Es el chef que entretiene las mañanas de Canal 4 en los magazines Vamo arriba y Vamo arriba que es domingo, y próximamente Marcelo Bornio suma un programa, y será en horario central. Este mes se estrenará La combi de Marcelo, una combinación de programa de cocina, de viaje y de entrevistas donde el chef visitará el lugar de la infancia del famoso uruguayo que lo acompaña para conocer de su vida y niñez. En esta entrevista con Sábado Show, Marcelo Bornio habla de la relación de amistad con sus compañeros del magazine, su amistad con Cacho de la Cruz, el cariño que recibe de la gente todos los días, y los desafíos que le representan este nuevo programa que lo saca, gustosamente, de su zona de confort.
Marcelo Bornio regresó hace cinco años a la televisión, cuando pensó que nunca más volvería y estaba abocado a otros proyectos profesionales. Desde su vuelta no ha parado de crecer su presencia en la pantalla de Canal 4.
Comenzó su carrera trabajando con Cacho de la Cruz en la última temporada de Chichita, también tuvo una columna de gastronomía en el magazine Bien despiertos, y durante siete años estuvo al frente de la cafetería de Canal 12.
“Cuando me fui de la cafetería bajé por completo la persiana de la televisión”, dice Bornio. “Por eso me asombra lo que me está pasando, porque pensé que no volvía más”.
En ese tiempo se dedicó a armar la cocina del nuevo complejo del Casmu y se olvidó de la pantalla.
“Un día me llaman de la productora Sinapsis y le dije: ‘si puedo servir de algo, vamos’, y mirá dónde estamos ahora”, comenta Bornio quien es el chef del magazine Vamo arriba, y tiene una presencia destacada en Vamo arriba que es domingo.
“El 8 de diciembre se cumplen cinco años”, comenta. “Es impresionante cómo pasa el tiempo, y nos mantuvimos conviviendo casi que con el mismo grupo”. El único cambio fue la salida de Andy Vila, ya que Rusito González, Federico Paz y él, continúan todas las mañanas.
“Nos hemos consolidado como grupo”, dice. “Cuando estás trabajando en lo que te gusta hacer, es muy difícil que la pases mal. Por supuesto que tenemos nuestros días, y hay problemas y situaciones que suceden en tu vida. Hemos vivido cosas que nos marcaron en lo personal y en lo colectivo, pero las hemos sabido surfear bien, y seguimos firmes”.
Dice que cuando se dejó de preocupar por volver a la televisión, comenzaron a surgirle oportunidades.
“La otra vez hablaba de esto con mi familia: estuve tantos años esperando que llegara una oportunidad y no lo hacía, que cuando dejé de buscarla, llegó. Es increíble. Me convocaron para un programa, y que ahora haya surgido esta oportunidad de hacer un programa en horario central, lo pienso y digo: ¿qué es esto? No entendés nada”.
—¿Qué se va a ver en La combi de Marcelo y, se puede adelantar algún famoso que estará en el programa?
—Ya grabamos uno con Claudia Fernández y tenemos a El Reja, “Fata” Delgado, Juan Ramón Carrasco y muchos más. La combi de Marcelo es un programa donde la combi es la excusa para cocinar con el invitado ya que se transformó en foodtruck. Además, nos vamos al barrio donde se crió el invitado y vamos a recorrer. Por ejemplo, Claudia Fernández se crió en Punta de Rieles y fuimos al colegio donde hizo la primaria y secundaria, estuvimos en la casa de sus abuelos, paseamos y compartimos con la gente. Entonces cocinamos algo y después salimos a repartirlo a las personas que se arriman mientras hablamos de la vida del invitado. Al final tenemos un ping pong que está buenísimo porque es interactivo y termina con música.
—Y como siempre son infaltables la música y la historia de los platos.
—Sí. Cuando volví a la televisión, traté de enrabar la historia con la cocina. Me encanta explicar la etimología de las palabras, por qué se cocina de tal manera en determinados países y en otros no. Y traté de darle una forma diferente a la cocina. No sé si lo logré, pero siempre acompañado de música. Y todo eso va a estar también en La combi.
