Armand Ugón
Por Hamlet
Un clásico tan añejo como Shakespeare nunca es viejo si está bien dirigido. Gabriela Iribarren, al frente de Hamlet, lo confirmó la última temporada y Álvaro Armand Ugón reivindicó a uno de los personajes más famosos creado por el autor inglés. Previo al estreno y en entrevista con Sábado Show, el actor respondió que "al ser un personaje tan grande, la única forma de representarlo es dejando que pase a través de uno". Despertó la duda, pero en escena demostró que sabía de qué hablaba. Le dio, en definitiva, el soplo de vida.
Los padres terribles
Dirección de Alberto Zimberg
Como un juego de relojería perfecto, Los padres terribles ofreció un espectáculo en el que el humor actuó como soporte para desvelar las pobrezas, carencias y desgracias de unos personajes extremos. En la dirección, Alberto Zimberg recurrió a herramientas del vodevil, pero lo que en presentación es una comedia, en su núcleo, es lava volcánica al borde de la erupción. Un drama que se ríe de sí mismo. Hay incesto, infidelidad, hipocresía, falsedad pero, sobre todo, personajes cargados de tinta caricaturesca que Zimberg dirigió con pulso para no caer, precisamente, en caricaturas. Obtuvo, en su lugar, grotesco de talla perfecta. Cada pieza de este reloj está en coordinación y difícilmente la mirada se interrumpa de manera abrupta. Desde el elenco hasta herramientas puestas al servicio de la obra -iluminación, escenografía, vestuario-, todo pasó por las manos de Zimberg y resultó en el placer de asistir al teatro como acontecimiento. Se degusta el conjunto y eso, además de obligación de cada creador, es también agradecimiento del espectador para con el hecho teatral. Roberto Bornes, Noelia Campo, Alicia Garateguy, Carla Moscatelli y Sergio Muñoz son los personajes "terribles". Aún están en cartel, sábados (21:30) y domingos (19:30)en Espacio Teatro.
Jorge Bolani
Por Tape
Jorge Bolani eligió Tape para su debut como director. La propuesta presentaba, entonces, a un actor -maestro en su territorio- que dejó macerar su tímida inclinación por la dirección. Pero presentaba, también, a una obra que volvía a su origen, el teatro, luego de la presentación cinematográfica realizada por Richard Linklater. Sin pretensiones de vanguardismo, respetando al autor, Bolani presentó una obra que comulga con el teatro de manera amable, casi sigilosa, pero colocando, ante todo, verdad sobre el escenario.
Las sirvientas
Dirección de María Varela
Una propuesta que invitó a ser voyeur de la intimidad más oscura de dos hermanas. Inspirado en un caso real, Las sirvientas presentó a dos seres viviendo su existencia en función de su condición de sirvientas. Dominadas por la envidia, el odio por su empleadora muta en plan de asesinato para eliminar la existencia de quien confirma su sentimiento de inferioridad. El texto, del francés Jean Genet, refleja lo que el autor conocía de primera mano: una vida marginal.
El aire que se respiraba en escena oprimía al visitante-intruso. La escenografía -una de las más impactantes de la temporada pasada- retrataba un espacio desordenado y en tinieblas, reflejo del interior de esta hermandad. El creador fue Osvaldo Reyno, quien no escatimó en señalizaciones para invadir al espectador. En el centro del escenario, una gran pileta llena de agua. Ésta perdió su valor de pureza y limpieza, y adoptó el signo que rozaba la contaminación, la putrefacción. Alrededor de esta pileta, ropa tirada, desparramada, arrugada y sucia. Estaba en todas partes. Más lejos, al fondo, cual altar, el espacio de la señora, objeto de odio, pero también de devoción. Y sobre las cabezas de todos, encima de la pileta, un gran vestido rojo empapado en agua/sangre escurría líquido de continuo, reivindicando en todo momento su presencia inalcanzable.
La caracterización de las actrices, Pelusa Vidal y Cecilia Baranda, privilegió un vestuario neutro. La tela que las cubría, color piel, seguía las líneas del cuerpo y se prestaba al juego de cambio de roles, cual juego ingenuo e infantil en el que aparentaban adoptar los modos de La Señora. Ésta última, interpretada por Pilar Cartagena, adoptó unos gestos teatralizados, precisamente, casi exagerados en su condición de ser superior. Las sirvientas fue uno de los espectáculos más completos y movilizadores del hecho teatral en 2009.