Dejó el liceo, trabaja desde los 13 años y "Masterchef" cambió su vida: la historia de resiliencia de Gera Vals

De niño, su juguete favorito era una cámara de fotos. Le fascinaba el mundo del espectáculo pero nunca fue a un casting, hasta que con 46 años audicionó para "Masterchef" y su vida dio un giro. Este es tu testimonio.

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Gerardo Vals, participante de "Masterchef Uruguay" de 47 años, que ahora es influencer
Gerardo Vals, participante de "Masterchef Uruguay" de 47 años, que ahora es influencer
Foto: Ignacio Sánchez

La pasta es su especialidad y sus amigos elogian sus asados, sobre todo porque siempre aporta un touch sofisticado: tira salmón o calabaza rellena a la parrilla, y no te hace una mixta de acompañamiento, sus ensaladas son con mango, arándanos y alguna otra fruta. Gerardo Vals, de 47 años, era gran consumidor de Masterchef Uruguay (Canal 10), así que cuando vio que se abría el casting para la nueva edición del reality, no titubeó y mandó un video para probar suerte. Cautivó a los reclutadores con un ojo de bife con ensalada tropical de mango, brotes de soja y salsa de pimienta, y quedó seleccionado.

"Me motivó estar ahí, el espectáculo, hacerme famoso. Siempre me encantó el formato de Masterchef y el desafío está muy bueno. Me encanta estar ahí, la adrenalina, querés dar lo mejor de vos", cuenta Gerardo Vals a TV Show sobre esta experiencia que lo tiene súper entusiasmado.

Cuando le confirmaron que había quedado (después de superar un par de pruebas), sintió una emoción inmensa: "Quedé en un estado de éxtasis total porque estar en ese programa era un sueño cumplido", confiesa.

Y agrega: "Lo que más disfruto es cocinar, estar en un programa de tele y amo que sea Masterchef. Disfruto de mis compañeros y de salir de la zona de confort".

Gerardo Vals junto a Carucha y Sasha, otros dos participantes de "Masterchef Uruguay".
Gerardo Vals junto a Carucha y Sasha, otros dos participantes de "Masterchef Uruguay".

Cuenta que de niño iba a todos lados con su filmadora en mano, y luego con su cámara de fotos. Registraba todo, le encantaba grabar, y le fascinaba el mundo del espectáculo, aunque nunca lo llevaron a un casting. Dejó el liceo cuando tenía 13 años y tuvo que aprender el oficio de su padre, chapista. A los 18 años, fundó su propio taller.

Pasaron los años y encontró en las redes una herramienta para darse a conocer: creó una comunidad en Instagram, y gracias a la visibilidad que le dio Masterchef le han salido algunos trabajos como influencer y modelo.

Le gusta mucho la televisión, y si surgiera algo en los medios, se animaría a probar. Eso sí, sin descuidar su negocio: "Es algo propio y dejé la vida por el taller", asegura.

Su ejemplo, dice, es Leticia Cicero, finalista de la primera edición de Masterchef Uruguay junto a Nilson Viazzo. Ella dejó su profesión de química para meterse de lleno en la gastronomía y los medios, e incluso escribió un libro. Vals quiere seguir sus pasos:

"Le cambió la vida y yo apunto a eso. Me gusta contar mi historia de vida porque es de superación, y ayudar a la gente a que salga adelante", comenta el que tiene alma de coach y suele hacer videos motivacionales dirigidos a sus casi seis mil seguidores.

Gerardo Vals y su historia de resiliencia

Gera Vals, como se lo conoce en redes sociales, dice ser el más extrovertido y jodón de sus hermanos (tiene dos). Recuerda que por 1997, cuando salió aquella famosa publicidad de Chele Calzados donde el hombre tiraba los zapatos para atrás del mostrador, él solía filmarse haciendo esa imitación.

Pasaba el día entero grabándose. Y tanto le insistió a su padre para que le comprara una cámara de fotos que a las cansadas, accedió. "Le sacaba foto a todo y me puteaba porque había que revelar los rollos y era carísimo", relata entre risas.

Le fascinaba el show pero se llevaba mal con lo académico: le costaba aprender, leer, memorizar, y no se concentraba. En su casa no había tutía: tenías que estudiar o trabajar: "Dejé en primero de liceo y con 13 años me puse a ayudar a mi padre en el taller", dice.

Si bien a la distancia está convencido de que se le cortó la juventud, de niño y adolescente no era consciente de esa realidad y tampoco lo vivía como un trabajo, sino más bien como un juego. "Madrugaba para ir en bicicleta de mi casa en la Curva de Maroñas a Cordón, donde estaba el taller, y era feliz. Con 13 años abría el taller y estaba ahí a las seis de la mañana haciendo cosas, probando", relata.

La relación con su padre siempre fue tirante, y por distintos motivos se dejaban de hablar. "Fue duro. A los 18, como soy el más rebelde de mis hermanos (ellos también trabajaban con mi padre), me peleé y fui por mi cuenta", cuenta. Le tocó afrontar tiempos muy difíciles, solo y sin un mango en el bolsillo, siendo muy jovencito, pero lo superó.

Primero le golpeó la puerta a un primo y se fue a trabajar con él, hasta que cuatro años más tarde, y después de juntar peso por peso, logró abrir su propio taller de chapa y pintura.

Tiene un equipo consolidado hace 20 años, y hae un tiempo delegó la tarea de la pintura, para encargarse de supervisar y dirigir. Vals, al igual que su padre hizo con él cuando tenía 15 años, transmitió el oficio a sus empleados. "No me hablo mucho con mi padre ahora pero me enseñó el oficio y muchos valores", reconoce.

Jamás hizo publicidad y hace 24 años que se mantiene en gracias al boca a boca: "Los clientes se van satisfechos y nos recomiendan", dice este fanático de los autos alemanes de alta gama.

Tuvo dos Audi y un BMW que vendió cuando se separó porque no le quedó otra alternativa que "reacomodar los números". Sin embargo, asegura que el taller es un buen negocio, siempre y cuando se le ponga cabeza y te des maña para manejarlo.

La suya, dice, es una historia de superación, y por eso le gusta motivar a sus seguidores para que hagan deporte (él se levanta a las cinco de la mañana porque le gusta ganarle horas al día y hace funcional y ciclismo todos los días) y no se queden.

Le interesa, además, incentivarlos a que persigan sus sueños porque es testigo de que si perseverás, se cumplen. Por estos días, está de viaje por Europa y entre los videos que compartió, hay uno donde cuenta que tachó un pendiente: nadar desnudo en el Mediterráneo. "La gente me dice que le encanta lo que transmito, que siga adelante", expresa.

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