—¿Hay planes para llevar la combi puntos del interior?
—Ojalá lo podamos hacer en todo el interior. Mi cuna fue Tacuarembó, me vine a estudiar Hotelería y amo el interior, y allí nos ve muchísima gente, y a veces ese interior es un poco olvidado. Ahora a Canelones vamos a ir, pero es acá nomás. La idea es expandir esto si todo marcha bien, como pensamos.
—¿Este ciclo es tu primer proyecto para hacer en televisión?
—No, presenté varios proyectos que quedaron en un cajón, como pasa siempre en televisión. Pero recién ahora uno toma conciencia de todo lo que tiene que pasar para tener un programa decís: es una ruleta. Que te apoyen, que los sponsors, que sea vendible, que se arme la producción, y que del canal confíen en uno. Recién entonces decís: se dio. Tengo 46 años, y es increíble, porque uno que ha luchado con la autoestima baja toda la vida se pregunta porqué está pasando esto a mí. Trato de disfrutarlo aunque estoy muy nervioso porque no es fácil.
—La televisión tiene muchos años, pero las historias de vida y el conocer parte de la intimidad del famoso no ha perdido vigencia.
—Sí, y también ese acercamiento con el público. Soy un tipo que no tiene muchas cualidades, pero una buena es la sociabilidad. Me encanta charlar con la gente, estar. Me crié en los barrios, entre Tacuarembó y Peñarol, un barrio obrero donde jugábamos al fútbol en la calle. Esas cosas marcaron mi infancia y es lo que queremos reflejar en La combi: el contacto con la gente que en definitiva es el que te elige todos los días. No es el contacto porque te eligen, es porque me nace. Me gusta ir a la carnicería y que el carnicero sea el mismo de hace 30 años que te conoce, lo mismo en el boliche o el almacén. Eso forjó mi crianza, también el tener a mis cuatro abuelos a dos cuadras de distancia, y que cocinaban maravillosamente. Mi abuela Gioconda era italiana y una bestia cocinando. Esas cosas están buenísimas.
—Comenzaste con Cacho de la cruz en televisión, pero también cocinabas en su casa cuando iban sus amigos de visita.
—Estas cosas no me gustan contarlas, prefiero que queden en la privacidad, pero lo hablo por la generosidad de ese hombre. Cacho es un tipo que te abre la puerta de su casa, te abre su corazón, y escucharlo es oír la vida de alguien maravilloso. Creo que nosotros no dimensionamos lo que es Cacho de la Cruz, eso es bien cosa de los uruguayos. Hace poco estuve en la Cena de famosos de Juan Herrera Producciones donde estaba Cacho. Cuando subí a hablar le agradecí porque uno en la vida no se puede olvidar de quien te dio una mano cuando no eras nada. Esas manos son las que te quedan en el alma. El Canario Luna decía que los amigos, son los del invierno, y en la televisión es más aún porque cuando están las luces, está todo el mundo, pero cuando se apagan desaparecen porque hoy estamos y mañana te pueden decir que salís del aire como me ha pasado. Las reglas del juego son esas, hoy estás y mañana no. Pero cuando esas personas están, cuando no sos nadie, no tenés un programa ni nada, es mucho más valorable.
—¿Qué es lo difícil de hacer televisión?
—Creo que es en esos momentos cuando uno está hecho pelota por dentro. Uno es consciente que la gente no tiene nada que ver y por eso pone la mejor sonrisa. Eso es lo más difícil, porque te pueden pasar cosas horribles, y tenés dos caminos. O lo asimilás, ponés la mejor cara y das lo mejor de vos, o salís de la pantalla y te tomás tus días.
—¿Y vos cómo hacés?
—Me cuesta y se me nota. Lo he sabido profesionalizar, pero si he tenido un problema grande, se me nota al aire. Sé que todos tenemos problemas, y si de tu lado podés aliviar el dolor ajeno, está buenísimo. Entonces, lo que te pasa hay que transformarlo y decir: hay gente que está peor que yo, así que vamo arriba, y sacás fuerzas de donde a veces no las hay y salís con tu mejor cara al aire.