—Abriste una nueva cuenta de Instagram @saritaperrone2, ¿qué pasó con la anterior?
—Me la hackearon. Todo empezó con mensajes que me empezaron a llegar supuestamente en nombre de Instagram, donde decían que mi correo para el inicio de cuenta había sido cambiado. Yo empecé a responder y en cierto momento se ve que les di la información que precisaban para el hackeo y tomaron el control de la cuenta.
—¿Cómo te diste cuenta?
—Porque perdí el acceso y me mandaron un WhatsApp diciéndome que si quería recuperarlo, tenía que pagar 300 dólares. Empecé a negociar con el hacker, que en realidad parece una organización porque responde las 24 horas. Finalmente mandé los 300 dólares, que me pidieron en bitcoins. No sabía ni cómo empezar y ellos mismos me fueron guiando. Al final, fue mi hijo el que pagó pero tampoco pude recuperar la cuenta. Me devolvió la asociación de mi mail a la cuenta pero le hizo la verificación en dos pasos y se quedó con el código en la app de control. En este momento ni yo ni él pueden usar la cuenta. 40.000 seguidores tenía, fruto del trabajo de años. Porque hoy no es fácil crecer rápido en seguidores.
—¿Hiciste el reclamo en Instagram?
—Sí, mil veces. Me ayudó Leticia Piriz que trabaja mucho con redes sociales y no hubo caso. Lo que aconsejo a todo el mundo es tener la verificación en dos pasos. Yo no la tenía.
—¿Cuánto te afectó a nivel laboral?
—Para todos los comunicadores es un canal de ventas y de trabajo muy interesante. Así que en ese sentido sí, me afectó. De todos modos mantengo mi cuenta de Facebook y ahora empecé de nuevo con Instagram.
—¿En qué otros aspectos estás empezando de nuevo?
—Me acabo de mudar a una casa más compacta con mis tres hijos. Si bien están grandes y cada vez más independientes, siguen conmigo. Al principio había dudas pero hoy estamos muy contentos porque después de un período de obra, la casa nos quedó relinda. Es más acogedora y contiene mejor a la familia que tenemos ahora.
—Llevás dos años separada, ¿has vuelto a estar en pareja?
—No, ni es una prioridad en este momento. No veo como un problema la soledad de pareja. Ojalá apareciera más adelante la posibilidad de estar con alguien pero por ahora, estoy bárbara así. Cada uno tiene sus momentos y prioridades.
—En los últimos años has organizado varios viajes, ¿se repiten en 2023?
—Sí, nos vamos en junio a Francia a hacer “La ruta de la Lavanda” en bicicleta asistida porque hay lugares de mucha pendiente. Y en octubre volvemos a la India. Repetimos la experiencia de acudir a ferias para importadores pero también agregamos jornadas para personas interesadas en yoga, la cocina de India o como destino turístico. A lo empresarial, ampliamos el espectro para quien quiera hacer turismo. Quizás agreguemos en el itinerario otro país de la región. Además, seguramente vuelva a hacer el Camino de Santiago, por lo que sería el tercer grupo que llevamos. No sé si haremos el recorrido en bicicleta o caminando pero probablemente iremos.
—¿De medios de comunicación has tenido propuestas?
—No. He estado enfocada en otras cosas, lo que no quita que si llegase una propuesta de un medio para un proyecto interesante, me encantaría volver. Es lo que más me gusta hacer: siempre adoré mi trabajo tanto en Consentidas como en Buen día, pero la realidad es que en la actualidad no he recibido una propuesta interesante.
—¿Te parece un momento complicado de la televisión?
—Creo que es muy valorable que la mayoría de las propuestas de horario central en los canales sean de producción nacional. Eso, que era impensable hace 10 o 15 años, lo celebro porque es importante que lo que se vea en la pantalla nos identifique. Pero al mismo tiempo hay un fenómeno preocupante. Hace un tiempo las mujeres reclamábamos porque en ninguna de las propuestas fuertes de la mañana radial había mujeres y si había, no salían en la foto. Ahora está pasando algo similar en televisión. ¿Qué nueva propuesta/apuesta fuerte de los canales tiene a una mujer como conductora? Con la excepción de Natalia Oreiro en La voz, no hay. Son todos hombres: todos muy buenos, como Maxi de la Cruz, Gustaf, Rusito González… pero mujeres casi ninguna.
—¿Es una preocupación compartida? ¿Lo has hablado con colegas?
—Sí, lo hemos hablado con varias. No sé cuáles son los motivos, pero me parece que deberíamos hacer un llamado de atención porque es un dato de la realidad que la enorme mayoría de los conductores principales son hombres.
—En una época eras una de las fundadoras de “la cumbre”, un grupo de mujeres comunicadoras que se reunían cada tanto. ¿Sigue funcionando?
—Sí, sigue. Quizás con menos intensidad. También tenemos que hacer un trabajo de ir incorporando a las nuevas generaciones porque me parece que está bueno que estemos conectadas y compartamos nuestras impresiones.