Además, me llena de orgullo estar en un canal que sea todo de producción nacional y que se esfuerce para darle lugar a contenidos que en otros canales jamás mirarían.
—¿Qué sensación te dejó el programa en estos primeros días?
—Fue una semana de ajustes para mostrar los perfiles de cada integrante. La idea es que sea un programa pegado a la actualidad con una fuerte presencia en las redes sociales. Queremos tener un ida y vuelta permanente con la gente y los temas que preocupan a la sociedad. Es mi mayor apuesta como conductora porque en Día a día yo llegué con mi personalidad pero el que manejaba la pelota era Fito (Galli), que me encanta cómo lo hace. Acá yo hago la conducción acompañada de un equipo muy diferente entre sí: Marianita Olivera, Nelson Burgos y Nani Kesman. Me sorprende ver caras nuevas que dan gusto escuchar. En la televisión uruguaya falta gente con facilidad de palabras y capacidad para hablar un rato sin hacer furcios. Hay que abrir la cancha para que aparezca gente que pueda sostener mejor el rol que debería tener la gente que trabaja en los medios.
—¿Hay mucha gente que no sostiene ese rol en la televisión abierta?
—Hay gente que lo sostiene con otros ingredientes pero no nos podemos olvidar de este: precisamos gente que hable de corrido con un vocabulario rico. Sin ofender a nadie, pero falta gente así en la televisión.
—¿Extrañás la visibilidad que da la televisión abierta?
—Me la gané en las redes. Compensé la visibilidad de la televisión abierta con las redes sociales, que era algo que antes me costaba mucho. Me iba quedando atrás porque tengo otro perfil y pensaba que no era necesario mostrarse todo el tiempo. Después entendí que hay que hacerlo como un trabajo más. Ahora estoy mucho tiempo con el celular para tener una buena foto y dar una buena imagen, me di cuenta de que es muy importante. Es bueno saber que una marca se queda contenta con la devolución que uno le hace. Y es súper redituable. Eso ayuda a estar vigente, y lo sumo a las tardes de VTV que capaz que no llega a la cantidad de público de los otros canales.
—¿En qué te cambió la llegada a VTV hace dos años?
—Me cambió la imagen. La vestuarista Vicky González hace muy bien su trabajo, sin desmerecer a las demás. En la televisión uruguaya falta el cuidado de imagen. Yo no soy 90-60-90 ni estoy dedicada a ser una diosa pero la imagen hay que cuidarla y yo ahora me siento más en sintonía con eso. Uno ve televisión internacional y no importa si la que sale al aire es linda, fea, flaca o gorda, pero importa que salga prolija, desde el pelo, maquillaje, la ropa. Eso en Uruguay no lo tenemos. Y en VTV mi imagen salió favorecida gracias a mi vestuarista. Muchos me dicen que parece que de Canal 12 a ahora hubiera adelgazado porque dejé la etapa de maternidad pero siempre estuve más o menos igual. Es encontrar a la persona con el ojo de decirte "tal ropa va, tal otra no".
—¿No bajaste de peso en los últimos años?
—Más o menos. Tenía un cuerpo diferente porque en los cinco años que estuve en Canal 12 tuve dos embarazos y a mí me encanta comer. Ahora me siento más liviana y volví a mi eje pero no es que bajé tanto en kilos. No es que hice una dieta especial y cambié.
—¿Qué te motivó ahora a cambiar de look?
—Siempre me gusta cambiar con el pelo, me divierte. Como se venía la conducción de un programa nuevo y un estreno en teatro me aburría seguir igual. Me corté y me teñí. Lo hice con la gente de Amor Mío.
—Y te animaste a una producción jugada para la tapa de Sábado Show...
—Es jugada en comparación a lo que he hecho. Me quedé feliz con el resultado. Siento que estoy poniendo mejor la mira, potenciando mis virtudes, y cuando una trabaja con gente a la que tiene confianza se suelta un poquito más. Además cuando una mujer está en esta etapa de los 40 años y se siente plena, ya hay cosas que dejan de importar. Me puedo plantar con seguridad y eso la gente lo percibe. Me dicen "estás más linda, estás más flaca, tenés otra energía", y en realidad eso es una luz que va desde adentro hacia fuera.
—¿Te sentís una mujer deseada por el público masculino?
—¡Me da vergüenza contestarte eso! Por lo que me dicen, sí. Me siento una mujer deseada, estoy en carrera (risas). No tengo falsa modestia, soy una mujer que siempre se sintió segura en ese sentido. Siempre me llega algún cuento al oído y digo "no, yo con la edad que tengo, con todas las mujeres que hay…". Me siento linda y segura pero creo que lo que llama la atención es mi personalidad, que hace que la gente levante la vista y no pase desapercibida. También me sentí muy amada con cada persona a la que le di mi tiempo.
—Cuando se dio tu salida de Teledoce te mostraste enojada, ¿conservás esa molestia aunque ahora tu marido Federico Buysan haya vuelto a ese canal?
