Redacción El País.
Se dice de mi es el unipersonal más arriesgado y descarnado de Claudia Fernández. Sin cassette, sin medias tintas y con un dominio de escenario sorprendente, la actriz y comunicadora hace un repaso de su vida en clave de humor y también de dolor. Criada en el barrio Punta de Rieles, la suya ha sido una historia de superación con muchos ribetes desconocidos... hasta ahora. Con 47 años, la seguridad de una carrera artística sólida a dos orillas y el tiempo para escribir y actuar, la protagonista resolvió contar su verdad y enfrentar las habladurías.
Luego de su presentación en Casa de la Cultura de Maldonado el fin de semana pasado, el espectáculo prevé una nueva función este 10 de febrero y volverá a Montevideo y salas del interior a lo largo del año. Para finales de año, se prevé el estreno de una especie de segunda parte de Se dice de mí.
Desde el comienzo, Fernández responde a los rumores y fakes news que han circulado sobre su vida laboral, personal y amorosa. Ese es el hilo conductor de Se dice de mí. Luego de una coreografía inicial de tango, múltiples voces, canciones y recursos de audio y luces aparecen a lo largo de la hora y media para interactuar con Fernández en el desarrollo de su viaje personal.
El destacado director y autor teatral Alfredo Leirós, desde la dirección y como coguionista, ha sido el socio ideal para la puesta en escena teatral de este unipersonal.
“De chica yo me di cuenta de que me gustaban los aplausos”. Así, en actuaciones escolares que hizo en el colegio de monjas donde se formó, Claudia Fernández descubrió la vocación. Eso, más el deslumbramiento con una foto de revista con una vedette Nélida Lobato y una oportunidad que surgió de casualidad, cuando el fotógrafo Carlos Díaz (su voz también se escucha en la sala) la cruzó en la calle y la invitó a una producción de fotos para una revista de tecnología, marcaron sus comienzos.
La influencia de sus abuelos y del entorno de barrio montevideano de clase media fueron el marco de una infancia que Fernández recrea con comicidad y momentos dolorosos a la hora de revelar problemas intrafamiliares (con su madre especialmente) o emotivas cuando evoca a quienes ya no están.
El público responde con sorpresa, con carcajadas, aplausos o silencio sobrecogedor. El de Fernández es un viaje acompañado y ella misma involucra al público en el desarrollo de la obra: pide asistente para que haga apuntes sobre momentos clave (con importancia para el detalle final del unipersonal) y también voluntarios para recrear el humillante primer casting que hizo en Buenos Aires. Sin spoilear, fue realmente humillante pero quedó al fin para un espectáculo de teatro de revista porteña.
La actriz le pone cuerpo a cada una de las anécdotas y vivencias: baila, salta, se tira al suelo y camina el escenario haciendo gala de un gran despliegue físico. Es el mismo ímpetu de aquella joven que conquistó la pista de Bailando y Patinando por un sueño en 2007, cuya interna de “carnicería” relata con imperdibles detalles de backstage.
Se dice de mí es también una catarata de noticias y titulares. El último: “Estuve 22 años en Canal 10 hasta el año pasado que renuncié“, aseguró Fernández en su última presentación en la Casa de la Cultura de Maldonado y dejando boquiabierta a la concurrencia de sala completa.
En efecto, en diciembre pasado se terminó el vínculo laboral con Saeta, donde hizo programas memorables como Dale con todo, Mochileros, Cambio de vida, Bendita TV, Más cerca, Got talent... Todo sin pausa prácticamente. Luego de que el canal resolviera no reponer Got talent ni se concretó otro proyecto satisfactorio para las partes, no es más una figura de Canal 10.
Otro titular: se prepara para el desfile del Carnaval de Melo, que cerrará como lo hace desde hace dos décadas. Ajusta detalles de su vestuario que cada año sorprende sobre la Avenida Aparicio Saravia. Fernández cerrará los desfiles el día 17 de febrero.
Amor, pasado y pisado
Claudia Fernández y Leonel Delménico llevan 17 años en pareja: son padres de Mía (14) y Renzo (11). La familia se mudó en 2011 a Uruguay y desde entonces, sentaron base en Montevideo.
Pero más allá de esta historia familiar y de amor pública y notoria, Fernández habla de su pasado amoroso como nunca antes en Se dice de mí. ¿Quién fue su primer novio? ¿Qué peculiar oficio tenía? ¿Y cuál era su peor vicio? Todos estos detalles son revelados para la risa tragicómica del público. Pero la cosa no queda ahí: porque cuando habla de su segundo novio, a los 19 años y hasta dónde la llevo, la gente hace “plop” desde la platea. Ese detalle biográfico sí que nadie lo tiene.
En lo laboral, la historia de Fernández es también la historia de la condena que recibió en Uruguay por su desfachatado comienzo en la televisión.
La primera aparición en cámara fue en el programa de Omar Gutiérrez, De igual a igual. Luego, Fernández hizo un poco memorable programa también en el 4 pero saltó a la fama y “a la hoguera” cuando en Dale con todo (2001) y convocada por el productor Ricardo Artola, Fernández entraba en plano moviendo la cola como “pandereta”. Además, tenía un minuto de sketch con Luis Alberto Carballo que terminaba con la apertura del tapado de un instante para lucir su cuerpo en ropa interior.
Semejante “atrevimiento” fue suficiente para que la amen y también para que la odien. “Me detestaban todas, porque en ese momento nadie entraba moviendo la cola en televisión. Yo lo hacía entonces era imperdonable, una especie de Satanás ... por esos 10 segundos casi me prenden fuego en la Iglesia Matriz “, asegura en el unipersonal.
En otro momento fuerte de Se dice de mí, la actriz revela que mientras estaba en la la cúspide de su fama en los dos países, con teatro de revista, tapas, notas, brillo en el Bailando y Patinando y conductora de Bendita TV en Uruguay, atravesó por el peor momento en lo personal, con derivaciones en su salud.
“Pero todo son momentos”, como dice. A Leonel Delménico lo conoció en aquel tiempo y se dio cuenta al instante de que era el hombre “para casarse”. Imperdible cómo revela con lujo de detalles su primera cita en un verano en Mar del Plata.
Sin más escenografía que una silla, un banco, una mesa de luz y una valija, Se dice de mí termina su recorrido con el bonus track de un material exclusivo. La lista que ha apuntado un asistente del público son los títulos de fotos exclusivas que el público se lleva al leer un código QR. Aparecen imágenes inéditas de niña, de su cumpleaños de 15, de los primeros novios y también de la vida en Buenos Aires.
En la escena final, Fernández hace gala de su última pasión: el candombe. La actriz, conductora, bailarina toca el tambor mientras resuenan los aplausos largos, de pie, de la concurrencia.
Todos saben quién es Claudia Fernández, todos escucharon los rumores, todos se hicieron preguntas sobre ella. Y en Se dice de mí, ella misma rescata del misterio las respuestas que revelan a la persona detrás del personaje.