Comenzó en VTV, pasó por Canal 4 y luego llegó a Telemundo, pero el viernes 20 de diciembre, José Ignacio Romero se despidió de la audiencia de Canal 12 tras cinco años de trabajo. Ahora, dice, se está acostumbrando a estas “semivacaciones”, como las define.

En su última salida al aire se lo vio muy conmovido. “Fue muy emotivo, también inesperado”, dijo el periodista que se dedicará a culminar uno de sus sueños: un libro de ficción. Sobre todo eso, esta charla.

—¿Cómo fue levantarse el lunes y no tener que pensar en las noticias que tenías que cubrir?
—Fue distinto, porque se había vuelto una rutina y por la intensidad con la que se vivió la campaña electoral. Y antes hubo unos años siguiendo la pandemia. En la pandemia me tocó hacer muchas horas extra y trabajar días que incluso no me correspondía, pero al haber menos gente había que reforzar el esfuerzo, y era un período donde mucha gente quedaba sin trabajar, muchas áreas estaban suspendidas y la nuestra voló más que nunca para aclarar desinformaciones o la ignorancia que generaba el miedo. Me acuerdo de cuando llegaron los primeros turistas del Greg Mortimer, que los trajeron al puerto y el operativo sanitario parecía algo de ciencia ficción, nunca visto. Y estar en ese momento era ir descubriendo todo a medida que ibas haciendo. Fue supercansador, estresante y costoso a nivel familiar, pero lo superamos.

—Y después vinieron las elecciones, que tampoco fueron sencillas.
—Sí, por eso el lunes me levanté supertemprano a trabajar en mi proyecto que es uno de los motivos por los que dejé Telemundo. Es superdistinto estar ahora en casa mirando la calle, o reorganizando mis horarios para cambiar las rutinas.

—¿Ya acomodaste algún horario a esta nueva dinámica?
—Antes me iba al gimnasio después de trabajar en el noticiero, y ahora tengo que encontrar otro momento del día para readecuar todo. Es un lindo desafío. Raro, pero lindo.

Foto: Gentileza.

—Lo que no se detuvo en este tiempo es tu pasión por el tenis. ¿Cuándo empezó ese gusto por el deporte?
—Es una mezcla de vicio, terapia, cable a tierra y pasión. Arranqué con el tenis cuando tenía 18 años, pero no le daba muy intenso; aprendí lo básico y después dejé cuando fui al exterior. Al regresar retomé y lo empecé a hacer como algo más rutinario, de ir todas las semanas un par de veces a la cancha. Tomaba clases con un profesor, jugaba con amigos y es un deporte muy desafiante que en todo momento te presenta desafíos nuevos y distintos. Entonces estás siempre enganchado en la tensión competitiva. Aparte, lo psicológico juega un papel superimportante, como que siempre estás exigido, y si sos medio intenso como yo, te engancha. A mí me enganchó, y mientras el físico me permita, no lo voy a dejar.

—Tiene una conexión con tu trabajo, porque en los móviles pasan cosas inesperadas que hay que pilotear solo con las herramientas que cada uno tiene, y en la cancha es igual.
—Es una buena comparación, no la había pensado nunca, pero sí, tal cual. Tenés que improvisar todo el tiempo y si bien tenés herramientas que vas adquiriendo y perfeccionando, estás improvisando al andar. Es una comparación muy válida que no se me había ocurrido, pero que ahora me conecta con un montón de ideas.

—Además de Canal 12, en tu carrera has pasado por varios canales.
—Sí, arranqué en VTV; estuve un año, me acuerdo que me tocó entrar en el período electoral de las departamentales. Mi primer móvil fue en la casa del Partido Colorado. Después me fui a Canal 4 donde estuve como ocho años, y corté para terminar mi carrera de Estudios Internacionales que terminé en Bélgica, donde aproveché para visitar varios países más. Me fui un año entero al exterior y cuando volví, en 2019, me surgió la chance de sumarme a Telemundo. Han sido años donde he trabajado supercontento y disfrute un montón. Estos cinco años fueron divinos, tanto profesionalmente como personalmente, porque Telemundo y Canal 12 es un lugar donde se trabaja muy bien y conocés un montón de gente muy buena en todas las áreas.

Foto: Gentileza.

—Y con el canal también viajaste.
—Sí, me fui al Congo con Telemundo y me tocó cubrir las elecciones nacionales y el balotaje en Argentina, con la victoria de Milei. Además tuve la chance de tirarle una pregunta a Milei en el medio del caos que fue aquella elección. Eso fue increíble.

—Antes de Estudios Internacionales habías estudiado comunicación.
—Sí, pero no terminé la carrera que había arrancado en la Liccom en 2006. Corté porque me fui al IPEP, porque quería algo más práctico, más concreto. En aquel momento la Liccom era bastante teórica y con pocos recursos para hacer práctica. Cuando terminé el IPEP arranqué a trabajar en VTV, y ahí, cuando iba a volver a la Liccom, decidí cambiar de carrera. Empecé a estudiar Estudios Internacionales, que como estaba trabajando me llevó unos ocho años, y terminé en 2018. Para terminar la carrera me fui a hacer un semestre de intercambio a Bruselas.

