Es sábado a la tarde y en el restaurante de un hotel cerca del Puertito del Buceo se encuentra Bautista Mascia, el uruguayo que salió ganador de la pasada edición del reality argentino Gran Hermano. Cerca se encuentran otros exparticipantes del programa, ya que llegaron a Uruguay para hacer una campaña con una marca uruguaya. Cuando llega Emmanuel Vich para hablar con Sábado Show, pide disculpas por el cansancio. Salió el día anterior, de madrugada desde Buenos Aires, participó de algunos eventos, hizo campaña para sus redes y a la noche una presencia en un boliche. Pasado el mediodía, Vich llegó “iconic” como siempre para hablar sobre su pasaje por el programa que condujo Santiago del Moro, los últimos días de encierro y su futuro.
—¿Cómo era tu vida antes del 11 de diciembre?
—Trabajaba en la peluquería, estaba en mi casa con mi marido y mis perros. Trabajaba muchas horas, unas 10 todos los días. Algo parecido a lo que estaba haciendo en Gran Hermano, pasa que la gente piensa que eso no trabajar pero estaba generando contenido todo el tiempo.
—¿Para eso entraste, para la visibilidad?
—Sí. Para la visibilidad de mi arte, para poder cantar, bailar, hacer todo lo que me gusta. Igual, con todo lo que hice hoy ya no me da para más. Se me cae el rímel, el brushing no resiste nada, así que voy a estar de gafas y listo, “iconic”.
—“Iconic” fue una palabra que usaste mucho, y se convirtió en tu latiguilo.
—Cuando salí, y todavía hoy, me llama mucho la atención que la gente me dice, “Iconic”, “Iconic” por todos lados, ¿por qué tanto?
—Porque no parabas de decirlo en la casa.
—No me daba cuenta no, te juro que no me daba cuenta que lo decía tanto. Yo le hablaba a los “Iconics”, pero nunca sabés si existen o no existen, estando dentro de la casa. Era parte de un juego lindo, como cuando preparaba la expectativa de si había algo planeado, o no. Por eso, para mí la experiencia fue divertida.
—Igual pasaste momentos nada agradables.
—Sí, pasé momentos difíciles, duros, porque pasé un montón de placas y un montón de situaciones. La gente me vio en algunas situaciones un poco más peleador, pero en realidad nunca fui a buscar a alguien para armar un conflicto, sino que directamente los conflictos venían a buscarme. Hay momentos donde se ve que yo no estoy haciendo nada, me buscan y chicanean, y yo contesto porque soy bravo. Porque no me gusta quedarme callado, no me gusta que me muteen ni me silencien.
—También se te vio divertirte, y generaste mil memes.
—Sí, hubo muchos momentos graciosos, y yo entré con la idea de que la gente se divierta con el personaje de Emma Vich. Quería que la gente se ría, no se aburra o tenga malos momentos, y diga: me voy a cagar de la risa un rato con Emma. Esa era la idea.
—¿No tenías miedo de quedar como un chiste?
—No, porque es parte del humor. Es hacer un chiste, hacer el ridículo, hacer un meme. No es lo que la gente me tomara con seriedad o con profesionalismo adentro, eso sería para el afuera. Porque adentro de la casa tenías que hacer lo que ibas a hacer.
—En ese aspecto te mantuviste fiel a vos mismo.
—Sí, siempre fiel a mí mismo. Siempre me mantuve fiel, y siempre me mantuve en lo que quería hacer, en lo que quería brindarle al público. Por ahí perdés la noción de tiempo y espacio con respecto a las cámaras, pero te repetís por qué estás ahí. Estoy acá porque vine a hacer algo, a divertir. Porque dentro del programa, cada uno tiene un personaje, y mi función era divertir.
—Creo que fuiste el que más contenido generó, porque todos los días había una reacción, un comentario o un gesto que no pasaba desapercibido.
—El vaso que le tiro a Cata, o las caras con los partidos, es toda una exageración, todo era pensado en el momento y actuado en el momento para generar ese chiste, ese meme, lo que había entrado a hacer. Cuando pasaban los partidos de fútbol, me quedaba dormido a propósito para que se viera que yo me estaba pegando un embole bárbaro con el partido, pero son cosas que van surgiendo en el momento para generar que la gente se cague de risa. Lo de poner caras es algo natural, porque no me doy cuenta que hago muchas caras mientras hablo. Después sí hay cosas que las vas pensando a medida que va pasando el programa, como pedir un outfit que sea distinto, para reírme con mis compañeros.