—Yo no quedé enojada pero me sentía una cara fuerte con los años que llevaba en el canal y no esperaba que me dijeran que no iba a seguir formando parte. Hubo cierta desilusión porque estuvimos un año esperando por el proyecto Mujeres al volante que al final no se hizo, y me hubiese gustado que hicieran hincapié en tratar de resolver las cosas de una manera más digna para los que trabajamos en esto. Además creo que fue una muy mala jugada del canal no haber puesto al aire ese programa, no se hubiera arrepentido nunca. Con lo que quiero a Canal 12 me ofende que no apueste más a la producción nacional y compre tanto enlatado. No lo necesita. Me da pena porque lo quiero, adoro a Canal 12. Deseo que logre volver a ser un canal líder porque tiene todo para serlo. Yo dejé muchísimos amigos en Canal 12 y me encantaría volver a trabajar con esa gente.
—¿Cuál fue tu reacción cuando Federico te comentó que tenía esa propuesta?
—Lo dudé muchísimo. Sabía que en VTV era muy feliz y me costaba que dejara un lugar en el que estaba muy valorado. Igualmente Canal 12 tiene una imagen de excelencia, y el que dice que no quiere estar ahí no le creo.
—¿A vos te gustaría volver al 12 en algún momento?
—Sí, lo veo a Fede que volvió feliz y pienso que sí. El otro día cené con amigas que trabajan en el 12 y no paran de decirme "ya te vamos a agarrar". Eso es un mimo enorme. Pero estoy muy feliz y agradecida en VTV, creo que tampoco me gustaría dejarlo.
—En unos meses Buysan va al Mundial, ¿cómo se manejan como pareja ante estos viajes largos?
—Hace ocho años que estoy con Fede y he vivido varios viajes largos de él. Nuestra pareja se gestó desde ese lugar y a mí me encanta tener mis espacios. El aire le sirve un montón a la pareja.
—Se está por estrenar el magazine femenino Vespertinas por Monte Carlo. ¿Te remite a aquel proyecto Mujeres al volante que nunca vio la luz?
—Sí, obvio. Que Vespertinas llegue a la televisión del 4 me hace súper feliz. El 12 se perdió la posibilidad de tener su Vespertinas que se llamaba Mujeres al volante. Además, Adriana (Da Silva) es una amiga y me encanta cualquier proyecto en el que ella esté. No entiendo cómo durante cinco años le cerraron la puerta en el 4 y no se la llevó otro canal. También me parecen encantadoras Sofía Rodríguez, Valeria Tanco e Inés Pereyra.
—¿Cómo se logra un éxito teatral como el de Falladas, que está realizando sus últimas funciones en el interior?
—Imposible saberlo. Yo no me lo esperaba. El secreto de la vida era una obra impresionante del mismo director y con un elencazo con Graciela Rodríguez pero a veces no ocurre el milagro. Con Falladas ocurrió. Le pese a quien le pese, porque siento que hay gente que le da rabia el éxito de Falladas. Hay gente del medio que subestimó al elenco de cinco mujeres y prefiere hablar solamente de una porque queda mejor elogiar a una actriz como Adriana Da Silva y no al trabajo de las otras. Falladas fue un éxito y eso no se sostiene solamente con una actriz. Se sostiene con cinco, un buen libreto de José María Muscari y una gran producción de Diego Sorondo. La gente no va a ver solo a Adriana, que es tremenda artista. Todos tenemos todos el mismo porcentaje del éxito de Falladas.
—El 11 de abril estrenás Bajo terapia en el teatro Movie, ¿cómo te sentís con esta nueva comedia?
—Es un "obrún" con un equipo excelente. Una obra muy divertida hasta que deja de serlo y empieza a ser muy removedora. La gente va a salir shockeada. El productor Diego Sorondo es un hombre muy relevante en la escena artística y no se equivoca, donde pone el ojo pone la bala.
—¿Has ido a terapia?
—En una etapa de mi vida sí. A los 30 años, cuando me estaba por divorciar. Me costó mucho porque yo era muy apegada a mi primer marido. Me costó dejar a alguien que quería tanto. Fue una decisión muy dura porque pasé 14 años de mi vida con él y hasta el día de hoy lo adoro. Fue la primera vez que necesité ayuda. Precisaba salir de un esquema en el que no era feliz pero amaba mucho a esa persona. Hacer terapia me ayudó a tomar una decisión que por mí sola era imposible que la tomara.
—¿Fuiste a la marcha por el Día Internacional de la Mujer?
—Siempre que puedo voy con mis hijas, que por más que no entienden mucho me gusta que tengan una pequeña militancia por las mujeres desdichadas. No quiero que crezcan en este mundo de una desigualdad brutal entre hombres y mujeres en todos los ámbitos. Lamentablemente este año veníamos mal con los ensayos y no pudimos ir.
—¿Coincidís con todas las consignas que se plantean?
—Lamento que las consignas se hayan desdibujado. Es repudiable manchar una iglesia. No entiendo que se pida respeto faltando el respeto. Es innecesario. Hay colectivos que manchan el trasfondo y terminamos hablando de estos episodios. No podría pasarnos pero no se puede dominar a las masas.