Por Nicolás Lauber
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Hay veces en las que todo conspira para que un proyecto prospere. Eso lo puede confirmar Bernardo Wolloch, quien estrenó junto a Federico Castillo y Agustina Centurión el programa Se arregla el mundo que va de lunes a viernes de 9.00 a 11.00 por FM Hit. En esta entrevista con Sábado Show, Wolloch habla del libro que escribió sobre Jorge Batlle, también cuenta acerca de su carrera en los medios, de los primeros días en la nueva radio y con programa nuevo, y también de su rol en el periodístico Santo y seña de Canal 4, donde se encarga de la sección “Cartelera de chantas” que surgió en la pandemia.
—¿Cómo se vivió el estreno del programa en la radio?
—Bien, muy contentos. Con Federico Castillo nos conocíamos. Habíamos hecho un programa juntos en Océano FM para el semanario Búsqueda, y ahí estábamos un poco atados a los contenidos del semanario. Ahora tenemos la posibilidad de hacer lo que queremos, cómo queremos, porque la radio nos dio esa libertad. Como teníamos buena dinámica juntos, cuando me dijeron de hacer el programa dije que tenía que ser con Federico, sino no tenía con quién hacerlo.
—¿Y costó convencer al colega?
—No, los dos estábamos dispuestos y con ganas. Cuando el año pasado nos quedamos sin radio, porque Grupo Magnolio compró Búsqueda, era obvio que nos teníamos que ir de Océano, no tenía sentido seguir. Estuvimos sin casa y estuvimos los dos buscando dónde volver, cada uno con sus contactos.
—¿Y cómo terminan en Hit FM?
—Me encontré con el dueño de la radio en la panadería, en enero. Nos quedamos charlando y así surgió la idea. Me dijo: “me caíste bárbaro y tenemos un proyecto de que HIT pase de ser musical a más hablada”. Empezamos a charlar en enero, en esa panadería como algo informal, y ahora se materializó en un programa. Creo que todo se dio así porque uno no es agrandado y está dispuesto a hablar con cualquiera, porque nunca sabés con quién te encontrás. Me tocó de encontrarme en una panadería al dueño de una radio.
—Sos la demostración de esa frase que dice: “se alinearon los planetas”.
—Sí, imaginate, me estaba ofreciendo hacer un programa de radio como queramos, cuando y a la hora que queramos. Estamos contentos.
—Además de Se arregla el mundo, estás en Santo y Seña donde te encargás de la “Cartelera de chantas”. ¿Se reciben muchos mensajes?
—Sí, todo el tiempo. Tenés que elegir qué denuncias agarrar. Primero porque es un programa de televisión que vive del rating y los anunciantes, y por otro lado es una sección del programa que ayuda a la sociedad. Denunciando a la gente que estafa, estás ayudando a la población para que tengan cuidado con cierta persona o empresa que pueden tener estafados. Es “gracias” a que Fiscalía está desbordada de estos casos y no puede tomarlos, salió una nota en El País hace poco, es lo que nos da trabajo a nosotros. Porque la gente no sabe qué hacer, a quién recurrir, y cuando nos dicen: “me robaron, quiero que me devuelvan la plata”, no podemos garantizar que te devuelvan la plata, sí puedo garantizar que en Santo y Seña vas a ayudar para que más gente no salga estafada. Así empieza, y se va agrandando.
—Esta sección comenzó con la pandemia, ¿no?
—Sí, arrancó en 2020 como la sección nueva del nuevo formato de Santo y Seña. Me acuerdo que al inicio había que ir a buscar quién había sido estafado, cómo podía encontrarlo. Me metía en grupos de estafados en Facebook, gente que no sabía dónde materializar su denuncia, y ahora nos contactan de manera directa. Con Nacho (Álvarez) comentábamos al inicio del año que los periodistas del grupo, como Patricia Martín o Alejandro “Bicho” Amaral llegan con investigaciones que les llevan tiempo, y yo llevo montones de denuncias y digo qué tiene cada uno, qué le pasó, porque todos tienen diferentes aristas.
—¿Hay algún caso que te haya movilizado?
—El caso que presentamos esta semana, creo que es el más espectacular que hemos tenido. Hay una serie que se llama El estafador de Tinder, bueno nosotros tenemos El estafador de Grindr. El tipo está con sus víctimas, los enamora y después los estafa. Se pone en pareja con hombres, duerme con ellos como seis meses y les termina sacando préstamos, se queda con la tarjeta de crédito, y no sabés cómo los engaña. Ejemplo, los pasa a buscar para ir a un bar en una Mercedes o un Audi impresionante, los lleva a comer al lugar más caro. Esta nota va a dar que hablar porque uno de los entrevistados, a quien no logró estafar es Hugo Soca, él se animó a dar su testimonio.
—Nadie está a salvo de una estafa.
—Claro. De la muerte, los cuernos y la estafa, nadie se salva.
—Si bien hoy estás en radio y televisión, comenzaste con un libro sobre Jorge Batlle. ¿Cómo surgió?
—Sí, salió en 2017. Yo quedé contentazo porque en ese entonces trabajaba en marketing digital, fue mi primer proyecto en el periodismo porque a veces no sabés por dónde arrancar y no hay muchas oportunidades. Había arrancado a hacer una pasantía en redes sociales en El Observador con el sueño de quedar y tener laburo, pero no quedé. Además hice una tesis sobre Lobos marinos y pesca artesanal y el conflicto que hay, la llevé a Fin de Siglo y me dijeron que estaba bueno, pero que la temática no le iba a importar a mucha gente. Cuando murió Jorge Batlle me llamó y dijo: me encantó lo que hiciste y quiero que hagas lo mismo que hiciste con los lobos marinos y pescadores artesanales con Jorge Batlle, y dije que sí. Era un pibe cuando murió Jorge Batlle, pero me animé. Renuncié, me encerré y en cuatro meses hice el libro. Ahí empecé la carrera junto a Nelson Fernández, otra gran escuela. Después estuve en Galería, Búsqueda y ahora estoy en Santo y Seña y en la radio.
—Volviendo a Jorge Batlle, ¿te cambió la perspectiva que tenías de él antes?
—Completamente. En principio no tenía idea de Jorge Batlle, lo único que me acordaba era la crisis. Soy de clase media, cuando estalló la crisis de 2002, mis padres eran comerciantes y todos los días cambiaban los precios, y lo sentimos en la casa. Entonces, la percepción que tenía era la del presidente de la crisis. Es un personaje, como tantos otros políticos uruguayos, que si conocés un poco más, te conquista. No el partido, sino la manera en la que él hacía política. Él como tantos otros, pero me tocó escribir de él. Me acuerdo que los entrevistados que habían trabajado con él, se les despertaba esa idea de líder.