Es uruguayo, fue coreógrafo de Pampita, Nicole y las Maradona, brilló en el "Patinando" y hoy vive en África

Charly San Martín conoció a Pampita dando clases de baile en un club porteño, y gracias a ella se vinculó con otras famosas. Su vida dio un giro cuando se casó con un diplomático español; hoy da clases de danza en un gimnasio de Mozambique.

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Charly San Martín junto a Nicole Neumann, Pampita y su presente en África
Charly San Martín junto a Nicole Neumann, Pampita y su presente en África

Puede jactarse de haber sido el único que logró hacer coexistir en un mismo espacio a Pampita Ardohain y Nicole Neumann en el momento de mayor enfrentamiento entre ambas modelos. La rubia y la morocha se ubicaban una en cada punta del salón del Racket Club para recibir las clases de baile de Charly San Martín, y oían murmurar a sus compañeras, que no se perdían un chisme. Afuera, siempre había paparazzis prontos para hacerse un festín con el jugoso material.

Los tiempos de este coreógrafo uruguayo como el favorito de las famosas (a la lista se suman Claudia Villafañe, Dalma y Gianinna Maradona, Barby Franco, Juliana Awada) quedaron atrás cuando decidió proponerle matrimonio a Jorge Noval, ya que sabía que el diplomático español no iba a dar ese paso: "Él nunca me lo iba a pedir porque no me quería arrancar de la vida que yo tenía en Argentina", se sincera en diálogo telefónico con TV Show.

Se casaron y el trabajo de Noval los llevó a ser trotamundos. En 2020 se mudaron a Asunción (Paraguay), un año atrás se radicaron en Mozambique, donde San Martín sufrió el período de adaptación, y en 2025 se instalarán en Madrid.

El que brilló en el Patinando y cuyas clases eran tan codiciadas que hasta Juliana Awada lo recibió en Olivos durante su época como primera dama para que le enseñara baile, hizo un radical cambio de vida por amor. Se mudó a África, dejó atrás el glamour y se reiventó como profesor de ritmos latinos en un gimnasio.

Charly San Martín en Punta del Este.
Charly San Martín en Punta del Este.
Foto: Chango Figueredo

Aunque no se arrepiente de la decisión, la nostalgia lo visita cada tanto: "Me doy cuenta de que extraño ahora, en Mozambique, tan lejos y con una cultura distinta", asegura. Añora el saludo de la gente en la calle y esos eventos multitudinarios y gratuitos que organizaba, como aquel Montevideo Baila donde, junto a Pampita, reunieron siete mil personas en la calle Arocena. "Fue un despelote, eso es lo que extraño", asegura, y adelanta que planean hacer otro en Punta del Este el próximo verano.

De su nueva vida en África, su amistad con las famosas y esos años dorados como coreógrafo mediático va a estar charla con TV Show.

Uruguayo entre celebridades

Charly San Martín junto a Juliana Awada y su hija mayor, Valentina Barbier
Charly San Martín junto a Juliana Awada y su hija mayor, Valentina Barbier

Aterrizó en Argentina en 2008 y se metió en los medios por la puerta grande, de la mano de Marcelo Tinelli, el número uno de la televisión en los 90 y 2000. Después de mucho visualizar que el conductor estrella decía su nombre, San Martín quedó seleccionado para la segunda edición del Patinando, donde se lució como partenaire de Dallys Ferreira.

Instalado en Buenos Aires, empezó a dar clases de baile en el Racket Club, y en ese lugar devenido en su segunda casa se topó con varias celebridades. Entre ellas estaba Pampita, y la generosidad de la modelo marcó un quiebre en la carrera del uruguayo.

Al igual que sucede hoy con la ruidosa separación de Pampita y García Moritán, en esa época los programas de chimentos dedicaban horas a hablar sobre la escandalosa ruptura con Benjamín Vicuña (que tenía a la China Suárez y la manta de Nepal en el medio), y la modelo encontró en las clases de San Martín un refugio:

"Se hizo súper fan porque era el momento que tenía para no pensar en nada y hacer lo que amaba", revela San Martín. Disfrutaba tanto que armó un grupo privado con sus amigas para recibir clases en su casa, y empezó a recomendar a San Martín en sus redes sociales.

