Redacción El País
Su vida cambió cuando un video que subió a TikTok se disparó. Hoy brilla en Olga, uno de los canales más importantes de streaming de Argentina. Actriz y comunicadora, Evitta Luna es una de las últimas revelaciones del Río de la Plata y hoy es parte del equipo de Soñé que volaba, el programa central de la plataforma.

Por eso, van cinco datos que quizás no sabías sobre ella, para conocer su historia.

“Soy medio visionaria y cuando me marco cosas voy hasta ahí, siempre con humildad y creyendo en mi potencial. Siempre tuve muy en claro que las redes eran un medio para, el día de mañana, llenar un teatro”, le dijo hace dos años a Sábado Show. No mentía: la actriz uruguaya, que hoy devino en comunicadora y brilla en el canal de streaming argentino Olga, sentía que iba a ser famosa desde que era niña. Su convicción iba a contramano del contexto carenciado en el que se crió. “Cuando era chica le decía a mi hermana Caro: ‘Yo voy a ser famosa’. Lo sentía. (...) Yo decía: hay algo mal, yo no tengo que estar acá pasando hambre”, dijo a Infobae.

En esa misma entrevista con Infobae, hace ocho meses, Evitta Luna fue contundente cuando Mai Pistiner le preguntó si efectivamente había pasado hambre.

Su historia de vida es bien particular y, en sus propias palabras, “muy jodida”. Nació en un hogar de nueve hermanos liderado por una mamá soltera, que huyó de Rocha y de un contexto de violencia doméstica cuando estaba precisamente esperando a Eva. Se instalaron en el barrio Piedras Blancas y Evitta asegura que tuvo una infancia muy feliz, a pesar de las adversidades.

Su madre trabajaba de limpiadora y les dedicaba todo el tiempo que podía. Les leía mucho y les inculcó que había que estudiar para construir un futuro, una mejor vida, algo que Evitta Luna le agradece hasta hoy. “La carencia estaba presente porque somos muchos, mi madre era sola y al principio fue duro construir una vida porque no tenía nada acá. Aún así lo hizo y formó la personalidad que tenemos”, le dijo a Sábado Show.

La historia de Evitta Luna no solo está marcada por la violencia que sufrió su madre y por las carencias de la niñez. Nunca conoció a su padre y además le tocó enfrentar la muerte de su hermano menor, Gabriel, que falleció por aplasia medular cuando tenía 12 años y ella 16.

Pero el humor siempre fue una especie de refugio, de camino a la salvación. Según confesó en charla con Infobae, su hermana Caro, que es su mejor amiga, es la más graciosa de toda la familia. “Es algo azaroso que yo sea la conocida y ella no”, afirmó. Evitta (cuyo verdadero nombre es Evangelina) comenzó a hacer videos de humor en 2017; los publicaba en sus redes porque creía que eran una buena herramienta para mostrarse como actriz y atrapar a un público. Su vida cambió con un video que subió a TikTok poco antes de la pandemia, y que disparó sus visualizaciones y seguidores: sumó 20.000 en una sola noche. Hoy suma dos millones de followers.

La vocación de Evitta Luna es la actuación. Aunque el humor y la construcción de personajes en redes le permitió volverse conocida, lo que más le gusta es hacer teatro y, de hecho, se formó en la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático (EMAD) de Montevideo. Sin embargo, en 2021 confesó a Revista Domingo de El País: “Amo cantar, siento que tengo potencial y que si me aplico en serio saldría algo lindo, porque me gusta mi color de la voz”. Más adelante le contó a Búsqueda que escribe canciones y que, si se le ocurre una melodía, la graba con el celular. Es fanática de Rosalía y admira a María Becerra quien, además, se inició como youtuber antes de convertirse en una estrella pop.

Aunque es una de sus principales herramientas de trabajo, Evitta Luna ha contado en reiteradas entrevistas que pone límites en su vínculo con el celular, no solo para evitar tener una relación de adicción con el aparato, sino para mantenerse conectada con la realidad más concreta.

Por eso, tomó una medida: tiene las notificaciones de todas las aplicaciones desactivadas, una decisión por la que a veces su propio equipo de trabajo le reclama. También ha contado que, si se junta con amigos o está en grupos, no es de las personas que tiene el teléfono sobre la mesa. Por el contrario, elige no consultarlo. A las generaciones actuales les aconseja aburrirse, porque eso despierta la creatividad.