El destacado científico Gonzalo Moratorio llega a la televisión uruguaya con el programa Espacio Ciencia TV, proyecto que busca acercar la ciencia a audiencias de todas las edades y que estrena nueva temporada el 20 de enero en Canal 5. El ciclo, producido por Vitamina y la dirección de María Estela Moreno, significa el debut del reconocido virólogo en la conducción, luego de su participación como Emoji en la segunda temporada de ¿Quién es la máscara?, un éxito de Canal 12.
Hubo varios factores que pesaron para que el científico e investigador Gonzalo Moratorio, quien este año recibió la beca Eisenhower de Estados Unidos y forma parte del Institut Pasteur de Montevideo, terminara desembarcando como conductor en la televisión uruguaya. Se estrenará en ese rol con Espacio Ciencia TV, que llega a el sábado 20 de enero Canal 5, a las 10 de la mañana.
Moratorio acompañará a la joven Victoria Brandani (presentadora del ciclo durante estos años, antes con Karina Vignola), y además se sumarán las mellizas Sofía y Juana Moretti, quienes mostrarán interactivamente las instalaciones del museo del Latu.
Para que Moratorio llegue a la pantalla se combinaron su convicción cuasi filosófica de difundir ciencia a todas las audiencias posibles (como demostró durante la pandemia del coronavirus), y también la recomendación de su colega investigadora en el Institut Pasteur, Pilar Moreno.
“Parece que nos olvidamos, pero una vez fuimos niños, y empezar a dar a conocer la ciencia, divulgarla, y entender lo lindo que es hacerse preguntas sobre cómo funciona el mundo, por qué se dan muchos fenómenos, cómo funciona el cuerpo humano, qué son los microbios, es buenísimo”, comenta Moratorio, que este año ya supo de jugar en televisión: sorprendió como Emoji en la segunda temporada de ¿Quién es la máscara?, el ciclo de Canal 12. Fue el séptimo desenmascarado.
Pero hay algo más que atrae a Moratorio a Espacio Ciencia, y es que el Latu, el lugar donde el museo está ubicado, fue su primer trabajo formal.
“Por eso este proyecto me toca el corazón, porque significó mucho ese primer año en el Latu, hablándole a audiencias de muchos tipos. Mi vieja toda la vida fue transportista escolar y hacía la escuela 206 que era para niños con discapacidades, y cuando llegaban al Latu todos iban conmigo”, dice.
El ejercicio hacia esa facilidad para expresar conceptos complejos también lo desarrolló en su etapa como docente, cuando daba clases particulares a liceales, o cuando dirigió fútbol, a la Sub 20 de la Liga Universitaria. “Esos fueron otros espacios que me dieron las habilidades para hablarle a las audiencias, para intentar hacerme entender”, comenta.
A toda esa convicción por comunicar y difundir ciencia se suma el formato Espacio Ciencia TV que, de manera dinámica, entretenida y lúdica, permite aprender.
“Uruguay no tiene que apoyar a la ciencia, sino que el Uruguay tiene que apoyarse en la ciencia para crecer. Ya sea desde el punto de vista social como del económico y tecnológico, esa pelea hay que darla en todos los frentes”, comenta Moratorio.
Reconoce que tuvo sus propias resistencias, por tratarse este de un programa para niños, aunque sabe de programas infantiles temáticos y exitosos como El mundo de Beakman, que se emitió por Canal 10 en los noventa; y porque los uruguayos somos sobrios y es extraño que un científico con prestigio quiera estar al frente de un formato así.
“El razonamiento es el opuesto”, comenta Moratorio. “Hay que jugar en todos los frentes, y si uno hace las cosas con muchísima pasión y convencido de lo que hace, hay que poder juntarse con políticos, explicarles cómo cambiaría uno las cosas en lo que es el territorio científico e innovación de país, hay que poder juntarse con Doña María y José en el almacén y poder evacuarle las dudas en los momentos de la pandemia, con idioma de vereda, terrenal. Hay que poder seguir discutiendo con colegas y viajando por el mundo y presentando nuestros trabajos y ante audiencias muy duras, y hay que poder agacharse un poquito y acordarse de que todos fuimos niños, sacar el niño interior de uno y transmitir esa pasión por la ciencia”, comenta.
—¿Ayuda la experiencia adquirida de estos años de pandemia para estar más tranquilo en pantalla?
—Sí. Esos años tuvieron muchos sinsabores y gustos amargos por gente que no creía en la pandemia y los antivacunas. Recibí agravios en la vía pública hacia mi persona, pero bueno, es parte de los objetivos de uno: hacer todo lo que demande, incluso atravesar situaciones de incomodidad, si uno tiene el objetivo claro y sabe que está en lo correcto. Hay que hacer cosas, dentro de nuestro trabajo, que no es lo cómodo, lo que esperamos o lo que nos va a llevar a lugares de no satisfacción, pero que son parte del “sufrimiento”, o lo que hay que dar para llegar a determinados lugares. Si no, no se llega.
—Durante la pandemia, los científicos salieron a hablar con la población y con el gobierno para ayudar.
—Sí, durante un buen tiempo el espectro político escuchó, durante otro tiempo no escuchó y lamentablemente la memoria del sistema político es muy cortoplacista. Está involucrado en la obtención de votos o la permanencia en sus lugares. Luego de lo que pasó, Uruguay fue muy pobre a la hora de hacer frente a la inversión en ciencia y la tecnología. Fueron realmente muy pobres cuando entendemos que si hacemos que la ciencia sea transversal y atraviese a todo el aparato productivo vamos a hacer los procesos más eficientes, sustentables y renovables.
—¿Te costó el ser así?
—Me ha costado mucho familiarmente, en salud, pero conociéndome no sé hacer las cosas de otra manera que no sea de esta forma, haciendo lo que me apasiona. Es el motorcito que tengo y voy a seguir hasta que Uruguay sea una potencia en la región en lo que a ciencia y biotecnología se refiere. Hay muchas profesiones que están cambiando drásticamente, pero las científicas van a ser claves para articular un montón de profesiones que aparecen en el mundo todo el tiempo.