Es imponente la cantidad de personajes que se ocultan en el pequeño cuerpo de Fátima Flórez. Se necesita de un segundo para que se convierta en Susana Giménez, Liza Minelli, Mirtha Legrand y toda una variedad de famosas. Ella las imita no solo en el físico y en la voz, sino también en los pequeños gestos tan característicos de cada una. Ese histrionismo regresa a Montevideo con Fátima es mundial, con funciones en el Teatro Metro.
—El cariño que te tiene Uruguay ya quedó demostrado en las cinco funciones agotadas de Fátima es camaleónica, en 2022...
—Sí, fue una locura, quedó gente afuera con ganas de ver el show. Este es otro show, Mundial, así que el que vio el otro puede ver este. Tenemos un montón de personajes nuevos.
—El año pasado hablamos del proceso de creación de un personaje, y decías que primero tenías que entender la psiquis del famoso a imitar.
—Es apasionante. Una va investigando y voy encontrando cada vez más personajes. Los shows de antes los abría con otro tipo de personajes y ahora en Fátima es Mundial decidí abrirlo con Marilyn (Monroe), ¿Quién no quiere jugar a ser ella? Me pareció una idea diferente que rompe con todo lo que venía haciendo, y hacemos el quick change del famoso vestido rosa de “Diamonds Are a Girl’s Best Friend” al blanco, y la gente delira. Son escenas que están tan metidas que mucha gente me dice que se le puso la piel de gallina.
—¿Cuál es el desencadenante para un espectáculo, por qué hacés un recorrido por varios personajes en este show?
—Son las mujeres más icónicas para mí. Son las celebrities que no pueden faltar, mujeres fuertes, apasionadas, cada una con su estilo. Creo que todas juntas son mundiales. También es jugando un poco con lo que nos pasó el año pasado, y a ustedes ahora con la Sub 20. Me parece que el Mundial va justo por el sentimiento que estamos atravesando todos, y seguirá durando; al menos hasta el próximo Mundial seguiremos con esta alegría. El Mundial trajo mucha alegría y encajó perfecto con el título del show y estas mujeres.
—Has hecho gira con tus espectáculos en Miami y en distintas ciudades de España, ¿está el sueño de hacer una residencia en un lugar grande, como Las Vegas?
—Mirá, estamos cerca. Vamos a llevar el show a España, en Madrid y Barcelona, volvemos a Miami el 22 de julio, y está la posibilidad de agregar Los Ángeles y Las Vegas que es el lugar para este tipo de show. Creo que está muy cerca. Es que es un show muy así, la gente se va muy contenta. Me dicen: “no esperaba tanto”. Y me pasa que es lo que tengo ganas de hacer, tengo ganas de entregar todo este abanico de personajes. También hace muchos años que el boca a boca ha sido muy importante, se lo recomiendan unos a otros. Es como que uno ahí, en el escenario, pone toda la carne en el asador.
—También tenés facilidad para la improvisación cuando hacés subir parejas al escenario, por ejemplo.
—Ahí el público toma el protagonismo, y todas las noches es diferente. Son historias que uno en el momento se entera, la gente se encariña y hay empatía. Es un momento muy lindo. También gusta cuando hablo de temas actuales. Y Cristina Kirchner va a estar con todas las cosas que le pasan, y va a hablar también de Uruguay. El año pasado hicimos un guiño con Carolina Cosse, gustó mucho, y con cosas muy de acá.
—Tenés dos décadas de carrera y te han pasado varias cosas mediáticas. El año pasado te separaste, te han relacionado con distintas personas, antes se filtró un video íntimo tuyo. ¿Cómo hacés para no terminar hablando en programas de chimentos?
—La verdad es que no sé. No hay una receta, te pasan cosas, y al ser pública se hace eco la prensa, pero no me enojo. Trato de tomarlo de la mejor manera posible, de que no me afecte. Obviamente que cuando te enterás de que te nombran te fijás a ver qué se dice, y nada, es parte del juego. El que se enoja, pierde, y hay que asustarse más cuando no te nombran. Mientras sean estas cosas hay que tomárselas, no sé si con humor, pero sí relajadamente. Mi vida siempre estuvo focalizada en lo artístico y una desearía que las notas fueran solamente por ahí, pero hay una vida, y tampoco está tan mal que hablen. Me lo tomo tranquila.
—¿Cómo era al principio?
—Era como raro. Además hubo cosas que no eran ciertas, y luego se supo, como lo de un supuesto romance que a los dos días todo el mundo sabía que no era cierto. Así con otras cosas. No podés estar aclarando todo el tiempo. Creo que hay que relajarse. Yo tengo buena relación con la prensa, porque gracias al periodismo la gente se entera de lo que una está haciendo. Hay actores que dicen que no miran televisión o no leen la prensa, y no me parece bien. Todo es parte de esto, y mientras no se falte el respeto hay que ir jugando con cintura. Eso te lo dan los años en el ambiente. Si me pasaba al primer año no sabría cómo tomármelo; ahora, con varias temporadas encima, creo que es parte del juego. Yo estoy muy tranquila de quien soy, no tengo ninguna necesidad de mostrar nada ni de aclarar nada.
—¿Qué hacés cuando no estás ensayando o estudiando un personaje?
—Hacía rato que no me tomaba vacaciones y tenía ganas de hacer este viaje que hice a Europa con una amiga mía. Recorrimos un montón de ciudades en plan viaje descanso, pero en el medio aparecieron, sin programarlas, reuniones de trabajo para hacer teatro allá, llamaban por notas en Argentina, y yo trataba de tomarme mis días, porque necesitaba descansar para volver con todas las pilas. Me tiré al mar, cosa que me encanta. Conocí Ibiza. La gente se imagina todo el día de fiesta, pero hay dos partes, la familiar y la de joda que yo no la hice. El mayor propósito era ir a conocer a la Virgen de Fátima y agradecer. El viaje lo tenía pendiente hace rato y no podía por falta de tiempo, porque es un viaje especial ir a la Virgen de Fátima. Lo hice, agradecí, fue un día muy espiritual para mí. Lo atesoré.
—Ya que estás tan cerca de Uruguay, ¿no te dan ganas de hacer televisión acá?
—Me encantaría hacer televisión en Uruguay. Creo que hay una televisión hermosísima que tiene de todo, está muy variada, completa. Si me convocan, me encantaría hacer televisión; de hecho estamos cerca, puedo venir a grabar. Me siento muy a gusto acá, creo que hacen una televisión muy respetuosa, creativa, los programas funcionan. Está bueno.
—¿Te queda algún personaje pendiente por imitar?
—Barbra Streisand es una pendiente que aún no hice. Diva total.
—Imagino que con lo perfeccionista que sos, no parás hasta que te salga.
—Me tengo que poner con todo porque es una de las cantantes -como Whitney Houston, Celine Dion- increíbles. Ahora también agregamos a Miley Cyrus que está muy fuerte, diva total, que la amo. El último tema que sacó, “Flowers”, es un himno ya. Shakira también es un clásico que hago, y está cada vez más fuerte. Van ingresando todas al repertorio, ¡ya no hay más lugar!
—¿Qué hacés para descansar después de dos shows seguidos?
—Para bajar se complica un poco, porque quedás con la energía muy arriba, así que hay que empezar a hacer un trabajo de meditación, de elongación, para volver a la tranquilidad. Una está en otro estado cuando está en los shows, estás con la energía muy alta, y el estar saliendo de un personaje para meterte en otro requiere mucha entrega, y hay que bajar. Se puede, uno lo va encontrando con la meditación.