A través de sus redes sociales Eugenia “Tuque” García, la periodista de exteriores en Telemundo y conductora junto a Mariano López y César Sanguinetti de Punto de encuentro en Universal, dio una noticia que hacía tiempo quería compartir: está embarazada. “Le pusimos rock a la vida, se agranda la familia”, publicó en Instagram junto a una fotografía en la que está acompañada por su esposo, Jonhatan Lacuesta.
Con cinco meses de embarazo y una panza que ya no puede ocultar, García llegó a la redacción de Sábado Show para hablar de su presente. También dice cómo lo ocultó en sus trabajos, relata una divertida aunque escatológica anécdota de sus primeros meses, y habla de la confianza que recibe de su red de amigas, familiares y los consejos de sus seguidores en redes sociales. El primer intento para entrevistar a García fue en abril. “En ese momento estaba con la mudanza de mi casa, y sabía que estaba embarazada, así que preferí esperar los meses pertinentes”, comenta la comunicadora a Sábado Show.
—Anunciaron el embarazo hace pocas semanas, ¿cómo se enteraron?
—Pasó que tenía un retraso, pero dejamos pasar unos días, cuatro días lo que es bastante. Un jueves, no me olvido más dijimos: “hoy de mañana nos hacemos el test”. Apareció una raya nítida y otra borrosa, pero ahí estaban las dos. No me preguntes porqué con mi esposo dijimos: “capaz que es una falla del test”. Llamé a mi ginecólogo, le mandé la foto y me responde: “felicitaciones”. No entendía nada y quedé de ir al mediodía a la clínica para hacerme el análisis de sangre. Necesitaba corroborar el dato (se ríe). Igual me fui a la radio, hice el programa que son tres horas, mi esposo siguió trabajando en lo suyo, nos encontramos en la clínica y a los 15 minutos teníamos la confirmación. Esa fue una gran alegría.
—¿Ya rondaba la idea de agrandar la familia junto a Jonathan?
—Sí, lo hablamos mucho. También nos preguntamos cuándo es el momento, como hacemos muchas parejas jóvenes. Más a las mujeres que trabajamos, tenemos ganas de crecer y adrenalina por seguir trabajando. Tengo dos trabajos, es mucho horario de laburo, entonces la pregunta era cuándo. Empezamos a buscar y que llegara cuando llegara. Lo único que quería era que no coincidiera con las elecciones (se ríe). Esa era la negociación. Pensaba, para mayo o junio ya tengo que estar de tres o cuatro meses porque después tengo que cubrir la campaña.
—Son varios meses que se viven con vértigo y muchas giras.
—Sí, trasladá el tema a un periodista deportivo. El Mundial es su zafra más importante, donde está buenísimo trabajar, donde hacés historia, y yo quiero estar trabajando en la campaña y en las elecciones. Nos dijimos: si no quedamos, pausamos y lo hacemos con nuevo presidente (se ríe). Dios nos ayudó, nos acompañó en este deseo y todo se dio superbien.
—Se casaron a fines de 2021, este año se mudaron a su casa, y ahora esta noticia. ¿Sienten que todo fue rápido?
—Nos casamos en noviembre de 2021 y nos fuimos de viaje a Estados Unidos. En agosto de 2022 nos fuimos a Europa y ahí la charla ya estaba, pero estábamos por mudarnos y era un proyecto que teníamos desde hacía mucho tiempo. Pudimos diseñar la casa, y cuando empezamos a pensarla ya estaba la idea del dormitorio para los nenes. También cosas como que la cocina sea integrada porque está bueno estar cocinando y verlos jugando. La verdad es que fue poco tiempo para que surgiera el positivo. Los dos somos profesionales, trabajamos muchas horas, está el estrés laboral y yo soy muy apasionada de mi laburo, me cuesta mucho desconectar. Pero llegó la bendición de Alfonso y estamos felices, felices.
—¿Siempre tuvieron la intuición que iba a ser un varón?
—Cuando éramos novios y hablábamos del día de mañana tener hijos, siempre hablamos de varón, y siempre decíamos Alfonso.
—¿Y cómo surge el nombre?
