El egoísmo y sus efectos inesperados

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En la única cabina de audio de Canal 10, Humberto de Vargas cuenta cómo fueron esos dos meses de vida de cine, mientras filmó 3, la película escrita y dirigida por Pablo Stoll que ayer se estrenó en salas. La voz le roba lugar a sus gestos. Insiste en que su personaje, Rodolfo, no se le parece en nada, y lo explica de esa manera tan correcta y sonriente que los televidentes le conocemos. Hasta que habla de Rodolfo y los espejos, de cómo cuando su personaje se mira, ni él ni Stoll tienen certeza de qué piensa. Se preparó para actuar con mucha exigencia, dice. Callado, en su casa, manejando el auto o afeitándose frente al espejo, concentrado, mirándose de una manera bastante parecida a como lo hace su personaje.

Mariángel Solomita

Fotos: Karin Porley

"Director y actor se hicieron su propia película de lo que no está escrito en el guión, de cómo iba a mirar Rodolfo frente a determinadas circunstancias. Rodolfo tiene dos caras siempre. Si vos apreciás cómo se le ocurren las cosas no sabés si su cara es la de preocupación de estar pensando de qué manera va a resolver esto, o la del absoluto convencimiento de que sabe cómo lo va a resolver, sin importarle las consecuencias de los que tiene a su alrededor.

Yo le veo una gran determinación, el problema es saber si quiere llegar a la madre, a la hija o simplemente a la casa o a reconstruir ese estado familiar. Lo lleno de quizás porque eso, específicamente eso, fue lo que buscamos no respondernos ni responderle a la gente a través de la actuación de Rodolfo".

3 es una comedia familiar que en primer lugar se encarga del egoísmo. Explica su director: "En el sentido de que son tres personajes que piensan mucho en ellos mismos y de repente ponen sus deseos por delante de los deseos y conveniencias de los demás.

Mi visión del personaje de Rodolfo es que es un tipo que todo el tiempo tiene un plan y lo quiere concretar. Mi visión del personaje de Ana es que es una mina que está empezando a encarar la vida y busca una mejor forma de encararla, tratando de que esté todo bien y de que no le rompan mucho las pelotas.

Y el personaje de Graciela quiere todo, quiere que Rodolfo esté pero a su vez no lo quiere, pero siente que puede quedarse sola porque Ana algún día se va a ir. Siente la muerte un poco cercana por su tía internada, y está este pretendiente, Dustin, que le da un montón de cosas. Y quiere todo. Entonces, son un poco egoístas, como todos nosotros.

Pero de repente hacés cosas por tu propio interés que terminan repercutiendo en los demás de una manera positiva. Entonces también habla de las segundas oportunidades, de que tal vez se pueda llegar a la redención por el egoísmo. Suena un poco a filosofía barata, pero es más o menos eso".

Condenados. La familia tiene tres integrantes. Hija de padres divorciados, Ana (15 años) dejó de ser buena alumna, buena amiga y buena novia. Parece que quiere descubrir nuevas formas de ser. Cambia las clases por paseos por el centro, persecuciones amorosas y nuevos ambientes. Parece porque en esta película, como en la vida real, la contradicción se empeña en estar presente. Ana ve poco a su madre, un rato en la noche cuando piden comida y ven juntas una serie norteamericana.

Después de dormir unas horas Graciela va al hospital a esperar el diagnóstico de su tía internada en el CTI. En esa rutina de hospital aparece Dustin (Néstor Guzzini), un acompañante de enfermos conocedor de la autoayuda y del universo de cuidados intensivos.

El apartamento, como la rutina de las dos mujeres que viven en él, permanece oscuro, lleno de humedad y sosteniéndose como puede en el desorden.

Y está Rodolfo, obsesivo con el orden, amante de las plantas, ortodoncista, padre de Ana, padrastro de Víctor y pareja de Alicia, quien aparece representada por unos cigarros apagados en distintos ceniceros. Esa relación se está terminando y quizás Rodolfo considere que lo mejor para él sería volver a su antigua vida de tres con Ana y Graciela. Entre el patetismo y la manipulación, sincero e interesado, comienza a instalar su presencia en ese apartamento, cuarto personaje de esta historia.