—Imagino que eso también ayuda a hacer más llevadero el día que ha de ser interminable.
—Sí, el día a día en la casa es largo. Entonces me ponía en mi cabeza hacer que los demás se diviertan, por más que me recaguen a votos después, o no me quieran, o no me hablen, porque también es parte del juego. Obviamente pensando también en el efecto rebote, que la gente también se va a divertir.
—¿Hay otra faceta del Emma artista?
—Sí, soy cantante, hago música pop, hago otras cosas. No es que hago comedia, pasa que en la casa se direccionó para ese lado.
—Lograste un récord en Gran Hermano al superar 20 placas. ¿Sentías que la gente te estaba dejando?
—No, no pensaba de esa manera. Pasar una placa siempre te genera una duda, ansiedad y nervios. Porque son momentos difíciles, no son fáciles de llevar, por más que no seas el foco esa semana, y si lo sos, tratás de desviarlo.
—Pasar tantas veces la prueba de eliminación, ¿nunca te dio confianza?
—No, nunca gané confianza. Nunca aproveché eso en mi cabeza, porque nunca me la creí. Mi papel era otro con respecto a eso, mi misión era divertirme, no decir: voy a sacar a alguien. Si bien estuve por momentos jugando con “Furia”, con Juliana Scaglione, son cosas de la casa que te llevan a hacer esas cosas, no es que haya algo en particular para acercarme a ella. O sea, somos re amigos, tenemos la mejor pero ella estaba ubicada en su lugar, y yo en el mío.
—Si bien Santiago del Moro dijo desde el inicio que Gran Hermano es un juego individual, vos fuiste el único que jugó solo.
—Sí, fui el único, y estuve solo, solo.
—Calculo que jugando por siete meses, solo confiabas en tu sombra.
—Solo en Dios, literal. Cuando la gente pensaba: uh, Emma está solo pensando, yo estaba enfocado en mí mismo, y mi mejor amigo era hablar con Dios. Era sentarme y decir, “bueno Dios, ¿qué hago?” Así la pasaba porque sabía que era mi fiel aliado. Por ahí dicen: es gay, no cree en Dios, y nada que ver, éramos Dios y yo, y el resto que haga su propio contenido, por eso siempre mantuve el foco. Siempre pedía a la gente quedarme para llegar más adelante, porque mientras más pasa el tiempo, más te conoce la gente, y esa era mi meta. Y me siento muy orgulloso del público que se divierte, de las abuelas, los niños. Llegar a los corazones de los niños y de la gente grande es difícil, no cualquiera llega, y creo que se logró.
—Como contrapartida a tu estilo estaban “los Bros”, que tenían un juego más de grupo.
—Sí, se vio que los Bros se amaron en un grupo aparte, como las Superpoderosas, las Vizcacheras, y yo laburé conmigo, con mi cabeza. También me conocí mucho a mí mismo
—¿Qué descubriste de vos?
—Soy una persona muy pensante. No quiero decir que sea calculadora, pero soy creativo, entonces eso me hace estar pensando constantemente, porque la creatividad viene de pensar. Entonces mi mente estaba creando todo el tiempo, y se reflejaba en el contenido. Cuando estaba solo, pensaba en lo que iba a hacer o cómo desenvolverme o zafar de las situaciones provocadas por la convivencia en la casa, que no era fácil. Creo que fue al que más difícil se le hizo en la casa, porque jugué y conviví solo. No por homofofia ni nada, yo soy muy llamativo, y a veces hay gente a la que le molesta eso.
—Con quien jugaste seguido en la casa fue con Martín Ku. ¿Eso lo hablaron ustedes o se dio natural?
—Eso fue todo contenido. No me gusta, fue parte de la creatividad y del juego, pero no fue que decidimos generar contenido, pero sí fue de ambas partes el hacerlo. Con “los Bros” me llevo bien. Me han querido sacar un millón de veces, pero los quiero. Con los demás de la casa no hay tanta relación.
Las últimas horas en la casa
“En el final, el último día, tanto Bauti y Nico como yo, lo único que queríamos era salir de la casa. A ninguno nos interesaba salir primero, segundo o tercero, y eso está grabado. Lo único que decíamos era: qué lindo ha de ser el apagar las luces. Yo tengo mi proyecto para el premio, que fue por lo que entré, y voy a cumplir, y Bauti ya me dijo que me va a ayudar a poder lograrlo", dijo Emma Vich.
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