Redacción El País.
La comunicadora y actriz Claudia Fernández estrena este sábado Se dice de mí, un unipersonal biográfico que desembarca hoy en La Trastienda (entradas en Abitab). Con la dirección de Alfredo Leirós, la conductora se propone "derribar" todos los mitos y comentarios de los haters, que han servido como disparador para el espectáculo.
A los 47 años, Fernández se declara en un momento "delicioso" de su vida para abrirse a contar intimidades, referidas tanto a la cocina de su historia como personaje público como a su vida pública y amorosa.
—¿Con qué se va a encontrar el espectador en “Se dice de mí”, tu primer unipersonal?
—Van a ver a la verdadera Claudia; una historia de vida contada en primera persona, con anécdotas divertidas y otras que emocionan porque no todo es comedia. El texto está escrito por mí y habla de mi vida.
—¿Por qué “Se dice de mi”?
—Porque el disparador es lo que dicen los haters. Nos agarramos de todos esos comentarios negativos o falsos y a partir de ahí se va desarrollando la historia verdadera. Con Alfredo Leirós, el director, nos pareció bueno como formato porque si te agarrás de todo lo bueno que se dice de vos, es como tirarse flores uno mismo. Sería aburrido. Así que la excusa son los haters y de paso derribar ciertas habladurías que se han dicho de mí desde hace muchos años.
—¿Qué tipo de habladurías vas a dar por terminadas?
—De todo un poco. No quiero adelantar mucho pero en la obra la gente va a obtener respuesta a muchas preguntas. Por ejemplo, ¿cómo desembarqué en Canal 10? ¿cómo fue que llegué al Bailando? ¿Por qué me fui a Tailandia siendo tan chica?... hay un montón de cosas que no se saben de mi vida y las voy a contar. Hay una historia de amor de mi juventud también. La obra también tendrá una parte interactiva porque al finalizar, los espectadores podrán escanear un código QR para recibir una serie de fotos inéditas, vinculadas a lo que acaban de ver. Sentía que había cosas a las que había que ponerle una foto como testimonio.
—¿Por qué decidiste que este era el momento de abrirte a contar tu vida?
—Desde hace tiempo teníamos la idea con Alfredo Leirós. Este año justo hubo un parate en la televisión porque el canal le dio un descanso a Got talent y tuvimos el tiempo para escribirlo y trabajarlo. Yo soy súper inquieta, entonces al no tener actividad televisiva, empecé a buscar proyectos que me incentivaran. Hice el casting y quedé para la película No me rompan; me encantó hacer esa participación en algo nuevo para mí. Al mismo tiempo escribí los libretos y con Alfredo le dimos forma al unipersonal.
—¿El título estaba desde el comienzo?
—No. Fue una vez que decidimos que el formato iba por el lado de los haters. Empezamos investigando entre mis amigos con la pregunta: ¿Qué te gustaría saber de Claudia?”. Todos hicieron sus aportes. Belu (Marenales), una de las más activas, nos dijo: “Quisiera saber lo que no está en Internet, lo que no encontrás googleando”. Así fue que empezamos a trabajar en todo eso menos conocido y nos encontramos que la gente como no sabe, muchas veces inventa o hace comentarios maliciosos. Dijimos eso tiene que ser la punta para desarrollar la historia.
—¿Cómo fue tu proceso con los haters? ¿Cómo te llevás con esos comentarios negativos?
—A mí no me afecta ni me afectó nunca. Porque lo que dice una persona que no me conoce sobre mí no me define como persona ni habla de mi personalidad ni mi historia. Hoy les agradezco a los haters porque sirvieron como puntapié a esta obra.
—¿Cómo te has sentido en el formato unipersonal?
—Muy bien, muy cómoda. También es muy lindo volver al escenario después de 9 años que no hago nada en teatro. Hicimos ya un preestreno de “Se dice de mí” en la Casa de la Cultura en Maldonado y la reacción del público fue increíble. Ahí tuvimos un feedback interesante para ver qué temas gustaban más para desarrollarlos un poco más. El público quedó con curiosidad porque es una hora y media de obra y algunas cosas solo se sobrevuelan. Da para una segunda parte. Ya lo estamos pensando.
—Es una biografía representada digamos. ¿Abarca toda tu vida o solo los aspectos vinculados a tu vida como figura pública?
—Empieza con una coreografía que hicimos con Carla Mazzolin. Hay un poco de baile al comienzo para activar y después se da como un salpicón de muchos momentos y épocas. Hay referencias a cosas que me formaron como persona y después sí, toda la etapa en los medios, en la televisión acá y en Argentina. Pero mucha cosa me quedó afuera e irá para una segunda parte: estoy en una edad deliciosa para escribir sobre premenopausia, la crisis de los 40 y de casi los 50, con hijos adolescentes. O sea, tengo muchísimo material para una segunda parte.
—Ahora que hiciste un repaso de tu vida, ¿algo te dio nostalgia? ¿Sos de añorar alguna etapa de tu vida?
—No soy nostálgica. Siento que estoy en un lindo momento y tengo todo para agradecer por lo vivido.
—¿Agradecer a las personas, a las oportunidades?
—A la vida en general. En mi vida y mi carrera todo me costó mucho. No es que hubo puertas cerradas o muchos “no”, pero sí hubo mucho esfuerzo.
—¿Cuál fue la clave de tu crecimiento?
—La perseverancia. Eso lo comparto con mi esposo Leo. A los dos nos costó mucho.
—¿Te arrepentís de alguna decisión que hayas tomado?
—Todo lo que pasó tuvo que pasar. No me arrepiento de nada. Me gusta mucho mi presente como para arrepentirme de algo del pasado.
—¿Cómo fue tu infancia en tres palabras?
—Una infancia entre juegos, olor a mandarina y a comida de abuela en el barrio Punta de Rieles.
—Hace unos meses se flexibilizó el “corralito” de figuras en la televisión, que impedía a los comunicadores asistir a otros canales. ¿Qué te pareció esa medida?
—Me parece fantástico que se haya flexibilizado. No tenía sentido. Aquí somos muy pocos y siempre los mismos. Es muy lindo cuando ves a un colega sentado en un living de otro canal. Creo que la televisión ha ido cambiando y lo mejor sería que las figuras no pertenezcan a los canales, sino que deberían de pertenecer a los proyectos. Sería ideal que se trabaje en un proyecto independientemente del canal en que sea emitido.
—Hablabas de la madurez y de lo que implica estar entre los 40 y los 50. ¿Cómo se manifiesta eso en vos?
—Tengo 47 años. Estoy más cerca de los 50 que de los 40. Es una edad movilizante y más para las mujeres que atraviesan la perimenopausia. He tenido charlas con amigas que están pasando por la misma etapa y son muy graciosas, por eso digo que estoy guardando material para el año que viene.
—¿Cuál dirías que es, en tu caso, el principio cambio relacionado a tu edad?
—No sé si cambio. Si vamos a hablar de los físico, por ejemplo, me gustan las nuevas arrugas que tengo. El cambio de mi cara de la madurez me agrada. Es más, este año como no hice televisión, me di el permiso no de no ponerme bótox, como hacía antes que ponía dos veces por año mientras estaba al aire. Ahora no lo hice y si bien me veo más arrugada, no me molesta eso. Al contrario, me gusta.