Rodeado de mujeres en cada uno de sus ciclos, lo de Luis Alberto Carballo parece que no es casualidad. Claudia Fernández, Mónica Farro, Patricia Fierro y ahora Natalia Rosas (conocida como la "Wanda Nara uruguaya") han pasado por los distintos programas del conductor y de ahí a la fama rioplatense. Como una especie de James Bond local. el conductor, inesperadamente, se ha convertido también en un gran descubridor del talento femenino.
Por eso, medio en broma, le preguntó una vez a José Mujica en Pizza a Carballo si para el caso de ser presidente, no le aprobaría una ley que le asegurara el pago de "derechos formativos" de las chicas que emigran de sus programas al éxito. ¿Está de veras enojado con eso? "No, le dije eso a Mujica porque él una vez me comentó: `Avívese, Carballo, que usted las prepara y después se le van al Maipo`, porque en ese momento Claudia estaba por estrenar allá. Es cierto, todas estuvieron conmigo y a mí me encanta que les vaya bien; soy como una especie de Pancho Dotto del ambiente", se ríe el conductor. "Capaz que no estaría mal hacerles algún contrato", añade.
Pero no solo de chicas se rodea Carballo. También lo acompañó el éxito. Dale con todo (Canal 10) estuvo dos años en pantalla, tres veces a la semana, se ganó a buena parte de la audiencia en su horario. Luego, Carballo buscó trabajo y futuro en Argentina, donde participó de las cámaras ocultas del ciclo de Marcelo Tinelli. A la vuelta, empezó con Pizza a Carballo en Canal 4; hoy es líder en rating de los domingos por la tarde. Inclusive, el año pasado le ganó a un gigante de la televisión como Cacho de la Cruz con su Show del mediodía.
-Tu origen es el carnaval. ¿Cuánto de eso hay en tu estilo televisivo?
-Hay como un tabú de mucha gente que no dice que nació del carnaval. Mi caso es el contrario. Yo arranqué ahí: como parodista en Los Clappers, estuve muchos años en ese rubro y 1997 hice murga con Araca La Cana y ganamos. Y siempre estoy vinculado al carnaval, se aprende mucho en ese ámbito y no sería el mismo hoy en televisión si no hubiera pasado gran parte de mi vida por los tablados. Otro lugar en el que se aprende mucho es Canal 5; ahí hicimos Charoná y llegué a hacer un programa en vivo sin camarógrafos. Clavamos las cámaras y nos poníamos adelante.
-¿Qué significó Dale con todo para vos?
-Me dejó muchas cosas buenas y otras malas. Creo que fue la demostración de que el público uruguayo podía aceptar un programa nacional con características de los ciclos argentinos. Era una especie de copia de Tinelli con Nicolás Repetto y por suerte, salió muy bien. Pero por otro lado, coincidió con una etapa de mi vida privada medio complicada; me junté con la gente equivocada, confíe en personas que no debí haber confiado y me dejé llevar por ellas.
-¿Gente del Canal 10?
-No, a nivel personal. Me llevo excelente con muchos en el Canal 10. De hecho, este proyecto de Pizza a Carballo -espero que no se enojen en el 4- lo llevé primero al 10. Finalmente, el Canal 4 lo aceptó primero y yo necesitaba trabajar.
-El año pasado, el Canal decidió pasar el programa de los sábados a los domingos, ¿cómo fue ese pase?
-Los sábados veníamos bien. Después, el Canal decide ponernos los viernes de noche. Ahí chocábamos contra Tinelli, que era darse contra la pared. Y nos fue muy mal. Entonces, charlando salió la idea de hacerlo los domingos de tarde. Cambió un poco el programa, desde la ropa de las chicas, la sexóloga que no estuvo más, lo hicimos más familiar.
-Y le ganaron a Cacho de la Cruz...
-Eso de ganar o perder me deja dudas. No quiero sonar demagogo, pero a mí me encantaría que los dos tuviéramos 12 puntos y nos fuera bien. Son dos programas uruguayos en los que trabaja mucha gente. Claro que me gusta ganar y está bueno que en frente haya un grande como Cacho de la Cruz, porque te exige y no deja estancarte. Yo trabajé con Cacho y es más, cuando era chico, yo miraba El show del mediodía y le decía a mi padre: "quiero ser como ese tipo".