—Somos mucho de hacer ruta porque vamos a San Carlos los fines de semana, y entre mates, algún bizcocho y conversando, proyectamos el futuro. Somos de proyectar, decretamos mucho, y nos gusta hacerlo juntos cuando se trata de la familia. La familia era un proyecto que teníamos muy alineado los dos. Cuando hablábamos del nombre jugábamos entre los kilómetros. Empezamos a descartar, nos amigábamos con un nombre pero después lo bajábamos, y un día dijimos Alfonso. Alfonso Lacuesta García, me encanta, me parece que tiene personalidad y peso. Lo veníamos construyendo a nivel mental y sentimental, y cuando quedamos embarazados pensamos: ¿y si es nena, cómo le ponemos? Ahí fue toda una discusión, elegimos un nombre pero no fue necesario. No sé si es que ya lo habíamos llamado Alfonso, que teníamos decretado que venía el varón, y nos encanta.
—Tenés dos trabajos y una vida ajetreada. ¿Cómo se logra la contención en estos meses?
—En este tiempo me he sentido superacompañada. Los primeros meses no me sentí muy bien, tenía nauseas, mucho cansancio y no podía contar mucho. En la radio generé una aliada, en Telemundo un aliado que era mi jefe, y ellos dos me ayudaron. Tuve una mano derecha y una izquierda acompañándome en estos primeros meses. Entonces, estoy jugando tranquila porque sé que estoy acompañada y tengo una red de contención muy grande en mis trabajos. Todos me ayudan de una manera amorosa, y es fácil cuando tiene gente amorosa del otro lado que te da una mano, te escucha. Eso es fantástico porque es una tranquilidad para el presente, y para el futuro también.
—¿Y cómo vas a hacer para parar tres meses?
—No me veo, es la verdad porque amo mi trabajo, mis rutinas, mi vida como es. De hecho fue todo un tema, porque van a cambiar las cosas, pero también cambian las prioridades. Tengo una red de amigas que somos una barra de nueve, todas del interior, y son el gran sostén de mi vida. Mi familia está en San Carlos que es cerca y somos muy pegote, y con mi papá, mamá y hermanos que son lo máximo en mi vida, estamos todos muy juntos, pero mis amigas están en Montevideo así que las tengo más cerca. En ellas encontré una red de contención fabulosa donde me acompañan, me ayudan a proyectarme en estos meses de verano que voy a estar sin la rutina del trabajo y van a venir a casa y van a cocinar, me van a ayudar a descansar. Entonces, tengo una familia que no es muy numerosa y tengo un grupo de amigas fieles que sé, van a estar conmigo. Ese parate de tres meses siento que va a ser difícil para la Tuque profesional, porque estoy al palo todo el día y me va a costar hacer esa frenada, pero sé que tengo una contención, y sé que voy a conocer al amor de mi vida. Entonces, pensar en eso, en verle la cara a Alfonso, y en ver a mi esposo como papá, y ver a nuestra familia que termina de ensamblarse.
—¿Ya eligieron madrina?
—Va a ser mi hermana. Fue una acción súper dulce, porque somos muy unidas, es una persona que me da un amor y una contención brutal. Cuando arranco a ver el soporte, mi familia, la familia de Jona que son muy presentes, y a mis amigas, siento que no me va a costar parar. Vamos a ver cómo nos va, porque voy a tener que dejar de levantarme a la madrugada, ir a la radio, después almorzar e irme al canal. Ahora quiero maternar, criar a Alfonso, y cuando esté más crecidito, ahí sí, vuelvo a full.
—¿Afectó el embarazo en tu trabajo en estos primeros meses?
—En los trabajos hay un abanico de colores, y todos tienen sus tonos, de los más oscuros a los más luminosos. Me pasó de estar en una actividad en la que me sentía muy mal. Fuimos a una localidad de Canelones y estaba como revuelta. En ese entonces solo dos personas del canal sabían, el cámara y chofer, no. Me acuerdo que tenía que hacer un movil al aire, presentar un tape y volver al aire. Cuando arranca a correr el tape, me corro hacia adelante y vomito pensando: “que nadie me esté mirando”. Por las dudas me había dejado un agua cerca y, como pude, me limpié y a los segundos estaba de vuelta al aire. Nadie vio nada, más que el cámara que estaba conmigo, y seguí contando algo de política. Termina el movil y me dice mi compañero: “Tuque, ¿qué pasó?, vomitaste, volviste al aire perfecta, hablaste un minuto y medio”. Le tuve que decir que me había caído mal algo que había comido, y quedó por esa. Cuando se enteraron todos me dice: “mirá lo que te había caído mal, estabas embarazadísima”. Esas cosas son las que tiene el laburo, la exposición y la información personal. Había momentos que tenía que ver cómo lo enmascaraba. No quería contarlo antes por prudencia, porque uno nunca sabe en los primeros meses, por cuidarme yo, y la información que teníamos con Jona que la disfrutamos mucho cuando fue nuestra. Después se magnifica y creo que cuando eso ocurre, el amor se multiplica, y lo recibo. En las redes sociales, mi familia, amigos, la gente en la calle, me transmiten amor, y es divino. Ahora Alfonso ya tiene tías por Instagram que me escriben: “salí de ese móvil en la rambla que hace frío” (se ríe), pero es fantástico.
