ENTREVISTA
La otrora emblemática boxeadora uruguaya cambió los guantes por los auriculares y debutó como dj con varias presentaciones en la temporada esteña.
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—¿Cómo surge esta nueva faceta tuya como Dj?
—A mí siempre me gustó la música. Cuando era chica aprendí a tocar muchos instrumentos, y ahora estaba por retomar las clases de guitarra cuando un amigo me incentivó a que hiciera un curso para dj. Hablé con varios djs de Montevideo y terminé tomando clases con Alana (Ley), que es excelente.
—¿Cómo fue tu primer toque como DJ?
—Fue el 23 de diciembre en Montevideo. Terminé el curso e hice la presentación de mi primer set. Me sentía muy nerviosa. Los días anteriores practiqué en casa y no podía dormir. Me sentía como antes de una pelea. Igualmente a mí me gustan los desafíos, y más si son así de intensos. Con nervios y todo, pero salió.
—¿En qué se parece la actividad de dj con la del boxeo?
—Que una está sola. Estés en el ring o detrás de un controlador, nadie te salva. A mí me gusta trabajar bajo ese tipo de presión. Ahora que no estoy peleando, sentía que me faltaba la adrenalina que me daba el boxeo y la encontré en la música.
—¿Lo tomás como un hobby o como una carrera?
—Quiero que sea a largo plazo. De hecho, cuando terminé el curso me compré mi propio controlador y unos parlantes. Le estoy poniendo todo para seguir aprendiendo. Después de terminar el curso, tomé más clases en Punta del Este con Mati Carreño y hablé y fui a ver a varios djs.
—¿Qué extrañás del boxeo?
—Pelear. La adrenalina de preparar una pelea, el entrenamiento y estar arriba del ring. Pero ya está. Lo hice a un lado.
—¿No te imaginás nunca más arriba del ring?
—No tengo pensado volver a pelear. Empecé a dar clases y combinar las dos cosas es imposible. Requiere mucho tiempo de entrenamiento, descanso, alimentación y se corta muchísimo la vida social, que ahora la estoy disfrutando un montón.
—¿Te quedó algún tipo de frustración por haber interrumpido tu carrera como boxeadora?
—Para nada. Yo tenía el propósito de ser campeona del mundo, lo peleé y lo logré. Capaz que me retiré en un momento en el cual todavía no quería hacerlo. Pero volví de Buenos Aires, empecé a dar clases y lo estoy disfrutando. No siento frustración porque lo que yo aspiraba lo conseguí.
—Pero decís que extrañás pelear y que dejaste de hacerlo antes de lo que te hubiera gustado, ¿no te quedaste con nada de bronca por esa situación?
—Con un poco de bronca sí. Yo estaba trabajando en Buenos Aires y por un tema personal me terminé desvinculando de mi promotor. Eso hizo que terminara mi carrera, por más que a mí me hubiese gustado seguir peleando un poco más.
—¿Te referís a la separación de quien era tu pareja, Sergio Márquez, que manejaba tu carrera?
—Sí. Yo me separé estando en Buenos Aires de una persona que trabajaba con mi promotor. Yo sabía que si me separaba se me iba a cortar la carrera. Fue una decisión difícil porque perdía todo. Me llevó un tiempo procesarlo, pero tenía que elegir estar bien a nivel personal. Después de la separación no tuve la oportunidad de seguir trabajando con mi promotor. Fue injusto. Yo estaba sola y no tenía apoyo de nadie. Me llegaron propuestas para trabajar en Colombia, Panamá o quedarme en Argentina, pero necesité volver a Uruguay con mis amigos y mi familia. Enseguida empecé a trabajar como profesora y no volví a pelear. Me quedé con pena porque me hubiera gustado seguir.
—¿En tus clases entrenás más hombres o mujeres?
—Arranqué enseñando boxeo femenino, pero ahora le estoy enseñando a hombres y mujeres. Capaz que en este momento son un poco más de hombres que de mujeres, pero está parejo y hay de todas las edades.
—¿Cómo hacés para incentivar a tus alumnos para que sigan en el boxeo, teniendo en cuenta que vos no has conseguido apoyo para seguir tu carrera?
—Es muy difícil. Hoy igualmente el boxeo femenino ha crecido un montón. Yo nunca tuve apoyo y no fue por un tema personal conmigo. Eran temas que había entre promotores, y por los que terminamos pagando los boxeadores. En Uruguay hay pocos promotores, están todos peleados entre ellos y con las instituciones. Y es algo que cansa. El entorno del boxeo me sacó las ganas de pelear. Y esto no sólo me pasó a mí sino a muchos boxeadores. Es bravo. Y es una lástima porque en Uruguay hay mucho material humano, muy buenos deportistas.
—Después de la separación de tu manager, tuviste otra relación de tres años, y en 2020 estuviste soltera, ¿extrañaste la vida en pareja?
—No (risas). Fue la mejor etapa de mi vida hasta ese momento y la que me sirvió para aprender más. Tuve un proceso personal muy positivo, incluidos los meses de la pandemia. Estaba extrañando mucho pelear, al punto de ponerme a llorar, así que retomé las sesiones con mi psicólogo deportivo de Buenos Aires y me ayudó a resolver un montón de cosas. Me sirvió para evaluar lo que quería, lo que me convenía, y resolver cosas sobre mis relaciones anteriores en las que no había tenido suerte.
—¿Llegaste a enojarte con los hombres?
-Sí, yo estaba en plan “no quiero novio”. Me sentía muy bien soltera. La pasaba bárbaro y me llevaba muy bien conmigo misma. Yo había tenido relaciones muy largas, y cuando me comprometía lo hacía en serio. Por eso me frustraba mucho cuando algo no funcionaba.
—Hace unas semanas trascendió que estás en pareja con Javier Azcurra, gerente de hotel de Enjoy Punta del Este, ¿cómo hizo él para cambiar tu perspectiva?
—Cuando empecé a salir con Javi, yo seguía en la postura de “no quiero novio”. Él me rompió las reglas, porque yo estaba decidida a no empezar una nueva relación, y hasta se lo dije. Pero ahora me siento muy bien conmigo misma, y eso ayuda cuando uno está conociendo a alguien. Él es un hombre muy maduro y tiene mucha cancha. Entonces todo fue muy claro de entrada y fluyó. Compartimos muchas cosas, nos divertimos y la pasamos bien juntos.