-Las chicas se te siguen yendo, ¿cómo te llevás con ellas?
-Con todas me llevo muy bien. Claudia (Fernández) ya es una amiga y mucha gente me ha dicho: "Che, nunca dice que trabajó contigo". Y yo digo: ¿Por qué tiene que decirlo? A mí me encanta que ella haya crecido y le vaya bien y no me debe nada. Mónica Farro también trabajó conmigo en Dale con todo -y ya no se hablaba con Claudia-y si bien le costó más, también se ha ganado un lugar. A Patricia (Fierro) me hubiera gustado que le fuera igual de bien porque es una gran persona. Y ahora tenemos a Natalia (Rosas) que se hizo fotos para Maxim.
-¿De dónde las sacás?
-Vienen solas. No hacemos casting, ni nada. Vienen, presentan su currículum y después evaluamos si las traemos. A Patricia Fierro me la recomendó Claudia. Un día estábamos almorzando y le comenté que iba a traer a una chica -que era Andrea Ghidone- y ahí ella me recomendó a Fierro. Después, a Fernanda (Silva) la conocí en un evento y le propuse trabajar juntos.
-Se llegó a decir que hubo algo con Claudia, ¿fue así?
-No, puede ser que nos hayan visto juntos porque vamos a almorzar, a cenar. Somos amigos.
-¿Estás en pareja?
-Sí, pero ella no tiene nada que ver con el ambiente.
-¿Vas a hacer ese contrato por los derechos formativos de las chicas?
-(Risas) ¿Estaría bueno, no? El otro día lo hablaba con mi socio, pero claro, acá es Uruguay, no se hacen esas cosas.
Crítica destructiva
-¿Trabajó dos años con Tinelli, en las cámaras ocultas. ¿Por qué se volvió?
-Porque justo ahí, él empezó con el Bailando y me quedé sin trabajo. Yo fui allá porque al terminar Dale con todo, y estaba sin nada. Me contacté a través de un amigo que trabaja con Tinelli hace muchos años y allá fui, porque no tenía trabajo. Hice 26 cámaras.
-¿Hoy mirás el programa de Tinelli?
-Ahora no tanto, lo pongo en las imitaciones de Gran Cuñado, que son fantásticas. Creo que Tinelli es un gran vendedor, es el número 1 en eso y ha marcado el rumbo en Argentina y en Uruguay.
-¿Cómo evalúas la televisión uruguaya?
-Esto delicado de contestar porque yo tengo trabajo, entonces hablar de la tele uruguaya es también hablar, un poco, de lo que nosotros hacemos. Está bárbaro que haya más producción nacional, ojalá todos los programas fueran locales, pero las limitaciones son enormes. La gente no sabe lo que sale hacer televisión; un programa como el nuestro, por ejemplo, supera en costos los 10.000 dólares por mes. Entonces, ¿cómo amortiguas eso? También está la crítica desmedida; los medios y el público uruguayos son muy exigentes. Entonces, sale un programa nacional, cualquiera sea, y lo matan, lees los comentarios y te querés morir. Yo siempre digo: si Tinelli hubiera sido uruguayo, no duraba más de tres meses. ¿Alguien se acuerda de lo que eran los primeros Videomatch? Un desastre, un tipo duro ahí presentando tapes, era lamentable. Pero le dieron la chance de aprender y mirá hasta dónde llegó.
-¿Tú sentís la crítica?
-Siempre. Con cada programa que ha salido al aire, hay palos y palos. No me molesta, salvo cuando hacen esas críticas destructivas, que llegan hasta el hueso. Pero en Uruguay nos agarramos esa costumbre de criticar todo. Una vez vi a una murga joven -no importa cuál- que al bajar del teatro de Verano, yo pensé: "estos tipos suben ahora al camión y se suicidan". Porque no les cabía nada, todo era horrible, no les gustaba nada.