—Igualmente hace poco te fuiste de viaje estando embarazada.
—Sí, viajé hace poco a una cumbre de líderes internacionales. Me fui a Bélgica, Holanda y Alemania embarazada de tres meses y medio, y lo hacés porque cuando realmente te gusta el trabajo, vas para adelante y sos feliz. Pasás raya de esa ecuación y el resultado es: felicidad absoluta.
—¿Cómo te sentís ahora, con cinco meses de embarazo?
—Estoy superbien, me siento plena. Siempre busco sentirme empoderada y ponerle mi impronta a las cosas que hago, pero me siento una mujer completa, porque esto es lo que realmente buscaba: construir mi familia. Me siento con plenitud hermosa y además con la proyección de lo que se me viene que es fantástico. Estoy tranquila, segura que soy superansiosa y de ponerme nerviosa y pisar el terreno de lo desconocido me da inseguridad, y ahora estoy tan plena y con aplomo. Sé que se me va a venir el parto y ojalá que sea fantástico porque tengo la fe que así va a ser, que todo salga bien. Estoy sana, me siento genial, me siento vital, siento que tengo solvencia, lo que me da la seguridad de decir: acá estoy. Eso, a mí, me hace muy bien.
—Ya adelanto que una vez que nazca Alfonso, la pregunta va a ser: ¿para cuándo el segundo?
—Ya me preguntan cuándo voy por la nena. Pasa que me están poniendo un bebé desde antes de casarme. Decía en las redes: “tengo algo para contarles”, y me decían: “bebé“, y era un nuevo programa de radio; o que me iba de viaje. Vengo acostumbrada a la reiteración de esas preguntas. Las tomo con amor, pero ahora queremos disfrutar de Alfonso, maternar y paternar a Alfonso, criarlo con muchísimo amor y contención para que sea un niño seguro, libre. Sueño que sea desenfadado, desfachatado, que diga lo que piense. Sueño con darle esa seguridad como niño para que sea un hijo del mundo. Que sienta arraigado a Uruguay, por supuesto, que quiera a su familia y su tierra, ni que tal vez. Soy de San Carlos y soy militante de esa ciudad, me encanta ir a tomar un helado en la plaza, tomar mate, nos gustan las costumbres, somos tradicionalistas. Pero me gustaría que Alfonso fuera una persona desenfadada, que vaya por el mundo conquistando lo que tenga ganas de conquistar con la gente que quiera estar. Mi madre me dice: “eso lo decís ahora, pero cuando tenga 17 y te diga: me voy a vivir al exterior, vas a pensar diferente”, pero realmente creo que la niñez y adolescencia tienen que ser de libertad. Si quiere ser muralista porque nace con el don de pintar, que pinte el mural más lindo del mundo, y allá lo vamos a llevar para que lo haga y estaremos para aplaudirlo. Hoy, desde una Tuque más adulta, en plena gestación, me veo con esa voluntad, de criar un hijo del mundo. Que Alfonso no tenga límites, que haga lo que quiera hacer. Nosotros le daremos la educación, el soporte y la seguridad para que esté bien parado para la vida, pero después que le de para adelante al rubro que quiera.
—¿Quién te parece que va a ser el más estricto de los dos?
—No sé. Me veo consintiéndolo. ¿Querés pintar? Te dejo un pedazo de pared para que juegues a ser Picasso. Jona, por su profesión numérica, de asesor financiero y hacer evaluaciones, es más pragmático. Creo que Jona va a ser el más botón siguiendo la rutina y el orden a seguir, y yo me veo más flexible.