El verdadero salto, recuerda el uruguayo, fue cuando Pampita debutó como jurado del Bailando: fue a hacer un reemplazo, le preguntaron si se animaba a bailar un ritmo libre, aceptó, pero puso como condición hacerlo con San Martín. "Fue un acto de generosidad increíble. Bailamos y eso se replicó con las otras famosas: Nicole, Flopy Tesouro, Juliana Awada, las Maradona", enumera.

¿Mediador?

Charly San Martín en uno de los tantos eventos que hizo junto a Pampita.
Charly San Martín en uno de los tantos eventos que hizo junto a Pampita.

Los medios argentinos titulaban, 'Charly, el único hombre que logra juntar a Pampita y Nicole'. Es que las modelos se sacaban chispas pero coincidían en las clases del coreógrafo.

"Bailaban una en cada punta del salón. Tengo videos. Era muy gracioso. Pasaba mucho nervio intentando evitar que se cruzaran. Imaginate el chusmerío con el resto de las alumnas. La prensa iba a hacer guardias fotográficas. Era todo un show", recuerda.

Forjó una amistad con las famosas que tuvo de alumnas. Habla con Claudia Villafañe todos los días, Barby Franco va a clases de baile con un profesor que él le recomendó, Nicole le pidió piques porque estuvo a punto de irse de luna de miel a África pero quedó embarazada y lo canceló.

Si bien con Pampita tiene diálogo fluido, e incluso proyectos en común, según dijo, no se han comunicado desde que explotó la bomba mediática con Moritán.

Cambio de vida

Charly San Martín junto a sus alumnas en Mozambique
Charly San Martín junto a sus alumnas en Mozambique

Sus prejuicios quedaron atrás apenas pisó Maputo. La capital de Mozambique lo sorprendió para bien y se encontró con una infraestructura desarrollada: "Esperaba encontrar un África mucho más precaria, como lo que se conoce en las películas, y resulta que Maputo es hermosa. Le pasa el trapo a muchas ciudades de Latinoamérica", asegura.

La adaptación, sin embargo, le resultó cuesta arriba. Se encontró con una cultura y una religión diferente, a pesar de que por ser colonia portuguesa el idioma y la comida le resultaron familiares. Le costó animarse a manejar, ya que conducen por la izquierda. "Al principio estaba muy asustado, no quería ni manejar. Me daba miedo salir a la calle, y ahora me siento más seguro en Mozambique que en Buenos Aires. Tuve que perder muchos miedos", se sincera.

El primer mes lo padeció: lloraba sin parar, no quería salir de su cuarto, se sentía muy solo y hasta pensó en volverse. Él, a diferencia de su esposo, no tenía una rutina, ni un trabajo y mucho menos amigos. "Los diplomáticos llegan a su nuevo destino y al otro día tienen su idioma y su cultura en su oficina. Tienen una rutina. Los cónyuges llegamos al nuevo lugar y no tenemos nada qué hacer, no conocemos a nadie", apunta.

Después de sufrir un mes, cambió el chip y se propuso adaptarse. El primer paso fue anotarse en un gimnasio para hacer ejercicio y aprovechar a socializar. Arrancó clases de baile, una cosa llevó a la otra, y terminó enseñando ritmos latinos.

"Boadías, el profe de mi gimnasio, me chusmeó en Instagram y me dijo, 'sos profesor de baile en Argentina' Me invito a dar una clase con él, después se fue de vacaciones y le hice la suplencia", cuenta el que hoy tiene su propia clase en ese mismo gimnasio.

“El primer día, me subí al a la tarima y todos me miraban. En mi vida pasé tantos nervios”, confiesa. Encontró un nicho y lo está explotando: les presentó géneros nuevos como la cumbia y el cuarteto y están fascinados. "Les gusta el perreo, tirarse al piso. He llevado un par de temas de Márama, Rombai y les encanta", cuenta.

Cuenta que aprendió a bailar marraventa, un ritmo típico africano, y fue a dar clases a beneficio a unos barrios muy humildes: "¿De dónde sos?, me preguntan. Cuando digo, de Uruguay me quedan mirando. Les explico que es un país chiquito entre Argentina y Brasil, y enseguida me nombran a Suárez o Valverde. Es un buen intercambio cultural: yo enseño lo mío y ellos lo suyo".

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