—¿Y qué se aprende en un intercambio estudiantil?
—Yo fui con más edad que el promedio de los que van habitualmente, pero fue relindo. Conocí uruguayos con los que todavía sigo en contacto, e hice amigos de todas partes. Con algunos profesores mantengo contacto. Son procesos que valen la pena y te enseñan un montón. Y después aproveché para viajar, visitar y recorrer. Me coincidió con la época del Mundial, y fui a Rusia donde trabajé para Canal 4, y me quedé dos meses viviendo en Moscú. Después fui a Nueva York, estuve más de un mes en República Checa y fue hermoso. Y Estudios Internacionales te da muchas herramientas para el periodismo, porque estudias Derecho, Economía, Administración de Empresas; es muy amplio y te abre la cabeza.

Foto: Leo Mainé.

—¿Qué evaluación hacés de tus años en televisión?
—Cada momento que me ha tocado lo he disfrutado un montón y siento que he dejado el máximo, en el acierto y el error. Obvio que hay cosas en las que sentís que pudiste haber hecho más, a mí me pasa en cada cosa que hago, siempre quedo cuestionándome: ¿qué más podría haber hecho?, ¿en qué fallé?, ¿qué me quedó pendiente? En el momento vas procesando las cosas como podés, y hay que tratar de hacer lo mejor en cada situación ante la que estás. Pero todo te enriquece y siempre el objetivo es pasar bien y hacer las cosas lo mejor posible.

—Además de tantas horas de trabajo, estudio y deporte, ¿hay tiempo para la vida personal?
—A veces la vida personal entra un poquito en conflicto con sus horas de trabajo y deporte, porque hay cosas que son medio sagradas. El deporte es superimportante por salud mental y física. Hay gente a la que le gusta ir al cine o salir a tomar algo; para mí, la distracción favorita es el deporte, el tenis. Lo disfruto un montón y estar en contacto con la gente de esos ámbitos también es algo que valoro. Por suerte mi novia me apoya mucho en todo, y en este paso que estoy dando, ella también tiene un rol fundamental. En parte es la que me ayudó a ver que había una etapa que se estaba cerrando y que mi deseo era avanzar hacia otra y descubrirla. Entonces, sin ella y mi psicólogo, me hubiese costado muchísimo más entenderlo y animarme a dar el salto.

—Pareja, tenis y psicólogo al servicio de manejar la ansiedad.
—Tal cual. La ansiedad, el no tenerle miedo a la libertad; parece una bobada, pero si te permitís tener tiempo libre y estar contigo mismo, todo eso es bueno. Son procesos que tenés que ir aprendiendo y en este caso en parte es eso, romper el miedo a la libertad y dejar la zona de confort que te da seguridad y te permite un ingreso, visibilidad y rutina. Es pasar a algo más incierto que depende mucho de vos; o sea, si yo ahora me quedo, me caigo. Tengo que obligarme a seguir avanzando aunque no tenga la guía de todo este tiempo, que es un trabajo estable e importante como ser parte de Telemundo.

—Una de las razones por las que te vas de Telemundo es para escribir una novela, una ficción. ¿Cuándo empezó la idea de dedicarte a escribir?
—En 2018 cuando me fui a estudiar, hablaba a modo de sueño con un amigo que vive en Barcelona, Santiago Martínez, con quien siempre estábamos especulando e inventando cosas, soñando con qué empresa le gustaría tener a cada uno, en qué rubro le gustaría destacarse, y ahí le dije de escribir una novela. El tiempo fue pasando, pero la idea seguía ahí, y hace un par de años empecé a generar el hábito de sentarme a escribir las ideas que me surgían. Muchas estaban vinculadas a eso que hablábamos con mi amigo, y por mi horario en Telemundo estaba muy limitado. Me levantaba a las 4 y media de la mañana y me ponía a escribir hasta las siete y media que desayunaba y me iba a trabajar. Pero después llegó un momento en el que me dije: tengo mil páginas, tengo que cerrar la historia para que sea interesante, atractiva y para tratar de que se transforme en un libro. Para todo eso precisaba un poco más de tiempo, y ese es el paso que estoy dando, para intentar ponerlo como prioridad. El objetivo es terminarla en enero, y después empezar a hablar con alguna editorial a ver si a alguien le interesa. Tampoco tengo idea, es la primera vez que estoy haciendo esto, así que, de vuelta, estoy improvisando. Pasa que me encanta leer, tengo mis escritores favoritos y cada vez que leo un buen libro de ellos, digo: cómo me gustaría dejar a una persona enganchada con una historia y que no pueda hacer otra cosa hasta terminar el libro. Generar eso es mi próximo sueño.