"Lo que tiene de guiño a nivel personal es una cierta visión de la familia, que tiene que ver con cómo fue mi familia. Soy hijo de padres divorciados, viví una situación parecida. Es una situación medio fantástica, cualquier hijo de padres divorciados puede pensar qué pasaría si su familia volviera a unirse en un momento. Pero de mí, lo que más hay en la película es el sentido del humor, el uso de la música...me gusta el fútbol, yo soy un poco así: yo pongo la toalla derechita", dice el director.

"Quería contar a personajes que les interese la música. Me sirvió en el caso de Ana para vehiculizar un pasaje de la adolescencia a la adultez. Me gustó también pensar que los discos que encuentra Rodolfo en la casa de Graciela los pudo haber juntado en el pasado. Recupera esos discos y recupera esos momentos. Hay una cosa de comunicación de los personajes con el mundo a través de la música. A mí me pasa."

Fuerte. Las escritura de 3 comenzó algunos años atrás. En aquel momento Juan Pablo Rebella, Gonzalo Delgado Galiana y Stoll comenzaron a escribir el guión. "El proceso se cortó por la muerte de Juan pero algo sobrevivió, un sentimiento que quería contar de cierta visión absurda de la familia."

El momento de retomarlo llegó durante el rodaje de Gigante (2009, A.Biniez), cinta en la que Stoll ofició de asistente de dirección. Luego de cada jornada de trabajo avanzaba con este guión. Finalmente lo escribió en solitario y una vez listo se lo entregó a Delgado quien le hizo correcciones.

"Frase de guionista bien boluda: escribir es reescribir. Una vez que terminaste el guión no lo terminaste. Ahí empezás a reescribirlo mil veces, primero en el rodaje, luego en el montaje, que es una reescritura del guión y del rodaje. Y hasta en la mezcla de sonido: podés llegar a cambiar la narración bajando un diálogo o subiendo la música, sin alterar la imagen. Esta es una cosa que vas aprendiendo con el tiempo: siempre podés seguir agregando. Es como un proceso que no termina, por eso nunca vuelvo a ver mis películas. No las disfruto, sólo veo los errores."

-En la época de Whisky (2004), dijiste que a la película se llega por los personajes y que hay que tender un puente entre ellos y el espectador.

-Otra frase básica del guionismo: el personaje es acción. Para mí las películas son sobre personajes que después, en el mejor de los casos, se transforman en personas en tu cabeza. Tenés que cubrir todas las aristas que puedas de ese personaje para que llegue a la acción y así se va a lograr la emoción final. En este caso los tres personajes tienen el mismo peso y son complejos, van para atrás y para adelante, les pasan cosas todo el tiempo, por eso era muy importante darse tiempo para construirlos, llegar a conocer todas sus dimensiones, hasta las contradictorias. Ese es el gran logro, porque el guión es una idea y actuado, puesto en escena y montado, genera esa empatía con el público que no es identificación...

-¿Una comprensión?

-Comprenderlos a nivel sentimental: empatizar porque el tipo no es parecido a vos. Ese tipo de construcción, para mí, se hace en el montaje. En el rodaje tenés que plantear las bases para hacerlo. Fue un trabajo complicado.

En obras. El rodaje duró 8 semanas. "Escenas que en papel ocupan un párrafo yo necesitaba un día para rodarlas para que salieran como quería", explica Stoll. "En el rodaje trato de delegar las funciones técnicas. Confío mucho en Bárbara (Álvarez, directora de fotografía), Gonzalo (Delgado Galiana, director de arte) y Daniel (Yafalián, sonidista). Me encargo de los actores y de los encuadres, que es como ir pensando en el montaje. Lo más importante para mí, y lo más difícil, es lograr la continuidad que no está en el rodaje: no perder de vista que lo que estás haciendo tiene que venir de una cosa que ya hiciste y llevar a otra que vas a hacer. El rodaje tiene mucho de circo, mucha gente y cada departamento hace que lo suyo sea la prioridad en la película. Uso al guión como un mapa, repaso cada escena porque tienen un corazón, un núcleo que es lo que más importa. Eso es lo que tenés que proteger, ahí te tenés que parar vos y no puede pasar más que eso. Trabajar con amigos, usar esa confianza que ya está, te da la tranquilidad de que todos están ahí para proteger a la película."

Ser y estar. Las biografías de los personajes se armaron en los ensayos, gran parte quedó en manos de los actores. Dijo Humberto: "Hay que repasar una y otra vez todas las circunstancias, inclusive aquellas en que te equivoques. Me gusta trabajar así, ir descubriendo pequeñeces, muchas que no llegan a verse porque yo creo que el personaje sale desde adentro primero, del convencimiento que vos tengas como actor de que estás pensando como dos personas, como el tipo habitual que sos y como Rodolfo, que está a kilómetros de mi manera de ser. Rodolfo no habla como yo, ni se mueve ni gesticula como yo. Yo ni siquiera soy prolijo. Me han dicho que es un mentiroso, un manipulador, un ser patético. Era la idea que pensaran todo eso."

Mientras le cambiaban los lentes, Humberto caminaba de distintas maneras: un tipo de barba va con un tipo de andar. Varios Rodolfos posibles. El que convenció a Stoll fue el que quedó. "Mi primer acercamiento fuerte con el personaje fue a través de su relación con la hija. Yo tengo una hija de 16 años, Josefina, y he tenido esos diálogos de tensa incomodidad, de sentirme un pelotudo, porque es así, ese es el papel que adoptamos muchas veces los padres luego de un divorcio. Nos queda una sensación de mezcla de vacío y de ridículo."

Hay una escena en la que a Humberto le hubiese gustado verse más ridículo, es el momento que él describe como el triunfo de Rodolfo, cuando en calzoncillos, en su oficina, baila rodeado de plantas. En 3, como en sus películas anteriores, Stoll volvió a jugar con la imaginación. Un respiro entre tanto realismo. "Me gusta mucho ver gente haciendo los mismo movimientos. Son momentos medio poéticos. Hay tres coreografías utilizadas para contar un momento distinto de los personajes. El baile tiene eso de que te liberás y sos muy ridículo pero no te importa. Era un manera de que estos personajes tan apretados quedaran como expuestos, con los sentimientos a flor de piel."

La película estuvo pronta y así quedó por un tiempo, esperando a las ganas del director para mostrarla. Llegaron. Stoll dice que uno hace películas para relacionarse con los otros, y aunque no permanezca en la sala disfruta de esa entrega que hace a los espectadores.

Humberto ya vio la película tres veces. "A mí lo que me gustaría es que se convierta en un referente, para Pablo, para Control-Z y en la doméstica, la de cabotaje. Que esté un día en un bar y el mozo me diga `che, qué buena, la fui a ver ayer con mi mujer y...`"

Pablo Stoll: "No me fijo en el refinamiento técnico. Me gusta que las películas me emocionen y conmuevan."

El estreno arranca con una gira por el interior. Fuera del país se exhibirá en Argentina y en Alemania.

"Mi ideal sería dejar el trabajo en televisión y dedicarme al cine, pero es algo que con los pies en la tierra no me permito todavía", dijo de Vargas.

PERSONAJE CON NOMBRE PROPIO

Anaclara Ferreyra Palfi tiene 21 años. Ana, fue escrito pensando en ella, a quien Stoll dirigió en 2005 en un corto que realizó junto a Rebella. "Pablo me dio muchas libertades para hacer el personaje, ensayamos mucho y me preguntaba si me parecían coherentes (a Ana) algunas conductas. En esos meses retrocedí a mi adolescencia y me basé en algunas rebeldías que tenía a esa edad. Es egoísta y manipuladora pero le tengo mucha simpatía."

REGRESO

Hace algunos años que Sara Bessio se mantiene alejada de los escenarios. En la década de los `90 fue la protagonista de La trampa (Ricardo Islas y Julio Porley). De este película la recordaba Stoll, y la citó para el casting. "La confianza que generé con Pablo durante el ensayo para mí fue esencial. Me sentí muy cómoda con su manera de dirigirme."

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